miércoles, 10 de septiembre de 2025

Objeto a, topología y la subversión del sujeto

El recorrido de las últimas entradas nos ha llevado a rastrear cómo Lacan trabaja la noción de subversión del sujeto, lo que implica introducir la función del objeto a en la falta en ser que lo constituye, dado que el sujeto está estructuralmente dividido. De allí se deriva la necesidad de un abordaje topológico de la subversión, puesto que no hay sujeto sin el entramado del cuerpo.

En términos topológicos, el objeto a es formalizado de diferentes maneras. En el Seminario 13, Lacan lo representa mediante el agujero del toro, aquel que permite el enlace entre dos de ellos. En este marco, el objeto a, como correlativo del agujero, se juega en la articulación entre demanda y deseo, así como en la relación entre sujeto y Otro.

El proyecto lacaniano apunta a un desplazamiento: del objeto a concebido como resto de la articulación significante hacia su consideración a partir del cross-cap, con su punto de interpenetración, que rompe la ilusión de una esfera cerrada. Ese punto, junto con el borde que lo sostiene, resulta de una operación que confronta directamente lo imposible.

Lacan explota estas operaciones y la imposibilidad de representación que conllevan, lo que explica su insistencia en el valor del cross-cap y de la botella de Klein. Así se anticipa una afirmación crucial de L’Étourdit: la topología no funciona como metáfora, sino que constituye la estructura misma. Por ello, su enseñanza deriva necesariamente hacia la topología.

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