Puntuaciones moderadamente altas en la escala L pueden no ser indicativas de una aproximación marcadamente defensiva del test, aunque pueden reflejar una perspectiva fuertemente moralista o muy reservada del individuo. Como en la mayoría de resultados del protocolo, es importante, tener una información general de la historia principal y los antecedentes del sujeto. Puntuaciones L marcadamente elevadas reflejarían bastante bien una orientación contaminada del test que afectaría negativamente al significado de las puntuaciones en las escalas clínicas.
Algunas personas, por ingenuidad psicológica, baja escolarización o por deseabilidad social, tienden a mostrar una “buena imagen de si mismos”, ocultando información significativa u omitiendo síntomas. Estas tendencias son usuales en el ámbito laboral por ejemplo; en contexto de selección de personal es esperable que los individuos omitan cierta información no “políticamente correcta” y muestren características de idoneidad y eficiencia. Según Butcher (1999), el MMPI-2 contiene una medida L, que se diseñó para detectar este patrón de invalidación en los casos donde los pacientes tienden a exagerar sus virtudes y afirman, de manera poco realista, que poseen normas morales más elevadas que las demás personas.
Las grandes elevaciones en L (T> 75) reflejan las siguientes interpretaciones posibles: distorsión consciente de los reactivos, elevada necesidad de verse a si mismo como extremadamente virtuoso, adaptación rígida de la personalidad, o una tendencia a utilizar la negación y represión en grado extremo. Las personas que son sumamente religiosas podrían obtener alguna elevación en esta escala porque, de hecho, poseen dichas cualidades. “La escala L se ha investigado y explorado con amplitud en una variedad de contextos clínicos. Cuando L se eleva por encima de T65 es probable que el paciente esté presentando un patrón no creíble y sumamente virtuoso de respuestas para evitar la revelación de problemas” (Butcher, 1999).
Recordemos que en algunos cuadros psicopatológicos, como las psicosis narcisistas o neurosis muy graves, pueden llegar a presentar un juicio alterado de la realidad (alteración del si mismo o de los objetos, por medio de una idealización extrema). Confirmaremos dichas tendencias por medio de las escalas clínicas y el resto de la información obtenida por medio de las demás técnicas que conforman nuestra batería psicoevaluativa.
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