La reglamentación del consumo de sustancias psicoactivas es relativamente reciente en la historia humana, considerando que su uso se remonta a miles de años. Sin embargo, algunos hitos clave muestran cómo y cuándo los gobiernos comenzaron a intervenir:
En la Antigüedad y Edad Media ciertas sustancias tenían un uso ritual y medicinal: Sustancias como el opio, el cannabis, la coca y ciertos hongos fueron usados por milenios con fines religiosos, médicos y recreativos, sin regulaciones formales, aunque a veces había normas religiosas que restringían su uso.
Entre los siglos XVI al XIX, el opio, el tabaco y el alcohol se volvieron productos globales de comercio. El opio, en particular, fue protagonista de las Guerras del Opio (1839-42 y 1856-60), en las que China intentó detener su importación por parte del Imperio Británico.
Algunas ciudades en China prohibieron el opio en el siglo XVIII; también hubo intentos de controlar el alcohol en algunos países islámicos.
A finales del siglo XIX y principios del XX, comenzaron las leyes nacionales que regulaban las sustancias. Estados Unidos y países europeos comenzaron a prohibir sustancias como el opio, la cocaína y la marihuana.
San Francisco impuso la primera ley antidrogas en EE.UU. en 1875, prohibiendo los fumaderos de opio.
En 1909, en la Convención Internacional del Opio en Shanghái, se firmó el primer acuerdo internacional sobre drogas.
El primer tratado internacional para controlar sustancias como el opio y la morfina se dio en la Convención de La Haya en 1912. Este fue el inicio de un marco legal global.
En 1961 tuvo lugar la Convención Única sobre Estupefacientes (ONU), donde se estableció una lista global de drogas ilegales y centralizó el control bajo las Naciones Unidas. Allí se sumaron la marihuana, el LSD, la heroína, entre otros.
Desde entonces, el enfoque ha variado entre la represión penal (como en la "Guerra contra las Drogas" en EE.UU. desde los años 70) y modelos más recientes basados en la salud pública y la despenalización (como en Portugal o Uruguay).
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