(Apuntes de la conferencia dictada por Graciela Berraute, el 25/05/2015)
¿Por qué Freud desarrolló el historial de Juanito? A través de este caso, Freud pudo asentar cuestiones fundamentales que estaba desarrollando en el psicoanálisis. En primer lugar, el tema y el lugar del padre en la estructura del sujeto y el lugar del padre en la teoría que construía Freud en ese momento. Este es uno de los primeros materiales donde se ve claramente la significación y la función del complejo de castración. Me parece que estos 2 grandes temas, la función de un padre y la significación, el sentido o la razón por la cual Freud construye el mito del Edipo, tomándolo del Edipo clásico, Freud los planta y se ve en todo el material clínico. El caso muestra cómo el sujeto va entrando en la trama del Edipo, que Freud consideró como núcleo de la neurosis.
El planteo del Edipo de Freud se revela en la organización genital infantil. En este texto Freud hace una fundamentación de la función del falo. Los términos están totalmente articulados, el falo, función del padre, complejo de Edipo. ¿De dónde sale esto del falo? Es algo que establece en base a estudios antropológicos: el falo ha tenido una historia en la civilización, como emblema, como monumento, como lugar de adoración... Esas son las referencias históricas y culturales, pero Freud encuentra en la clínica algo que él sintetiza en la organización sexual infantil, que es la primacía del falo para niños y niñas.
Hay una etapa de la vida, los primeros años de la infancia, donde se establece una teoría sexual férrea, muy difícil de erradicar, que lo que dice es que todo ser viviente tiene falo. En este artículo Freud dice que no se trata, en esta etapa entre 3 y 5 años, de una primacía genital, sino de una primacía del falo. Esta teoría genital infantil tiene algunas particularidades. En primer lugar, lo que se presenta como necesidad de sostener la concepción de que todos los seres vivos tienen falo, están articulada al descubrimiento de que las niñas no lo tienen, pero este descubrimiento es experimentado por niños y niñas como una mutilación, una representación de la castración, una constatación de que si hay seres vivientes que no lo tienen, quiere decir que se puede perder. Si se puede perder, se produce en el sujeto una disociación entre lo que percibe y su propia teoría, porque el niño percibe que la niña no lo tiene pero debería tenerlo. Se materializa la amenaza de castración en lo imaginario, la posibilidad de perderlo. Esto no es ninguna novedad, como verán, pero vamos a encontrarnos en Juanito con toda la tramitación de esta estructura.
Hay 2 aspectos de esta organización genital infantil, que son muy interesantes. Uno es que el niño se hace la idea de que las niñas, que han nacido mutiladas, lo han sido por tener malos pensamientos. Es decir, por tener excitación sexual, que es lo que está rigiendo en esa etapa. Hay una excitabilidad genital en esta etapa y que es la materia pulsional de todo esto que mencionaba. Esta excitabilidad genital está completamente ligada a la angustia. Entonces, tenemos esto de las “niñas malas” por tener pensamientos masturbatorios, pero sin embargo va a haber una mujer que no ha sido mutilada: la madre. Esta es la representación de la madre como fálica, que se podría decir que es una imagen que va a persistir a lo largo de la vida. Es un fantasma, una fantasía que cuesta mucho erradicar en los análisis. En los análisis de los neuróticos de la edad que sean,
Freud va descubriendo que aunque tengan 50 años, muchos adultos siguen con la idea de que la madre tiene una omnipotencia particular que no tiene ninguna otra mujer y que se corresponde con esta imagen de que ella no ha perdido el órgano. El órgano que ya ahora podemos decir que es un falo y no un pene, en el sentido que está correspondiendo a una construcción imaginaria y que no corresponde para nada a la percepción. La conservación de esta representación de la madre fálica se sostiene, en esta trama que ha desarrollado Freud en el complejo de Edipo y el complejo de castración, en la conservación de una defensa contra la castración. Si la madre no está castrada, entonces hay alguna manera de preservar lo tan temido de perder. Esto que yo voy diciendo como una teoría, es la estructura que hace al niño en esta etapa. El niño percibe que hay un lugar donde alojarse respecto de la madre que tiene que ver con esto de que a la madre le falta algo. La falta algo hasta tanto él lo cubra. Esto que la madre es fálica es porque el niño va al lugar de la falta y la conservación de esta madre fálica es que el niño “se imagina” cubriendo ese lugar, el niño se da cuenta que la madre necesita algo que no tiene y tiende a colocarse en ese lugar como si fuera el falo de la madre. Estas son las cosas que se encuentran en la clínica a cualquier edad. Por ejemplo, un sujeto puede ser adulto y conservar la posición de falo respecto de su madre. ¿Vieron los problemas con la suegra? Tienen que ver con esto, porque no hay ninguna esposa que pueda comprarse o ser equivalente o que pueda ofrecerle a un hombre lo que significa ser el falo, que le asegura una completud y un sostén. Esto se ve en los análisis, por ejemplo en un caso reciente, en inhibiciones en el accionar de la vida cotidiana, esperando a que alguien resuelva las cosas. Ese alguien ha sido históricamente su madre. Él lo adjudica a su esposa actual, pero esto hace a una complicación enorme, se neurotiza todo su accionar en la vida porque no podía nunca soltarse ni hacer lo que él necesitara, porque aún está agarrado ahí, a ese completamiento de la madre. Es estructural, uno puede ver las formas que va tomando en cada neurosis y es estructural todos hemos pasado por ahí. Hay que aclarar que hay que pasar por ahí,porque si uno no ha sido falo de la madre, como sucede en los casos graves como el autismo, es que no han estado como falo, sino como objeto del fantasma de la madre.Estar como objeto del fantasma de la madre es muy problemático para la subjetividad, también es un problema muy serio como se presenta en las psicosis adultas, eso del falo de la madre que se confunde y es más objeto que falo y también tenemos los casos más graves como nos contó Spitz, donde el niño no ha sido deseado por nadie, que son los niños huérfanos de la postguerra, que eran alimentados y cuidados, pero nadie tenía ningún deseo por ese niño, lo que se dice que el deseo de la madre no fue tenido por nadie. Esos chicos se morían, no lograban una estructura psíquica organizada, sino que se morían. O sea que lo que llamamos deseo de la madre tiene que ver con la falta que ella tiene con su propia castración y eso es lo que lleva al niño a que lo ame, a que lo coloque en el lugar de su falta. Es esta tramitación necesaria para existir y para sobrevivir, como en estos casos. Y después hay que salir de ahí, en la medida de lo posible. Todas las variantes de la neurosis tienen que ver con la mayor o menor dificultad de dejar de ser el falo para tener el falo. Ahí tenemos la articulación con el complejo de castración que nos permite ir entendiendo un poco más las cosas.
Esta es la problemática de Juanito con la cual se encuentra Freud a través del papá, que es su discípulo y va a poner de manifiesto la historia de este niño, que es que se ha producido el fin de una relación idílica, según Lacan, que es cuando el niño es el falo de la madre y como dice Lacan, el niño la engaña: “yo soy tu falo”. Toma todas las formas de la seducción, amorosas, donde cuando uno lee el historial ve cómo Juanito seduce a la madre y también son las formas que van dando lugar a las diferentes perversiones. Es en esta etapa donde el niño puede heredar el travestismo, el transexualismo o las distintas perversiones sadomasoquistas. Estas tienen que ver con posiciones del niño como falo de la madre, que en vez de ir hacia la neurosis, va para la perversión. La clínica de las perversiones corresponden con esta etapa, qué es lo que ha ocurrido ahí. Por ejemplo, el travestismo, Lacan lo toma en el S. IV donde muestra cómo el niño que va a entrar en el travestismo se ha vivido como el falo escondido entre las ropas de la madre. Hay una función muy importante de la ropa, por eso la pasión está en vestirse de mujer, porque su vivencia de ser el falo ha sido en función a las ropas. También tenemos el exhibicionista, la revelación del falo que le hace al espectador gozar, que corresponde con impactar al otro con esta revelación de su posición de falo, de ser el falo.
Juanito no está en el orden de la perversión, sino en el orden de la neurosis y lo que le ocurre es que se le ha terminado el idilio con la madre, donde él era su maravilloso falo. En primer lugar, porque su excitabilidad genital se puso de manifiesto: su pene toma vida, aparece la masturbación. Se encuentra con un rechazo de la madre ante sus réplicas sexuales, pero fundamentalmente ha descubierto que una cosa es ser el falo de la madre y otra cosa es tener un pequeño pene, totalmente insuficiente para poder él cumplir la función de partenaire de la madre, y esto es una catástrofe: ha perdido el trono. Se da cuenta que está en una trampa: que ha estado tomado solo en la madre y ahora no tiene para dónde ir y su lugar es completamente insatisfactorio. En este punto, nos dice Lacan siguiendo a Freud, aparece la fobia. Aparece la fobia como miedo a los caballos pero que se correspondería con el miedo a ser devorado por la madre. La función de la castración, en primer lugar y como decía Freud, es la privación que supone que la función paterna prive al niño de su madre y a la madre le prohíbe que se coma al niño. Esta última vertiente es la que está más relacionada con la fobia, porque este fantasma de devoración de ser atrapado oralmente (porque la relación con la madre es oral, está relacionada con el pecho), acá están todas las concepciones kleinianas de cuando el pecho se vuelve persecutorio, que es el pecho devorador. Klein lo planteó así, que si él devoró al pecho, ahora el pecho lo iba a devorar a él. En lo imaginario es así, está muy bien narrado.
En Juanito aparece esta fobia como en tantos niños. No todos hacen fobias, pero les diría que es algo bastante estructural, dado que la fobia habla de la carencia en la función paterna. Como el tema de la carencia en la función paterna es un tema cotidiano, es común que el niño tenga una fobia que vaya a ese lugar, a los 4 o 5 años, porque a su vez la fobia tiene una función de suplencia. En Juanito, el significante “caballos” tiene una heráldica masculina de héroes, batallas, que si bien son amenazantes, empiezan a aportarle un orden simbólico que tiene esta connotación bastante imaginaria todavía, pero que empieza a servir. La fobia establece umbrales, hasta acá se puede y hasta acá no. Hace un ordenamiento, como se ve a lo largo del material y sobre todo, establecen un interior y un exterior. La construcción fóbica aporta algo que no estaba: el niño estaba sumido en el mundo de la madre y la fobia comienza a establecer una delimitación entre lo que es ese mundo y otra cosa. Esa otra cosa es un orden paterno.
El orden paterno en Juanito no estaba muy bien instalado. Era muy amoroso, muy amable, pero como dice Lacan, estaba poco dispuesto a ejercer una posición de castración. Entonces, lo que aparece es que Juanito es un niño que ha sido feliz hasta el momento que se le viene abajo la relación con la madre, pero donde el padre no figuraba en una posición paterna, que puede ser como un hermano. Esto es parte de lo que suele ocurrir, hasta que no se empiece a producir una caída de ese lugar tan satisfactorio de completar a la madre. Es como que el padre no está, aunque esté allí todos los días, para el niño no intercede. Juanito ha captado que la madre desea completarse y él va a ese lugar. Se produce la falla de ese lugar, la insuficiencia de ese pequeño pene y esto es lo que marca Lacan como lo privilegiado del análisis con este niño, por poder ver la maravillosa observación que hace Freud y poder ver cómo se va pasando de esta dialéctica del falo con la madre a una dialéctica de la castración con el padre. Este es el marco para pensar este texto.
Ahora quisiera comentar qué pasa con el complejo de Edipo, cómo se produce su función con esta dialéctica que les decía, este pasar del ser a tener, donde Juanito como todos los niños debe reestructurar su mundo: dejar de ser para pasar a tener y Juanito ha quedado a mitad de camino en la reconstrucción de su mundo real, simbólico e imaginario. Y entonces tenemos, en primer instancia la trama imaginaria del complejo de Edipo: tenemos la frustración con la madre y una rivalidad imaginaria con el padre. Lacan dice que este momento de la frustración y rivalidad es neurotizante, porque no da mucha salida porque el padre es un rival peligroso. Esto es en el plano imaginario, pero es importante la acotación, siguiendo el S. IV, que si bien este ordenamiento de frustración y rivalidad están en el plano imaginario, hay que tener en cuenta que el Edipo tiene su matriz simbólica y que ya empieza a producir efectos de estructuración. Sabemos que Lacan hizo este ordenamiento entre imaginario, real y simbólico, pero Lacan cuando lee a Freud y va releyendo los casos, nos ofrece este ordenamiento que es sumamente útil para entender la clínica. Por ejemplo, si uno puede ubicar en el trabajo con un paciente el orden que falla, se puede ubicar de acuerdo al padre imaginario, al padre simbólico o al padre real y orientar la clínica. Ejemplo grosero son las psicosis, por ejemplo Schreber, donde podemos decir que hay una falla, llamada forclusión, y que se corresponde con no obtener inscripción del significante del nombre del padre. Mientras que en el orden de las neurosis, hay inscripción. Y después podemos diferenciar en las distintas carencias de la función paterna, pero ya con la inscripción efectuada. Esto hace al diagnóstico y para saber a dónde ir.
El Edipo, ¿qué diferencia tiene en el niño y en la niña? Esto me parece de particular interés hoy en día. Freud sostuvo a lo largo de toda su construcción teórica y así lo sostuvo también Lacan, que es la primacía del falo. Nunca se desdijo Freud de esto de la teoría sexual infantil, la madre fálica, etc. Sin embargo sostuvo siempre una diferencia en el Edipo de la niña y del varón. Sostuvo siempre que la diferencia anatómica hace a una diferencia en la tramitación del Edipo. Me parece un tema interesante en cuanto a todas las diferencias de sexo. En lo que nos concierne al análisis, Freud dice que la niña tiene una captación inmediata de que no lo tiene y se enoja muchísimo con la madre. Digamos que la caída de la relación idílica con la madre se produce cuando la niña capta que no lo tiene, porque la madre no se lo ha dado. El odio, dice Freud, cuando la niña sale de esa relación con la madre, es porque no se lo ha dado. Esto hace que vaya a buscarlo en el padre. O sea que la niña tiene un camino hacia su posición sexuada que es de ir a buscar que el padre se lo dé. Como no lo va a obtener del padre, se produce la salida, la ecuación simbólica que nos enseña Freud, que es donación fálica por la obtención de un hijo. No me da el falo, pero tengo la promesa de que voy a ser madre. Digamos que esta es la mejor salida, dice Freud, en la mujer, por este camino donde le va a llegar un hijo que sería el equivalente a la donación fálica que hace el padre.
Les decía que esto tiene mucha actualidad en cuanto a qué pasa con la promesa paterna para la mujer cuando esto aparece como si no se hubiera pasado por ahí. Digamos, todas estas situaciones donde está salteado el padre, el padre del niño que va a nacer, mediante tratamientos o inseminaciones varias donde se saltea al padre. Lo que está salteado verdaderamente es el padre de la mujer que va a dar a luz, porque es de ahí que no le ha venido esta ilusión de recibir un niño. Evidentemente, algo ha caído ahí de tal modo que no aparece la necesariedad del padre.
En el niño, encontramos que se retrasa en aceptar la castración. La niña la acepta inmediatamente, porque ya no lo tiene. Va a buscarlo y encuentra esta equivalencia simbólica. El niño se retrasa temporalmente, que le dificulta la identificación viril. Esto es para plantear las dificultades de cada sujeto en la identificación y respecto a la del varón, lo que se presenta son las identificaciones con las insignias de la virilidad, lo que deberían ser la mejor salida de la identificación viril, con los ideales y las insignias del ideal que le llegan del padre. Lo que Freud plantea es que el niño debe pasar por la posición pasivizada para ser virilizado. La angustia del varón para identificarse con el padre es angustia de sodomización. Esto está en toda la mitología popular, como cuando se dice “hacerse hombre” en algunas culturas, que implica ser violado por otro hombre. Esto es llevado a la práctica en situaciones de marginalidad y culturales, es un instituido, donde se adquieren las características de la virilidad. No hace falta que esto se efectúe, esto es un fantasma masculino, está instalado en términos de una violencia de recibir los rasgos de la virilidad. Ahora, la tramitación es por la virilidad del padre como ideal y es una identificación muy interesante como lo desarrolla Lacan en el S. V, donde se normativiza el niño y la niña con el ideal paterno y dice que se adquieren las características del sexo en el sentido de las características de cómo funciona en la cultura, lo que concierne a la vestimenta, a las costumbres sociales. Es una identificación que es tanto imaginaria como simbólica. No llega a ser simbólica, la única que reconoce como identificación es al rasgo unario, pero tiene algo particular que es cómo la metáfora del inmigrante que se lleva de su país en la suela de los zapatos. Esa identificación que hace a los rasgos de cada sexo, en función del ideal de un padre, es este tipo de identificación. Lo marco porque ahí se ve bien la fragilidad: está agarrada a la suela de los zapatos pero no está tan arraigada esta identificación sexuada. Son los ideales del sexo, cómo es un hombre y cómo es una mujer. No es tan profundo, no está tan arraigado, por eso cada sujeto se pregunta, particularmente a partir de la pubertad, qué soy. Es imposible no preguntarse, excepto en las psicosis, donde la pregunta está impedida. La pregunta de por qué se es varón o mujer es necesaria, por eso es muy extraño cuando se dice “Este nene ya quería ser nena, desde el mes se notó que era nena”. No hay posibilidad de pregunta ahí, es algo muy raro de pensar por lo menos desde el psicoanálisis.
¿Qué es ser un padre? Esto atraviesa toda la creación del psicoanálisis, el mito fundante que nos indica Freud es “Tótem y tabú”, donde el tabú es la construcción de un padre con este texto del asesinato. El asesinato es el de la naturaleza, el asesinato del jefe de la horda, un animal, para instituirlo como simbólico. El padre se instituye como padre por un asesinato del animal. Este es el mito que nos trasmite Freud para ver si se puede desprender de dónde sale esta construcción del padre, que él encuentra en la antropología, como siempre. Es decir, la encuentra en sus neuróticos y va a buscar las referencias antropológicas y de otras fuentes de la historia también. ¿Cómo surge la función paterna? por la ley de intercambios. Esto que trabaja desde Levi Strauss del funcionamiento de una sociedad por las reglas de intercambio, donde se instituye un lugar ordenador, que lo dicta la trama discursiva. La trama discursiva está construida por las relaciones de intercambio de las generaciones.
Hace falta ubicar una moción que es la paterna. Esta es una de las razones por las que toma Juanito, porque se ve bien lo que pasa con la función paterna. En principio, con esto de los registros, imaginario, simbólico y real, tenemos el padre simbólico. El padre simbólico es el del mito. No está en ninguna parte, porque es un mito. No hay ningún padre que pueda asumirse como un padre simbólico y si lo hace, produce un psicótico. Se produce una reducción del mito al orden del ser y entonces se cae la estructura significante. La cuestión preliminar en el escrito de Lacan dice que para que se produzca una psicosis, hace falta la forclusión del significante del nombre del padre y hace falta que el sujeto se encuentre, en un momento determinado, con un padre, o la encarnación de un padre, que puede ser un juez, un policía, un suegro. Ahí se precipita la psicosis porque no cuenta con el significante, no cuenta con la posibilidad de contar con un registro simbólico de la función, sino que es un ser. Y si es un ser, es persecutorio. Es un gran Otro terrorífico que es lo que se ve en las alucinaciones. Cuando se trata del terreno de las neurosis, se dice que esta función simbólica está por detrás de la función imaginaria y se ve bien, o hace su aparición, en el complejo de Edipo cuando se produce la incorporación de la ley moral y su producto tan conocido, el superyó. Detrás del superyó está el padre simbólico, que es el padre asesinado. Por eso, el superyó se alimenta del sentimiento de culpa. Con Tótem y tabú lo que dice es que el sentimiento de culpa va a ser una consecuencia de la civilización, de que se construya ese ordenamiento de que hay un padre, hay prohibición del incesto, las leyes morales... Pero la consecuencia más dolorosa para el ser hablante es el sentimiento de culpa que es estructural, porque se corresponde con este fantasma de asesinato. Nuestro superyó está alimentado por este sentimiento y suele no coincidir con lo que hagamos bien o mal en la vida, porque ya lo tenemos funcionando de esta manera. Esto es lo que nos enseña la melancolía: todas las presentaciones de la melancolía dan cuenta del sentimiento de culpa del superyó y que se revela de manera espantosa en los pacientes melancólicos.
En Juanito, encontramos que el padre real, que a esta altura es el padre de Juanito en el S.IV , el que conocemos a través de Freud, no puede sostener la función de padre (ver nota 1) imaginario. Padre imaginario sería el que se enoja mucho cuando Juanito tiene su juego con la madre, cuando se baña con la madre. Sería el padre celoso, el padre de la cólera, el Dios del trueno, el que sostiene la amenaza de castración. Este padre es bonachón, no sostiene ninguna amenaza de castración y aunque ha tenido algunas observaciones hacia el niño, como que no se pase a la cama de la madre, como padre imaginario queda desfalleciente. Este padre real es fundamental, aunque falle por todos los costados, porque es el que sostiene esta moción imaginaria de poner un orden en el mundo a través de la prohibición del incesto.
Las intervenciones de Freud en este tratamiento es donde está la falla paterna. Freud cuenta con la transferencia del papá de Juanito, Freud se constituye como sujeto supuesto saber y se podría decir que acá hay una institución del lugar del saber que hace el papá de Juanito en Freud y esto se parece a cualquier acto psicoanalítico, en ese sentido. Algunos autores dicen que el que se analizó ahí fue el papá de Juanito, pero eso no está distante de la clínica con niños en general. Sabemos que el trabajo con los padres es muy importante, tanto como el trabajo con el chico y la transferencia es muchas veces sostenida por los padres con el analista del hijo. Freud captó claramente donde estaba la falla de este padre, entonces le dio indicaciones. En primer lugar le dijo que interviniera haciendo una maniobra en la culpabilidad que tenía Juanito sobre la masturbación, tratando de mitigar su culpabilidad en ese sentido, pero incluyendo una tendencia a marcarle la cancha en el acercamiento con la madre, comenzando a poner una interdicción. Claramente, porque donde no estaba la interdicción del padre, entró la fobia. Ahí está lo de la boca del caballo, que el padre no se da cuenta de que tiene que ver con él, lo negro son los bigotes y los anteojos del padre y que es esto lo que está presentificado en la fobia como esta presencia del padre, la fobia sustituyendo esta presencia del padre que no está en el sentido de padre temido, de que este hombre no puede hacer que su hijo le tenga miedo, lo cual en este punto es necesario en relación a la prohibición del incesto. La fobia sustituye la falencia del padre. En la fobia a los caballos, aparece esa presencia como el miedo del padre que no le llega.
La segunda intervención de Freud es que el padre le diga al niño que el falo de la madre no exige. No le dice “el falo”, sino “el hacepipí”. Juanito preguntaba si la madre tenía o no hacepipí y Freud le dice, directamente, que lo desilusione y que lo convenza que la madre no lo tiene. Estas son intervenciones que resultan ordenadoras del mundo, en relación a la castración, pero el padre, como puede, lo que hace son intervenciones imperativas, que no es lo que Freud pretendía. Estas intervenciones imperativas igual sirven, porque se empieza a desplegar la fobia, toda su trama significante, sus significaciones. Esto nos permite entender que lo que Freud procura es que se desarrolle esa neurosis, que se despliegue. Esto es sumamente importante porque sabemos que todo otro abordaje terapéutico que no tenga que ver con el psicoanálisis procura la eliminación del síntoma. Los síntomas fóbicos, en este caso son incentivados por Freud, para que encuentren su despliegue, lo que en la psicosis se llama “momento fecundo”, que es de máximo desarrollo de la patología, porque tiene que ver con la posibilidad de una re significación. Juanito viene de un campo de significación gobernado por la presencia absoluta del falo materno y tiene que pasar otro campo de la significación que tiene que ver con la castración y la prohibición, a la construcción del superyó, como les decía antes. Entonces este pasaje es un gran movimiento y una traducción de lo imaginario al simbólico.
Para concluir con las intervenciones de Freud, nos encontramos en un tramo avanzado del análisis del niño con la intervención que hace Freud de forma directa el mito del Edipo. Se lo anuncia crudamente, diciéndole que él ya sabía que iba a haber un niño como él, que iba a tener apoyo con la madre e iba a estar muy cerca de ella, pero que esto iba a hacer que el padre se enojara. La intención de Freud con el mito es justamente poner una estructura, que como lacan dice, es como poner un cristal en una composición química para que se precipite en la estructura del niño un ordenamiento simbólico que es propio de la función del mito, de todos los mitos. Los mitos se presentan como una ficción que tiene una respuesta, una verdad y trae un mensaje de alguna verdad relativa al nacimiento, a la muerte y a la sexualidad. Los mitos están en toda la historia de la humanidad y está también en la historia de cada sujeto. Entonces vemos cómo en el desarrollo de la cura de Juanito se va produciendo lo que Lacan llama los fantasmas del niño que son sucesivos pasos de la construcción de un mito. Un mito que va a tener que ver, con este reordenamiento del mundo que se ha presentado, y que es lo que le va a producir la curación. La cura avanza con la declinación de la madre fálica. Juanito sale de ese trayecto con un nuevo ordenamiento del mundo. Este ordenamiento, por ejemplo, refiere a su posición sexuada. Freud y Lacan dicen a modo de pronóstico que Juanito será heterosexual, pero con una característica sin llegar a encontrarse con la hiancia que hay entre los 2 sexos, como que el pronóstico que hace Freud es que Juanito va a seguir en la nostalgia del falo materno, que no va a terminar de desprenderse de esta teoría de un solo sexo, aunque se case y tenga niños.
Lo más difícil de asumir con la castración es que hay 2 sexos, no es que hay uno solo: o fálico o castrado, que es un solo sexo. Lo difícil es asumir que hay 2. Al asumir que hay 2 se produciría esta castración real que da la anatomía, la diferencia sexual anatómica opera como castración real en este sentido, marcándola imposibilidad de tener los 2 sexos. Esto, como vemos, está continuamente puesto en jaque. Con el desarrollo de la ciencia, se ofrece una batería extraordinaria de elementos para borrar esto, de que no es posible tener los 2 sexos. Con la cirugía es posible, pero no la subjetividad.
Pregunta: Vos situaste de las mujeres que podían tener hijos sin padre, ¿podrías ampliarlo?
GB: En la clínica uno escucha un salteo de la función paterna. No es que el hecho en sí de que las fecundaciones in vitro sean la caída del padre. En el transexualismo, trabajado por Lacan en el seminario au pire, él propone entender que lo que lleva a la cirugía, a cambiar el sexo, es la representación de suponer que el sexo anatómico es todo, que todo se resuelve en lo biológico. Es como borrar que hay toda una tramitación psicológica para que cada sujeto llegue a la asunción de su sexo, sea varón, mujer o lo que sea. Hay una tramitación simbólica e imaginaria por la que pasa todo sujeto hablante. Como estamos sometidos por el lenguaje, la vivencia del sexo que uno lleva está marcada por una tramitación psicológica. No alcanza con el sexo natural, sino sería facilísimo y todos sabemos que no es así. En el transexualismo lo que lleva al sujeto a la cirugía en colaboración con la ciencia, es la forclusión de la función simbólica a la que todos estamos sometidos por ser hablantes. Es como decir “Total, me opero y listo”, y no soportar que es un tránsito difícil o doloroso para cada quien encontrarse con que en un momento hay que soportar un solo sexo. Esto es muy importante por lo que está sucediendo actualmente, porque pareciera que el anhelo más poderoso es que un hombre pueda ser madre o que una mujer pueda ser padre. Es muy importante pensarlo por ese lado, no solo por el lado de la sexualidad, porque esto también se ve en la clínica del transexualismo: que un hombre operado pasa a ser mujer, no le interesa tanto ser una mujer para un hombre en sentido homosexual, sino la maternidad. El deseo estaría puesto en la maternidad, o en las mujeres, poder ser padre. Pero bueno, la trama es fantástica porque ser padre no es hacer de padre, porque es una función que la puede sostener cualquiera. En las parejas que recibimos en los consultorios por niños y adolescentes es normal que uno piense que la madre hace de padre o que el padre haga de madre. Y no por eso el chico tiene alguna clase de perversión, porque es el estatuto simbólico - imaginario del asunto. El problema es cuando esto cae, por eso les decía lo de la promesa paterna. Cuando esto cae se derrapa de la neurosis, que es como la fobia de Juanito y nos mantiene medianamente acomodados. Estamos tan sujetados a la lengua que vamos a considerarnos mujeres u hombres según cómo fuimos hablados.
Un paciente de Winnicot, que había pasado diversos análisis, siempre arrastraba un malestar profundo que no podía resolver por ningún análisis. Llega a Winnicot y al tiempo de trabajar, aparece que el hombre se siente mirado como si fuera una mujer. Y no tiene rasgos femeninos, pero se empiezan a desplegar una serie de fantasmas que arrastra desde niño donde él era mirado como nena por sus padres y él quedó con eso. Después pudo seguir funcionando como hombre, pero esto le traía incomodidad. Hay que ser un analista como Winnicot para poder construir un fantasma de la escena primaria, donde él está feminizado. Así estamos hechos, de cómo nos miraron, cómo nos escucharon, por eso les decía que en la psicosis no aparece la pregunta por la sexualidad, porque la falla lo impide, entonces se le aparece como que es ser una mujer o ser un hombre y se muere de angustia cuando se encuentra, por ejemplo, escuchando al director del manicomio dando una charla y esa posición pasiva de estar escuchando la charla le hace sentir que es una mujer. O sea, no puede captar que es una posición, no un “ser”.
Pregunta: Me parece muy interesante lo de las intervenciones d Freud en relación al padre de Juanito, que no fueron para curar sino para desplegar la fobia...
GB: Si, es desplegar la fobia para que se cure en ese despliegue, pero sin taparlo. Ahora tenemos la medicación para la sintomatología fóbica, que se aplica inmediatamente, cosa que eso queda ahí aunque después aparezca por otro lado. Esta es la concepción del síntoma que tiene el psicoanálisis: el síntoma es lo que nos hace sufrir pero también nos da el camino de salida cuando puede ser trabajado. Es algo inédito respecto a todas las terapéuticas que existen. Freud no trata de sacar a Juanito inmediatamente de la fobia, sino que trata de que la fobia haga todo su despliegue significante: todo lo imaginario, todo lo simbólico que está detrás y a través de eso puede caer.
El caballo es un elemento significante que si bien tiene deformada toda la heráldica del hombre y del padre, es también en un momento la madre devoradora.
Pregunta: No tomé nota de la primera intervención de Freud.
GB: La primera intervención de Freud es una maniobra sobre la culpabilidad, que remite a la interdicción, de que el padre pueda desculpabilizarlo pero que no se acerque a la cama de la madre, que no se pase de cama, es una maniobra que baja la culpabilidad pero pone la interdicción. La interdicción culpabiliza pero a la vez es estructurante, que es la función del Complejo de Edipo. De esta manera se puede crear la función fantasmática, es decir, es algo que nos da un ordenamiento imaginario y simbólico del mundo, que si no está, nos encontramos con lo real, con un agujero reductor absoluto de angustia, que cuando se trata de psicóticos, se trata de una angustia inmensa. En la psicosis no se cuenta con la estabilidad del fantasma. El fantasma nos muestra el mundo ordenado entre lo que se puede, lo que no se puede, que está ordenado por la trama edípica y esto permite que uno pueda vivir. Cuando esto cae, por ejemplo ante un accidente o una muerte, esto se fractura, se mueve la organización del mundo y la vivencia es horrorosa. Por suerte, rápidamente tiende a reconstituirse. Al fantasma hay que atravesarlo para no vivir metidos en esa nube llena de angustia neurótica, pero sin esa angustia neurótica estamos ante una angustia psicótica. El fantasma sirve, hay que atravesarlo en análisis, que quiere decir cambiar el lugar que uno tiene en el fantasma frente al par de objeto de goce. Entonces, si uno siempre goza como víctima, debería poder pasar a un lugar más decente. Pero siempre es con el fantasma, sin eso no podemos vivir. Pero con el análisis van cayendo identificaciones, esto es que caiga el fantasma. Las identificaciones son muy amadas por nosotros aunque nos enfermen. Identificarse como víctima y salir de ahí cuesta mucho, por eso el análisis toma mucho tiempo. Solo sosteniendo la transferencia se puede soportar perder semejante goce.
Para la práctica clínica, es importante saber que es difícil abandonar los puntos de goce, los propios y de los pacientes. Hay que poder esperar y que el paciente no se vaya rápido, lo cual se ve en las terapias conductistas donde el profesional pareciera que no sabe esperar: le agarra un furor curandis y le dice al paciente que deje de jorobar con esto, que se separe... A veces lleva años aflojar una fijación freudiana, una fijación de goce, porque estamos hecho de fijaciones a goces. Y entonces es como que a uno le arranquen algo, por eso los finales de análisis son muy dolorosos, son de duelos, porque se desprenden estas fijaciones y al final se mueve el lugar del fantasma, vaciándose ese goce más profundo. Muchos análisis se detienen justo antes de cambiar ese lugar.
Pregunta: Hablamos de la nostalgia por el falo materno en Juanito, ¿Creés que esto pueda generalizarse para las demás fobias?
GB: No me atrevería a tomarlo como regla, aunque es probable. Habría que averiguarlo con un análisis posterior. Los análisis son largos por todas estas vueltas sexuales, donde cada una es un reducto de la angustia y es como un espiral... Por ahí en un análisis se llegó hasta la caída de la madre fálica, supongamos, pero puede quedar ahí, sin llegar a la castración de que hay 2 sexos. Y por ahí el sujeto interrumpe su análisis. El paciente puede volver años después con cosas que le sigan haciendo ruido.
Notas:
1 Lacan va dando distintas versiones del padre real. En el S. IV y V el padre real es el que está ahí haciendo lo que puede para cumplir las funciones de castración y de prohibición.
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