miércoles, 8 de julio de 2020

Acto, acto sintomático y pasaje al acto.

El síntoma neurótico tiene 2 faces: algo que tiene que ver con el deseo, pero que también tiene una vertiente de goce. El síntoma sería la concentración o la amalgama del sujeto tironeado por un lado desde el deseo y tironeado a la vez por el goce. Eso es. siguiendo la fórmula freudiana, de que el síntoma es una tramitación. Al que hay que situar en relación a eso es al sujeto.

Si el hombre de las ratas va por la calle, ve una rama o una piedra e imagina que por ahí puede llegar a pasar el carro que lleva a su novia. Y dice “Mejor la saco, porque podría pasar, tropezar y lastimarse” y la saca del camino. Cuadras después, se da cuenta de lo absurdo y lo insensato que hizo. No tiene convicción de que va a pasar por esa calle, por eso retrocede sobre sus pasos y vuelve a colocar la rama en la calle. Ese sería un síntoma típico de la neurosis obsesiva, donde para Freud se lee la ambivalencia propia del obsesivo. Quiere sacar toda piedra del camino, es decir, del amor por su novia.

Vamos a tratar de explicar, a partir de la historia de Giges, que toda acción de un sujeto que avanza en sentido de su deseo, es aquella para la cual vamos a reservar el nombre de acto. ¿Cuándo un sujeto realiza su acto? Toda vez en que su accionar va en el sentido (nunca digo hacia) o en la dirección con lo que tiene que ver con su deseo.

Ese acto puede tener la transcendencia de un acto heroico o puede ser cualquier acto de la vida cotiadiana. No importa la dimensión. En el caso de Giges, podemos decir que apremiado por la frase de la reina a manifestarse deseante, Giges realiza el corte con el otro, avanza en su deseo y se casa con la reina. Giges hace un acto. Pero acto no necesariamente tiene que ser algo violento. Un acto puede ser algo tan simple como decir “sí, quiero”.

Este camino nos permite distinguir otro tipo de acciones que son diferentes, retomando la clase de Rivadero, que tienen que ver con la angustia, pero que podíamos decir como anticipo, que frente a la encrucijada que la angustia presenta, son rodeos o desvíos que lo que hacen es evitarla. Se trata del pasaje al acto: esta acción es diametralmente opuesta al acto. Uno de los ejemplo, pero no el único, sería la tentativa de suicidio.
Caso clínico (literatura):  “En el insomnio” de Virgilio Piñera.
 El hombre se acuesta temprano. No puede conciliar el sueño. Da vueltas, como es lógico, en la cama. Se enreda entre las sábanas. Enciende un cigarrillo. Lee un poco. Vuelve a apagar la luz. Pero no puede dormir. A las tres de la madrugada se levanta. Despierta al amigo de al lado y le confía que no puede dormir. Le pide consejo. El amigo le aconseja que haga un pequeño paseo a fin de cansarse un poco. Que enseguida tome una taza de tila y que apague la luz. Hace todo esto pero no logra dormir. Se vuelve a levantar. Esta vez acude al médico. Como siempre sucede, el médico habla mucho pero el hombre no se duerme. A las seis de la mañana carga un revólver y se levanta la tapa de los sesos. El hombre está muerto pero no ha podido quedarse dormido. El insomnio es una cosa muy persistente.
Este ejemplo resumen muy bien las coordenadas que en general llevan a la tentativa del suicidio. No podemos decir que el tipo haya querido matarse. Eso es muy importante para sus vidas profesionales: cuando alguien intentó suicidarse, fallida o exitosamente, no enfoquemos la cuestión planteada en términos de que quiso matarse, que es lo que sucede habitualmente. En este ejemplo, pareciera que un sujeto que atenta contra su vida no necesariamente está habitado por el deseo de matarse.

¿Por qué el tipo se pegó un tiro? Porque estaba desesperado porque no podía dormir, lo que lo llevó al suicidio. Esa es la actitud inicial de cualquier paciente que llega a la guardia porque tomó pastillas, porque se cortó. ¿Acaso la familia de Dora no terminó consultando a Freud alarmada porque encontró una carta en la que parecía que quería matarse? Este ejemplo nos previene para preguntarnos ¿Qué hizo con lo que hizo?
Debemos advertir que:
  • Acto: Es una acción que sostiene al sujeto en el escenario o en la escena del Otro.
  • Pasaje al acto: Es una acción en donde el accionar lo deja fuera de la escena.

Ese es el rasgo para poder reconocer clínicamente un pasaje al acto, de la dimensión que sea.

En el ejemplo de Piñera está el punto de extrema dificultad en el que el sujeto se encontraba: probó de todo y seguía con el insomnio. La última frase “El hombre ha muerto, pero no ha podido quedarse dormido” marca que la dificultad persiste. Esa acción no resuelve la dificultad, todo lo contrario, lo deja al sujeto totalmente afuera de la escena, en este caso, de la escena de la vida. Frente a un conflicto determinado, pasaje al acto implica que el sujeto no puede con eso y acciona de una manera que lo deja por fuera de la escena y lo deja sin resolver la dificultad.

Acto sintomático. Va de mano de la palabra. Es un acto que en su acción dice. Ej: confundirse la llave del consultorio con la llave de la casa. Freud diría “esta mañana tenías más ganas de quedarte en tu casa”. El acto sintomático es una acción que dice. Tiene un sentido oculto, puede ser descifrado.

Pasaje al acto. Es una acción muda. Esta acción no dice nada. La cachetada de Dora no indica si ama al Sr. K o a la Sra. K. Es más, yo diría que causa una dificultad en ese punto. En el esquema L, la cachetada de Dora rompe la escena. Se desarma todo esto.


En la medida que el Sr. K se confiesa como vehículo inadecuado en dirección a su esposa, la cachetada de Dora es una acción impensada, absolutamente no intensional. Cuando Dora le da esa cachetada, se le va la mano.

Entonces decimos que el pasaje al acto es una acción donde el sujeto sale de la escena, que compromete de alguna manera el movimiento (porque se manifiesta en una acción) y que se presenta ante un punto extremo de dificultad. Está en relación con la angustia y está la invitación a reconocerla en diferentes acciones más allá de las situaciones dramáticas. Un atracón en la bulimia puede verse como pasaje al acto. ¿Qué pasó antes de esa dificultad? ¿Por qué no puedo con esa dificultad?

Caso clínico: “La carta Esférica”Arturo Perez-Reverte.
La novela trata de la búsqueda de un tesoro, a partir de un mapa. El protagonista es Coy, un marinero que es convocado por una chica llamada Tánger para buscar un tesoro en las costas de España. Ella lo necesita por sus grandes conocimientos en marina. El marino se enamora de la chica. Coy siempre está tratando de ver que aparte de lo que Tánger le reconoce como habilidoso, si puede llegar a ser algo más.

Hay una escena que se da entre ellos, que se da cuando Coy está esperando que ella le diga que lo contrata por algo más que el tesoro. Él le pregunta “¿De verdad crees que estoy aquí sentado porque tienes intención de pararme? No me he arrepentido de ese hecho, nada que ver”, arremetió.

Ella siempre mantiene todo en un tono donde le hace pensar a Coy que puede haber lugar para algo más. En un momento, Coy le pide a Tánger que le aclare la situación de una vez o que se busque a otro. “Se oyó a si mismo como si fuera un extraño al que se lo decía. Un enemigo dispuesto a tirarlo todo por la borda y a alejar de su vida a Tánger para siempre”.
Tienen una discusión por eso. Coy en un momento se va, pese a que Tánger quiso detenerlo. Le dice que hay muchos marinos. “Abrió la puerta despacio con la muerte en el corazón. Todo el rato, hasta que la cerró tras de sí, estuvo esperando a que fuera hasta él y lo agarrara por el brazo, que lo obligase a mirarla a los ojos y le contara cualquier cosa para retenerlo. Que sujetara la cara con las manos y le diera un beso largo y neto[...]”. Ella se quedó en su lugar y no hizo ni dijo nada. Coy bajó las escaleras y se fue. “Iba con un vacío espantoso en el estómago y el pecho. Con la garganta seca, con un cosquilleo desazonador en la ingle. Con una náusea que le hizo detenerse en el primer rellano, apoyado a la pared y llevarse a la boca las manos que le temblaban”. (angustia)
De pronto se sentía incierto, desplazado, miserable, camno ávidamente en los muelles del puerto, donde encontró en el olor del mar el consuelo de lo familiar”. Luego se va a un bar a emborracharse. Más tarde, se siente avergonzado de haberse emborrachado sólo, en público. Logra levantarse y vuelve a su hotel. Duerme toda la noche y parte de la mañana para “mantener la vida afuera, a distancia”.

Subrayo que la acción está del lado de un no pensar. El pasaje al acto nos lleva a la frontera con lo real.

El tipo está queriendo conseguir algo y sin embargo está actuando de un modo que lo saca del lugar donde quiere estar. Cuando dice “muerte en el corazón” ahí el sujeto está totalmente arrasado. Hasta una fuga puede ser considerada como un pasaje al acto.

En resumen: El pasaje al acto es una acción en la que un sujeto confrontado ante una escena de dificultad extrema y con el agregado de la dimensión del movimiento, que lo precipita fuera de la escena del Otro, quedando identificado a un lugar del desecho.

Fuente: Apuntes de la clase de Daniel Zimmerman del 25/10/12, cátedra "Psicoanálisis II" - UMSA.

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