jueves, 10 de julio de 2025

El valor performativo de la palabra y la lógica del significante en psicoanálisis

La palabra tiene sentido en tanto se articula con el Otro, entendido como el lugar en el que puede enunciarse la verdad. Sin embargo, este enunciado no se reduce a una afirmación descriptiva, sino que se define por el efecto performativo del significante: en la medida en que se inscribe en el campo del Otro, la palabra se sostiene como verdadera.

Este enfoque fundamenta varias de las elaboraciones de Lacan, desde sus primeros textos —como Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis— donde se plantea que la verdad es aquello que ha atravesado al Otro, hasta las formulaciones posteriores sobre los valores discursivos de verdad y la articulación de los enunciados en un sujeto.

¿En qué consiste entonces la tarea del análisis? Precisamente en desestabilizar esta relación, permitiendo que emerja el soporte significante que subyace, a través de los mecanismos de la metáfora y la metonimia. Aquí adquiere especial importancia la noción de punto de capitón —o “almohadillado”—, ese nudo necesario que anuda los significantes con ciertos sentidos, precisamente porque no existe una correspondencia natural entre significante y significado.

Ahora bien, si retrocedemos un paso más, nos encontramos con un axioma fundamental que sostiene no sólo el discurso, sino el campo mismo del significante: ningún significante puede significarse a sí mismo. Esta afirmación permite distinguir de forma clara el estatuto del significante en psicoanálisis respecto del que ocupa en la lingüística. Mientras que en la lingüística el significante se ordena en la cadena discursiva para producir sentido —es decir, tiene un valor semántico—, en psicoanálisis adquiere un valor lógico, más próximo a la letra, que roza lo fuera de sentido.

Desde esta perspectiva, se justifica la aparición de ese elemento adicional, ese +1, que marca la imposibilidad de una totalización. Este elemento no puede ser incluido plenamente en el conjunto; solo puede bordearlo, y es precisamente en ese borde donde adquiere su valor nominativo.

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