jueves, 6 de febrero de 2020

Ser o no ser... autor y actor de su propia obra.

Por Lucas Vazquez Topssian
• ¿Qué son, cuáles son y por qué se afirma que las “novelas” son las narrativas que constituyen la identidad?

Piera Aulagnier, dice que el ello es un maestro-brujo que repite una historia sin palabras que ningún discurso podrá modificar, es por eso que el orientador vocacional, al igual que el psicoanalista, asisten a multiples novelas que los consultantes despliegan con el intento de desarmar y armar su texto de vida y en otros casos como meros espectadores de un guión trazado de antemano por quienes han pretendido marcar un destino único, ya sean los padres u otros familiares.

Freud, en 1909, en La novela familiar del neurótico sostiene que una de las operaciones más necesarias, y más dolorosas en el desarrollo de la persona, es desasirse de la autoriedad parental.

Durante la infancia, el complejo de Edipo, es la trama vincular que configura un drama conflictivo, cuyo argumento es llegar aparecerse a los padres, la identificación como correlato de este complejo, tiene la función de ligar al niño con los emblemas paternos. Por otra parte el conflicto edípico tiene la función de dar lugar a la elección sexual, que luego será revisada y reelaborada durante la adolescencia.

Durante su crecimiento el niño va comparando a sus padres con otros padres, por lo tanto este deseo de ser como ellos se pone en jaque al comparar sus progenitores con otros, comienza a criticarlos en vista de que otros padres son preferibles en muchos aspectos.

Según Freud en muchas ocasiones de su vida el niño tiene el sentimiento de ser relegado por sus padres, añorando el amor total que le deparaban en los primeros años, amor que en muchos casos observan que es dado a otros hermanos que le siguieron, a menudo siente que es un hijo adoptivo, esto es las fantasías de adopción que frecuentemente algunos niños despliegan ante el comportamiento hostil de los padres y observar en otros conductas mas cariñosas según su propia observación. Esta situación infantil es designada por Freud, como “Novela familiar de los neuróticos” es una actividad fantaseadora que se revela primero en los juegos infantiles y luego desde la prepubertad se apodera del tema de las relaciones familiares.

En su texto, Freud dice que en las fantasías posteriores a la pubertad, el individuo se ocupa de librarse de sus menospreciados padres y sustituirlos por otros de un rango social más elevado. Una vez que el púber llega a conocer las múltiples vinculaciones sexuales entre padre y madre deja de lado, abandona estas fantasías de adopción y ya no duda de su origen, esta sería su segunda fase de esta “Novela familiar”, que se sostiene a partir de la primera fase “Asexual”.

Esta Novela familiar freudiana tiene diferentes derivaciones a partir del conocimiento de los procesos sexuales, que llevan al sujeto a imaginarse situaciones y relaciones eróticas de sus padres, llevando a colocar a la madre en situaciones de secretas infidelidades y de relaciones amorosas ocultas. Otra derivación es el tema de la venganza y las represarías, en aquellos niños que fueron castigados por los padres, surgen en esta novela fantasías de vengarse de ellos. Los hermanos menores a partir de este texto fantástico, otorgan tantas relaciones amorosas a la madre que se adjudican la legitimidad proclamando ilegítimos a sus hermanos mayores, esta derivación es eficaz para eliminar a los hermanos en la fantasía. Otros intereses particulares propios de cada familia y cada sujeto condimentan este texto cliché de la fantasía “Novela familiar”, dándole el matiz que cada uno imagine como autor del guión.

Estas obras de ficción donde se observa el esfuerzo por remplazar al padre real, son expresiones de la añoranza de la primera infancia feliz cuando su padre era el “Súper hombre y su madre la mujer más hermosa”.

El género narrativo de la novela, se nutre con estas ficciones vinculares similares a la novela familiar. De hecho, novela que proviene del italiano significa noticia y es una prosa , en la cual se narra una acción fingida en todo ó en parte de sucesos, pasiones y costumbres. El diccionario la define como “Obra literaria narrativa de cierta extensión, de carácter abierto, que contiene elementos diversos en un relato complejo”. Este carácter abierto le permite a su autor gran libertad de elección para integrar personajes, introducir historias cruzadas o subordinadas, cambiar de orden los hechos o incluir otros textos dentro del guión principal.

Así también el género de la telenovela, en el que se plasma en imágenes, con las más variadas historias, los textos fantaseados conscientes e inconscientes del texto básico de la novela familiar, muestra desde una perspectiva sociológica identidad ideal-izada del sujeto latinoamericano que retroalimenta el estereotipo local, siendo este una forma de lenguaje e identificación; un modo ambivalente de conocimiento y poder, y un modo de representación que es complejo, ambivalente y contradictorio.

Al representar hombres y mujeres “ideales” sobre todo en términos de raza y clase social, el discurso telenovelesco le dice a su espectador que sabe qué es lo que quiere ver y qué aspira a ser, intentando fijar en los sujetos la ilusión de una forma ideal de ser y parecer.

Observamos que los temas más frecuentes de novelas literarias, tanto como de las telenovelas tratan de héroes y heroínas, de clases sociales diferentes, conflictos parentales, prohibiciones, secretos familiares devenidos en tabúes, conflictos sexuales, casamiento por conveniencia, venganza entre hermanos, elecciones frustradas, asesinatos, odios, amores y pasiones con temas diversos, en los que en su último análisis encontramos aspectos varios de la conflictiva edípica universal.

Esta pequeña reseña, nos sirve para analizar las complejas tramas novelescas que se sostienen en la elección vocacional-ocupacional. En este ámbito lo vocacional se relaciona con el sentido que el sujeto encuentra en su vida es decir lo que siente y quiere SER. En tanto que lo ocupacional remite al HACER, o sea la accion direccionada hacia dicho sentido de la vida.

Como sostiene Gelvan de Veinsten, “Lo vocacional necesita sintetizar en principio las diferentes “Novelas” que se han escrito para uno aún antes de su nacimiento, en el camino de llegar a ser el autor de su propio argumento

La novela freudiana que se teje en cada ser producto de la familia e instituciones posteriores, es urdida a partir del deseo de los padres que a su vez soporta el peso de sus propias demandas familiares, o sea que los mandatos se tejen mucho antes del nacimiento, la madre que cuando niña juega con su muñeca, ya esta fantaseando la impronta del ser que quiere para su futuro hijo, el padre que de niño ha jugado al futbol en el potrero del barrio, imprime su deseo en ese hijo por venir imaginándolo un estrella del futbol y así con las mejores intenciones, y la leche caliente que nutre y ama se van colando los deseos y mandatos familiares que se revelan en el querer ser, en el parecer y en querer hacer.

Es por eso que Freud, en el texto que hemos reseñado, dice que en el crecimiento el sujeto debe desasirse de los padres siendo esto doloroso pero necesario para, como dice Gelvan de Veinsten llegar a ser el autor de su propio argumento.

El grupo familiar durante la infancia ofrece espacios, juguetes, experiencias para que sus esperanzas se cumplan. Esto es la novela familiar, el niño entonces tiene asignado por su familia un lugar y un papel, tanto como lo han tenido sus padres, hermanos, abuelos, primos, tíos. El complejo de Edipo y la fantasía de la novela familiar del neurótico se escriben a partir de la gran novela familiar: tener los ojos de la madre, la sonrisa del padre, caminar como el abuelo, son sentencias que se van tejiendo y por las cuales el sujeto se identifica y en este texto escrito por otros, imprime su particular novela.

La necesidad de aprobación por parte del clan, hace en la mayoría de los casos que el guión que uno escribe coincide en su mayor parte con la gran obra familiar.

Las consecuencias de esta novela pueden llegar a ser positivas o negativas. Los aspectos más positivos recaen en el hecho de poder dar identidad, en tanto soporte y pertenencia al sujeto, quien empero y como ya hemos dicho tiene que reescribir para apropiar-se en su guión. Consecuencias negativas, podemos observar en los casos de aquellos neuróticos que haces una “Copia fiel” del dictado familiar y se encuentran siendo y haciendo lo que deben ser y hacer, sin modificar ni apartarse ni una coma del texto parental. Es también el caso de los psicóticos que ni siquiera se pueden plantear escribir su propio libro, como dice Aulagnier, no saben que pueden reescribir el texto que otros le escribieron, es decir no cuentan con la posibilidad simbólica de apropiarse de las páginas de su vida y reescribirlas, posibilidad con que cuenta el neurótico.

En el ámbito vocacional-ocupacional el orientador tiene con frecuencia la oportunidad de observar estas posibilidades y su función es trabajar con ellas.

A partir de estos textos en los que la familia aporta la historia generacional, como el genial García Márquez lo muestra en Cien años de Soledad, el sujeto se identifica para pertenecer, él es quien mediante la identificación toma esta historia, se ciñe a ella o se aparta, la compra en su totalidad o reescribe sus propios párrafos. Va forjando así la identidad, que construye a partir de sus identificaciones infantiles. La adolescencia es esa peculiar etapa en el cual como ya dijimos el sujeto tiene necesariamente que desasirse de sus padres proceso doloroso durante el cual revisa cada una de sus identificaciones infantiles (regresión normal adolescente) para poder construir la identidad, en los aspectos personales, sexuales, vocacionales-ocupacionales, religiosos, etc.

La construcción de la identidad podríamos entenderla como crédito otorgado por los otros (los que crían, los que educan y los que de alguna manera a medida en alguna medida se cruzan y vinculan); a través de la conciencia que habilita la construcción de una imagen sobre sí que se ajuste al ideal.

La identidad por lo tanto se conforma alrededor de un proceso de unión a los otros, es decir, de pertenencia, pero al mismo tiempo, también, de separación con los otros, o sea, de diferencia. Mientras la identificación tendría que ver con las primeras experiencias de satisfacción, la separación, la diferencia, estaría asociada al dolor. De ese modo podría postularse que la identidad se estructuraría en torno de las experiencias de satisfacción por un lado y, del dolor por otro, que en conjunto, establecen marcas que edifican la subjetividad. La identidad es, pues, la representación de sí como perteneciente a un conjunto, pero también como diferente al mismo. Su paradoja más evidente consiste en que siendo una referencia al sí mismo, sólo puede sostenerse con lo que está en otra parte.

En los procesos de Orientación, la familia suele aparecer pre-ocupada sobre el futuro del consultante, en el texto narrativo de la novela familiar, para que el consultante los dialogue y pueda elegir desde su nueva versión, desde su nueva identidad. En los encuentros de Orientación la trama urdida por la familia se arma, se desarma, se vuelve armar como un rompecabezas en el cual la decisión autónoma puede llegar a materializarse en una elección de vida, como así también la Orientación abre un espacio para revisar elecciones que como copia fiel para no defraudar el ideal de sus padres han derivado en ocupaciones frustrantes y que pueden ser revisadas y re-orientadas.

Las novelas del pasado, dice Gelvan de Veinsten deben ser “releídas” adecuadamente para que no presionen en el futuro, lo cual implica la revisión de afectos positivos y negativos, como culpas y reproches lo que permitirá una elección autónoma y no como resultado de conflictos no resueltos.

Además de la “novela familiar”, al crecer nos inscribimos en otras novelas: la “novela escolar” y la “novela sociocultural”, por las cuales atravesamos al formarnos, mientras crecemos, y nos vamos socializando e institucionalizando.

La escuela es la institución más significativa luego de la familia, que a su vez se inserta en una comunidad sociocultural, por lo que es transmisora de valores acerca de su potencial y su papel social.

Como bien trabaja Alicia Fernández, en su libro La sexualidad atrapada de la Señorita Maestra, el sistema educativo presenta una mayor proporción de presencia femenina entre los docentes, éste sistema sancionando las diferencias sexuales, le exige a quienes enseñan esconder su sexualidad y anular su corporeidad tras el guardapolvo, dando al término tradicional de “señorita” y al actual “seño”, una fantasía de virginidad y pasividad, a la vez de darle la función de segunda madre lugar a partir del cual se construye en su rol y mira a sus alumnos-hijos significándolos y rotulando como el más inteligente, “el que no se integra”, el “desvalido”, el” travieso”, el “vago”, el “prolijito”. Roles a partir de los cuales se tejen verdaderas novelas aúlicas, y es lo que va a influir en la construcción de la identidad...

Casi parece naturalizado en los escenarios de la vida escolar situaciones del tipo en las que quien es rotulado como vago generalmente es a quién le cargan los hechos de violencia o perturbación, en las cuales esta segunda mamá repite: ¿otra vez vos?, y las más de las veces la realidad indica que sus compañeritos –hermanos al saber el rol fantaseado que ese niño ocupa, lo provocan y empiezan la situación a sabiendas de que éste es quien será sancionado. Estas situaciones, como ha señalado A. Fernández, suelen atrapar la inteligencia, si quedan estancadas como factores externos del aprendizaje que surgen a partir del contexto del niño y no del propio sujeto. Así también generalmente el abanderado no suele ser el niño más activo y productivo con sus inquietudes a la hora de aprender, sino aquél que es prolijo, obediente, estudioso, o sea hiperacomodativo (aunque no asimile tanto o presente conflictos cognitivos interesantes) pero es quien cumple con todas las expectativas en la mirada de la “maestra segunda mamá”.

Los niños que han sido presionados para aprender en el tránsito de su vida escolar, o que se han sobreadaptado, como forma de resolver estas presiones de los ritmos, y los tiempos de la vida escolar sin tener en cuenta su maduración y/o su estadio del desarrollo personal (ej.: “ los niños de primer grado tienen que alfabetizarse para el mes de septiembre) y de la mirada de la maestra que por ejemplo puede observar en la desatención un trastorno de aprendizaje y no tomándose en cuenta el estrés escolar que el niño pueda atravesar. Todo esto puede traer un desinterés progresivo de sus estudios, medidas sobrecompensatorias como compulsión al estudio, o bien somatizaciones, inhibiciones y síntomas diversos. Como dice Gelvan de Veinstein “La detección de los intereses individuales deben ser una misión de la educación a fin de facilitar las experiencias necesarias para su desarrollo

Los procesos de Orientación deben tomar en cuenta estas novelas escolares, en las que se incluyen padres y docentes...

La sociedad inserta en una cultura que promociona determinados valores, se plasma en políticas de estado y en economías que configurarán determinados modelos educativos, que formarán sujetos para “esa” sociedad.

Así sociedades que buscan ser homogéneas reproducen y felicitan al buen alumno que se acomoda a aprender lo que el docente quiere. Sociedades autónomas y creativas favorecen al alumno que critica y cuestiona, y que produce a partir de su creatividad, en tanto que las sociedades autoritarias (como la que generó la a la dictadura cívico – militar del “76, y sus disvalores) buscan premiar al alumno pasivo, que no molesta ni cuestiona.

Estos modelos socioculturales generan novelas en las que puede haber dobles discursos como “matar para imponer ideales humanitarios”, atrapando así a sus ciudadanos dándoles pautas a seguir para ser exitosos, solidarios o egoístas dependa lo que ella necesite. Así se va tejiendo la identidad socio-cultural de cada sociedad, que cuando es reconocida, le sirve a sus miembros para saber quiénes son y darle referencia, y que si se desdibuja genera la confusión tal como si se desconociera la identidad personal.

Retomando a Piera Aulagnier, podemos decir que como Orientadores, asistimos y demandamos de nuestros consultantes a que sean autores que revisen sus vivencias y se reescriban, sólo así en ese lugar en que el maestro brujo que es el ello que repite una y otra vez los mitos de la novela familiar, pueda dar lugar al discurso de un “Yo siendo Yo” con las luces de su propio escenario, no sólo conformado por la novela familiar sino por las novelas que lo han transitado institucionalmente, la novela escolar y la sociocultural.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario