El título general del nombre de estas conferencias gira alrededor de la histeria. Pero en particular, hoy se hablará de falo, castración, complejo de Edipo y su abordaje clínico. La cuestión de los tiempos los he podido pensar no solo desde el tiempo de la constitución de la estructura en general, sino como tiempos del sujeto, dado que el sujeto es aquel al que se dirige el psicoanálisis. Eso es lo que nos diferencia de otras disciplinas, de otros abordajes: nuestro objeto está delimitado, lo definimos, apuntamos al sujeto. Entonces, pensar tiempos de constitución, de estructuración del sujeto ha sido para mí un eje basal. Sobre eso he podido pensar los tiempos del engendramiento del objeto, es decir, cómo y en qué temporalidad se engendra el objeto de deseo, objeto de goce, los tiempos del objeto de goces y también los tiempos en el objeto de amor. Pero también quisiera mencionar en relación a la temporalidad, me he detenido a afinar en los tiempos de la constitución del fantasma, en la medida que considero que el fantasma se construye en tiempos. Y no menos, ya entrando de poquito en la especificidad de lo que voy abordando hoy, tiempos del cuerpo.
En reuniones anteriores, vimos los tiempos del cuerpo en la medida que se trata del cuerpo de un sujeto, no del organismo. Cómo se va construyendo ese cuerpo del sujeto. Estas distinciones, dichas así a muy vuelo de pájaro, me enseñaron mucho respecto de mis técnicas en la medida en que he considerado que el sujeto de la estructura, más que edad, tiene tiempos. Es decir, la cronología de las edades no se identifica a los tiempos de la estructura, a los tiempos del sujeto. De manera tal que cuando recibo a alguien en el consultorio, a quien llegue allí, suelo encontrarme preguntándome qué tiempo tiene. Esa medida que puedo delimitar, configurar, condensa los tiempos del sujeto, los tiempos del objeto, los tiempos del fantasma, los tiempos del cuerpo, puedo orientar mis intervenciones.
Poder delimitar con precisión esta temporalidad orienta y libera al analista de la dirección a un dogma, a una técnica, a funcionar de modo fijo, porque permite pensar especificidades en esas intervenciones según los tiempos, que permite entonces que haya flexibilidad de intervenciones. Estas intervenciones del analista, que son múltiples pero no infinitas. Son intervenciones que tienen una lógica pensadas en función de la temporalidad. Es en ese contexto que se producen consecuencias clínicas. Una de ellas es que niños, adolescentes y adultos dejan de ser una edad y nos obliga a pensar qué tiempo del sujeto es aquel al que llamamos niñez, adulto. Y nos vamos a sorprender si nos detenemos a pensar finamente en las temporalidades, hasta qué punto, nos encontramos con alguien que se presenta con una edad cronológica que fácilmente podemos clasificar como un adulto, y nos encontramos con que hay tiempos de lo real, de lo simbólico o de lo imaginario que no corresponden con esa edad.
Estos tiempos no son naturales. Nada va a hacer de forma natural una promoción de los tiempos. Por ejemplo, nada hará que se pase de un primer tiempo de lo simbólico, que podríamos llamar del lenguaje, a otro tiempo fuera de la palabra. Son sujetos que están en el lenguaje que no acceden a la palabra. Y hay otros que acceden a ese tiempo de la palabra, pero no lo logran ¿?¡¡?. Y esto hace a presentaciones clínicas diferentes y las intervenciones del analista deben considerar que no son naturales. Entonces, si no son naturales y no promocionan de modo espontáneo, vamos a decir que estos tiempos son contingentes. Son contingentes porque para promocionar (no son evolutivos, no son naturales), van a depender y requerir de determinadas operaciones. Justamente, poder producir esta progresión. Por favor, no vayan a decir que progresión es progreso, porque no se trata de un progreso evolutivo. La progresión implica una recreación de los tiempos mediante operaciones que son contingentes, pero absolutamente necesarias para que pueda producirse el pasaje de un tiempo a otro. Esto explica que pueden haber detenimientos en la promoción de los tiempos. Es lo que en términos de Freud podríamos llamar fixierung, fijaciones. El concepto de fijación propongo considerarlo no solo en su perspectiva regresiva, en sentido si alcanzó un determinado tiempo y se regresa a uno anterior, sino pensarlos como puntos de enclave que impiden la progresión. Es decir, fixierung que detienen los tiempos y que pueden detenerlos en un determinado ámbito del arredo de la trama de esa estructura y no en otros. Por eso podemos encontrarnos, por ejemplo, con pacientes adultos que son muy exitosos en cierta área de su vida y que en otro tienen una fijación a una determinada posición que nos hace situar que allí algo ocurrió. Esta fixierung hacen a la pregunta que me hago cuando me pregunto qué tiempo tiene e implica una coagulación. Vale, entonces, no solo para lo simbólico, para tiempos de lo simbólico, que nos permite entender por qué hay adultos que no establecen neurosis de transferencia o que no llegan buscando saber, sino que en lugar de hacerse preguntas nos preguntan si somos de acá, si somos lacanianos, dónde compró este florero... Y son preguntas que uno habitualmente está habituado a escucharla en los niños, que están interrogando el deseo y el goce del Otro y por eso en transferencia nos hacen estas preguntas. Pero, en ocasiones, encontramos también este tipo de fixierung en el modo de posicionamiento de alguien que tiene más edad y no, les decía,solamente en los simbólico.
Podemos encontrar fixierung en lo real, en los goces. Porque la promoción, la recreación de los real de los goces también pueden producir fixierung. Es difícil que alguien que tiene un goce oral ligado al cuerpo de la madre pueda producir el pasaje a otros objetos. Ejemplo de esto es que pasar, por ejemplo, de succionar o buscar la satisfacción en el cuerpo de la madre a chuparse el dedo, ya es un pasaje de tiempos. Sería del cuerpo del otro al autoerotismo. Pero nada garantiza que se pase del autoerotismo a buscar el objeto oral en el cuerpo de un partener. Acceder a un pasaje de los goces requiere de operaciones, esto es lo que yo quiero subrayar.
En lo imaginario también encontramos tiempos, no es lo mismo ese primer momento de constitución de lo imaginario, que tan bien formalizó Lacan en el Estadío del Espejo, donde una imagen se constituye, el cuerpo se unifica, es posible identificarse a la imagen de eso que está en el cuerpo, que no verlo. Puede haber un detenimiento en los tiempos y cierta coagulación en la imagen y que se mueva en el espacio con esta coagulación. ¿Por qué lo menciono? Porque es en la base de esta estructura que me voy metiendo en distintos temas. Me sirve como brújula y con esa brújula me pongo a investigar de manera más intensa.
El año pasado, en un seminario, la propuesta fue el erotismo de los padres en el cuerpo del niño. Yo me preguntaba cuál era la incidencia del erotismo de los padres en la constitución del cuerpo del sujeto. Como verán, me metí con un tema delicado y muy actual, pero entiendo que no podemos eludir desde el psicoanálisis, porque es un tema que está muy impregnado de prejuicios. Entonces, cada vez que nos encontramos con sistemas de opinión, como cuando me preguntaban qué opinaba de la adopción de niños por parte de parejas homosexuales. Esto fue hace muchos años y recuerdo que no opiné nada, porque no tenía opinión. Pero me puse a investigar, no para responder desde la opinión, sino desde una lógica. Creo que este es el desafío que tenemos en este tiempo. Poder situarnos en el horizonte de nuestro tiempo, respondiendo desde la cientificidad, no desde la opinión. Entonces yo me planteé la pregunta, ¿Qué incidencia tiene el erotismo de los padres en la conformación del cuerpo del sujeto en la medida que ese cuerpo tiene tiempos? También podríamos decir qué incidencia tienen los padres en la orientación del deseo y de los goces del cuerpo.
Vamos entonces a una propuesta freudiana: todos recordamos que Freud escribió el texto llamado Tres ensayos de una teoría sexual. En el tercero de esos ensayos, hablando de sexualidad, él se ocupa de la pubertad. Lo llama metamorfosis de la pubertad. Y la plantea como un tiempo de la estructura y dice que allí lo nuevo, lo que va a aparecer como novedoso en ese tiempo del sujeto es que se va a buscar el objeto en el cuerpo del partener. Es decir, que la orientación de la búsqueda del objeto, se va a hacer en el cuerpo de otro ser humano. A ustedes les puede parecer muy natural, pero Freud se encarga de desmentir que sea natural cuando en el primero de sus ensayos se encarga de describir minuciosamente que hay muchos seres humanos que no buscan el objeto de goce o de deseo en el cuerpo de un partener. Se puede buscar el objeto en el cuerpo de un animal, en el cuerpo propio, en el cuerpo de un niño... Entonces, nada es natural en la búsqueda del objeto. Ese objeto, buscado por el deseo y el goce del cuerpo. Entonces vale la pena preguntarse cómo se define, cómo se orienta, cómo se dirige del cuerpo del sujeto a buscar aquí o allá, en aquel o en aquello ese objeto. Una opción que tenemos la biológica, considerar que nacemos así. Pero yo prefiero pensar que hay operaciones necesarias para que los tiempos puedan promocionar también en la orientación sexual y en la búsqueda del objeto, de la localización de un cuerpo que puede ser diferente anatómicamente al que está buscando o similar anatómicamente al que está buscando.
Ustedes saben que en la época de Freud, él dijo que esto se definía en el Complejo de Edipo. Y dijo que la nena se iba a dirigir a buscar al progenitor delsexo contrario, es decir el padre, y el nene va a buscar a la madre. Con lo cual parecía estar todo muy claro. Pero desde aquel momento hasta nuestros días la complejidad fue en aumento. En primera instancia, con el tema de las adopciones. La adopción implica regular los sistemas de parentesco y las filiaciones. Eso ya complejizó el Complejo de Edipo. Por entonces, con las adopciones ocurrió que empezó a hacerse la pregunta de qué es ser padre y qué es ser madre. Una vez alguien me vino a ver muy desesperado porque su hijita era adoptada. El problema para los padres era que “no le habían dicho la verdad” y al preguntar de qué verdad se trataba, dijeron “que no es nuestra hija”. Fíjense que cuando alguien habla, la cosa se empieza a complejizar. No es lo mismo decir “es adoptada” a decir “no es nuestra hija”. Ahí había fallado la adopción.
La adopción es un gran tema, que en función de todo lo que pasa en nuestra actualidad, lo salteamos. Pero en distintos países, incluso en el nuestro, la ley ha tratado de darle un marco simbólico a lo real. Y es el tiempo en el que estamos, hay una búsqueda enorme de llenar el vacío legal. Es decir, encontrar simbólico a las nuevas formas de filiación y de sistemas de parentesco que nosinteresa despejar para volver a la pregunta “¿Cómo incide el erotismo de los padres en la conformación del cuerpo del sujeto?” Muy bien, adopciones simples, es decir, se mantiene el vínculo con los padres biológicos. Después tenemos la adopción plena, donde se rompe el vínculo. Pero en otros países, funciona de manera totalmente diferente, tenemos la “open adoption”, donde padres biológicos y padres adoptantes mantienen un vínculo entre ellos. Cada país con su ley ha tratado de resolver un problema, de cómo se complejizó el Complejo de Edipo, porque se ha producido una ruptura entre la reproducción y la filiación.
Nosotros ya lo veníamos percibiendo en nuestra clínica con los divorcios, donde los padres forman nuevas parejas y la pregunta era cómo hacía el hijo ahora. Porque resulta que la nena que tenía que dirigirse al padre y rivalizar con la madre, cuando se separaron y el padre armó una nueva pareja, resulta que se ponen del lado de la madre y entonces no soporta a la mujer del padre. O si la madre formó una nueva pareja, entonces resulta que defienden al padre y le dice “¿vos quién sos para correrme de ahí?” Las nuevas conformaciones familiares nos obligan a revisar el Complejo de Edipo freudiano y nos obligan a pensar qué marco simbólico hay para este real. Porque a las adopciones y a los sistemas de las nuevas conformaciones familiares, se han sumado toda la incidencia de la medicina a la reproducción. Por ejemplo, ¿Qué va a pasar con las filiaciones en las inseminaciones? ¿Con los vientres que se alquilan, con la donación de ovocitos? Y ni decir con los nuevos sistemas de ectogénesis que se están viniendo, por lo cual se va a poder prescindir del cuerpo para la gestación. Con todas estas variables, a las que se agregaron todas estas familias, con parejas del mismo sexo, o bien con la posibilidad de acceder a la reproducción sin sexualidad... Porque la ruptura no es solo entre reproducción y filiación, sino también entre la reproducción y la sexualidad. Una virgen va a poder tener hijos.
En medio de todas estas variables, que es un real y que efectivamente las distintas disciplinas jurídicas, bioéticas, plantean qué regulación, qué discurso, cómo podemos abordar este real. Preguntémonos, nosotros como psicoanalistas, ¿Podemos decir algo que no sea una opinión, es decir, que no quede solo en el plano del prejuicio? Los tiempos, ¿Nos pueden ayudar a pensar en alguna lógica, alguna respuesta que no esté planteada en términos biológicos? ¿Existen tantas variables como formas de ser madre o esto que nosotros planteamos de la conformación del cuerpo del sujeto, hay ciertas operaciones necesarias que podemos llamar invariante, dentro de tantas variables? ¿Hay algo que debe operar para que haya cuerpo? Entonces vamos al Complejo de Edipo, al falo y a la castración para interrogarnos los parámetros, porque creo que estamos en un tiempo donde tenemos que preguntarnos si siguen siendo válidos.
El Complejo de Edipo, efectivamente conocemos el que Freud plantea. La nena, el nene, la mamá, el papá. Pero ya Lacan, en muchas de sus apreciaciones sobre el Complejo de Edipo, que no desestimó nunca, porque llegó a decir, en un texto fundamental, como es el del 9 de octubre, que si le quitáramos a la teoría psicoanalítica el Complejo de Edipo, se volvería un delirio como el del Presidente Schreber. ¿Qué quiso decir, que entoncessigue vigente que la mamá, el papá, etc.? Lacan se está refiriendo a una lógica, no al cuentito del Edipo. Él tuvo el mérito de tomar el Complejo de Edipo y retirar de él su constelación mítica para situarlo en una lógica. Esta lógica es la que nos va a permitir entonces interrogar qué es madre, qué es padre, qué es hijo. Parecen preguntas fáciles de responder, pero hoy por hoy, nada es sencillo. En tiempos donde, por ejemplo, una nena puede tener 2 mamás. Entonces sus compañeritas le preguntan dónde estaba el papá, entonces la nena le pregunta a sus mamás y les dice “No, yo tengo 2 mamás, no tengo papá”. Las nenas van a los padres y les dicen “¿Viste que no hace falta tener papá? Hay algunos chicos que no tienen papá”. Entonces los padres responden que “Bueno, puede ser que no tenga papá, pero el espermatozoide hace falta”. Entonces, ¿El padre es un espermatozoide? ¿Qué es? Vamos a la lógica, los conceptos con los que contamos para poder interrogarlos.
Lacan dijo que no se trataba de la madre biológica, se trata del deseo de la madre. Con esto, planteó que la madre no está nunca sola con el niño, lo que hay es deseo de la madre (DM), niño y falo, que es un tercer término.
¿Qué es el falo? Es un articulador. Ya Freud lo había incluido en su lógica de por qué una mujer tiene un niño. Y dice que porque el niño es el equivalente a otro objeto, que no tiene nada que ver con un niño. Ustedes se acuerdan que pone “pene = niño”. ¿En qué tiene que ver un pene con un niño? Y mucho menos, ¿qué tiene que ver un niño con heces, con dinero, con regalo? Quiere decir que hay distintos objetos que pueden equivaler o ser tomados por el mismo valor porque hay un articulador en común, que Freud dijo es el falo. Todos estos objetos toman el valor falo, y por eso son intercambiables, ergo, lo que busca no es un niño, sino el falo. Y en el lugar de eso que busca, vendrá un niño. Lacan, entonces, si el falo no es ningún objeto, ¿Cómo puede ser que un objeto tome el valor de falo?
Veamos, el falo tiene que ver con esto que yo llamo deseo de la madre, porque es muy interesante esto de definir a una madre en relación al concepto de deseo. El concepto de deseo, es un concepto muy fuerte en psicoanálisis y Lacan no lo abandonó, como a veces se postula que ya no habla de deseo. El concepto de deseo es un concepto lógico fuertemente ligado a otro que es la falta. Solo se desea lo que falta. La falta, no es una falta en abstracto, es la falta de un goce. Porque falta, hay deseo. Es una lógica precisa: sólo si falta un goce, habrá deseo. Por eso, cada vez que alguien tiene problemas con su deseo, está bueno preguntarse qué goce lo está taponando. Entonces, el deseo de la madre implica falta de un goce y vamos a decir “castración”. Este concepto, falo, tiene 2 valores en la lógica de Lacan. Una es este objeto y es también para Lacan un significante.
Como objeto, es aquel que imaginariamente satisface el deseo. Es aquel que podría hacer del Otro al que no le falta nada. En cambio, cuando le falta Lacan lo escribe con una barra. La barra tachada quiere decir “al Otro le falta”. Lo que falta es una satisfacción absoluta, le falta un goce y también le falta un significante. Entonces, castración en psicoanálisis desde Lacan, no es pensar si se trata de pene o no pene,sino si el Otro está o no atravesado por una falta que motoriza su deseo. Es muy diferente que funcione el deseo de la madre a que haya un hijo a que no pasó por esta operación. Este deseo, como todo deseo humano, se sostiene por una falta. Nosotros estamos diciendo que madre no es la madre biológica, que no alcanza con la operación biológica para que haya madre. Vamos a ver qué consecuencias tiene en el cuerpo del sujeto que haya o no deseo, es decir, falta, y relación a buscar un objeto que lo satisfaga. Ese objeto, en la medida que imaginariamente lo pueda satisfacer, lo vamos a llamar falo. Y que a ese lugar del objeto, puede ir un niño. Si no tenemos en cuenta de que es importante que funcione esta operación del deseo de la madre, vamos a llamar “madre” a una progenitora. Nos vamos a asombrar de que ella no cuide a su bebé. O que por ejemplo, ocurran situaciones como las que me contaba un alumno, en donde una mujer tuvo muchos intentos para ser madre, pero cuando el niño nació prematuro dijo “Yo hice tanto esfuerzo, pero no para esto”. Ella esperaba a ese objeto que le diera satisfacción y no tenía mucha tolerancia para que ese niño fuera el falo. Entonces, el deseo de la madre se sostiene como operación de una falta en el Otro que va a tener consecuencias sobre cómo se va a conformar el cuerpo, los goces, el deseo, del sujeto.
La primera consecuencia clínica donde podemos ubicar si el tiempo de conformación se constituyó es que si funciona el deseo de la madre, ella va a imaginarizar el cuerpo del sujeto con anticipación. Esto es lo que escuchamos cuando una embarazada puede comprar una ropa después del tercer mes, por cábala, pero donde todavía no puede ocupar el lugar de esa ropa que ha comprado. Ella anticipa la conformación del cuerpo y constituye lo que conocemos como narcisismo. Es decir, gracias al deseo de la madre, se va a producir una operación necesaria para los tiempos de constitución del cuerpo, que es el sostén narcisísitico. Gracias a esto, el cuerpo del sujeto se va a sostener y va a hacer que se constituya. El narcisismo depende de ese lugar.
Lacan tiene 2 escrituras para ese falo cuando funciona de objeto que cuando funciona de significante. El significante lo escribe con la letra φ mayúscula y lo llama falo simbólico. Este significante, como mencioné anteriormente, es el que le falta al Otro. Tiene consecuencias muy importantes para que funcione, porque es el que hace que cuando una madre nombre con un significante a su hijo, pueda soportar que otros significantes introduzcan la castración o la incompletud en los significantes que el Otro aporta. Un ejemplo muy claro es, por ejemplo, lo dice Doltó, que dice que una madre espera a un bebé. Significante, bebé. Pero cuando nace, es nena o es varón. Es decir, con uno de los 2 significantes tiene que perder al otro. Y eso solo lo puede hacer porque funciona la significación fálica. Es decir, la lógica de incompletud en el Otro. Le da movilidad a los significantes. Es la que permite tolerar que si le digo espero que mi hijo sea una nena y nace anatómicamente varón, pueda decir “varón”. Sería como en el juego del zenku, donde para que se puedan mover las piezas tiene que haber alguna que esté vacía. Sino, no hay movilidad. Y la escritura del objeto, de ese objeto imaginario que la madre le va a dar a su deseo, Lacan la escribe con la letra φ minúscula. Pocas veces Lacan pone el φ sin el menos. Pone el menos para situar que ningún objeto es ese falo. Pero yo, por una cuestión de considerar la temporalidad, digo que es necesario que haya un momento en que la madre crea, tenga la ilusión de que ese hijo es el objeto falo, es decir, que es el objeto que le produce satisfacción. Porque sino, no lo va a tener.
Entonces, estamos tratando de ver cómo se conforma ese cuerpo y digo que si la madre puede sostenerse en este deseo de la madre, le está funcionando la falta y castración, ella no solo va a, en un tiempo, cubrir imaginariamente el viviente considerándolo el objeto de su satisfacción y brindándole el sostén narcisístico, sino que también va a donar, otra operación necesaria, el intervalo. ¿Qué intervalo es importante que el Otro done? El intervalo para que haya una diferencia entre el niño esperado y la respuesta que va a dar como sujeto. Un niño es el objeto del Otro y elsujeto es una respuesta no idéntica al niño que el Otro esperó. Este entonces va a ser el pasaje de este φ a un – φ, es decir, tolerar que el niño no sea idéntico, que la respuesta que va a dar como sujeto no coincida de modo idéntico con lo esperado. Fíjense que ya estamos en el plano de diferencias clínicas importantísimas.
Muchas veces, en el caso de intolerancia a la discapacidad de un niño, termina produciendo una psicosis por no haberse producido un alojamiento. Una de las eficacias que se produce cuando el deseo de la madre no funciona, es que el niño no logra constituir un cuerpo. Podemos ir desde los casos de esquizofrenia hasta fallas en la constitución del sostén del cuerpo. Chiquitos que por ejemplo, no pueden caminar y no tienen ningún problema neurológico, se caen ante la primera frustración, no pueden sostener la posición erguida que tiene que ver con haber segmentificado, en algún tiempo de la vida, al falo de la madre como operador. Yo lo estoy dando en términos lógicos pero con consecuencias. Por ejemplo, el caso de una pareja que alquiló un vientre en la India. Viajan a la India, la mujer del vientre alquilado está gestando y la pareja que la contrató se divorcia. Entonces, la mujer de la pareja ya no quiere tener el hijo y el padre tampoco, por no tener a la madre que yo ayude. La que puso el vientre, menos que menos, porque solamente puso el vientre. Finalmente apareció una abuela de Japón a la que le dieron el niño y se salteó todo el sistema de filiación. Entonces, la madre es la que lo desea. Entonces, ya tenemos una primera respuesta desde la perspectiva lógica para ir definiendo madre. Madre es la que desea a un niño como falo y también la que da la oportunidad de que pueda no serlo. Es decir, que él pueda jugar la relación ser o ser el falo. Es preciso entonces que se juegue una lógica para ese tiempo y es que el niño sea el falo en lo imaginario y no lo sea en lo simbólico y en lo real. Son operaciones que si no se realizan dan distintas consecuencias clínicas. Por ejemplo, si solo es el falo, pero ella no tolera que no lo sea. Por ejemplo, una mamá que cuando el hijo no se comporta como ella quiere, lo castigaba duramente. En cambio cuando él sí estaba en el lugar del falo le hacía júbilo, pero no había esa donación de la castración y de la falta para un tiempo siguiente. Entonces, el niño es el falo en lo imaginario y no lo es en lo simbólico ni en lo real.
El concepto de falo como objeto, hay que poder pensarlo con enormes diferencias. Por ejemplo, Lacan dice que no es lo mismo que el niño sea metonimia del falo que la madre no tiene ni nunca tendrá, a que sea metáfora del amor por el padre. Y lo dice, específicamente, en relación a Juanito, donde lo que se va a plantear es que la madre lo tiene como metonimia del falo, que ustedes saben, tiene que ver con la contigüidad. Es decir, ella lo llevaba como una parte de su cuerpo a todas partes. Al baño, lo cambiaba, etc. Como una parte de ella. No era entonces una búsqueda del falo como una sustitución de otro objeto que ella buscaría en el partener. Esto entonces nos sirve para pensar qué pasa con las madres que dicen “yo tengo un hijo sola” con gran júbilo, que no le tienen que preguntar a nadie qué nombres ponerles, qué colegio, entonces lo que hay que ver es si ahí funciona como falo, metonimia del deseo del falo, parte de su cuerpo o si el “sola” está referida a la metáfora de amor por un hombre... Es decir, tenemos que desprendernos de las generalidades y pensar las invariantes que intervienen en cada chiquito. Sino, tenemos que hacer una especie de extensión abusiva: madre sola si, madre sola no.
Entonces, esta propuesta de Lacan, el niño como falo metáfora del amor por el padre, otro de los temas. Si la madre, entonces, la vamos a definir por el deseo de la madre como operador, ¿cómo definimos al padre? Hoy por hoy que están tan cortados los sistemas de filiación. Que los chicos me dicen, por ejemplo, ¿vos quién sos para ponerme límites? ¿Y yo quién soy? Nos encontramos con situaciones donde por ejemplo, padres biológicos que han tenido hijos y que nunca se hicieron cargo de ellos y que el marido de la madre se ocupó económicamente, es decir, reúne las 3 dimensiones disyuntas de la paternidad de nuestro tiempo. Se han realmente juntado el padre biológico, que no termina de resolver la definición de padre; la dimensión socio-jurídica, es aquel que desde el punto de vista social define quién es el padre. Por ejemplo, el padre en este caso es el que anotó al niño pero nunca más se ocupó. Y el educativo, es decir, el que se encargó de la manutención y la educación, porque el padre biológico, que también está inscrito en lo socio-jurídico, había desaparecido. Y una vez el niño tuvo un accidente en la escuela y la madre no lo pudo ir a buscar, le dijeron, al padre educativo, “retírate”. Entonces, redefinir quién es el padre, es muy importante y no ha podido ser resuelto hasta ahora desde la legislación, estamos en pleno debate. Pero entonces nosotros vamos a decir, desde el psicoanálisis, cuáles son dentro de este abanico enorme de variables, las invariantes necesarias para que haya sujeto. Así como decimos que para que el sujeto tenga cuerpo es necesario que coopere el deseo de la madre, vamos a decir qué es el padre para el psicoanálisis.
El padre, planteado como una lógica, Lacan dijo que no era el progenitor. Y entonces planteo, que si la madre es el matema deseo de la madre, para el padre dijo “se trata del nombre”. Nombre del Padre. Un nombre propio. Y enlazó al padre a “el nombre”. Y planteó a lo largo de todos sus seminarios que el padre es el padre del nombre en la medida en que es padre por el nombre y es también el que realiza una operación esencial, que Lacan dijo que era la nominación.
¿Cómo pensar que un padre se define por el nombre? Padre es el que dice “soy padre”, el que se nombra padre y el que le dice al hijo que ha tenido con una mujer “tú eres hijo”. Lo nombra hijo. Lo interesante de esta nominación del padre nominante es que con el nombre no está diciendo una palabra cualquiera, no es una palabra más del nombre. Lacan hizo una distinción lógica entre nominar y hablar. Nominar, para Lacan, implica enlazar un real, darle borde, letra, delimitarlo. Es distinto de la habladuría, dice, distinto de la significación. Es distinto de un significante, que después puede venir otro significante.
Cuando nomino, tengo consecuencias sobre lo real. Por ejemplo, una de las enormes consecuencias que tiene nombrar hijo al niño ese que se ha tenido con una mujer, es que se señala en qué cuerpo está prohibido el goce. Una de las lecciones en que direcciona el goce es en cuerpo de la madre. Es la nominación del padre la que delimita qué goces sí, qué goces no, en 3 direcciones. Y la pérdida de goce es la condición del deseo. Si alguien no cuenta con esa pérdida de goce, va a tener dificultades en la orientación de su deseo. El padre, como nominante, orienta el goce, respecto al cuerpo de la madre, cuando lo prohíbe, en la dirección de la madre cuando él la hace no toda madre. Es decir, la invoca como mujer, es decir, donde él coloca su goce. ¿Por qué? Porque el tercer vector que la nominación ordena es el goce del padre. Cuando un padre inscribe, nomina a ese niño, él mismo, como padre se coloca en relación al nombre. Es decir, tiene interdicto un goce. Ejemplo: tuve una discusión con un abogado, que decía que si él era el padre, podía decidir qué hacía con su hijo. ¿Quién se lo iba a decir, el Estado? Entonces yo le decía que él podía decidir porque no le cabía en su cabeza abusar sexualmente de su hijo. Pero si un padre puede hacer con el cuerpo del hijo lo que quiere... En cambio, si es el padre del nombre, él es el Dios del nombre, no del cuerpo de sus hijos. La nominación limita al goce en varios vectores y produce operaciones necesarias para pasar de un tiempo a otro. Me acuerdo que vino un chiquito que el padre porque el nene no largaba la teta y no lograba introducir una pérdida de goce en el cuerpo de la madre con consecuencias en lostiempos re redistribución del goce oral. Mordía, no comía, había un detenimiento en el pasaje a otros tiempos de la oralidad. Entonces, ordenados estos vectores, se empiezan a cruzar los tiempos del objeto. Los tiempos del objeto, que van a pasar del cuerpo de la madre, al cuerpo propio y al cuerpo del partener. Lo que hacemos con el cuerpo de otro ser humano tiene mucho que ver con esta función del padre, con qué goces sí y con qué goces no podemos tomar en el cuerpo de otro. Para eso es que entonces el padre cumple la función nominal de transmisión de la ley. No estamos reduciendo padre al progenitor, sino al padre del nombre. Los analistas, entonces, tenemos ya no opinión sino una posición respecto de la cientificidad de cuáles son las invariantes necesarias sobre la reorientación de los goces y no tengamos cuerpos a merced de goces que no puedan ser definidos.
Deseo de la madre y nombre del padre son invariantes para la conformación del cuerpo del sujeto. Y esto implica que lo que llamamos madre y padre, una relación al falo y a la castración. Es decir, el Complejo de Edipo no es simplemente la mamá, el papá... sino estas operaciones que podemos decir que si se realizan no hay psicosis, para que haya cuerpo, para que haya sujeto, para que los goces se puedan orientar en el camino del deseo. Diferencias clínicas importantísimas tiene para nosotros si nosotros consideramos si hace falta padre o no, si la castración sigue siendo un concepto esencial de nuestra conceptualización y que la significación fálica es necesaria para poder pensar la castración.
[pregunta]
Yo creo que en la medida que está fuertemente cuestionado el cuentito del Edipo, se está perdiendo de vista que estas invariantes son necesarias para la constitución subjetiva. Entonces, como estamos en un tiempo de un exceso de reales de búsqueda de simbólico, de vacío legal, no hay simbólico para delimitar tantos reales que nos soprenden y creo que el psicoanálisis también suma a los discursos, siempre y cuando no nos quedemos en una posición dogmática y podamos interrogar nuestros fundamentos para poder decir “frente a este real, ¿cuáles son las operaciones necesarias?” Por ejemplo, ¿Es o no es necesario mantener entrevistas para saber si alguien va a ser inseminado o no? ¿Alcanza con saber si hay deseo de la madre o solo con la simple solicitud? ¿Es lo mismo querer que desear? Nosotros decimos no, no es lo mismo querer que desear. Tenemos que escuchar en entrevistas si hay o no deseo de la madre, porque si no, nos estamos encontrando con una falla dentro de esta operación que está promoviendo que se tienen hijos que después no se los libidiniza. El deseo de la madre es muy complejo y la legislación debe escucharlo. Desprendernos del modo que nos hacen las preguntas, para reformularlas en términos de una lógica. Por ejemplo, el concepto de libertad, que tiene que estar íntimamente ligado a la ley. Si alguien no está ligado a la pérdida del goce, no es libre para dirigir ningún acto. Entonces, tenemos que insistir sobre nuestros parámetros, no desde el prejuicio.
Entonces, ¿quién o dónde se ubica la función padre? Porque nosotros podemos decir que esa función es necesaria, que no es lo mismo decir que no hace falta padre a que no haya función padre. Y ahí salen preguntas, ¿Puede la misma persona que cumple la función de sostén narcisístico, es decir, de libidinización del cuerpo del niño, realizar las 2 funciones, función de libidinización y función interruptora del goce? Es decir, está planteado a una pregunta que apunta a la lógica. Por ejemplo, la diferencia sexual anatómica, ¿tiene alguna incidencia en los sistemas de identificación? Todo esto hay que poder plantearlo por fuera del perjuicio.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario