viernes, 24 de diciembre de 2021

Entrevistas con madres y padres. ¿Por qué es un encuentro revelador?

La clínica con niños siempre viene acompañada de padres, madres ó aquellos adultos significativos para la crianza del niño. ¿Se trata únicamente de juntar datos a la manera de una anamnesis ó tiene otro sentido en la clínica psicoanalítica? El taller clínico "Entrevistas con madres y padres. ¿Por qué es un encuentro revelador? " fue dictado por la Lic. Victoria Alvarez, 30 de octubre de 2021. A continuación, los apuntes de la misma.

La importancia que el analista le dé el analista a los padres dependerá de cómo se piense al niño y a su padecer. En el desarrollo del psicoanálisis con niños hubo diferentes posturas sobre el lugar de los padres en la cura.

Melanie Klein consideraba que el conflicto era interno en el niño y que no hacía falta entrevistar a los padres. Se lograba la cura a partir de jugar con el niño.

Arminda Aberastury, en Argentina, también usaba la técnica del juego. Ella entrevistaba a los padres con preguntas sumamente pautadas, sin un intercambio necesario. Ella armó grupos de orientación a padres y este dispositivo fue replicado en otros hospitales.

Anna Freud consideraba que el paciente era el niño y que había que trabajar con él al modo del adulto. Usaba interpretaciones, sin juego.

Maud Mannoni, ya con una lectura lacaniana del síntoma del niño, solo trabajaba con los padres.

En el texto de Freud de 1920 sobre la joven homosexual, él se refiere a la situación ideal de comienzo de un análisis, que no era su caso. 

El médico que debía tomar sobre sí el tratamiento analítico de la muchacha tenía varias razones para sentirse desasosegado. No estaba frente a la situación que el análisis demanda, y la única en la cual él puede demostrar su eficacia. Esta situación, cómo es sabido, en la plenitud de sus notas ideales, presenta el siguiente aspecto: alguien, en lo demás dueño de sí mismo, sufre de un conflicto interior al que por sí solo no puede poner fin; acude entonces al analista, le formula su queja y le solicita su auxilio.

Esta es la situación ideal. Más adelante, dice:
Las situaciones que se apartan de estas son más o menos desfavorables para el análisis, y agregan nuevas dificultades a las intrínsecas del caso.

Es el caso de los padres que demandan que su hijo se cure.
El médico puede lograr, sí, el restablecimiento del hijo, pero tras la curación él emprende su propio camino más decididamente, y los padres quedan más insatisfechos que antes. En suma, no es indiferente que un individuo llegue al análisis por anhelo propio o lo haga porque otros lo llevaron; que él mismo desee cambiar o sólo quieran ese cambio sus allegados, las personas que lo aman o de quienes debiera esperarse ese amor.

En la conferencia 34, de 1932, Freud dice algo más optimista:
Se demostró que el niño es un objeto muy favorable para la terapia analítica; los éxitos son radicales y duraderos. Desde luego, es preciso modificar en gran medida la técnica de tratamiento elaborada para adultos. Psicológicamente, el niño es un objeto diverso del adulto, todavía no posee un superyó, no tolera mucho los métodos de la asociación libre, y la trasferencia desempeña otro papel, puesto que los progenitores reales siguen presentes.

Y luego, la famosa frase que muchos analistas de niños conocen:
Cuando los padres se erigen en portadores de la resistencia, a menudo peligra la meta del análisis o este mismo, y por eso suele ser necesario aunar al análisis del niño algún influjo analítico sobre sus progenitores.

Lacan, en el año '49, nombra distintos aspectos de la formación del analista para el análisis con niños y la flexibilización de la técnica. En Dos notas sobre el niño, Lacan propone que el síntoma del niño está en posición de responder a lo que hay de sintomático en la estructura familiar. La respuesta es ante algo, nosotros podemos pensarlo en tanto defensa. Jorge Fukelman, un analista argentino, planteaba esto como el retorno de lo reprimido de los padres, que se manifiesta en las articulaciones significantes que rondan la vida. Esto a veces puede ser claramente advertido, otras más difícilmente y a veces no se puede ubicar a qué responden.

Lo sintomático familiar puede ubicarse en un acontecimiento traumático fácilmente ubicable ó puede tener que ver con la neurosis de los padres, que pueden dejar al niño en lugar de testigo, de sostendor de estos malestares.

¿Qué función cumplen los padres en el psiquismo de los niños y su problemática? Las funciones maternas y paternas pueden estar encarnadas en distintos adultos significativos para la vida de ese niño, como los abuelos, los tíos, etc.

El cachorro humano tiene una dependencia vital con el Otro. Para sobrevivir, tiene que haber otro que lo cuide como en muchos animales, pero para constituirse como un ser hablante, sujeto del inconsciente ó sujeto deseante, tiene que encontrar en el Otro cuidado, sostén y alojamiento en su deseo. El niño tiene que encontrarse siendo algo significativo para alguien. 

El niño llega al mundo con una historia que lo antecede. Esperablemente, este niño es alojado en una trama de deseos familiares y sobre él recaerán identificaciones inconscientes que se pondrán en juego, por parte de los padres, para cada hijo. De esta manera, cada hijo tiene "sus padres", aunque sean los mismos entre los hermanos. En los primeros momentos, que son fundantes, el niño es hablado, demandado con palabras y significantes que dan cuenta del lugar que ocupan para el Otro y para la familia.

Lacan, en la conferencia de Ginebra sobre el síntoma, dice que los padres modelan al sujeto y que no es indiferente la manera en que le ha sido instilado (echar gota por gota dentro de algo) el modo de hablar. Lo que se dice y cómo se dice es absolutamente primordial. Dice Anne Dufourmantelle:
La impotencia fundamental de nuestras primeras semanas de vida, donde enteramente consagrados al Otro, nosotros esperamos de él, de ella, una caricia, una palabra, un gesto, un signo al menos que nos enganche a la vida, al amor, al deseo. 

Sin ese enganche al Otro a la vida, el sujeto irá errando buscando algo de ese lugar. Pero acá ubicamos lo imprescidible de esta función del Otro y su alojamiento. Serán palabras, entonces, las que lo irán nombrando, devenidas luego en significantes y que le dan al sujeto un lugar en el mundo. Le dan un ser.

El analista debe estar advertido cómo los padres nombran a su hijo: el salvador, el primero, el del medio... Significantes que son propiciatorios del deseo y la subjetividad.

El sujeto se identifica a esos significantes que vienen del Otro. En el curso de la infancia, este Otro tiene presencia real, como veíamos con Freud. Es decir, está ahí en la vida real del niño y tiene una injerencia real. La problemática del niño tiene que ver con el modo propio de arreglárselas con la demanda del Otro, por donde se vehiculiza su deseo. 

Un caso
Niña a punto de cumplir 5 años, sus padres consultan porque se hacía pis encima. Los padres dicen que creen que la niña nunca dejó los pañales. A los dos años y medio, era enero y la nena los llamaba para ir al baño, pero pocas veces avisaba y se hacía pis encima. La madre llevaba mudas de ropa por las dudas.
En seguida, en la entrevista surge un acontecimiento traumático que los padres vivieron dos meses antes de ese enero. Estando la niña en casa de los abuelos, la policía entró violentamente a hacer un allanamiento rompiendo puertas, ventanas, golpeando a algunos adultos y deteniendo al padre. El padre fue detenido por 30 días y como la madre se tuvo que ocupar de esa cuestión, la nena quedó al cuidado de unos familiares. El padre fue sobreseído rápidamente porque todo había sido una confusión.
Después del sobreseimiento, plantearon irse del país, pero el tema quedó ahí y que "seguimos con nuestras cosas como si nada hubiera pasado". En todo ese tiempo, a la nena le dijeron que el padre fue a comprar caramelos y juguetes y que ya iba a venir. La nena recordaba el hecho y se le armaba un lío de quién era el bueno, el malo, la policía que era buena, pero que entró y era mala... La nena, un tiempo después, dejó de preguntar. Esta marca en el cuerpo de la niña denuncia que no todo estaba como si nada hubiera pasado.
Jugando, la niña pudo elaborar esta cuestión y con los padres se pudo hacer enrar en el discurso esto traumático que había quedado por fuera. La cuestión era seguir, no como si nada hubiera pasado, sino advertidos de esta manera.

¿Qué revela la entrevista a padres?
Lo que interesa de la entrevista cpn los padres es ubicar en su discurso el lugar que ese hijo ocupó y ocupa en el deseo de cada uno de ellos. La escucha tiene que estar orientada a esas marcas con las que ese hijo fue hablado, los ideales que se han puesto sobre éste. 
¿Cómo lo cuentan? 
¿Qué contradicciones? 
¿Qué mitos familiares? 
Hay que restar atención a los enriedos en que los padres se ven envueltos cuando tienen que resolver cuestiones con los hijos y que tienen que ver con los ideales de los padres puestos sobre este niño.

La escucha es la que guía a las intervenciones del analista. Habrá que ubicar aquello que la estructura de lo familiar ante lo que el síntoma del niño responde.

Qué preguntar y escuchar en las entrevistas a padres
El analista primero escucha el motivo de consulta y de qué se trata la demanda, si es que la hay. Por ejemplo, pueden mandarlos de la escuela y que los padres no tengan una demanda. Debemos preguntarnos ¿Quién sostiene esa demanda? No todos los que participan de las entrevistas tienen las mismas intenciones ni demandas. 

En lo que nos cuentan los padres, hay que fijarse quién padece. Muchas veces los padres consultan y no queda tan claro si hay un padecimiento, sino que se trata de consultas que tienen que ver con separaciones recientes y la consulta es más bien preventiva. Quizás, en esos casos, los que sufren son más bien los adultos y no tanto el niño.

También hay que situar por qué la consulta es en ese momento, qué precipitó el llamado. ¿Qué genera en los padres lo que le pasa al niño? Puede ser enojo, fastidio, miedo...

Nos interesa cómo fue la llegada del niño a su familia. Debemos historizar su existencia, los hitos de su desarrollo. No son los datos que nos interesan, sino cómo fue que la familia lo vivió.

Podemos indagar en qué hipótesis tienen los padres acerca de lo que le pasa a su hijo. Allí aparecen un montón de cosas que tienen que ver con la implicancia que tienen los padres con el síntoma de su hijo y cuál es su posición.

Debemos prestar atención a cómo es nombrado el niño, qué palabras usan para definirlo. Toda esta información nos da la pauta de qué lugar ocupa ese niño o niña en el discurso de sus padres. 

En estas entrevistas, se da la instalación de la transferencia. Los niños son traídos al análisis por sus padres ó adulto responsable, pero eso no significa que necesariamente ellos participen de la cura. Hay tres modos en que los padres se pueden ubicar respecto a cómo los padres llegan a la consulta:

La llegada al modo de lo simbólico es el modo ideal. Son padres que llegan interrogados por lo que le pasa al niño. Ubican en la consulta que hay un saber que ellos no tienen y que el analista tiene (según ellos). Suponen que el analista va a poder acompañarlos y ayudarlos y a él le dirigen preguntas propias, escuchan y se quedan pensando. 

Hay un modo más imaginario de presentarse, son los padres que consultan para arreglar lo que no funciona en su hijo. Ponen el saber en el lugar del analista, pero no tienen una interrogación. Demandan un alivio. Lo que el analista aquí tiene que hacer es enlazar esta presentación a la pregunta.

Finalmente, hay un modo real de presentación, que son los padres enviados por el médico, la escuela... Vienen sin demanda, sin interrogación, muchas veces mostrando el fastidio que sienten por estar ahí. Esta presentación es importante de tener en cuenta, porque no siempre que los padres traen a un niño en consulta quiere decir que estén siendo parte de la cura. Aquí el analista debe hacer que los padres tengan un interrogante propio, alojando este modo de presentarse.

En estas consultas, los padres vienen porque no hay coincidencia con lo que los padres esperaban de ese niño. Se trata de una desproporción estructural que introduce el lenguaje al tocarnos el cuerpo. Algo queda perdido en el ingreso al mismo y ya nada encajará perfectamente. No hay objeto mítico de la satisfacción, porque la falta es estructural. El encuentro y la aceptación de esta diferencia, entre lo que se espera y lo que se encuentra en el hijo, es el trabajo principal de los padres y se hace por amor, renunciando al narcisismo propio en pos de la subjetividad del hijo.

El analista debe dar lugar a la diferencia que ese hijo porta, que es el sostén de la singularidad del niño. Esta diferencia implica que el niño no está tomado del todo por los significantes del Otro. Es cierto que no siempre vamos a lograr esta disponibilidad tan ideal que decimos de los padres y las madres. El analista debe ser paciente, tomar esa presentación y trabajar con ella. A veces tenemos que trabajar con padres que no coinciden con nuestro ideal, por lo que hay que ver qué padre y qué madre y con qué historias llegan a la consulta.

La posición del analista frente a la entrevista a padres no es la de analizarlos. Tampoco es la función del analista ser un dispenser de saberes y consejos. Esto no quiere decir que el analista no deba dar indicaciones precisas, que se dan según la lógica del caso y de los significantes en juego. 

Las intervenciones del analista deben favorecer el despliegue subjetivo de ese niño, a través del jugar y leer el modo singular en que se presenta el síntoma, propiciar que algo se inscriba y se reordene de otro modo menos padeciente y con los padres, acompañar la lectura que se va haciendo del síntoma y lo que nos muestra. La idea es que ellos se posicionen en un lugar más amable con la diferencia. También, que los significantes se puedan articular a la cadena.

El análisis con niños busca que éste se pueda ubicar de otro modo respecto de la demanda del otro que lo hace padecer. A veces esto se modifica en las mismas entrevistas con los padres. Si esto no es suficiente, también el analista trabaja con el niño. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario