El texto de Madonni Patricia: “La escuela: entre lo Universal y lo Particular” plantea el aprendizaje de la escuela vs. el aprendizaje de la calle. Este último, a la luz de los avances de la era digital, deben ser reconsiderados.
Hay un carácter contextualizado del desarrollo humano, porque el humano se desarrolla en contextos sociales (Freud). El primer contexto es la familia y el segundo, la escuela.
En la escuela los niños aprenden cosas diferentes que en su familia, se tiene que relacionar con otros niños (a veces diferentes a él), con los maestros y la institución, que tiene sus propias reglas.
La escuela es un contexto que delimita el desarrollo humano, pero también se anuda con otros contextos, así que la frontera de la escuela se amplía.
La escuela contextualiza un aprendizaje descontextualizado. La escuela oficializa y contextualiza en ella un aprendizaje no funcional, no aplicable a la vida diaria. Este aspecto es comparable con lo de la escuela inteligente. La escuela transfiere valores que una sociedad considera prioritarios, establece un itinerario para que los sujetos los transite y esto opera fuertemente sobre su subjetividad.
La escuela produce efectos de descontextualización sobre el desarrollo cognitivo. Esto fue sacado de Vigotsky. Esto quiere decir que enseñando contenidos diversos, se está produciendo efectos sobre el desarrollo de la inteligencia y sus funciones: atención, percepción, memoria, etc. Esta evolución no podría darse sin la escuela.
A veces, las personas dicen que en la escuela no aprendieron nada, o muy poco. Pero una mirada más atenta indica que aprenden tanto los contenidos del currículo manifiesto como el del oculto. En las escuelas se utilizan mecanismos de medición para saber cuánto se ha aprendido. El sujeto aprende específicamente en cada contexto y luego traslada y recrea su aprendizaje.
Hay que aspirar a que el alumno pueda activar cada tipo de conocimiento según el contexto donde esté. Eso se logra conociendo cada contexto y utilizándolo a favor de la escuela, para diseñar escenarios que favorezcan a la construcción del conocimiento. Para que la escuela pueda cumplir con su propósito social, hay que conocer el mundo en el que vivimos. Hay que escuchar a las demandas de los jóvenes, que se manifestarán mediante el desinterés, el abandono o en las dificultades.
Hay que reconocer que las prácticas sociales cambian, como las significaciones de los sujetos hacia los contextos y eso hace comprender a la dinámica escolar como dinámica y cambiante.
Las significaciones se revelan en la relación docente alumno, donde el docente puede lograr captar la interpretación de los alumnos. Los alumnos pueden, con esta óptica, recorrer distintas experiencias culturales que le permitan seguir aprendiendo.
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