miércoles, 4 de junio de 2025

Entre lo singular y lo particular: la función de la palabra en la práctica psicoanalítica

Lacan señala con claridad que el enfoque freudiano del sujeto oscila entre lo singular y lo particular. Sin necesidad, en un primer momento, de entrar en definiciones precisas, esta observación permite descartar toda aspiración a una lectura totalizante del sujeto.

Este planteo encierra, aunque de manera sutil, una crítica a cierta concepción técnica del psicoanálisis entendida como procedimiento estandarizado. Tal procedimiento correría el riesgo de igualar allí donde lo que está en juego es, precisamente, la diferencia radical entre un sujeto y otro: la incidencia singular de la palabra que proviene del Otro.

La contingencia pertenece, por definición, al ámbito que se sitúa entre lo particular y lo singular. Desde este lugar, y a partir de los dos pilares fundamentales del retorno a Freud —el campo del lenguaje y la función de la palabra—, se vuelve posible distinguir entre el lenguaje como borde del campo humano y aquello que constituye la particularidad del sujeto. Esta última no es una sustancia, sino una función.

La palabra, entonces, cumple una función en tanto el sujeto deviene efecto de ella. Aquí se revela cómo, en Lacan, la construcción conceptual está íntimamente ligada a la práctica analítica. Es en la clínica donde el concepto despliega toda su fuerza. Aunque existe un lenguaje común, compartido, la intervención analítica se dirige a esa palabra en particular: ese elemento significante que configura la materialidad sobre la cual se sostiene la realidad psíquica del sujeto. Es en ese punto preciso donde la función de la palabra se enlaza con la verdad del sujeto.

Si el campo de la verdad se ha instituido, es porque la palabra ha encontrado un lugar en el Otro. Esta afirmación no puede desligarse de la noción de contingencia. La idea de "materialidad", en este contexto, debe entenderse a la luz de la operación que Lacan desarrolla, por ejemplo, en La significación del falo, donde sitúa la estructura significante en el lugar del Otro.

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