Desde Santo Tomás, hoy daremos un salto de muchos siglos. En esa última entrada vimos el fin del Medioevo y ahora vamos a tomar algunas líneas acerca de eso. Habíamos fechado el fin del Medioevo en el S. XIV, XV, y es ahí donde empiezan a cambiar algunas cuestiones de lo que se va a llamar el contexto de la modernidad.
La modernidad trae unas cuantas novedades en el modo de entender a la filosofía. Hay problemas que se fueron dando y se van retomando. Se empieza a cuestionar qué es la libertad (como problema ético-filosófico), que va a cambiar profundamente en la modernidad. Ya Dios va a tener otro lugar a la hora de pensar. Van a seguir siendo pensadores religiosos, no cura ni muchos menos, pero el lugar asignado a este principio creador (el principio dador de sentido, principio constructivo de la realidad), va a tener otro lugar. Esto es algo que cambia claramente en la modernidad. ¿Y por qué cambia esto?
Primero, ya por el siglo XIV, con el humanismo italiano (Petrarca, gran padre humanista), empezaba a poner acento en Agustín y ya no tanto en Tomás. Empezaba a pelearse con algunas cuestiones del pensamiento tomista.
En el siglo XV, con el renacimiento italiano y los movimientos artísticos, comienza a resquebrajarse esa noción de mímesis. Las figuras medievales no son copias de la naturaleza. Hay figuras más grandes, a la izquierda, a la derecha. Al medieval no le interesa que Cristo nunca haya usado ropas medievales, no le interesa los tamaños porque lo que está representado ahí son las figuras de más importancia, menos importancia, etc. Está representando un texto, que por excelencia es la Biblia.
En el siglo XV, se vuelve al ideal griego de copia de la naturaleza, por eso se habla de renacimiento, porque renace el ideal griego. No es lo mismo un cuadro de Miguel Angel que el vitró de una catedral. Acá aparece la anatomía, se copian los músculos como son, la perspectiva (que ya se conocía, pero no se utilizaba porque se quería representar otra cosa). Entonces, se empieza a cambiar la forma en la literatura desde el humanismo, el arte en el renacimiento. Aparecen hechos históricos que son fundamentales: el descubrimiento de América. En 1492 el hombre, hasta ahí centro del mundo, se entera que lo conocía por la mitad. Ven que hay algo parecido a los hombres, pero del otro lado. Y está la discusión de si son hombres, no son hombres, si tienen alma o no la tienen… Se preguntan si Europa era igual a los indios hace 5000 años. Esas son las cosas que se preguntan los hombres del renacimiento.
En 1453, cae Constantinopla. El imperio romano que se había dividido cae Constantinopla en manos de los turcos. Y ya sí, en el siglo XVI, tenemos una suerte de cambio astronómico, que es la revolución de las esferas celestes de Copérnico. Ya la Tierra no es centro fijo, el hombre no es centro del centro. Ahora la tierra es un granito en la inmensidad. Después de Copérnico viene Galileo, que propone el centro fijo en el Sol y que la tierra gira. En fin, cambios políticos, cambios sociales, literarios, artísticos… la filosofía tenía que pensar todo eso y llega un poco más tarde porque tiene que pensar aquello que fue.
El cambio político por excelencia fue la creación del estado. Recuerden la estructura piramidal medieval, con el hombre como centro, como el que domina todo, centro del hombre la razón, los afectos… Todo respondía a una forma de comprender al universo y ellos lo representaban en el microcosmos que era el hombre y el cosmos que era el mundo. Esto que era muy complejo por otro lado traía muchas soluciones. Todos sabían (marca sacerdote-guerrero-campesino) la estructura social, quien mandaba y quién obedecía. A ningún esclavo en Grecia o a un siervo en el Medioevo se le ocurriría pensar que podía ser igual que el que mandaba. Entonces, una metafísica muy compleja pero que resolvía algunas cuestiones.
En la modernidad, con los avances científicos, el método científico pasa a tener un valor importantísimo. Los avances científicos son tan grandes, que todas las disciplinas quieren copiar a la ciencia, como la política. En la política aparece la noción de átomo, la noción científica de átomo se pasa a la noción política, y con Jobs, con Locke, con Rosseau, aparece la idea de que todos somos libres e iguales por naturaleza. Somos todos átomos que se mueven y somos todos iguales. Ya no está la estructura piramidal, somos todos átomos libres e iguales, todos valemos lo mismo. Desaparece así el estatismo medieval de “cada uno tiene que hacer lo que corresponde”.
Ahora, ¿cuál es el problema si todos somos libres e iguales? Quién manda. Y la figura que aparece es la del contrato social. Nos ponemos de acuerdo y ya no basta el poder, ya no basta ser el sacerdote, ser Dios o el emperador. El poder sube de abajo hacia arriba. El Estado es necesario para organizarse. Hay que buscar a alguien a quien todos elijamos y le demos una voluntad sobre algo, que regule la propiedad, que regule la libertad, el credo (la religión empieza a perder lugar). Fíjense las novedades que hay en la modernidad, científicas, cosmológicas, políticas, históricas… El hombre está más lanzado y se tiene más confianza, ya no tiene esa posición decadentista medieval.
En el renacimiento italiano (siglo XV, año 1200 a 1500) la tierra todavía era centro fijo. Ya en el siglo XVII aparece el barroco. En el 1516, 1520, a principios del SXVI se crea la Iglesia Protestante. Carlos V quería la monarquía universal, ser el emperador de todo el mundo.
Ahora sí, Descartes...
(1596 – 1650) Estudió en un colegio llamado La Flesche, un gran colegio jesuita de la época y la facultad más importante del mundo hasta ese momento. Él presenta ante el decanato presenta el libro Meditaciones Metafísicas (1641), escrito en latín. El anterior, El discurso del método (1637) tiene una particularidad: además de ser el comienzo de la modernidad del modo como piensa Descartes, está escrito en francés. Esto que parece una obviedad, es el primer texto importante en la historia de la filosofía escrito en una lengua que no sea el latín o el griego. Es el primer texto después de siglos y siglos. Es un libro escrito en una lengua moderna, es un texto que rompe con la autoridad de la lengua (el francés es una lengua romance).
Los textos de Descartes son escritos con mucha prudencia, porque lo cierto es que él se expone a la hoguera. El dice cosas como “Bueno, no sé, yo sé que mi cabeza no da para tanto…” o “Yo tengo algunas preguntas, ustedes que son los padres de la Iglesia más importantes, sáquenme algunas dudas que tengo, yo que no sé nada, mi mente es dispersa…” Pero las cosas que escribe son terribles.
Descartes es la tierra firme de la modernidad. Primero hay un gesto típicamente moderno que es el siguiente: Dice que los temas de la religión son tan insondables para él que los va a dejar a un lado. Las dudas que él tiene son vistas desde el punto de vista de un mortal. Empieza a pensar en la sombra de la religiosidad antigua.
El yo es el gran protagonista. El yo moderno es el espectador que dice “yo pienso y luego existo”. Para la modernidad, el átomo de la filosofía política, el hombre que descubre las estrellas, el hombre que se lanza a los mares, todo tiene que legitimarse ante el yo. En la política lo vemos como una reunión de yoes que arman un Estado. Y en filosofía lo mismo, voy a pensar todo átomo del ser atravesado por el tribunal del yo. Todo tiene que atravesar lo que yo digo. Tiene que justificarse ante el yo. Van a ver que cuando veamos Kant es así: tribunal de la razón, crítica de la razón pura… Tiene que entender que ya no es Dios el que legitima el orden, sino que todo se legitima acá en la tierra.
El yo es una cosa que piensa. Pero Descartes dice “¿Y si no existe nada? Ni el mundo, ni mi cuerpo” Todo es visto desde la razón, por eso Descartes es el racionalista por excelencia. Es la razón la que nos va a decir qué es la realidad, qué es el mundo, qué es la verdad. Entonces dice que la filosofía se ha extraviado, que no puede seguir avanzando, que hay diferentes peleas que no ocurren en otras ciencias como en matemática, física… ¿Por qué? Porque la filosofía no se guía de un método. El discurso del método, recordemos.
¿Qué es método? Un camino, ir más allá. Él describe al método en 4 partes. Toda preocupación moderna es una preocupación por el método. Él se aísla (mi razón y yo) y piensa sólo, sin tutela. Estos 4 pensamientos deben custodiarse siempre para no equivocarse en lo que está pensando.
1- Regla de la evidencia. Es la principal. Consistía en no admitir nada como verdadero que no conociera que evidentemente sea tal. Es decir, (explica evidencia), evitar minuciosamente la precipitación de decir que algo sea verdadero antes de haberlo comprobado y la prevención (no seguir dudando una vez que se demostró que es verdadero). No avanzar en mi juicio, nada más que lo que se presentara tan clara y distintamente a mi espíritu que no tuviera ocasión a ponerlo en duda. O sea que lo que busca es un conocimiento claro y distinto. ¿Para qué? Para no dudar, porque todo lo que toque la duda no va a ser conocimiento verdadero para Descartes. La duda se vuelve metódica. Las características del conocimiento verdadero es claro e indistinto.
2- Dividir cada una de las dificultadas examinada en tantas partes como se pueda para después resolverlas. Es decir, tengo un problema y lo divido en partes para su mejor resolución. Esto se llama análisis, que significa dividirlo en partes.
3- conducir por orden el pensamiento. Avanzar de lo más simple a lo más complejo. Luego hay que conducir por orden mis pensamientos comenzando por los objetos más simples y más fáciles de conocer para subir poco a poco al conocimiento de los más compuestos y difíciles y busco un orden entre el conocimiento.
4- Hacer en todo enumeraciones tan completas y revisiones tan generales para no omitir nada.
Esas son las 4 partes del método cartesiano. Bueno, si decimos que la duda es metódica (es un camino que nos hace llegar al conocimiento verdadero), veamos qué significa la duda. Tiene 4 características:
Radical: Si ya en las raíces de algo tengo un motivo de dudar, no debo seguir avanzando. Vos a las raíces de los problemas. Si se encuentra una duda en la base de algo, no sigo.
Hiperbólica: Una hipérbole es una exageración. Hay que exagerar con la duda, aplicándola a todo.
Universal: Todo lo que me aparezca tiene va a estar sujeto a la duda, tiene que superar la duda.
Metódica: Es un camino que nos va a permitir llegar a un conocimiento.
Ahora vamos a ver una parte de este camino de duda. Descartes primero duda de la sensación, que es primer conocimiento que uno tiene, porque le viene de afuera. Descartes se pregunta “¿Es fiable?” ¿Uno puede confiar en los sentidos? El ejemplo que da Descartes es que a lo lejos veo una torre cuadrada, me acerco y es distinta. Así que no son confiables. Ahí dice que no hay que confiar en aquel que ya te ha engañado. ¿Y qué pasa con los sentidos de las cosas que tengo más cerca? Puedo estar seguro de lo que estoy viendo, ¿pero es un conocimiento verdadero? No, porque cuántas veces en sueño estuve seguro de estar ante algo y después desperté y no era. Miren como exagera (hipérbole) con la duda, le tiró la duda encima y no la pasó. Entonces, no puede confiar en los sentidos.
Descartes empieza a dilucidar cuáles son las fuentes del conocimiento. Dice que la más común es el conocimiento sensible. Descartes dice que puede ver una torre a lo lejos y puede pensar que es cuadrada o que tiene cierto tamaño y sin embargo cuando me acerco me doy cuenta de que lo que veía a lo lejos es distinto. ¿Puedo confiar en ese conocimiento? No. Me da motivo de dudas, entonces no puedo confiar. No se puede confiar en alguien que nos ha engañado una vez, eso dice Descartes.
Ahora, supongamos que el objeto lo tengo ante mi presencia. Ahí también que no se puede confiar, porque a veces estando dormidos podemos estar seguros de tener un conocimiento verdadero, que al despertar nos damos cuenta de eso no era así.
Para Descartes, todo el conocimiento que se puede adquirir a través de los sentidos no es confiable, so se puede fundar una ciencia en base a los sentidos. Hasta acá llega la duda del conocimiento sensible. Por el sueño desecha todo conocimiento que uno pueda adquirir a través de los sentidos.
Dice Descartes “Sin embargo, esté durmiendo esté despierto, hay un conocimiento que es indudable: el racional.” Que 2+2 es 4 no lo aprendo por los sentidos, es un conocimiento racional. Bueno, pero sin embargo, el argumento del sueño que me sirve para descartar el conocimiento sensible, acá no puede desbaratar a este conocimiento racional. Este soñando o esté despierto, 2 + 2 es 4. Tengo que exagerar más todavía y decir “Bueno, por ahí el conocimiento que estoy buscando es este, el único conocimiento verdadero es el conocimiento matemático.” Recuerden que empezó con esto buscando el conocimiento verdadero.
La matemática resiste el argumento del sueño… Pero vamos a exagerar y aplicar la duda hiperbólica: Supongamos que Dios me engaña, y que cada vez que sumo 2 + 2 estoy confundido y en realidad es otro resultado. Y acá está otra vez el tratado de prudencia, porque Descartes dice “Dios es bueno, no me puede engañar…”. Entonces supone que un genio maligno (exagera con el razonamiento) que no tiene tanto poder como Dios pero tiene más poder que los humanos… Y me engañó toda la vida cada vez que sumé 2 + 2. El conocimiento racional, ¿me sirve? ¿Yo puedo estar seguro en eso? ¿Yo puedo estar seguro de que toda la ciencia es verdadera? ¿Qué le queda?
Acá está la clave del pensamiento de Descartes: Dice “Incluso si hubiera un genio maligno y 2 más 2 no fuera cuatro, no puedo dudar de que estoy dudando. Y si dudo, pienso. Y si pienso, existo.” Ahí encontró la piedra fundamental que estaba buscando. El conocimiento no resistió el proceso de la duda. Pasa al cono cimiento racional, exagerando, recuerden que la duda tiene 4 características. Es un método, acá está el camino. Que es universal, significa que va a dudar de todo. Que es radical, es que va a las raíces. Y que es hiperbólica es que es exagerada. ¿Lo está cumpliendo? Sí. El tipo está cumpliendo el proceso de la duda. En el conocimiento racional, ¿resistió? No. No puedo fundar una ciencia en conocimientos que tengo dudas. ¿Cuál es el residuo de la duda, que quedó? Que no puedo dudar de que estoy dudando.
Yo pienso, luego existo.
Ego cogito, ergo sum.
Esto es lo que vamos a analizar ahora. Cógito es pensar, el pensamiento que quedó al proceso de la duda. Vamos a ver qué tipo de existencia es, porque acá no hay cuerpo, no hay mundo, no hay nada todavía. Entonces, encontró esta piedrita fundamental. A partir de ahí tiene que armar todo el mundo de nuevo, toda la ciencia de nuevo, pero encontró el pensamiento que buscaba. De esto no puede dudar. Él encontró dentro de sí mismo el único conocimiento verdadero, un sujeto moderno y revolucionario. No necesito nada de afuera para encontrar la primer verdad. Todo aquel que haga el proceso que hizo Descartes, va a llegar a lo mismo. Llegado a este punto, Descartes dice “Bueno, ¿pero que soy?” Soy una cosa que piensa. No está diciendo soy cuerpo, soy espíritu… Está diciendo “algo que piensa”, de lo único que puede estar seguro es de que es algo que piensa. Algo, ni siquiera dice qué. Después dice que ese algo es una sustancia, veremos qué tipo de sustancia y dice “Soy sustancia pensante”. Y por afuera me queda el mundo, que es extensión. Hay algo afuera, no sé que es. Está entonces la sustancia pensante o res cogita, y está la res extensa, la cosa afuera, extensa. Ahí está el dualismo cartesiano, que ahora vamos a ver. En ese sentido es un dualista como Platón, Platón plantea 2 mundos. Descartes dice que está la cosa que piensa y lo otro, que es res extensa, es decir, mundo externo. Ese yo, ¿puede ser corpóreo? No, porque lo sensible está bajo la duda. Entonces es un yo pensante.
¿Y a qué se refiere con pienso? El pensamiento es todo aquello que aparece en mi conciencia inmediatamente. Son actos de conciencia. Este yo que piensa, piensa actos de conciencia: querer, sentir, esos son pensamientos. Cuando uno siente es un acto de conciencia.
El existo es sustancia pensante finita. En castellano tenemos los verbos ser, estar y existir. En inglés es solamente to be. Traducimos por existo por el sum, es “pienso, luego soy”. ¿Pero que soy? El yo y el ser son idénticos. Soy sustancia pensante finita. Soy una cosa que piensa (res cogita) finita, no soy infinito.
Ahora nos vamos a centrar en el luego. No es un luego conclusivo ni un luego que implique temporalidad ni posterioridad. No es que como pienso, en un segundo paso y después existo. No. Porque en ese segundo que pasa cae el genio maligno y yo no lo puedo hacer. Hay identidad entre pensar y existir. Pienso-existo. No es un “pienso y después existo”, porque el paso del tiempo está sujeto a la duda. Luego acá es un por lo tanto, que implica identidad. La fórmula sería pienso/existo, esto es lo mismo.
Preguntas para el final para ver si entendieron: Ese yo, ¿es corpóreo? No, es un yo pensante. El cuerpo está bajo la duda. ¿Qué relación hay entre existo y pienso? Que es lo mismo. Recuerden que dudar, pensar y existir es lo mismo. Porque el que duda piensa, y el que piensa existe. No hay relación de tempralidad, no hay después.
¿Qué son los pensamientos? Lo que impacta directamente en mi conciencia: deseos, voliciones, anhelos, razones, sentimientos, imaginación… Todo esto que vimos el cogito cartesiano, que tiene 4 partes, “yo pienso, luego existo”
Ahora vamos a ir al contenido del pensamiento, porque hasta ahora vimos una postura solipsista (lo único que puedo conocer es el yo) de la que tiene que salir.
Descartes describe 3 tipos de ideas que están en el pensamiento. A partir de Descartes la idea es contenido mental.
Adventicias: De cosas que siento que me vienen de afuera. Recuerden que el mundo está suspendido. Son ideas que advienen de algo que pareciera ser el mundo exterior.
Facticias: Son las que construye la imaginación. Ej: un centauro, que es caballo + hombre.
Innatas: Hay ideas que vienen con uno. No vienen de afuera ni que las fabrica la imaginación. No son arbitrarias y las tengo siempre conmigo. Algunas son las ideas matemáticas. Una idea que viene con uno que no se fabricó ni vino de afuera es la perfección, aunque no seamos perfectos. Uno es imperfecto y tiene la idea de perfección. ¿Quién la puso ahí? Alguien que está por fuera de mí y que sea un ser perfecto. ¿Quién es un ser perfecto? Dios. Dios no está dentro de mí, pero puso esa idea en mí.
Esa es la prueba de la existencia de Dios. Dios va a ser una idea innata, y a partir de ahí puede restituir el mundo. Dios no nos va a engañar. Descartes encuentra una idea que remite a algo necesariamente fuera de mí. Si yo tengo la idea de perfección pero soy imperfecto, esa idea innata me la puso alguien. Todos los razonamientos que hace Descartes, él dice, cualquiera los puede hacer. Él corta con la tradición medieval. Ya no eran los iluminados, los monjes. El yo moderno dice que cualquiera que haga este proceso, va a llegar al mismo resultado. ¿Por qué? Porque hasta el más ignorante, cree en Dios. Porque es algo innato, viene con el hombre, todos la tienen. Todos tenemos la idea de Dios. Es una idea innata, hasta para negarlo tenemos que primero creer en él.
El único conocimiento verdadero del mundo que tengo es el conocimiento matemático, extensión, profundidad. Es bien moderno, solo puede estar seguro de la extensión. Hay una frase de Pascal que Descartes toma que es “Acerco mi mano al fuego, siento calor. El fuego desprende calor. Acerco más mi mano al fuego, siento dolor. El fuego, ¿desprende dolor?” No, dice Descartes, el fuego no desprende dolor ni calor, son sensaciones subjetivas. Lo único que podemos medir es temperatura, las cosas de grados, temperatura, exterior. Lo demás son sensaciones del sujeto.
El mundo nunca lo puede restablecer completamente, pero Descartes dice que algunas ideas adventicias se las puede sustraer más fácilmente. Ve que esas ideas que vienen de afuera no son todas iguales. Con sensaciones como el hambre puede decir que habría algo como un cuerpo en donde hay estímulos que no son los mismos. Uno cierra los ojos y se abstrae de una luz fácilmente, pero no lo hace con el hambre o las ganas de ir al baño. Y vaya a donde uno vaya, ese estímulo sigue estando. Si existe Dios, entonces debe haber algo parecido al mundo (porque Dios no me puede engañar), pero lo único que puedo conocer del mundo es la extensión. Lo otro es conocimiento sensible, que para Descartes no es conocimiento verdadero. Quiere decir que no puede fundar una ciencia con el conocimiento sensible.
Tienen que agregar que el cógito cartesiano, yo pienso luego existo, es cómo se capta eso. Es una intución intelectual. Se capta directamente. No es una intuición sensible, es una captación directa. ¿Qué significa esto? A él le puede costar mucho tiempo aprender que 2+2 sea 4, pero cuando se que 2+2 es 4 lo capto directamente y ya es para siempre, es un conocimiento verdadero. Y no hay ninguna duda de eso. Una cosa es el tiempo en el que yo psicológicamente tardo en aprender algo y otra cosa que cuando lo aprendo, la relación entre este conocimiento y yo no cabe ninguna duda, lo capto directamente. 2+2=4, que es lo mismo que “yo pienso, luego existo”. Si pienso, existo; si existo, pienso. Me faltó decir que al cógito cartesiano se lo llama intuición intelectual, porque lo capto con la cabeza. Recuerden que Descartes era un racionalista. La razón me da acceso al saber. Si la razón me da acceso al saber, hay un saber primario y fundamental que era el que se obtenía después de haber explicado exageradamente la duda, que es que si pienso, existo.
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