viernes, 29 de diciembre de 2023

El sufrimiento infantil ¿Qué-hacer en la clínica?

¿Cómo reconocer en la clínica si un infante sufre?

Es frecuente recibir en el consultorio niños y niñas que expresan su sufrimiento, siempre de acuerdo a las particularidades de su subjetividad y su historia. Desatentos (o mejor dicho, con la atención puesta en otra escena), otros que padecen conductas regresivas (encopresis, enuresis), infantes que se mueven sin orientación ni rumbo, y tantos otros que presentan crisis de angustia a la manera de berrinches y negativismos persistentes.

¿Qué-hacer para ayudarlos?

Te compartimos 5 recomendaciones que te resultarán beneficiosas.

1° RECOMENDACIÓN

Cuando recibimos a un niño en tratamiento, resulta fundamental preguntarnos:

✅¿En qué lugar está ubicado ese niño en su complejo familiar?

¿Con qué rasgo y/o situación el niño o la niña se halla identificado?

¿Qué idealizaciones y/o mandatos recaen sobre el infante?

¿Cuáles son los recursos subjetivos y/o defensas psíquicas que prevalecen en ese niño o niña? ¿Qué idealizaciones y/o mandatos recaen sobre el infante?

¿De qué forma, con los recursos que ya posee y aún con los que no, expresa su angustia?

¿Cómo se halla configurado su narcisismo en el tiempo de la consulta?

¿Posee la posibilidad del juego simbólico, es decir no automatizado?

¿Puede el niño o la niña armar de manera lúdica una historia, que exprese alguna narrativa?

¿Qué escenas repite en el juego?

2° RECOMENDACIÓN

Intentaremos tener siempre presente que nuestro paciente es el niño o la niña.

En la clínica infantil nos encontramos con múltiples actores que van más allá de nuestro paciente: madres, padres y cuidadores preocupados, docentes e instituciones que solicitan el logro de ciertos “objetivos escolares”, y otros discursos terceros, con prejuicios arraigados, en los que corremos el riesgo de quedar atrapados.

Por este motivo y por tanto más, resulta siempre fundamental mantener una disponibilidad abierta hacia el niño o la niña, que lo aloje y lo abrace en su sufrimiento, en su subjetividad irrepetible, ayudándolo a que pueda a abrir la puerta para “ir a jugar su juego”, en el que se incluya con su propia traza subjetiva entre sus otros familiares y sus otros semejantes.

3° RECOMENDACIÓN

Un tesoro inigualable: nuestro sostén

Una función fundamental del analista en la clínica infantil es “el Sostén” -al decir de Winnicott-, esto implica posibilitarle al niño o la niña un despliegue de sus pulsiones. El analista funcionará como el que puede recibir y devolver de manera ligada el des-borde pulsional. Nuestra palabra, narración, presencia, intentará oficiar de espacio seguro para que el infante escenifique sus encerronas edípicas, orientandolo siempre a que encuentre su subjetividad encuentre una puerta de salida.

4° RECOMENDACIÓN

Estar siempre dispuestos a lo que “sí” puede ocurrir: una apertura al acontecimiento

Como analistas, nos apartaremos de la “posición negativista” que es la que pone el foco en aquello que el niño o la niña no puede hacer, ni decir, ni representar, ni jugar, ni crear. Intentaremos corrernos, así, de la angustia de los Otros familiares y/o los establecimientos educativos y recreativos.

Por el contrario, nos sostendremos en lo que se halla en plena potencia, es decir, en plena capacidad de estar construyéndose en tiempo presente, y que encontrará un despliegue mayor en su futuro mediato.

5° RECOMENDACIÓN

Enseñanza fundamental: Clave Clínica

El niño o la niña nunca están parados en el mismo lugar, aunque no nos sea visible de manera directa. Y nosotros, como analistas, así se lo haremos saber y oficiaremos de apoyo y respaldo con nuestras palabras, nuestros gestos y nuestras acciones.

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