En términos generales, la pregunta inicial cuando el mentir forma parte del motivo de consulta es plantearnos: ¿Por qué miente un niño? ¿Que busca con ello?, ¿A quienes le miente?, ¿miente en general o en algunas circunstancias? El mentir: ¿Le genera culpa, le despierta ansiedad? o por el contrario lo ve como algo sin importancia.
Puede suceder que el niño no asuma que lo que cuenta o dice es mentira.
Para evaluar la mentira infantil como un síntoma en la clínica, es importante considerar dos cuestiones: 1) la edad del niño, 2) y si cuando de alguna manera se le hace ver o pensar en lo que está contando puede ver que se trata de una fantasía y no de una realidad.
Evolutivamente en los niños es común recurrir a la mentira pero como producto del pensamiento mágico por sobre el pensamiento lógico, así como en los dibujos infantiles el niño antropomorfiza distintos objetos y así el sol tiene rostro, las nubes y las flores se sonríen o expresan distintas emociones, así también la mentira es una manera de moverse en la realidad, una forma de sentirse como los grandes a la altura de ella. Lo diferencial aquí es que estas construcciones fantasiosas que nos cuenta el niño como proezas, hazañas pueden ser tomadas como una veta mas del jugar. Algo así sucede con el amigo imaginario que algunos niños dicen tener; amigo con el que juega, es decir un lugar de proyección de muchas emociones y pensamientos que siente pero no puede comprender, así es al “amigo “ al que le pasan cosas.
No obstante ya a partir de los 5 años si se le pregunta con insistencia al respecto de lo que los papas pueden pensar como que se trata de una mentira puede diferenciar entre lo que es cierto y lo que no es. Para ellos no es una mentira ya que forma parte de su imaginario y lo viven como el jugar.
Ahora bien hay una edad en donde si el niño sigue con sus fantasías y mentiras y sobre todo si es muy intenso este comportamiento puede constituirse en una formación sintomática.
Esa edad de transición es entre los 6 y los 7 años.
A partir de esta edad podríamos pensar la actitud de mentir como al servicio de una necesidad. Algo en el niño se siente como carente aunque no sepa el mismo bien que es lo que le falta, que es lo que está necesitando. La mentira en niños más allá de esta edad puede ser tomada como una señal de alarma que el niño comunica hacia su ambiente. Como una señal de auxilio.
En un Seminario de Lacan en uno de sus textos que tiene el título de “Nota sobre el niño” el ubica al síntoma del niño como respuesta a lo que hay de sintomático en la estructura familiar y muy particularmente con el apego al deseo materno.
En el material de hoy nos gustaría reflexionar sobre el mentir como síntoma en la clínica con niños. Síntoma que por supuesto nunca es único sino que se entrelaza con otros síntomas con los que guarda una relación de sentido, sentido por supuesto a develar y construir. A veces como en el caso que hoy compartimos la mentira está presente aunque no tanto como un síntoma destacado por la mirada de los padres que si lo ven pero no le dan un peso destacado, pero significativamente si por el niño que es traído a la consulta .
Comencemos entonces...
Se trata de un niño de 9 años, por lo cual además de otros indicadores sintomáticos la mentira podía considerarse aquí como un síntoma neurótico del cual – y esto es muy positivo- el niño tenía plena conciencia.
Transcribimos el relato espontaneo que hace el niño ante la consigna del Test de Redacción: “Yo”, en el le pedimos al niño que escriba lo que se le ocurra en relación a su Yo.
El niño escribe lo siguiente: “Yo soy XX un chico común y corriente a veces excitado también creo todo lo que me dicen y a veces miento me paso a la cama de mis padres todas las noches y a veces me hago el dormido y duermo con padres de una y así soy Yo.
Hemos resaltado algunas palabras significativas y muy relacionadas con el motivo de consulta.
Principalmente desde los padres la preocupación por su hijo giraba en torno a que lo ven con dificultades en el área de relación con sus pares, que tiene pocos amigos, que tiene en ocasiones reacciones de mal carácter, se frustra y llora, tiene miedo a los ladrones y a la oscuridad.
Ahora bien significativamente el tema de la mentira, el hecho que es un niño grande para dormir con sus padres (a diario), si bien los padres lo comentan no lo presentan al Evaluador en la entrevista inicial como significativos.
Es muy interesante y llamativo que sin embargo sea el niño el que tenga más conciencia de sus dificultades tan claramente. En el test de redacción el mismo sintetiza algunas cuestiones de su carácter y en la sesiones durante la administración de los test y en la comunicaciones con el Evaluador el mismo niño decía que se sentía mal por mentir pero que no podía evitarlo, a la vez que el no consideraba que tenía pocos amigos, el estaba contento con los que tenían que eran los que compartían actividades extraescolares con él.
En cierta forma en razón de lo comentado podríamos decir que hay en muchos aspectos una ajenidad de los padres a lo que realmente le genera ansiedad al niño.
Un hecho significativo es que un niño de esa edad no debería dormir con sus padres, esto pone una dinámica significativa en la relación de los padres como pareja, es una pareja que deja de compartir la cama (espacio de intimidad) para hacerlo con su hijo que queda en una posición de intermediario y espectador. Pensemos desde las conceptualizaciones psicoanalíticas como enlaza esta situación con la fantasía de la escena primaria (la relación sexual entre los padres), fantasía que es evolutivamente constituyente y necesaria en la evolución psicosexual del niño, pero que además es natural de los primeros años de vida pre-y durante la etapa edípica. Significativamente en la Lamina 5 del CAT-A que explora la escena primaria y como el niño la vivencia, el niño dice: “no la entiendo mucho esta imagen”–Que ves “Una cama, una cuna y dos ositos.Primero comen milanesas con papas fritas(ansiedad oral) Como el chiquito tenía miedo el otro fue a dormir con él” ¿De que tenían miedo? “de la oscuridad. Porque creían que había monstruos”. – ¿Y los papás?- “Están trabajando.
Aquí el niño no ve en la cama la silueta de alguien durmiendo (padres), afloran ansiedades persecutorias y orales denotando su necesidad de protección y dependencia, el sentirse expuesto. Recordemos la palabra excitaciónen el relato del niño. Es también significativa una frase de la mama refiriéndose al niño: “A veces siento que lo quiero ayudar y lo dejo solo o lo asfixio, que no lo alcanzo a comprender como niño en constante cambio”. El síntoma aquí pone al descubierto las conflictivas en la pareja parental. Probablemente la sintomatología del niño sea un emergente más de la dinámica familiar.
Regresando al marco conceptual en torno al significado del mentir en los niños, la mentira en este caso puede considerarse como un síntoma neurótico. Psicológicamente puede entenderse como una defensa frente al nivel alto de ansiedad y temor del niño y sus sentimientos de preocupación e inestabilidad personal.
Como otras lecturas vinculadas a la mentira infantil en niños más allá de los 6 o7 años pueden relacionarse con:
· Un modo de enfrentar sentimientos de inseguridad, timidez.
· Necesidad de aprobación (padres, pares, maestros) al contar historias o situaciones fantásticas en donde él es el protagonista principal.
· Modo de alejarse de la realidad.
· Según el tipo de mentira puede ser una forma de venganza frente a alguien a quien se envidia (ejemplo decir una mentira de otro compañero…etc.) Son formas de revalorizarse, desvalorizando a otro.
· Desafío al adulto a ver si es tan inteligente para darse cuenta. (es una forma de descargar la agresión que le despierta sentirse defraudados o no cuidados por estos, se trate de padres, otros seres queridos).
· temor a la desaprobación o al castigo por parte de la madre o del padre, se ven llevados a falsear la verdad.
· exceso de exigencia o presión parental. De esta forma el niño intenta hacerle creer (a quien le miente) que está al nivel de sus expectativas. Que por supuesto no quiere defraudar.
Finalmente acompañamos también a este trabajo el protocolo del niño que hemos comentado en este trabajo del Dibujo de la Persona (DFH) y el de la Persona Bajo la Lluvia (DFHBLL) realizados por el niño. En ellos pueden observarse la presencia de varios indicadores emocionales tales como:
- Omisión de la boca en ambos dibujos
- Figura inclinada solo en el DFH ( denota Timidez y falta de estabilidad actual)
- Figura humana pequeña en ambos (aunque más grande el DFHBLL también sigue siendo de tamaño pequeño) indican retraimiento, inseguridad y depresión
- Brazo largos en el DFHBLL se asocian a necesidad de mayor valoración y actuación en el ámbito social por lo cual puede darse que el niño haga una inclusión agresiva en el ambiente. Existen fuertes necesidades agresivas dirigidas hacia afuera pero paradójicamente también una búsqueda activa de amor y afecto de su entorno.
De estos indicadores es clínicamente significativa la omisión de la boca, sobre todo porque se reitera en el DHBLL que da cuenta de aspectos más profundos del psiquismo. Pensemos en este caso lo significativo del tema relacionado con lo que este niño comunica abiertamente: mentir, estar en desacuerdo con los padres (por lo de su vida social), por mentir para pasarse a la cama de sus padres sabiendo que esto no está bien, que él ya es grande). La omisión de la boca se asocia principalmente a estados de angustia, inseguridad, retraimiento, resistencia pasiva, rechazo o incapacidad del niño para comunicarse, también a temores reprimidos, depresión por exceso de autoexigencia y perfeccionismo.
Sabemos que a partir de dos indicadores en más puede considerarse que el niño está atravesando una problemática tanto emocional como interpersonal significativa.
Sin embargo como potencial salugenico en el niño más allá de su situación familiar y personal actual podemos decir que el niño en cierta forma está intentando dejar su posición de objeto (del deseo y las dificultades parentales) para ser sujeto de sus verdaderos deseos y necesidades. Por supuesto luego del proceso Psicodiagnóstico y la devolución tanto a los padres (que habían solicitado el Psicodiagnóstico) y al niño seria indicado una recomendación de orientación terapéutica a los padres e individual con el niño.
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