miércoles, 21 de octubre de 2020

Las fases de la entrevista inicial en la psicoterapia

Entiendo la psicoterapia como un proceso de cambio y transformación personal a partir del surgimiento de nuevas posibilidades de acción, como nuevas forma de verse, sentirse y relacionarse en el mundo

Podemos distinguir 3 momentos importantes: iniciación, desarrollo y cierre.


Iniciación: “La entrevista individual inicial”

Considero que en el mismo, terapeuta y consultante tendremos la oportunidad de comenzar a comprender cual es la naturaleza del problema, establecer las bases del vinculo terapéutico así como afianzar el sentimiento de en relación a la posibilidad del cambio.

Pienso la entrevista inicial como un encuentro con lo desconocido del otro (persona que nos llega a la consulta), así como con lo desconocido de uno mismo puesto que consultante y terapeuta nos sentiremos afectados en este primer encuentro. Nos enfrentamos a la diversidad de las narrativas personales y coparticipamos de la historia de cada consultante, quien ha de manifestar su problemática de acuerdo a su estilo cognitivo. afectivo-interpersonal.

La complejidad de ese ser humano se hará presente desde la singularidad de su comportamiento, historia, contexto familiar, cultural, social. Como terapeuta participamos activamente desde nuestra empatía, marco teórico, valores, experiencia personal. El consultante a partir de sus construcciones personales irá tomando forma y sentido la historia del síntoma, problema, conflicto o padecimiento: Nos abrimos a una experiencia nueva que puede o no devenir en tratamiento.


Proceso de comprensión en las entrevistas iniciales.

A la persona no la podemos aislar de su contexto, historia y devenir, es por ello que aspiramos a una visión multimensional.

El cambio epistemológico en la relación observador-observado implica el compromiso directo de la persona del terapeuta. El terapeuta no puede ser considerado un observador externo, imparcial. Su influencia en el proceso de observación esta dada no sólo por la selección, elaboración u conceptualización de los datos observados sino también por la influencia que ejercen sus aspectos emotivos en el curso del encuentro. El terapeuta debe tener en cuenta las propias oscilaciones emotivas que acompañan y modulan su percepción y comprensión de los problemas del consultante. La activación emocional que surge de la interacción dará cuenta del funcionar del terapeuta mismo. 


En el proceso de comprensión de la experiencia humana que llevamos a cabo podemos distinguir 3 fases:

  • Exploración- Evaluación

  • Comprensión- conceptualización

  • Reformulación. Propuesta de tratamiento.

La noción de proceso sugiere una sucesión continua de hechos u operaciones que pueden derivar en otra sucesión de hechos y operaciones. El proceso indica la idea de ruptura de los equilibrios establecidos. El proceso no es estático, los acontecimientos y las relaciones son dinámicas, en constante devenir, cambiantes y continuar. En la interacción cada uno de los componentes influye sobre los demás


Fase de exploración.-evaluación

¿Cuál es su problema? En la mayoría de las consultas la persona que solicita una entrevista se siente perturbada por un problema que no ha podido resolver. Al solicitar ayuda intenta hacer algo para modificar su situación. Está sostenida por el sentimiento de esperanza, la fuerza o tibieza de este sentimiento se pondrá de manifiesto en la expectativa acerca de la psicoterapia. 

La empatía permite la construcción de un espacio de participación intersubjetivo-colaborativo que facilita el despliegue del diálogo terapéutico. “Conmover es empatizar, es sentir, es alcanzar, es conectar. Es mediante esa comunicación significativa entre dos seres humanos que se transmite la energía para el cambio constructivo... trascendiendo a todas las escuelas de pensamiento, este es el principio global. La empatía es el idioma del amor.

Terapeuta y consultante estamos presentes como personas intercambiando permanentemente sensaciones, emociones creencias, valores y por qué no, prejuicios que le darán a la entrevista un ritmo y sintonía particular.


Es un primer momento, las actitud de escucha comprometida-abierta por parte del terapeuta facilitará la modalidad de interacción colaborativa que ha de favorecer el trabajo de el trabajo de exploración de experiencia de padecimiento. Le daremos lugar al consultante para que despliegue su historia y nos dejaremos llevar por las sensaciones, emociones, pensamientos que vayan emergiendo en este primer momento. 

La activación sensorial, emocional, cognitiva nos brinda información importante en la apertura hacia la búsqueda de nuevos niveles de comprensión. Es importante mantener una actitud flexible, espontánea para evitar caer en un interrogatorio rígidoy/o estereotipado.

Desde el enfoque Cognitivo-Constructivista las preguntas adquieren relevancia por varios motivos. Por un lado, nos permiten obtener información acerca de la modalidad de procesamiento y del proceso de construcción de significados del consultante. Por otro lado desde el terapeuta, las preguntas posibilitan ordenar, organizar, rectificar, ratificar la información, con el fin de comprender la construcciones del consultante acerca de su malestar, padecimiento con el cual vamos a trabajar. También tienen una función perturbadora en cuanto desestabilizan la rigidez de las construcciones, generándose un movimiento en las estructuras cognitivo-afectivas. La incertidumbre activada frente a la nueva información debe ser procesada, es decir reorganizada por el sujeto. 

Las preguntas son generadoras de disonancias cognitivo-afectivas e interfieren en el grado de certeza que la persona otorga a sus afirmaciones, evaluaciones, percepciones, por tanto estas tienen que se reevaluadas, asimiladas o reorganizadas. 

Las preguntas nos permiten evaluar cuáles son los temas y eventos críticos para esta persona (separaciones, pérdida de pareja, de figura significativas, de trabajo, etc. ) tipo de síntomas, curso de padecimiento (agudo, crónico) tipo de trastorno psicológico. 

De la descripción del problema y su historia pasamos a las teorías explicativas sobre la experiencia. De esta manera estaremos en condiciones de ayudar a la persona a percatarse de su propio modo de autoreferir la experiencia.

Escuchar y preguntar no sólo configuran la dinámica del encuetro sino que además son las herramientas con la que cuenta el terapeuta para realizar el trabajo de exploración-evaluación.


Fase de comprensión-conceptualización

El terapeuta va articulando la teoría con la información que surge en la interacción con el consultante. Generalmente los consultantes reducen la visión del problema centrándose en un aspecto, en este recorte pierden de vista la complejidad. Nuestro traba ha de ser enlazar, ligar, reunir los eslabones que hacen a la trama del padecimiento con la información (sensoria, emotiva, cognitiva) que va surgiendo en el terapeuta momento a momento.

Como terapeuta nuestra tarea no ha de ser develar un significado oculto sino comprender cómo es el proceso de construcción de significados que lleva a esta persona a experiencia la realidad de determinada manera. 

Los esquemas serían unidades organizadoras y de inferencia que guían los procesos de construcción de la experiencia, están relacionados entre sí en forma compleja y supraoranizada.

Estructuras de significado que integran el conocimiento sobre sí mismo y los otros, operan conciente o inconscientemente en la organización de los pensamientos, los complejos estados anímicos, la autoestima y las acciones interpersonales. Estas estructuras poseen un componente, cognitivo y afectivo. La emoción debe ser considerada una forma importantísima de conocimiento, puesto que posee un significado para la persona que la experimenta y expresa, proporcionando la base para el auto concepto, conducta social y resolución de problemas. 

Las teorías motoras de la mente destacan la participación activa, clasificatoria, ordenadora de la persona en los procesos cognitivos.

Los procesos de conocimiento están organizados y estructurados jerárquicamente. El nivel tácito, profundo, inconsciente gobierna y dirige los procesos concientes sin aparecer en ellos. En este nivel encontramos las reglas abstractas profundas que controlan y determinan lo que sucede a niveles superficiales o periféricos de conocimiento. 

No podemos dejar de tener presente que la cualidad del apego a figuras significativas juega un rol central en la estructuración del conocimiento de sí mismo y del mundo. Las tonalidades emocionales derivadas de los procesos ínter subjetivos configuran un aspecto central en la trama de la narrativa personal que dirige el proceso de construcción de significado.

Los esquemas centrales referidos al self son más difíciles de modificar debido a su primacía cronológica. Es decir los síntomas deben ser considerados como procesos de conocimiento que manifiestan intentos de cambio infructuoso, en el ordenamiento y devenir de la experiencia.

Necesitamos reconocer los patrones subyacentes comprometidos con el padecimiento. Para ello será necesario explorar la historia personal, la información acerca de las características del desarrollo evolutivo, así como el contexto familiar, social, cultural que nos permitirá comprender no sólo cómo se fueron desarrollando los patrones de conocimiento de sí mismo y el mundo, sino también cómo fueron los espacios interpersonales en los cuales éstos se desarrollaron. Sólo a través del enlace de los distintos niveles de información estaremos en condiciones de formular hipótesis. 


Reformulación e indicación de tratamiento  

Llega el momento de comunicar nuestras hipótesis: Aquí se hace presente nuestro punto de vista al ordenar y objetivar la información. Es decir, a partir del enlace y reordenamiento de los distintos nivels de información (conceptual, emotiva-experiencial, intersubjetiva) surgirán las construcciones alternativas que ampliarán la comprensión, posibilitando enfrentar la situación crítica de una manera diferente. 

El terapeuta crea hipótesis explicativas acerca de la naturaleza del problema, es decir, acerca una construcción alternativa más integrativa y viable que emerge del proceso de co-exploración, co-construcción llevado a cabo con el consultante, El valor de la construcción alternativa no reside en su veracidad sino en la posibilidad de comenzar a general transformaciones en el significado. Si bien aspiramos a una comprensión de la complejidad reconocemos que todo conocimiento “es un proceso abierto, inacabado e incompleto. La entrevista inicial posibilita que terapeuta construya un mapa a partir del cual decidir la estrategia e indicación de tratamiento. 

La estrategia permite a partir decisión imaginar un cierto número de escenarios para la acción, escenarios que podrán ser modificados según las informaciones que nos lleguen en el curso de la acción y según los elementos aleatorios que sobrevendrán y perturbarán la acción. 

Cada entrevista representa “un desafío”, el ejercicio de comprender y tratar de dialogar con las posibilidades y limitaciones tanto del terapeuta como del consultante, es así que no siempre la entrevista inicial deviene en un tratamiento, a veces nos encontramos frente a situaciones en que comprendemos que no hay motivación suficiente por parte del consultante para iniciar una psicoterapia. Así como ot5ras, comprendemos que como terapeuta no estamos en condiciones de iniciar el tratamiento (por idiología, valores, momento vital, disponibilidad de recursos, tipo de problemática o trastorno y/o “falta de cariño”.

Sin embargo otras veces nos sorprendeos por la reacción del consultante con respecto a las consecuencias positivas de la entrevista inicial. Generalmente la duración de la etapa de comprensión la podemos realizar en dos encuentros. Sin embargo hay situaciones en donde necesitamos más tiempo ya sea por la complejidad de la problemática planteada, la necesidad de realizar un diagnóstico diferencial, estilo o características del consultante, etc. En estas situaciones puede ser necesario recurrir a la administración de test psicológicos, inventario de Beck, así como realizar entrevistas familiares, vinculares o interconsultas psiquiátricas, médicas o a otros profesionales. Estas serían fuentes de recolección de información que permitirían abrirnos a una comprensión más amplia. 

Al recorrer con nuestro consultante los senderos de sus sentimientos y cosmovisión tendremos la posibilidad de empatizar y crear un mapa cuyo trazado marcará el rumbo en el desarrollo del tratamiento. El rumbo serán los objetivos acordados con el paciente que posibilitarán el cambio terapéutico. Para delinear los objetivos tendremos en cuenta: los recursos del paciente y terapeuta, grado de rigidez de las estructuras de significado compronetidos con el malestar-padecimiento, tipo de trastorno, cronicidad del mismo, expectativas de cambio (centradas en la resolución del problema o en el autoconocimiento, motivación, experiencias terapéuticas anteriores.

Nos encontramos en condiciones de determinar la modalidad de abordaje (individual, vincular, familiar, grupal, multidimensional, corto plazo, largo plazo) como así también el encuadre (frecuencia de sesiones, horarios, honorarios) de trabajo.


Conclusiones

La entrevista inicial nos permite comenzar a desarrollar un vinculo empático, afianzar el sentimiento de esperanza con respecto al cambio y construir una “visión alternativa” que serán el andamiaje necesario para el descubrimiento de nuevos sentidos acerca del malestar-padecimiento. La construcción alternativa que surge de la entrevista inicial nos permite cerrar el momento de iniciación, pero a su vez, ha de ser la apertura a nuevas construcciones y descontrucciones del significado en el devenir del tratamiento. 

El proceso de construcción del conocimiento es un proceso abierto a nuevos sentidos y transformaciones, mediatizado por el sentimiento de esperanza y el vínculo terapéutico.

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