lunes, 19 de mayo de 2025

La paradoja del "al menos uno"

En su abordaje modal de la castración, Lacan establece la excepción lógica como el punto de partida, configurando un decir modal que habilita la posibilidad de un inicio.

Se trata de un “al menos uno” que, paradójicamente, se sustrae a la castración, escribiendo el lugar de lo que no queda alcanzado por ella. Esta posición excepcional es clave porque todo ser hablante, inmerso en el lenguaje, está condicionado por la castración. Así, el decir que funda esta excepción sostiene un universal, el cual se emplaza en el campo fálico.

De la relación entre este existencial y el universal que constituye, surge una contradicción fundamental que define al campo fálico.

Más allá del Mito: La Estructura de lo Imposible

Con esta formulación, Lacan transforma la lectura de “Tótem y Tabú”, alejándola de la categoría de mito y acercándola a una estructura lógica que trasciende la anécdota. De ahí que pueda definir el mito como un enunciado de lo imposible.

La escritura modal, por su parte, permite deslindar lo imposible en juego al articular los modos lógicos con los planteos de Frege y Gödel.

En esta escritura modal, la excepción deviene fundante al asumir el modo lógico de lo necesario. Es decir, la serie solo es posible por aquello que no entra en ella, sino que la sostiene. Desde este punto, Lacan forja la función del síntoma como anclaje del sujeto.

El Síntoma y la Función del Padre

En este entramado, se anudan tres dimensiones fundamentales:

  1. La castración
  2. La función del Padre como excepción
  3. El lugar y la operación del síntoma

Este lazo entre castración, Padre y síntoma es el paso previo para definir el lugar del Padre como síntoma en lo nodal.

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