En el Estadio del Espejo propuesto por J. Lacan, la relación especular con otro semejante se confirma por Otro. Ese Otro es uno mismo y así se consolida el yo como una unidad. Este es el primer aporte de Lacan en el año ’36.
El texto parece evolutivista, porque habla que se da a los 6 meses. La operación del espejo se constituye jubilosamente, el sujeto se constituye como cuerpo y eso causa júbilo. La constitución del sujeto produce alegría.
En el Seminario 1 – Clases X y XI apoya a esos escritos. “Los 2 narcisismos” – “Ideal del yo y yo ideal”.
A partir del estadío del espejo, Lacan da un paso más y propone, siguiendo a Freud, tomar un ejemplo de la óptica para pensar el aparato psíquico. Freud ya lo había hecho en la Interpretación de los sueños. Lacan se pone a estudiar fotografía y da con el esquema óptico, tomado del físico Bouasse:
El modelo del ramillete invertido. Es un modelo a partir de la óptica, del cual se pueden crear efectos ilusionistas. La ilusión se crea a partir de que la luz está enfocada de una cierta forma, el espectador está en un lugar determinado, y por efecto del espejo cóncavo, se ve las flores en el florero, que son ilusorias.
Lacan se encuentra discutiendo a Lagache, ya que ambos se preguntaban “¿Qué es una persona?”. Se decía que el yo era una máscara, ¿pero qué pasaría si detrás de esa máscara no hubiera nada? Lagache dice que detrás de esta máscara se encuentra el ser, que se encuentra en relación con la máscara. La pregunta de Lacan es qué pasaría si detrás de esa máscara no hubiera nada.
Al igual que Lagache, Lacan sostiene que somos un polo de atributos; en el mejor de los casos alguien nos espera al nacer. El sujeto, antes de nacer, son significantes más o menos ligados en un discurso. El sujeto es en principio algo en torno al deseo de los padres. Está el polo de los padres y el polo del sujeto.
¿Qué sujeto se constituye en la relación con un Otro? Hay un polo de expectativas en palabras, que el sujeto debe responder al advenir. El sujeto empieza a conquistar algo de la unidad. El sujeto neuro-motoramente no está listo; el sujeto se constituye por anticipación a esa condición. Sin embargo, por una identificación imaginaria con el Otro, adquiere una identificación de sí. Pero el espejo requiere que todo esté en un lugar específico, sino la ilusión deja de ser armónica. Bouasse había agregado un espejo plano al esquema anterior.
El florero del primer esquema es la imagen real, que no quiere decir que es la realidad. El espejo plano es la imagen del Otro. El sujeto ve lo que se refleja en ese espejo. Nadie puede ver sino es por intermedio del Otro. “Su majestad el bebé” tiene que ver con eso. El ojo no puede ver lo que sucede adelante del espejo, sino el florero que se forma arriba de la tarima. Esto Lacan lo llama imagen virtual, que es la imagen que genera el ilusionista: espejo cóncavo + espejo plano.
La imagen virtual se constituye en el campo del Otro. Esta es la imago corporal, el cuerpo unificado. Salimos de la fragmentación corporal y del caos de la pulsión por medio de la unificación, que ocurre en el campo del Otro. Se ve la relación con el par (a’) y con el A. El Otro sostiene la escena, sino no se da la operación. El narcisismo se da en el campo del Otro. El narcisismo es una operación fundante, pero también es una ilusión. Hay que tener cuidado con investir demasiado la imagen especular o virtual. No toda la libido tiene que ir al yo, sino es una psicosis. El sujeto se guarda algo que es una reserva libidinal operatoria que se dirige al objeto y puede volver. ¿Por qué alguien saldría del narcisismo? Por la amenaza de castración.
El yo ideal marca algo de la falta, porque es un ideal que hay que seguir, hay un trabajo que hacer.
El sujeto se ve en el espejo, es decir, el campo del Otro. No puede verse tal cual es, se ve a través de ese espejo plano que es el campo del Otro. Si la persona no hace análisis, la persona queda capturada por la imagen en el espejo.
Esto se tiene que resolver con un tercero, sino lleva al transitivismo imaginario, que lleva a la lucha. El psicoanálisis no se puede quedar en el campo de lo imaginario. Un psicoanalista que juega sobre lo simbólico conquista sobre el inconsciente.
El transitivismo es un fenómeno de lo imaginario, en donde el yo se confunde con otro yo. Lo imaginario sin los simbólico hace confrontar sin un tercero, como en la psicosis.
El ideal del yo tiene la semilla de la castración, es un heredero del Edipo. Es una de las llaves que el sujeto puede contar para salir a la exogamia. El ideal del yo se trata de que el yo tenga un ideal, tener esto o lo otro.
El yo ideal es un aparato de captura, porque crea espejismos que capturan. Estar en un yo ideal es narcisismo, es no tolerar a otro que le haga sombra. Es una identificación de yo a yo, extraer un rasgo del líder e incorporarlo.
Lacan critica a Freud indirectamente, porque ideal del yo y yo ideal son diferentes.
Si se produce la operación (rota el espejo plano 90°):
En el ideal de yo, se logra salir de la captura del espejo. Sale del narcisismo ideal del yo, deja de ser para tener. El ideal del yo cuenta con la castración como semilla.
El sujeto se constituye en un espejo, que es un espejismo. Todos necesitamos vernos en el Otro, en la mirada del Otro y constituir nuestra propia imagen. Pero debemos salir de esa imagen (figura 3) vía el análisis. La dirección de la cura es a partir de ese modelo y no quedar atrapado en la virtualidad. Hay que poder ver algo del yo real (según Freud) y lograr la traslación como otra operatoria. Los ideales como “ser como mamá”, “trabajar como papá” deben deshacerse, porque capturan al sujeto.
El espejo, en el análisis, debe poder vascular, moverse, bajar. Tiene que ver con la descompletud, encontrarse con la falta y con algo real del sujeto. El sujeto asume en el análisis su discurso inconsciente. Ej: “Hago tal cosa porque lo hizo mi papá”. Asumirlo como propio es salir de la queja. Es similar a atravesar el fantasma. Es verse desde el lugar en el que estaba y poder verse desde algo de lo real. Esto ocurre en análisis, donde ve su propio goce y se hace cargo. Todo esto sería detrás del espejo.
En la figura 3 el sujeto está barrado y cambió de posición. Lo real propio hace ver algo diferente de uno mismo. El florero con las flores es cuando te querés ver como “el empleado del mes”. En esa traslación, el sujeto pasa del espejo y tiene acceso a los significantes. El sujeto borra, progresivamente, a una posición de 90°, entonces, las marcas donde uno está identificado van cayendo, ve el propio goce, confronta sus marcas y el sujeto puede cambiar de posición.
En el niño, supongamos un niño que mancha todo puede ser que esté en ese lugar dado por el adulto, que le dice “el que siempre arruina todo”. Esas marcas pueden estar condicionando el lugar de sujeto y el analista debe ayudar a separarlo de esas marcas, esos significantes del Otro. Hay que despegarlo del espejo.
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