viernes, 24 de noviembre de 2017

Cambios psicológicos y adaptación a la vejez.


Introducción


El concepto del envejecimiento sólo es comprensible en un marco de una cultura específica y está condicionado en gran medida por variables históricas y socioeconómicas, el concepto de vejez se genera en gran medida de las costumbres, y los mitos y representaciones sociales, entre las que se incluye la autopercepción que de ella tiene cada persona (Abellan, 1996).


La representación social de la vejez, está dada por un consenso de valores, normas, creencias y sentimientos que regulan las 'expectativas', actitudes y conductas de los demás grupos etarios y de los ancianos, entre ellos y consigo mismo. (Rodríguez, 1994).


Desde el punto de vista psicológico los rasgos sociales de las últimas décadas han influido notoriamente en la imagen de la vejez. La sociedad occidental actual se caracteriza por ser altamente competitiva con una relación dialéctica entre la producción y el consumo y la oferta y la demanda. En esta escala valorice, el anciano es visto como un ser poco productivo y que genera básicamente consumos de salud. Es también una sociedad efectista en que predomina la lógica de la eficiencia sobre los valores como la gratitud, la bondad y la cultura, en que lo que no es de rendimiento inmediato y no tiene un valor de utilidad tiende a ser poco considerado. Por otra parte, ha ocurrido una masificación con una mayor importancia del desarrollo urbano sobre el rural y con una pérdida de: los espacios de encuentro y de vida. Desde el punto de vista valórico la moral se ha vuelto relativista en conceptos universales como la verdad, la justicia, la responsabilidad, la honestidad, el amor y el respeto, y se efectúa una aplicación valórica diferente en los ancianos.


Otros elementos sociales que inciden negativamente en la valoración de los ancianos es el rasgo de aceleración provocado por las transformaciones tecnológicas, politicas, e'ponornicas y Luiturales. Aun en los adultos jóvenes se da el llamado shock del futuro. el temor a quedar atrasado en relación a la vertiginosidad de los cambios, y aunque el anciano cuenta con capacidad de adaptación mantenida, presencia limitaciones en la rapidez con que lo logra. A esto se agrega el predominio de la familia nuclear sobre la extendida con una pérdida de los espacios de convivencia entre los adultos mayores y las generaciones más jóvenes: lo que disminuye la transmisión oral de la cultura y despoja al anciano de uno de sus roles sociales fundamentales.

Sin embargo, en la última década y en parte debido a la actitud de lucha de los propios adultos mayores, algunos de estos rasgos están variando y se aprecian signos crecientes de sensibilidad y solidaridad, y sensibilidad frente a la importante tarea de los adultos mayores de encontrar un modo y sentido a su existencia para la extensión de la vida cronológica que los avances en salud han proporcionado a este grupo etario.


Un ejemplo de esto es la nueva teoría de la selectividad de  Carstenten, que ha reemplazado a los antiguos conceptos de pérdida de la actividad o de desvinculación propuestos por Cummings y Henry, en que se enfatizaba que en la vejez se dejan las actividades y abandonan los lazos sociales ya sea, por propio deseo o; motivados por el hecho de ser rechazados. El concepto selectividad se refiere a que las interacciones sociales en la vejez se eligen por razones y funciones específicas. Este autor ha demostrado que los adultos mayores tienen preferencias distintas a los jóvenes, tendiendo a buscar más las interacciones con personas familiares para ellos, más que buscar nuevos contactos. Desde esta perspectiva el desvincularse puede ser más bien una forma de mayor tranquilidad y satisfacción y no un mecanismo de escape frente a un problema que no se sabe enfrentar.


La situación sociocultural del siglo pasado ha generado una autopercepción psicológica del adulto mayor caracterizada por pérdida de la autoestima en que predomina la idea de no contar para otros y de que los demás no cuentan con él, lo que llevan un cierto grado de marginación social (Derouesné, 1999). En muchos adultos mayoress se produce una disminución de la facilidad de adaptación, la cual está dada por las cambiantes características del mundo, por elementos psicológicos y económicos personales. En las personas con poca proyección individual y con niveles bajo de actividad intelectual, esto puede incluso originar una pérdida del significado de la vida.


En la actualidad, desde la perspectiva del desarrollo humano, se considera el envejecimiento como un proceso adaptativo en que intervienen factores psicológicos. sociales y culturales. (Denoux, 1999) caracterizado por ser complejo, asincrónico, con diferencias entre los grupos y en un mismo individuo; por otra parte, varía de una generación a otra y de acuerdo al contexto sociocultural en que ocurre.


En esta perspectiva, se plantea que junto a la disminución de algunas funciones hay una utilización efectiva de otras que se conservan e incluso algunas que se pueden desarrollar. El concepto vigente en la actualidad sobre envejecimiento psicológico es una etapa evolutiva otorgando más importancia al potencial de la vejez que a los detrimentos (Cohen, 2009).


La vejez posee tareas y preocupaciones propias y la forma de enfrentarlas depende en gran medida del tipo de vida anterior, de su aceptación, del grado de madurez psicológica, del tipo de relaciones interpersonales creadas y dei desarrollo intelectual.


Los estudios muestran que hasta el final de la vida la salud y la actividad son elementos que enriquecen el quehacer de los ancianos y que cuanto mayor haya sido el desarrollo intelectual de la persona, más variadas y satisfactorias siguen siendo sus experiencias y actividades (Calven, 1997; Claver, 1998).


De esta manera la vejez se convierte en una tarea individual, probablemente la más importante de la vida, siendo la forma de vivirla responsabilidad de cada persona, quienes deben tener clara la necesidad de prepararse para esta etapa, asumir sus limitaciones e introyectar el concepto de salud relativa o suficiente, que implica utilizar de la mejor manera posible las capacidades aun en presencia de enfermedades crónicas. Envejecimiento por sí mismo no significa una disminución de los estados emocionales subjetivos ni de la forma de vivenciarlos o describirlos (Fernández, 2000).


Una vivencia de mucha significación es saber que tras esta fase evolutiva no hay otra y que la crisis final, es decir, la muerte, es también una responsabilidad personal y que su preparación le da un carácter existencial propio al envejecimiento (Valdez, 2000). Por esta razón nadie puede aceptar el envejecimiento sin algún grado de dolor ya que la experiencia de finitud produce en todos una experiencia dolorosa.


Los aspectos psicológicos y psicosociales del envejecimiento han sido poco estudiados por la psicogeriatría, cuyos mayores avances se han dado en el campo de las enfermedades. Asimismo, la psicología, incluyendo la psicología evolutiva, sólo desde la aparición del concepto de ciclo de vida se ha ocupado del envejecimiento, aunque la mayoría de las investigaciones se refieren al estudio de la inteligencia y de los procesos cognitivos. Sólo en la última década se ha puesto énfasis en el estudio del envejecimiento normal,y otros aspectos psicológicos de Ia vejez. como los afectivos, la identidad, la forma de enfrentar conflictos, la calidad de vida, las posibilidades y formas de adaptación al proceso. Los conocimientos son por ello aún fragmentarios y son todavía escasos, no existe un modelo integrador adecuado aún (Derousné, 1999) aunque la tendencia es hacia un enfoque gerontológico que se preocupa de los aspectos positivos de la vejez, de las posibilidades de mantención y desarrollos de funciones, dando importancia a conceptos como satisfacción con la vida, bienestar y realización.


Algunos de los factores que hacen difícil, desde el punto de vista metodológico, la investigación de la psicología normal del envejecimiento son las que se muestran en la Tabla 2, lo que también en parte explica el lento avance en esta área del conocimiento:


Modelos de estudio del envejecimiento


En la psicología del envejecimiento se pueden Considerar los siguientes enfoques: experimental y cognitivo, de la personalidad y social, de la salud y del comporta miento y a la longevidad y envejecimiento exitoso. Esto revela la naturaleza interactiva de los cambios relacionados con la edad y las diferencias del comportamiento en los adultos mayores. El conocimiento de la psicología normal del envejecimiento es fundamental para que los profesionales que trabajan con adultos mayores cuenten con un estándar contra el cual contrastar el envejecimiento patológico. El envejecimiento psicológico de un individuo es el resultado de sus vivencias, experiencias estilo de vida, características psicosociales y la percepción que el adulto mayor,tenga de sí mismo. Para conocer la psicología de un anciano es necesario tener una visión integral y valorativa de una multiplicidad de factores, como son su personalidad con sus elementos afectivos, volitivos, instintivos cognitivos, como así también su condición física, situación funcional, las patologías que ha sufrido o sufre y su repercusión psíquica.


Esta tarea de gran complejidad es la que debe efectuar el clínico, sin embargo al estudiar sólo a adultos mayores lo que se obtiene es una psicología de los viejos y no una del envejecimiento; por lo tanto, el enfoque actual es estudiar la psicología del envejecimiento en la perspectiva del desarrollo vital y, enfatiza la continuidad de los patrones de conducta a través de toda la vida.


Personalidad y envejecimiento


La personalidad y su influencia en la vejez presenta una condición de complementariedad: el envejecimiento afecta a la personalidad, pero también la personalidad o dimensiones de ellas influyen en la forma de envejecer. Ha sido un tema principal de la psicología. Hasta hace algunos años la mayor- parte de los resultados obtenidos se basaban en un análisis de corte psicoanalítico. Sin embargo los avances de la neurofisiología, la bioquímica, la psicofarmacología, el diagnóstico por imágenes y otros han variado esta situación y el concepto de personalidad en la actualidad se basa más bien en una orientación biológica en cuanto a su sustrato; sin desconocer los elementos psicológicos puros, su estructura se explica más por rasgos que por estratos. La medición se hace por instrumentos de autoevaluación y medición de expertos más que por tests subjetivos.


Los rasgos se definen como funciones complejas resultantes de la acción integrada y conjunta tanto de funciones psíquicas como de estimulas del mundo existencial, y entre los más estudiados se encuentran las características emocionales, el estilo de relación interpersonal, el estilo experiencia!, dado por las funciones cognitivas, y el estilo motivacional.


La personalidad es concebida como un concepto global, lo mil es único o característico de un individuo, y si bien existen distintas teorías. algunas incluso contrapuestas, las investigaciones sobre el desarrollo de la personalidad muestran que: (Costa et al., 1986; Hann el al., 1986: Fierro, 1994).


1. Existe una gran estabilidad de la personalidad a lo largo del curso de la vida adulta y de la vejez, cuando ésta es medida objetivamente como por ejemplo a través de auto - reportes escritos que a través de test subjetivos.


2. La evolución de la vejez es distinta según los diferentes tipos de personalidad ya que los diferentes tipologías se adaptan o responden de manera diferente a los hechos vitales, incluyendo el envejecimiento.


3. La vejez como proceso evolutivo tiene mayor posibilidades de éxito en aquellas personalidades que han mostrado un mejor ajuste previo en la vida.


4. Existen diferencias de género que pueden relacionarse con los acontecimientos vitales o los roles propios. La autoestima se mantiene á niveles similares a los de la adultez en la vejez.


5. Hay diferencias de género características. Con la capacidad propia de los grandes novelistas, Simón de Beauvoir enunció estos conocimientos actuales: Los vicios conservan las cualidades y los defectos que siguen siendo; así lo plantea también Ajuriaguerra: Se envejece como se ha vivido.


La estabilidad de la personalidad tiene implicancias significativas para los efectos causados por los cambios que se asocian a la vejez en los roles sociales, en el aspecto cognitivo, en lo físico y en la experiencia vital; por otra parte, esta característica debe ser tomada en cuenta al diseñar intervenciones preventivas o educativas y/o terapéuticas en relación al bienestar psicológico de los adultos mayores a su estilo de adaptación, a la percepción que ellos tienen de su salud, a la conducta con respecto a ella ya la forma en que establecen sus relaciones interpersonales.


Los diversos estudios señalan que los estilos de personalidad asociados con mejor adaptación en épocas más tempranas de la vida tendrán mejores resultados en la vejez. El ciclo vital es visto como una estructura que elabora un proceso en que se alternan periodos de construcción y de reconstrucción sobre lo ya vivido.


En el análisis de la personalidad se han medido como factores de intelecto, la complacencia, la satisfacción, la extraversión y la energía. Todos estos componentes son estables, excepto la energía, lo cual-se explica por los cambios biológicos asociados. Por otra parte la mayor estabilidad del rasgo independencia en la personalidad parece asociarse con una mayor expectativa de vida.


En otros enfoques, la personalidad es estudiada según el llamado modelo de los cinco factores, que incluye neuroticismo, extraversión, apertura, empatía y autoconciencia, en que también se enfatiza el predominio de la estabilidad de la personalidad sobre el cambio. Por supuesto que las variaciones son importantes y que en general las mujeres son más asertivas en esta época de la vida, mientras que los hombres tienden a ser más afectivos. La mayor parte de los estudios demuestra que la personalidad como un todo se mantiene estable después de los años. De ahí entonces la importancia de desarrollar desde la infancia y hasta la adultez joven todas las medidas necesarias para lograr una personalidad sana que permita garantizar la estabilidad psicológica y conductual en la vejez.


Por otra parte hay que considerar que en muchos ancianos la autoestima y el hecho de ser valorado por otros, elementos básicos de la seguridad personal, se mantienen o acentúan con los años. Además, es frecuente que los adultos mayores encuentren o busquen en esta etapa nuevos roles o la forma de mantener su roles habituales sin que haya un cambio significativo en su estatus social. En la conducta social los adultos mayores tienden a valorar mucho más que los jóvenes el concepto de territorialidad en lo espacial y personal, sobre todo en situaciones de crisis psíquicas o físicas, y su actuar está muy condicionado por un comportamiento denominado "nidícola" en que se buscan los medios y situaciones que les hagan sentirse seguros, homologándose esta actitud a la del feto en la vida intrauterina.


Orientación cognitivo-conductual


Un elemento fundamental del envejecimiento es lograr la adaptación a los cambios biológicos y sociales. La vejez como componente del ciclo vital tiene como grandes tareas la adaptación a pérdidas y lograr una adaptación saludable a la realidad del envejecimiento y la muerte. En esta tarea influyen características individuales como son el estilo cognitivo, las estrategias de afrontamiento, las competencias y el autoconcepto, de forma que el proceso de adaptación se relaciona más con el tipo de personalidad que con la edad.


El estilo cognitivo, que es la forma en que se organizan e interpretan los estímulos externos, se expresa, entre otros, por el llamado locus de control, que se denomina interno o externo dependiendo de dónde se localice el sentimiento de control sobre lo que sucede en un individuo y el lugar desde donde surgen las soluciones. La vivencia de poseer un locus interno es una dimensión de la personalidad que influye positivamente en el manejo del estrés; estas personas tienen mayor capacidad de adaptación y se ha demostrado que se asocia una mayor inteligencia.


La posesión de un locus interno de control es un signo de madurez y se alcanza plenamente en la adultez joven. Existen periodos evolutivos en que no es posible sentir así pasada esta etapa, como son el caso de la enfermedad y algunas situaciones de la vejez.


Se ha demostrado que este tipo de estilo cognitivo se mantiene estable a través de la vida, y por lo tanto los adultos mayores que la poseen pueden enfrentar de mejor manera la adaptación que sig.nitlea está edad. En este sentido, los adultos mayores presentan una estrategia de afrontamiento de los problemas que generan estrés, utilizando más bien estrategias centradas en las emociones, las cuales son más pasivas que confrontativas, más personales y con una orientación a controlar los sentimientos ansiógenos que a la modificación de las circunstancias. Este tipo de estrategia es más útil en relación en las situaciones de estrés que se generan en la vejez. Así, los ancianos, frente a situaciones poco modificables, utilizan estos mecanismos que son más adaptativos (Spar et aL, 1997). De esta forma las respuestas emocionales que utilizan pueden ser consideradas más bien un signo de desarrollo de la personalidad que de limitación, sobre todo si la situación a enfrentar es de difícil solución a través de la acción. Entre estas tareas propias de la vejez se destacan la asunción de una serie de temores y pérdidas destacándose entre las más comunes la pérdida de posición social, solvencia económica, roles y estatus, el deterioro corporal, producto del proceso de envejecimiento, la aparición de limitaciones físicas y molestias derivadas de la presencia de enfermedades crónicas o agudas, el temor a la pérdida de la independencia, los cambios de residencia; el perder la autonomía, convivir con hijos o familiares, necesitar ser cuidado en una institución, la presencia de duelos y pérdidas frecuentes, la pareja, los amigos, los pares y por último la incertidumbre frente a la propia muerte (Ferreyeral., 1994).


Del uso de estas habilidades se generan los patrones de adaptación y afrontamiento de los viejos, los que son Más reflexivos, efectúan introspección y la interioridad con mayor frecuencia y son más capaces de confrontar el concepto de de finitud de la existencia.


Vejez y control sobre la propia vida


El mantenerse autónomos, con capacidad de decisión en lo que respecta a la propia persona; es una de las tareas fundamentales de la vejez. Para ello es necesario que el adulto mayor mantenga responsabilidades que pueda cumplir el mayor tiempo posible y sobre todo que tome la decisión de cuándo dejarlas. Es también importante que mantenga actividades sociales independientes, en que pueda hacer un buen uso del tiempo libre. Debe tener información acerca de las situaciones específicas y cómo solucionarlas, ayudar, sentirse útil, reconociendo su capacidad de aportar algo importante hacia los demás.


Rasgos positivos de la vejez.


El envejecimiento como un componente de un ciclo vital implica una serie de condiciones psicoafectivas que ayudan a la autoestima, autoconciencia y a un envejecimiento exitoso, las que se señalan en la Tabla 3:


En relación a la salud, los adultos mayores tienden a responder a las campañas preventivas y seguirlas a nivel de su máxima capacidad, pero también reconocen en forma realista que muchos eventos peligrosos para la salud no pueden ser prevenidos. El apoyo social, considerado como una variable moderadora en la vida de los ancianos, ha sido estudiado por los mismos autores, quienes establecen una diferencia entre contacto social y apoyo social y que el balance final entre los amigos y la familia como apoyo favorece a esta última sobre todo en cuanto a continuidad, El apoyo social se relaciona fuertemente con la salud, especialmente en lo que se refiere a sobrevida.


La habilidad para enfrentar problemas es otro rasgo de personalidad muy estudiado, y se ha observado que aunque los adultos mayores tienen menos hechos vivenciales estresantes, su capacidad para enfrentarlos es excelente y que esta habilidad varía según sexo, ya que la distribución de estos eventos es diferente para hombres y mujeres, de tal forrna que la edad avanzada no es una limitante para enfrentar problemas y, más aún, que los adultos mayores tienen una extraordinaria resistencia para estas situaciones. Esta capacidad tiene fundamental importancia para lograr una adaptación saludable a la realidad del envejecimiento y la muerte.


Aspectos psicológicos de la salud en el anciano.


La autopercepción de la salud es un elemento significativo en el bienestar psicológico de los ancianos. Los adultos mayores tienden a percibir su estado de salud en mejores condiciones por un proceso de comparación con otros adultos mayores.


Aunque también es frecuente que con el envejecimiento aumente la sensación de vulnerabilidad corporal y exista una actitud de mayor observación de las funciones del organismo (Cohler et al., 1996). Su respuesta frente a los planes y programas de prevención y educación es positiva, con una adherencia mayor que la de los adultos jóvenes (Slegler es al.. 1996). La sensación de salud relativa o suficiente' genera en ellos una seguridad más significativa que les otorga el bienestar económico y/o las redes sociales de apoyo. Por otra parte, se ha demostrado que la percepción de malestar psicológico se asocia con mayor disminución en las actividades que la que produce los síntomas fisicos de las enfermedades crónicas que acompañan a la vejez.


Elergmann estudió, en 1997, la relación entre apoyo social y enfermedad cardiovascular y mortalidad. Se demostró que existen patrones de apoyo similares para hombres y mujeres y que también las consecuencias de un bajo nivel de apoyo son similares en ambos sexos. La mayor parte de los estudios en este campo demuestran una correlación fuertemente positiva entre apoyo social, salud física y mental y sobrevida en los ancianos.


En cuanto a vida sexual, se observa que la capacidad sexual se puede mantener hasta el final de la vida y que la vida sexual puede seguir siendo activa y mantenerse como un buen medio de comunicación y contacto emocional como resultado de un aprendizaje adaptativo en esta área de la personalidad.


Es pues con su habitual personalidad que los adultos mayores deben enfrentar el envejecimiento que les plantea como tareas fundamentales la adaptación a pérdidas: afectivas, económicas y laborales, el planteamiento de nuevas metas, pero a la vez saber usar el cada vez más creciente poder de la población adulta mayor para su desarrollo personal.


Así pues, podemos concluir que en la vejez se mantienen, con las diferencias individuales propias, los estilos de respuestas emocionales frente a los eventos, la capacidad y tipo de relaciones interpersonales, la actitud y habilidad experiencia, las actitudes y motivaciones.


Longevidad y envejecimiento exitoso


La longevidad y el envejecimiento exitoso son dos constructos diferentes, aunque a veces tiendan a ser considerados como equivalentes. Lo S conocimientos en este tema derivan fundamentalmente de los estudios de seguimiento longitudinales de cohortes de ancianos y de estudios de longevos.


La investigación sobre centenarios de Georgie (1992) en EE.UU., en que se compararon centenarios con octogenarios y sexagenarios cogni t ivamen te normales y viviendo en.la comunidad, a los Cuales se les estudió factores que se relacionan con envejecimiento exitoso como longevidad familiar, apoyo ambiental, características individuales, habilidades de adaptación, salud funcional y mental, nutrición y satisfacción existencial, ha mostrado los siguientes resultados:


1.Los centenarios obtienen mejores puntajes.en dominando, desconfianza e imaginación como rasgos de personalidad y más bajos puntajes en habilidades de enfrentamiento conductual. Así se demuestra la cia de la personalidad en las habilidades funcionales y salud de' los centenarios.


2. Los recursos cognitivos son menores.en centenarios no dementes que en los de menos 'edad, pero sus habilidades para resolver problemas se mantienen intactas. Tanto la salud física como la mental influyen en las funciones cognitivas de los muy ancianos y las personas con mejores funciones cognitivas tienden a mantener mejor sus actividades instrumentales de la vida diaria.


3. La religiosidad no cambia entre las cohortes menos viejas y las de más edad y parece relacionarse fuertemente con la salud física, pero no con la salud mental.


4. - En cuanto a hábitos de alimentación, los centenarios tienden más a tomar desayuno en forma regular, evitan las dietas y las grandes variaciones de peso y consumen ligeramente más vegetales que las otras cohortes.


Pero, por otro lado, tienden a comer menos las dietas bajas en grasa y cumplen menos las gulas nutricionales para prevenir enfermedades crónicas.


5. Al analizar la influencia de los factores económicos, sociales, salud mental y funciones cognitivas se demuestra que los recursos económicos se convierten en importante predictor del nivel de desempeño ce las actividades instrumentales de la vida diaria, al aumentar el envejecimiento, en especial después de los ochenta años.


Es evidente que los muy ancianos cuentan con menos recursos globales que los menos viejos, pero ellos se perciben en condiciones-comparables con éstos, ¿Están ellos usando técnicas especiales de compensaCión desarrolladas a lo largo de sus experiencias vitales que podrían aprenderse para llegar a esa edad? Los estudios realizados en Hungría Francia, Japón, México y EE.UU. señalan que existen diferentes caminos para llegar a la longevidad. Para algunos subgrupos de centenarios la tendencia genética y una historia familiar de longevos parecen ser el factor más determinante. Los estudios demuestran que más de la mitad de las personas cuyos padres han vivido más de 80 años también alcanzan esa edad. Para otros la clave parece ser su habilidad pata adaptarse eficientemente a las circunstancias vitales ya sea.por una inteligencia alta y habilidades para la solución de problemas o por poseer una personalidad de tipo adaptativo que se caracteriza fundamentalmente por considerar el trabajo una fuente de satisfacción y una visión de sí-mismos como socialmente útiles en un rol altruista, ya sea como cónyuge, padres; mentores, profesores o abuelos.


Los estudios sobre los más viejos pueden ser de gran importancia tanto para descubrir nuevos principios acerca del enVejecimiento o validar la consistencia de algunos de los actuales. Lamentablemente la investigación en este tema es escasa por las dificultades metodológicas, y prácticamente no existen trabajos que se preocupen. de las similitudes o las diferencias en los mecanismos del envejecimiento en estos grupos en diferentes razas, género, cultura y factores étnicos.


En resumen, se puede decir que para muchos individuos la vejez es una extensión de la edad madura con sólo algunos cambios menores en la salud fisica y ID mental. Más aún, la adaptación a estos cambios está dentro del rango de las capacidades habituales de un individuo y el uso de ciertas estrategias comportamentales a puede ayudar a mantener este patrón optimista del envejecimiento exitoso. Pero también existe lo que se ha dado en llamar "el lado oscuro de la gerontología" o "el precio del éxito" que se refiere a las implicancias de la sobrevivencia de los muy viejos frágiles, que significan un grave problema de salud pública, de costos en salud y de cuidado y para quienes lamentablemente no tenemos los medios para una atención digna y humanizada.


La longevidad está aumentando tanto para los ancianos exitosos y los frágiles y la definición de envejecimiento normal, como el envejecer sin enfermedad, es muy difícil de sostener en la actualidad. El nuevo enfoque plantea la tarea de evaluar las condiciones de los ancianos con un completo conocimiento de la variedad de condiciones sociales, económicas, psicológicas, médicas y psiquiátricas que pueden ser parte de un envejecimiento normal, y fijar entonces las expectativas para un envejecimiento exitoso o frágil para cada persona en forma individual.


Prevención en salud psíquica A.M.


Si bien la prevención en salud mental de los adultos mayores implica un cambio cultural en los áreas de educación, salud, urbanismo, trabajo, previsión social y muchas otras, existen conductas que pueden ser llevadas a cabo en forma individual o por los grupos que trabajan con adultos mayores, que pueden ser el inicio de este cambio cultural. Entre ellas se señala cómo es de gran importancia el respetar al anciano, el protagonismo de su vida, permitiéndole mantener la autonomía en la toma de decisiones cuando ello es posible en todos los temas, incluido el de la propia muerte. Evitar las actitudes paternalistas en el trato, valorando la capacidad de evolución propia de la vejez. Educar desde la infancia para la vida, la verdad, las alegrías, esperanzas, y también para el sufrimiento, los conflictos y la capacidad de enfrentar situaciones frustrantes.


En nuestro país es de fundamental importancia cambiar una' característica cultural propia, como es el eufemismo, el ocultamiento, el disimulo, que causan importantes problemas en la vida de los adultos mayores, quienes necesitan de la solidaridad, compañía, honestidad y esperanza, sobre todo en las etapas de enfermedad, agonía y muerte.


Actitud abierta hacia la propia vejez


Las teorías actuales sobre el envejecimiento exitoso plantean que, para lograrlo, es necesario poseer una actitud abierta hacia la propia vejez, la cual está basada en los sentimientos de eupatía, simpatía, autonomía y anastasis.


1. Eupatía: Este sentimiento se relaciona con una autovaloración adecuada como base para- sentirse bien. quererse a sí mismo, aceptarse, y utilizar el pasado con sus vivencias positivas ,y negativas, con las habilidades y experiencias adquiridas para el desarrollo en la vejez.


2. Simpatía: En esta vivencia emocional se conjugan el ser capaz de sentirse con los otros, sentirse bien con ellos y también sentirse bien a causa de los demás. Implica por un lado la autovaloración, como también la valoración de la vida humana en general. Con estas aptitudes psicológicas se puede salir al encuentro con los otros, desde la profundidad de la
vida interior.


3. Autonomía: El sentimiento de autonomia, desde el punto de vista psicológico, se refiere a la capacidad de todo ser humano de ser uno mismo en oposición a la heteronomía que consiste en la dependencia de los otros. En la vejez este sentimiento se expresa en la vivencia del adulto mayor, de valer por lo que es y puede llegar u ser más allá da las limitaciones que el envejecimiento causa.


4. Anastasis: Poseer este sentimiento significa ser capaz de levantarse, volver a ponerse de pie. En el adulto mayor crea la vivencia de que, a pesar de los años, se puede pensar, crear, actuar y producir al propio ritmo lo que le interesa. La anastasis ayuda a dar sentido a la vida hasta el final y es un elemento importante en el bien morir.

Fuente: Pilar Quiroga "Psicogeriatría", Cap. 1.1. Cambios psicológicos y adaptación a la vejez.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario