lunes, 22 de marzo de 2021

Lacan con Marx, más allá de 1968 y el seminario 16

La clínica no está por fuera de la teoría y es el mismo campo clínico el que nos exige incorporar estos saberes. La articulación Lacan con Marx es poco abordada, aunque hay profesionales que lo articulan en su clínica sin saberlo.

Para la psicoanalista Agustina Saubidet, incesto (la clínica a la que se dedica) y capitalismo son sinónimos. Al fin de su obra, Lacan dice que solo hay relación sexual incestuosa o asesina. ¿Pero cómo es que esto está relacionado con el capitalismo?

Lévi-Strauss no solo es filósofo, sino también marxista y freudiano. La primera versión de Lévi-Strauss que le llega a Lacan en el seminario 4, 5, donde Lévi-Strauss es su interlocutor principal. Allí Lacan hará referencia a la teoría de Marx sobre el valor de uso y valor de cambio. La teoría del valor indica que, en un principio, un objeto tiene dos valores:

Valor de uso: ligado a la necesidad. 

Valor de cambio: es cuando ese objeo entra en el mercado. Aquí la necesidad está perdida, más bien tiene que ver con el mercado, la distribución, las leyes del consumo.

Esta teoría de valor está presente en la obra de Lacan en varios momentos, donde insiste en el valor de la mujer como objeto de intercambio. Levi Strauss afirma que la ley de prohibición del incesto es universal, presente en todas las culturas, pero al mismo tiempo particular, porque el contenido de la prohibición remite a cada cultura. Nuestra cultura está empapada del discurso capitalista y la formas de intercambio y de hacer alianzas tienen un carácter particular gracias a él: la obtención de una ganancia a partir de la explotación del otro. Esto es la plusvalía.

Cuando los analistas decimos que alguien puede ser tomado como objeto de goce, por ejemplo un niño, no hay sujeto sino un cuerpo tomado como objeto. La idea de las mujeres como objeto de intercambio viene de Levi Strauss, pero Lacan también la adjudica a Marx en dos ocasiones. 

El mayo francés presionó a Lacan para que visibilice su articulación con el inconsciente. La influencia de Lacan para llegar a Marx fue Althusser, que fue el traductor de la obra de Marx y quien dividió al Marx poeta y joven del Marx político, de praxis. A este último se refiere Lacan. 

Para hacer esta traducción al inconsciente, Lacan tomó el concepto central del estructuralismo, que es la idea de relación. Lacan dijo que el primer estructuralista fue Marx. 

Para pensar cómo produce cualquier sociedad, dice Marx, tenemos que ver su estructura, que contiene tres elementos: la fuerza de trabajo (la energía para trabajar), los medios de producción (los elementos que necesitamos para trabajar) y las relaciones de trabajo. La particularidad que tiene el modo de producción capitalista es que los medios le pertenecen a la clase que no produce. La burguesía es dueña de los medios de producción y la clase proletaria solamente tiene es fuerza de trabajo. La burguesía no produce nada; lo punico que hace es sustraer el valor de lo que produce la clase proletaria y la acumula para sí. 

Recordemos que Freud decía que los síntomas neuróticos se producían por acumulación y por privación, así que ahí tenemos una manera en que Freud lee las relaciones de producción que marca el capitalismo en el inconsciente. La neurosis opera así: por acumulación o privación de libido. Hay una clase que está privada y otra que acumula lo que le privó al otro. Freud, en este sentido, no está tan lejos de Marx.

La estructura, nos dice Marx, se acompaña por una superestructura: el conjunto ideológico. Son las ideas que acompañan el modo de producción. La idea de propiedad del discurso capitalista es la propiedad privada. Esta no es cualquier forma de propiedad y Lacan la articula con la idea de bien. Las mujeres, en este sentido, son tomadas como un bien que tiene propiedad: a un padre, a un apellido, a una casta.  

Las formas que establece el capitalismo sobre el goce están ligadas a tener una ganancia a partir del otro. Hay un texto de S. Tomšič llamado Homologías entre Marx y Lacan. Cuando uno ve la ganancia en el chiste, es la plusvalía del proletario que puede sacar provecho de su desgracia, sacando provecho del burgués a partir del chiste. Distinta es la plusvalía que obtiene el burgués del cuerpo del proletario. 

El beneficio secundario del síntoma, planteado en el caso Dora, es otro punto donde podemos pensar la plusvalía en Freud. En el seminario 14 Lacan por primera vez ubica algo de la plusvalía y dice que ahi proviene la relación de goce, la mujer en la relación sexual adquiere valor de goce. Esto es el antecedente del seminario 16 en lo que se refiere a plusvalía, a plus de gozar. Los hombres toman la ganancia de reproducir la especie, pero también de su capacidad de trabajo. 

La feminista marxista Silvia Federici intentó averiguar desde cuándo la mujer es objeto de usufructo y llegó hasta la quema de brujas, que eran mujeres de ciencia, ligadas al saber de los cuerpos y del amor. Este saber fue extraído de sus cuerpos, luego quemadas, para ese saber ser acumulado en lo que hoy es la ciencia. La acumulación originaria con la que empieza El Capital está ubicada por Marx en relación a la explotación de las colonias. ¿Podría haber habido capitalismo sin el descubrimiento de America? El capitalismo requiere de la sustracción de goce de alguien, porducción de explotación de otro que en principio fueron las colonias de latinoamérica, africanas, asiáticas. 

Cuando Marx trabaja este mito del origen de la explotación del capital, utiliza la expresión que Lacan también toma: el sujeto no quiere sudar ni trabajar nada. Solamente quiere gozar. 

Goce

Plus de gozar

En francés se dice “jouissance”. En el ‘44 Lacan lo describe como el ronroneo del gato cuando es acariciado, un goce de más en el cuerpo. Es un goce que no suma, el goce del artista. No tiene sentido.

Plus de jouier. El discurso opera sobre la jouissance sin sentido y lo pone a trabajar en pos del sistema. 

Entonces, restamos jouissance y sumamos plus de jouier. Restamos en deseo para sostener al sistema. El discurso opera para obtener la plusvalía a partir de cierta sustracción de jouissance que la vuelve plusvalía para la ganancia del sistema, del Otro. Cuando un paciente llega al consultorio, lo común es que se queje sobre el poder que le ejerce el otro, pero no sobre el poder que ejerce sobre los demás. Freud decía que cuando el hombre tiene poder, le resulta muy difícil no abusar de él. Hay algo de la ganancia de este sistema, que separa fuerza de producción de medios de trabajo, que de alguna manera se vuelve mortificante para el sujeto, que goza de esa forma.

La histeria denuncia la castración del sistema: "Me necesitás a mi para producir", al mismo tiempo que denuncia que el sistema no es total, la castración del amo... aunque termine sosteniéndolo.

El obsesivo es el mejor soldado del capital, pues trabaja para el Otro: "Cuando yo no esté, verás cuánto valgo".

La locura psicótica no produce dinero, excepto a veces para los laboratorios. La psicosis discute más radicalmente al sistema, apartándose al menos de manera fragmentaria o narrándola de diferentes formas. En cambio, las perversiones y las neurosis sí producen plusvalía. La perversión sabe responder bien al sistema.

Para Lacan, hombres y mujeres se trata de valor de cambio, no valor de uso. El valor de uso, ligado a la necesidad, está perdido por la entrada al lenguaje.

En la clínica, vemos que los casos de femicidio y suicidio muchas veces se relacionan con el avance del capital y la pérdida del lazo social: no haber obtenido el reconocimiento. La pérdida de capital en el sistema capitalista significa una pérdida de potencia, en términos de Spinoza.

Lacan también mencionó otras formas no capitalistas de intercambio, que es el potlach en los seminarios 4, 5 y en el 19. En el sistema capitalista, el amo que goza no quiere perder nada. El padre que viola a su hija no quiere perder nada. Pensemos que la mujeres en el sistema capitalista y en el mundo en general deben ser perdidas: los padres deben resignar el objeto goce. Hay muchas maneras en que los cuerpos de les niñes se encuentran usufructuadas por los padres, obteniendo una ganancia en el malestar, en el síntom. No lo sueltan. Ahí el analista debe preguntarse: ¿jouissance ó plus de jouier?

¿Jouissance ó plus de jouier? Este es el ejercicio que tenemos que hacer. ¿Es un goce de más? Pensemos en las vueltas que da el obsesivo. Esta pauta clínica es buena para saber si el paciente está componiendo con su singularidad: el momento en que deja de trabajar para el Otro y hace algo del orden de la jouissance. Lo nuevo que trae Marx, según Lacan, es la visibilización de que hay un mercado de trabajo y el único discurso capaz de desenlazar los efectos de la del plus de gozar sobre la jouissance es el psicoanálisis.

Repasemos de una manera sencilla: el gato quiere ronronear. El sistema lo muerde y lo hace trabajar 8 horas diarias. Lo que se produce se lo queda el sistema y está prohibido quejarse. El trabajo del psicoanálisis permite cuestionar eso que enlazó a la jouissance y la hizo perder. ¿Cómo lo hace? Con un movimiento al revés: haciéndole perder al Otro intentando que el sujeto deje de sostenerlo, para que el sujeto haga con su propio goce.

Dice Lacan, clase 3 del seminario 16:

Que el psicoanálisis, dicho de otro modo, no aparezca como síntoma más que en la medida que un giro del saber en la historia —yo no digo de la historia del saber— más que un giro de la incidencia del saber en la historia ya concentrado allí, si pudiera decirlo para ofrecérnoslo, para poner a nuestro alcance esta función.

El atravesamiento del fantasma tiene consecuencias sobre el plus de gozar. El síntoma es lo que el sujeto hace con el plus de gozar, por eso al tratar el síntoma se atraviesa el fantasma. El síntoma, como tramitación de ese plus de gozar del fantasma, es lo que se trata en análisis. 

En la medida en que el analista es objeto a en el discurso analítico, se vuelve incómodo, porque rompe con el plus de gozar funcional al capitalismo para obtener ganancia, perdiendo al trabajador. Esta relación entre el psicoanálisis y trabajo está generalmente negada. En el año 1974, Lacan habló de la angustia de la época  refiriéndose a la angustia del obrero. Los guiños de Lacan son pequeños, todo esto que vimos está en la obra de Lacan. Tenemos que volver a leer a Marx.

Fuente: Notas de la exposición de Agustina Saubidet en "Lacan con Marx: El grafo del deseo en clave capitalista"

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