viernes, 11 de julio de 2025

Sexuación, goce y la discordancia entre campos: implicancias para el sujeto

Abordar la sexuación desde la distancia entre dos campos exige pensar la relación del sujeto con el goce como estructuralmente problemática, determinada por una discrepancia constitutiva. Uno de los interrogantes más fecundos que se abre en este marco es: ¿cómo incide esta discordancia en la existencia del sujeto? Solo formular esta pregunta ya implica suponer que la división subjetiva no se agota en el fading significante.

En La lógica del fantasma, Lacan señala: “…[hay] cierto impasse, el que manifiesta las faltas del sujeto –y no son equívocas–…”. El plural de “faltas” resulta especialmente sugerente. Más allá de la posible ambigüedad en la traducción, este plural permite pensar una dualidad de la falta, correlativa de la oposición entre los campos que estructura la sexuación.

Por un lado, encontramos la falta en ser, una noción ya presente en los primeros desarrollos de Lacan, y asociada a la incidencia del significante sobre el sujeto. Desde esta perspectiva, en el terreno de la sexuación, Lacan afirma que una mujer busca al hombre en tanto significante, subrayando así el papel estructural del semblante.

Por otro lado, se esboza una falta de otro orden: un ser en falta, cuya modalidad se vincula con lo real a través de la posición femenina. Esta posición no se define por una carencia, sino por una inexistencia: la de un ser que no puede universalizarse. Esto conlleva consecuencias fundamentales para la teoría del semblante y para la lógica del goce.

Desde aquí, se abre también una vía para repensar el estatuto de la repetición. ¿Qué señala la repetición sino lo irreductible del “no hay relación sexual”? Es decir, aquello que funda tanto el dispositivo analítico como la escena transferencial. Y es precisamente el analista, en su posición —o en sus posiciones—, quien encarna esta falla estructural. Su cuerpo, sostenido en la abstinencia, pone en acto el corte radical que inscribe la discordancia entre los campos de goce. Este corte no es solo estructurante, sino condición de posibilidad del acto analítico mismo.

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