Es el intento de cernir el uso de la ironía en sujetos psicóticos lo que nos convoca a realizar el presente trabajo. Son ellos los que nos revelan, en ocasiones, que el pasaje por el Otro no va de suyo.
Podemos definir a la ironía como una figura que consiste en dar a entender lo contrario de lo que se dice. En Psicoanálisis, Freud la ubica como una de las subvariedades de la comicidad: «su esencia consiste en enunciar lo contrario de lo que uno se propone comunicar al otro, pero ahorrándole la contradicción mediante el artificio de darle a entender, por el tono de voz, los gestos acompañantes o pequeños indicios estilísticos (…) que en verdad uno piensa lo contrario de lo que ha enunciado.»1 Freud la articulará a la técnica de la “figuración por lo contrario”, dirá que puede entrar al servicio de tendencias hostiles y que por medio del humor se puede hacer a una persona despreciable para «restarle títulos de dignidad y autoridad.»2 Este autor es muy tajante en la diferenciación entre la ironía y el chiste. Plantea que en este último será necesaria la tercera persona que escuche al mismo y lo sancione como tal.
Miller, en “Clinique ironique”, sostiene respecto de la ironía y el humor, que «los dos hacen reír, pero se distinguen por estructura, (…) el humor es la vertiente cómica del Superyó, (…) se inscribe en la perspectiva del Otro»3, el dicho humorístico se profiere por excelencia en el lugar del Otro, mientras que «la ironía, al contrario, no es del Otro, es del sujeto y va contra el Otro. ¿Qué dice la ironía? Que el Otro no existe, que el lazo social es en el fondo una estafa, que no hay discurso que no sea del semblante.»4 Considerando que el discurso no es más que la ficción del Otro, y como tal, un tratamiento del goce, la ironía denunciaría con una notable lucidez la vacuidad de todo semblante. Miller refiere: «es la forma cómica que toma el saber que el Otro no sabe, es decir, como Otro del saber, no es nada.»5
Según D. Millas, la ironía del esquizofrénico se trataría de «una ironía involuntaria, fundada en las condiciones mismas de la forclusión, que da lugar (…) a la descreencia psicótica bien señalada por Freud. Es el rechazo estructural de las condiciones mismas de la creencia y del rechazo entonces del inconciente como saber.»6
A partir de dicha cita pensamos en la posibilidad de un análisis sin la condición de la creencia, ¿en qué se sostiene la clínica con la psicosis si la creencia estaría impedida por estructura? […]
1 Freud, Sigmund (1905): “El chiste y su relación con lo inconsciente”, en Obras Completas, Tomo VIII, Buenos Aires, Amorrortu, 1988, página 166.
2 Op. cit.
3 Miller, Jacques-Alain (1993): “Clinique ironique”, en La Cause Freudienne n°23, “L’enigme et la psychose”, Paris, Navarin, 1993, página 7.
4 Op. cit., página 7.
5 Op. cit., página 8.
6 Millas, Daniel: La ironía analítica.
3 Miller, Jacques-Alain (1993): “Clinique ironique”, en La Cause Freudienne n°23, “L’enigme et la psychose”, Paris, Navarin, 1993, página 7.
4 Op. cit., página 7.
5 Op. cit., página 8.
6 Millas, Daniel: La ironía analítica.
Fuente: Lic. Guadalupe Chopita; Lic. María Constanza Collante "¿La ironía como límite?"
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