Normalidad y patología en la adolescencia.
Debemos considerar la adolescencia como un fenómeno específico dentro de toda la historia del desarrollo del ser humano y por otra parte, estudiar su expresión circunstancial de tipo geográfico y temporal histórico-social.
El elemento cultural influye en las manifestaciones de la adolescencia, pero tras esa expresión sociocultural existe un basamento psicobiológico que le da características universales.
La adolescencia está caracterizada por ser un período de transición entre la pubertad y el estadio adulto del desarrollo y que en las diferentes sociedades este período puede variar.
El problema de la adolescencia debe ser tomado como un proceso universal de cambio, de desprendimiento, pero que se teñirá con connotaciones externas peculiares de cada cultura que lo favorecerán o dificultarán, según las circunstancias.
Define la adolescencia como: “la etapa de la vida durante la cual el individuo busca establecer su identidad adulta, apoyándose en la primeras relaciones objetales-parentales internalizadas y verificando la realidad que el medio social le ofrece, mediante el uso de los elementos biofísicos en desarrollo a su disposición y que a su vez tienden a la estabilidad de la personalidad en un plano genital, lo que sólo es posible si se hace el duelo por la identidad infantil”.
El proceso de duelo es básico y fundamental.
Pienso que la estabilización de la personalidad no se logra sin pasar por un cierto grado de conducta “patológica”, que debemos considerar normal a esta etapa de la vida.
La normalidad se establece sobre las pautas de adaptación al medio y que no significa sometimiento al mismo.
Al vivir una etapa fundamental de transición, su personalidad tiene características especiales que nos permiten ubicarlo entre las llamadas personalidades “marginales”, en el sentido de la adaptación y la integración que acabamos de hablar.
Anna Freud considera que toda la conmoción de este período debe ser estimada como normal, señalando que sería anormal la presencia de un equilibrio estable durante el proceso adolescente.
Las luchas y rebeldías externas del adolescente no son más que reflejos de los conflictos de dependencia infantil que íntimamente aún persisten. Los procesos de duelo obligan a actuaciones que tienen características defensivas. Es por ello que considero que puedeo hablar de una verdadera “patología normal del adolescente”.
Considero que la adolescencia es proceso, desarrollo y que por lo tanto su aparente patología debe admitirse y comprenderse para ubicar sus desviaciones en el contexto de la realidad humana que nos rodea.
En la medida que haya elaborado los duelos, que son en ultima instancia los que llean a la identificación, el adolescente verá su mundo interno mejor fortificado y entonces, etsa normal anormalidad será menos conflictiva y por lo tanto menos perturbadora.
El síndrome normal de la adolescencia
Las características de la adolescencia son:
1) Búsqueda de sí mismo y de la identidad
El período de infantil y el de la adolescencia no deben ser vistos como una preparación para la madurez, sino que es necesario ver lo que significa el ser humano en esas etapas. Tenemos que reconocer que la identidad es una característica de cada momento evolutivo.
Es preciso destacar que el poder llegar a utilizar la genitalidad en la procreación es un hecho biopsiodinámico que determina un logro de la identidad adulta y que caracteriza la turbulencia e inestabilidad de la identidad adolescente. La maduración genital con la interacción tumultuosa de los procesos psicológicos básicos (disociación, proyección, introyección, etc) se irá logrando llegar a una verdadera cristalización del arduo proceso de individuación. Se logra lo que Ericsson ha definido como una entidad yoica, una entidad personal y lo que Nixon ha denominado el autocognición, fenómeno esencialmente biológico y se relaciona con el concepto de “si mismo”. La idea de si mismo o del self implica el conocimiento de la individualidad biológica y social, del ser psicofísico en su mundo circundante que tiene características especiales en cada edad evolutiva.
La adolescencia sería un conocimiento del si mismo como entidad biológica en el mundo, el todo biopsicosocial de cada ser en ese momento de la vida.
En la pubertad ocurren cambios fisicos en tres nivesles:
Primer nivel: activación de las hormonas gonadotróficas para la modificación sexual.
Segundo nivel: secreción de la gonadotropina hipofisiaria, hormonas de crecimiento: producción de óvulos y espermatozoides.
Tercer nivel: características sexuales primarias: agrandamiento de órganos sexuales y características sexuales secundarias: crecimiento corporal, peso, proporción del cuerpo, curvas, etc.
Aquí son de fundamental importancia los procesos de duelo con respecto al cuerpo infantil perdido, que obligan a una modificación del esquema corporal.
El logro del autoconcepto se va desarrollando a medida que el sujeto va cambiando y se va integrando con las concepciones que acerca de él tienen muchas personas, grupos, etc y las va asimilando.
El adolescente necesita darle a todo esto una continuidad dentro de la personalidad por loque se establece una búsqueda de un nuevo sentimiento de continuidad y mismidad.
Para Erikson la identidad consiste en la capacidad del yo de mantener la mismidad y la continuidad frente a un destino cambiante y por ello la identidad significa mas bien un proceso psicososial que preserva algunos rasgos tanto en el individuo como en su sociedad.
De la infancia no se pasa al pleno actuar genital procreativo, sino que se atraviesa lo que Ericsson ha llamado “la moratoria psicosexual”, donde no se requieren roles específicos y se permite experimentar con lo que la sociedad tiene para ofrecer con el fin de permitir la ulterior definición de la personalidad.
En esta búsqueda de identidad, el adolescente recurre a las situaciones favorables, una de ellas es la de la uniformidad que brinda seguridad y estima personal.
En ocasiones, la única solución puede ser la de buscar lo que el mismo Ericsson ha llamado “una identidad negativa”. Esto constituye una de las bases del problema de las pandillas de delincuentes, los grupos de homosexuales, los adictos, etc. Esto suele ocurrir cuando hubo trastornos en la adquisición de la identidad infantil.
También esta la posibilidad de la disconformidad con la personalidad adquirida y el deseo de lograr otra por medio de la identificación proyectiva, puede ocurrir aquí la identificación con el agresor, el adolescente adopta las características de personalidad de quienes han actuado agresiva y persecutoriamente con él.
Existen también problemas de seudoidentidad, expresiones manifiestas de lo que se quisiera ser o pudiera ser y que ocultan la identidad latente, la verdadera.
También podemos hablar de:
- Las identidades transitorias son adoptadas por un tiempo o período.
- Las identidades ocasionales son las que se dan frente a situaciones nuevas, como por ejemplo en el primer encuentro con una pareja, el primer baile, etc
- Las identidades circunstanciales son las que conducen a identificaciones parciales transitorias.
La situación cambiante que significa la adolescencia obliga a reestructuraciones permanentes externas e internas que son vividas como intrusiones dentro del equilibrio logrado en la infancia y que obligan al adolescente, en el proceso para lograr su identidad, a tratar de refugiarse en su pasado mientras trata también de proyectarse en el futuro.
Los cambios físicos contribuyen a crear ese sentimiento de “despersonalización” unido por supuesto a la elaboración psicológica de la identidad. Estos cambios son percibidos no sólo en el exterior sino como una sensación general de tipo físico.
Los procesos de identificación que se han ido llevando a cabo en la infancia mediante la incorporación de imágenes parentales buenas y malas, son los que permitirán una mejor elaboración de las situaciones cambiantes que se hacen difíciles durante el período adolescente.
La búsqueda incesante de saber que identidad adulta se va a constituir es angustiante y las fuerzas necesarias para superar estos microduelos y los duelos se obtiene de la primera figuras introyectadas que forman la base del yo y del superyo, de este mundo interno del ser.
Aunque todo proceso evolutivo esta jalonado de microduelos, aquí con los cambios corporales irreversibles, se inicia un duelo muchos más evidente y significativo al cual acompañaran los duelos por el rol y la identidad infantil y por esos padres de la infancia.
Las figuras parentales ya estarán internalizadas y este puede iniciar su proceso de individuación.
2) La tendencia grupal
El individuo recurre como comportamiento defensivo a la búsqueda de uniformidad, que puede brindar seguridad y estima personal. Allí surge el espíritu de grupo. Hay un proceso de sobreidentificación masiva, en donde todos se identifican con cada uno.
El individuo pertenece más al grupo de pares que al grupo familiar. Por eso se inclina a los dictados del grupo, en cuando a modas, vestimenta, costumbres, etc.
Las actuaciones del grupo representan la oposición a las figuras parentales y una manera de determinar una identidad distinta de la del medio familiar.
El fenómeno grupal adquiere una importancia trascendental ya que se transfiere al grupo gran parte de la dependencia que anteriormente se mantenía con la familia.
Después de pasar por la experiencia grupal, el individuo podrá empezar a separarse de la “barra” y asumir su identidad adulta.
Se utilizan mecanismos esquizoparanoides y el grupo favorece su instrumentación. Por eso es que en el fenómeno grupal el adolescente busca un líder al cual someterse o si no, se erige él líder para ejercer el poder del padre o de la madre.
El fenómeno grupal facilita la conducta psicopática normal en el adolescente. El actig-out motor, producto del descontrol frente a la pérdida del cuerpo infantil, se une al acting-out afectivo, producto del descontrol del rol infantil que se está perdiendo; aparecen entonces conductas de desafecto, de crueldad con el objeto, de indiferencia, que son tipicas de la psicopatía, pero que las encontramos en la adolescencia normal.
Es así que el conflicto de identidad en el adolescente normal, lo lleva a expresiones de pensamiento de tipo cruel, desafectito, ridiculizante de los demás, como mecanismo de defensa frente a la culpa y al duelo por la infancia que no puede ser elabrada.
3) Necesidad de intelectualizar y fantasear
Estas son formas típicas del pensamiento adolescente.
La necesidad que la realidad impone de renunciar al cuerpo, al rol y a los padres de la infancia, así como a la bisexualidad que acompañaba a la identidad, enfrenta al adolescente con una vivencia de fracaso o de impotencia frente a la realidad externa. Esto obliga a recurrir al pensamiento para compensar las pérdidas que ocurren dentro de sí mismo y que no puede evitar. Fantasear y el intelectualizar, sirven como mecanismos defensivos frente a estas situaciones de pérdida tan dolorosas.
Tal huida al mundo interno permite una especie de reajuste emocional, un autismo positivo en el que se da un “incremento de la intelectualización” que lleva a la preocupación por principios éticos, filosóficos, sociales, etc.
También es cuando el adolescente comienza a escribir versos, novelas, etc.
4) Las crisis religiosas
En cuanto a la religiosidad se observa que el adolescente puede manifestarse como un ateo exacerbado o como un místico muy fervoroso.
Es común observar que un mismo adolescente pasa incluso por períodos místicos o por períodos de un ateismo absoluto.
Las tan frecuentes crisis religiosas son intentos de solución de la angustia que vive el yo en su búsqueda de identificaciones positivas y del enfrentamiento con el fenómeno de la muerte definitiva de parte de su yo corporal. Además, comienza a enfrentar la separación definitiva de los padres y también la aceptación de la posible muerte de los mismos.
El adolescente puede tener necesidad de hacer identificaciones con imágenes muy idealizadas, que le aseguren la continuidad de la existencia de sí mismo y de sus padres infantiles. Por el contrario, si las situaciones de frustración son muy intensas. Por carencia de buenas relaciones parentales, el refugiarse en una actitud nihilista puede también ser una actitud compensadora y defensiva.
Son actitudes extremas de una forma de desplazamiento a lo intelectual religioso, de cambios concretos y reales que ocurren a nivel corporal y en el plano familiar-social.
5) La desubicación temporal
El adolescente vive con una cierta desubicación temporal; convierte el tiempo en presente y activo como un intento de manejarlo. En cuanto a su expresión de conducta el adolescente parecería vivir en proceso primario son respecto a lo temporal. Las urgencias son enormes y a veces las postergaciones son aparentemente irracionales.
Muchos de los eventos que el adulto puede delimitar y discriminar son para el adolescente equiparables, equivalentes o coexistentes sin mayo dificultad. Son verdaderas crisis de ambigüedad.
El tiempo esta entonces dotado de esa indiscriminación que implica dificultades para distinguir presente-pasado-futuro.
Como defensa el adolescente espacializa el tiempo, para poder manejarlo viviendo su relación con el mismo como con un objeto. Si se niega el pasaje del tiempo, puede conservarse al niño adentro del adolescente como un objeto muerto-vivo.
A medida que se van elaborando los duelos típicos de la adolescencia, la dimensión temporal adquiere otras características. Aquí es cuando surge la conceptualización del tiempo, que implica la noción discriminada de pasado, presente y futuro.
La percepción y la discriminación de lo temporal sería una de las tareas más importantes de la adolescencia, vinculada con la elaboración de los duelos. Est permite salir de la modalidad de relación narcisista del adolescente y de la ambigüedad que caracterizan su conducta.
6) La evolución sexual desde el autoerotismo hasta la relación sexual.
En el adolescente, se puede describir un oscilar permanente entre la actividad de tipo masturbatorio y los comienzos del ejercicio genital.
El adolescente inicia la búsqueda de la pareja en forma tímida pero intensa. Es el período en que comienzan los contactos superficiales, las caricias, etc, que llenan la vida sexual del adolescente.
El primer episodio de enamoramiento ocurre en la adolescencia temprana y suele ser de gran intensidad.
Aparece el amor a primera vista. Es una figura idealizada, que tiene en realidad las características de un claro sustituto parental al que el adolescente se vincula con fantasías edípicas.
Al elaborar el duelo por el cuerpo infantil perdido que también significa la elaboración del duelo por el sexo opuesto perdido en este proceso evolutivo, la aceptación de genitalidad surge con fuerza en la adolescencia, impuesta por la presencia difícil de negar de la menstruación y del semén.
Siguiendo el criterio de las series complementarias, es necesario reconocer que la conducta de los padres frente a la fase genital previa y a toda la genitalidad infantil, influirá en forma determinante en la evolución genital del sujeto.
En la adolescencia la posible instrumentación de la genitalidad, con significados adultos, reagudiza la fantasia y experiencia pasada. Asi podemos ver el fenómeno de la evolución del autoerotismo a la heterosexualidad (masturbación primero, actividad ludica que lleva al aprendizaje del otro sexo a traves del toqueteo, bailes, juegos, deportes)
En la busqueda de la definición genital el adolescente suele tener que pasar por períodos de homosexualidad que pueden ser la expresión de una proyección de la bisexualidad perdida y anhelada, en otro individuo del mismo sexo.
7) Actitud social reivindicatoria
La constelación familiar es la primera expresión de la sociedad que influye y determina gran parte de la conducta de los adolescentes.
Se la situación de ambivalencia dual ya que la misma situación ambivalente que presentan los hijos separandose de los padres, la presentan éstos al ver que aquellos se alejan.
El comprender los patrones culturales puede ser importante para determinar ciertas pautas exteriores de manejo de la adolescencia , pero el comprender la adolescencia en sí misma es esencial para que estas pautas culturales puedan ser modificadas y utilizadas adecuadamente cuando el adolescente claudica en la patología.
Se crean estereotipos con los que se trata de definir, caracterizar, señalar, aunque en realidad creo, se busca aislar fóbicamente a los adolescentes del mundo de los adultos.
La actitud social reinvidicatoria del adolescente se hace prácticamente imprescindible. La sociedad impone restricciones a la vida del adolescente. El adolescente trata entonces de modificar la sociedad. Generalmente estas actitudes son la cristalización en la acción de lo que ha ocurrido ya en el pensamiento.
8) Contradicciones sucesivas en todas las manifestaciones de la conducta.
El adolescente no puede mantener una linea de conducta rígida, permanente y absoluta, auque muchas veces la intenta y la busca.
Por eso hablamos de una inestabilidad permanente. Es el mundo adulto el que no tolera los cambios de conducta del adolescente. Pero estas contradicciones facilitan la elaboración de los duelos tipicos de este período.
9) Separación progresiva de los padres
La aparición de la capacidad efectora de la genitalidad impone la separación de loa padres y reactiva los aspectos genitales. La intensidad y calidad de la angustia con que se maneja la relación con los padres y su separación de éstos, estará determinada por la forma en que se ha realizado y elaborado la fase genital previa de cada individuo.
Muchas veces los padres niegan el crecimiento de los hijos y los hijos viven a los padres con las caracteristicas persecutorias mas acentuadas. Las figuras parentales no muy estables no bien definidas en sus roles pueden aparecer como desvalorizadas y obligar al adolescente a buscar identificacines con personalidad mas consistentes.
Constantes fluctuaciones del humor y del estado de ánimo.
Los fenómenos de depresión y duelo acompañan el proceso identificatorio del adolescente. Un sentimiento básico es la ansiedad.
La cantidad y la calidad de la elaboración de los duelos determinarán la mayor o menos intensidad de estos sentimientos.
El yo realiza intento de conexión nisvanica con el mundo, que no siempre se logra y la sensación de fracaso frente a esta búsqueda puede ser muy intensa y obligar al individuo a refugiarse en si mismo. He ahí el repliegue autista que es tan singula r en el adolescente y que da origen al sentimiento de soledad tan caracteristico.
La intensidad y frecuencia de los procesos de introyecciones y proyeccion pueden obligar al adolescente a realizar rápida modificaciones de su estado de ánimo.
Fuente: Aberastury y Knobel “la adolescencia normal” - Cap 2 “El síndrome de la adolescencia normal”
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