miércoles, 15 de febrero de 2017

Un caso de fobia a las gallinas: Una lectura del caso de Helen Deutsch a la luz de los desarrollos de J. Lacan.


Apuntes de la conferencia dictada por Silvia Amigo, el ­ 14/07/2015

Este año el ciclo de conferencias trata sobre la fobia, las investigaciones clínicas. Yo voy a hablar de la fobia en la infancia, porque hay una diferencia entre la fobia infantil, el momento que suele ser bastante común en la infancia que es la zoofobia y las posiciones definitivas en el adulto neurótico en su estrategia de deseo. Las posiciones definitivas tienen las estrategias del deseo adulto: el la histeria es el deseo insatisfecho, en la neurosis obsesiva el deseo imposible y en la fobia el deseo prevenido. Estas son posiciones donde el adulto ya estabilizó una neurosis. Pero en cambio, el valor de la neurosis en la infancia es que es a través de la fobia que se entra en la neurosis. Entonces, es por eso que Lacan la llama plataforma giratoria, de un lugar a otro lugar.

Entonces, ¿desde dónde gira el sujeto infantil para que la fobia le haga de vozne para entrar en la neurosis? No hablo de la psicosis ni de cualquier otra estructura, porque ustedes saben que la estructura se puede definir después, es decir, no es de buena práctica hacer un diagnóstico en la infancia. Y cuando hay que hacerlo, es que verdaderamente las cosas van muy mal. Por ejemplo, cuando hay que definir un autismo o una psicosis infantil es que las cosas andan muy mal.

En general, cuando un niño recurre a la fobia, a la zoofobia... Estoy haciendo un subrayado sobre el animal fóbico para hacer después una relación después del animal fobígeno con el tótem, que suele ser un animal. Entonces, ¿desde dónde gira el niño que puede hacer una fobia? Porque un chico que va a hacer una psicosis que se declare en la infancia es mucho más serio que una psicosis que se desencadene en la pubertad, o si se tratara de una paranoia, en la adultez. El niño gira y voy a tratar de demostrarlo, a través de la fobia para salir de la perversión polimorfa en que normalmente se encuentra un chico en relación con la madre. El niño se encuentra en una relación que por los cuidados maternos es lo que Freud llamó un pequeño perverso polimorfo. No perverso, porque eso es un diagnóstico de adulto que existe, pero el niño no es un perverso.

Entonces, la plataforma giratoria hace que lo saque, cese el juego de perversión polimorfa de ser el niño el fetiche de goce de la madre y pase a ser entonces un sujeto que entró, con la fobia, en la neurosis. Los momentos fóbicos en la infancia suelen ser muy frecuentes porque la falla en la función paterna, que vamos a ver, suele ser muy frecuente porque ningún hombre está 100% a la altura de la función de padre. Tampoco una madre está 100% a la altura de la función de madre. Pero vamos a ver que para retirar al niño de la relación de ser fetiche perverso polimorfo de su madre, se requiere una función del padre que Lacan va a tratar mucho tiempo en su obra a dirimir netamente.

En la época que Lacan presenta el caso Juanito, es en el S. IV en las relaciones de objeto. Lacan pone al caballo de Juanito como aquel que realiza la operación de metaforizar el deseo de la madre. Es decir, el caballo, viene al lugar que no llega el nombre del padre. Recuerden que el caballo de Juanito era primero la madre que mordía, era también el falo que lo mordía en su deseo de tocarse, de masturbarse y es con la fobia que el chico va virando a lograr que ese padre de los anteojos, como las orejeras del caballo, y lo negro en la boca sea el padre que prohíbe el contacto con la madre.

Entonces, la fobia es un decir que no a algo que el pequeño, que venía siendo un perverso polimorfo (dormía con la madre, iban al baño, etc)... La madre lo permitía, pero por màs que no lo permita, hay relación perversa polimorfa. Los chicos se pegan, tocan, agarran, rompen... Es interesante cómo Lacan va a definir en ese seminario algo que va más allá de los recursos teóricos con los que cuenta en ese seminario. En ese seminario, Lacan aún está en la primacía de lo simbólico. Yo detesto que el Lacan 3 mate al Lacan 2, que Lacan 2 mate al Lacan 1 y que todo Lacan junto mate a Freud. Lo que yo planteo es una articulación entre los momentos de formalización de Lacan que van haciendo el recorte de una letra que tome lo que es el operador estructural que es el padre y otros conceptos. Con el padre hay todo un tema que es muy importante: Freud fue reprochado de que todos sus historiales hablan del padre. Si ustedes se fijan en los historiales, esto es así. Y Lacan dice que si bien la madre como Otro primordial es esencial, lo que le interesa a Freud es ver qué posición tiene el padre en el discurso de la madre, si es que la tiene​, porque el padre es una función trans­biológica y transactual. Los animales no tienen padre, tienen genitores y solamente cuando un animal pasa al reino humano, al mundo de la cultura, se habla de padre. Uno va al veterinario a comprar un perro premiado y pone en el árbol genealógico que le dan, quién era el “padre”. Pero eso lo dice el veterinario, al perro no le interesa. El padre es una función de la cultura.​ Los post­freudianos, tanto Melanie Klein que es una gran analista para la cual la madre es un gran container, aún del falo del padre, porque es el container de los objetos, o para los analistas anafreudianos, que hay un pelea de la IPA durante muchísimo tiempo, el análisis se reduce a una psicología de adaptación a la realidad. Es decir que el padre desapareció del mapa. El retorno a Freud de Lacan es básicamente volver a formalizar al padre. Y formalizarlo con métodos lógicos, no con un cuento de cómo es el señor que es el padre. Ahí va a haber un giro en la obra de Lacan. Entonces, el retorno a Freud de Lacan es básicamente volver a poner a sus pies la función del padre. Y la fobia infantil es básicamente un intento logrado del chico de poner sobre sus pies la función de un padre que vacila.

Los recursos de formalización que Lacan tiene a la altura del S. IV son la metáfora paterna:

El deseo de la madre (DM) tiene un significado enigmático que el niño no puede deducir (x). El nombre del padre (NP) hace que el deseo de la madre quede bajo la barra, lo que equivale a decir que el nombre del padre del Otro (A) de ese niño, del Otro real, está dividido y no saturado por el falo. Con lo cual, la metáfora une la x del deseo de la madre, al falo, del cual debiera ser portador, falóforo (phoros en griego quiere decir transportar, que transporta el falo). El que va a hacerse detentor del falo es el padre y va a interpretar el deseo de la madre como fálico. Esta fórmula, creer que ha sido superada por las próximas fórmulas del padre, a mí me parece una locura porque es la fórmula que encuentra Lacan para diferenciar si hubo o no hubo nombre del padre en la estructura. Y eso sigue siendo fiel.

¿Cuál es el problema? Es que este padre es un padre nombrado por el Otro. Voy a citar a Lacan de “Una cuestión preliminar a todo tratamiento posible en la psicosis”: “El nombre del Padre espera o no al sujeto en el campo del Otro”. El Otro que es la madre, o sea quien sea. La madre de un niño es aquella persona para la cual un niño significa un objeto de su goce, que significa su falta. Obviamente, se puede parir chicos que no sean ninguna falta o que sobren. Y pueden ser la falta de una abuela. Repito la definición: “El nombre del padre espera al sujeto en el campo del Otro”. Quiere decir que en la metáfora, el padre es nombrado por el Otro. Para la época, esto sigue vigente. El padre puede no ser nombrado, eso Héctor Yankelevich dice y yo concuerdo que la función materna es ser pasadora del nombre del padre, o no. Y eso vale para cada hijo de la misma madre, puede pasarlo para uno y para otro no. En ese momento Lacan creía en la primacía de lo simbólico y en la metaforización (simbolización) y si bien él ya hablaba de imaginario y real (RSI están desde el primer discurso de Roma), había la idea de que era posible metaforizar lo real hasta el final, cosa que Lacan va a ir acotando cuando diga que lo real es lo imposible de metaforizar totalmente.

Más adelante, una vez que ha dicho por qué el caballo va en lugar del nombre del padre, es decir, que faltaba algo en el nombre del padre, en el S. IV va a decir que es el padre real agente de la castración, solo que no tenía definido qué es el padre real. Es muy importante entender que Lacan no tenía definida toda su teoría desde el día 1, por lo que a la altura de las fórmulas de la sexuación va a hablar de otro padre, que es el que dice “no”. Ya no es el padre nombrado por la madre, sino que es aquel cuya función es decir que no. Decir que no, se espera que alguien se levante y diga que no, que asuma esa función. Al menos uno. Entonces el padre no va a ser solo el nombrado por la madre, sino también el que se levanta y diga que no. Decir que “no”, no es al nivel del dicho, sino una forma de plantarse en la vida. Cómo alguien trata al otro, es un decir. No es el contenido, sino la posición de la enunciación. Y ahí Lacan va a empezar a dar más lugar a las posiciones reales en que el niño tiene o no tiene a alguien que asuma el parar, el decir que no. Empieza a desdoblarse la figura del padre y en el mismo seminario, en las fórmulas de la sexuación, va a decir que hay alguna zona de la estructura, que es la femineidad, en varones y hombres, que no entra en el imperio del padre. Lo real no agarrable ni por la metáfora ni por el decir que no. Pero para todo niño, para que devenga en sujeto, se necesita la metáfora y alguien que se plante a decir que no​. Ahí empiezan a importar las características del padre y en el seminario R S I Lacan va a definir al padre real por primera vez, en la clase no 4: el padre real es el que hace a su mujer objeto a causa de su deseo, para que ella a su vez tenga hijos que sean objetos a causa del deseo de ella​. Es decir que se llama padre al hombre que goza de una mujer con la que quiere tener hijos. No todo hombre está en posición de eso. Más tarde Lacan va a llamar a eso el síntoma­padre. Hay hombres que tienen el síntoma­padre y hay hombres que no lo tienen. Lamentablemente, muchos hombres que no lo tienen, igual tienen hijos.

En la fobia, el chico está en la metáfora, pero no ha encontrado al padre real. El que diga no, con una posición de decir, que tiene que ver con el goce del padre sobre la madre, que aparta ese goce de la madre con el chico. Voy a citar ahora a Freud, cuando hablaba del padre del Edipo, decía que un problema sexual se resuelve con una respuesta sexual. La sexualidad incestuosa entre la madre y el hijo se resuelve cuando la madre pone su goce sexual en el cuerpo... Básicamente el decir que no del padre es la posición de goce que ese hombre pueda tener de la mujer a la cual le hizo hijos, que entonces aparte al niño produciendo la entrada a la latencia. La entrada a la latencia es, psicoanalíticamente hablando, la cesación de la perversión polimorfa, que es normal. Los niños pequeños agarran los objetos incestuosos, tocan, y no están en posición de hacer estos movimientos aún. La latencia es la cesación de la perversión polimorfa, por lo cual el chico puede empezar a acumular la escuela, leer y escribir. La fobia viene en auxilio de un niño cuyo padre real vacila.​La función de decir que no al juego perverso con la madre, vacila. Y el animal al que se teme fóbicamente es el animal que hace las veces a ese padre real. Es el que dice que no: acá no se toca, por acá no se transita. Y voy a hablar de la fobia a las gallinas: vamos a ver si otro caso clínico, porque ya les hablaron de Juanito, nos ayuda a entenderlo. Es un caso de un niño que entra en la fobia de una manera más atípica que Juanito. Juanito entra en la fobia a los 3 o 4 años, cuando tiene que cesar la relación perversa polimorfa e ingresar en el jardín. Uno hoy ingresa antes en el jardín, pero cuando se empieza a dibujar la figura humana, es la edad donde empieza a declinar el Edipo y la condición sine qua non es cesar la posición perversa polimorfa. Este niño, cuya analista es Helen Deutsch, hace su fobia a los 7­8 años, o sea que llega tarde, pero llega, lo cual implica que se pasó un poquito de largo con la posición polimorfa. Y la característica que del caso lo demuestran.

Helen Deutsch es una analista que nació en 1884, en una ciudad del Imperio Austrohúngaro, se mudó a Viena para estudiar medicina, lo cual para la época es una cosa rara y se doctoró en psiquiatría en Múnich con Kraepelin. En 1918, donde estudió medicina (en Múnich hizo la especialidad) se analizó un año con Freud. Recuerden que en aquella época los análisis eran 6 veces por semana, más cortos, y entra en la IPA. En la IPA se forma el instituto que tiene hasta hoy, el didáctico, los controles, la formación sistemática, etc. Para hacer su didáctico, lo hace con Abraham, justamente el de la relación de objeto que critica Lacan en el seminario IV. Aun así es una analista perspicaz y excelente, pero si ustedes leen el material, van a ver que ella en vez de ver lo que voy a señalarles, ve si el objeto (que para Abraham es el partenaire sexual completo con genital maduro), ella ve de quién el chico está enganchado, si es el hermano, el padre, la madre. No ve los trayectos de la pulsión, ni el objeto de deseo. Pero igual es muy interesante. Hace el análisis con Abraham y cuando vienen los nazis se va con toda su familia, estando casada con Félix Deutsch, que es el médico de cabecera de Freud, el que le da la inyección final. Su hijo es un físico atómico conocidísimo. Helen Deutsch es una mujer verdaderamente muy importante, estudió en Cambridge el resto de su vida y murió en 1982, casi a los 100 años. Es interesante cómo ella cuenta el caso, porque cuando recibe al muchacho, ella lo recibe porque lo envía la familia. Ella dice que no es la situación más favorable, porque la familia lo envía en la adolescencia tardía, cuando él terminaba el secundario, después de estar en un internado, porque era un homosexual manifiesto.

Entonces la familia lo envía a análisis para que lo haga heterosexual, lo cual sabemos que es un poco difícil. De todas formas sabemos que ni las estructuras ni las elecciones de partenaire son definitivas hasta la adultez plena. Lo digo porque en este caso hubo un acceso a la heterosexualidad en el muchacho.

El tema es que el análisis al comienzo es coercitivo, lo manda la familia y el chico va a dejar el análisis. El chico era además muy creído, con que era noble y parece que Helen Deutsch le habrá dicho algo que no le cuadraba. Con todo eso, lo deja ir. El acto de Helen Deutsch es muy importante, esto de no retenerlo, hasta que en unas cartas que ellos mantienen, luego de tener un sueño, donde él se da cuenta que los 2 luchadores del sueño son 2 partes de él mismo, yo diría que se da cuenta de su división de sujeto, le pide él análisis. Y ahí empieza el análisis, porque el pedido es de él.

Lo que va a hacer de inteligente y de freudiano Helen Deutsch, es ir a la neurosis infantil. Cuando el muchacho le cuente, va a llegar un momento en que le diga que tiene una fobia muy rara, que es una fobia a las gallinas. En realidad es un objeto fobígeno raro, no tan raro para el que vive en una granja. Por lo general, el objeto fobígeno es un objeto que está cerca, amenaza en el entorno. Si decíamos que el objeto fobígeno es aquel al que hay que decir que no, tiene que estar cerca. Entonces, en medio de la transferencia y unos sueños, el niño cuenta cómo era su relación cuando era chiquito, porque tenía una amnesia infantil que se levanta en el análisis. Esto también es un signo de que un análisis progresa: uno se empieza a acordar de la infancia y se empiezan a tejer las líneas de fuerza desde el goce de uno. Si uno no logra perforar la amnesia infantil, hay problema. Lo que va a contar rescatado por la transferencia, que la virtud de Helen Deutsch de dejarlo ir, de no retenerlo, y de recibirlo de nuevo cuando él pide análisis, favorece junto con cosas que se pueden leer, va a contar lo siguiente: Nace 10 años después de su hermano más chico, siendo él el 4o hermano. Nace cuando la madre creía estar en la menopausia. Era el preferido de la madre y él recuerda haber vivido pegado al delantal de la madre y que la madre tenía una obsesión con palpar la cloaca de las gallinas. Las gallinas tienen un único conducto de salida, donde sale el pis, la caca y el huevo. Parece que se palpa la cloaca para ver si la gallina puso un huevo. El asunto es que el hijo iba con la madre al gallinero y decía que la madre palpaba con voluptuosidad la cloaca de las gallinas, o él hacía esa lectura. No importa, porque él localiza que la madre goza. Cuando la madre lo bañaba, él le pedía a su madre que palpe su ano a ver si él estaba por poner un huevo. Y la madre, que bien podría haber asumido un poco decir que no, lo hacía. Ahí tienen el circuito. Entonces, él con su propio dedo... Miren la indiferenciación: ustedes saben que para los chicos, el pecho, el chico no sabe que no es de él. El chico ni sabe que la mirada no es de él, ni sabe que lo que toca no es de él. Es decir, lo que en el S. XI Lacan va a llamar la laminilla que rodea el objeto, el sujeto aún no se separó del objeto. Por eso en ese momento, el primer formato de objeto es lo que Lacan llama rien. Rien es una de las formas en francés de decir nada, viene de res, que quiere decir cosa. Es una nada de algo, entonces el objeto rien es la indiferenciación donde ya hay una pulsión que va hacia un objeto, pero que el sujeto no sabe que está perdido. Piensen un poco, ¿por qué los bebés lloran con esa urgencia? El bebé no tiene tiempo de espera posible, porque si el pecho es de él, ¿por qué le falta? Esa demanda insaciable e infinita tiene que ver con esa imposibilidad de entender que el objeto no es propio y que entonces no puede estar ahí en el instante que lo quiero. Y la gravedad del adulto en la posición del deseo y la demanda va a ser tanto grave cuanto menos haya salido del rien. A todos nos queda un fondo, más tarde va a aparecer el objeto oral, que se va a constituir cuando el pecho esté perdido y se busque algo en particular. Por más hambre que uno tenga, no va a agarrar lo seguido que uno tenga al cuerpo. Va a agarrar algo, hay tiempo de espera y posibilidad de elección, por ejemplo perdida en la bulimia.

Vuelvo al caso: cuando el nene juega sólo con su dedo, no sabe de quién es ese dedo y le pone a la madre huevos de caca en los rincones de la casa. Y la madre, para sorpresa del nene, no está contenta con su nene gallina. Con lo cual el nene va recordando, aún sin haber estado instalada la fobia porque para el nene ir al gallinero era el mejor momento del día. Lacan comenta este caso en el seminario de “de un otro a un Otro”, la clase del 07/05/79. Cuando este artículo no estaba publicado, yo lo leí de ediciones... Lacan decía “gallina de lujo”, la gallina favorita, pero el nene no lo sabía. Vamos a ver algo de la estructuración del sujeto y de la sexualidad, que hablo en mi último libro.

El sujeto nace en indefensión. Sabemos que el cachorro humano es la base de la humanidad, porque por ser inmaduros e indefensos graves neurológicos, que en la nueva antropología se llama neotenia, es decir, que uno nace como un neonato prematuro pero a los 9 meses. Eso nos promete a una relación enorme con el otro. Y además, tenemos un aparato neurológico genéticamente preparado para poder hablar. No siempre vamos a hablar, se necesita de algo más para que esa posibilidad uno la transforme en acto. El niño nace en una relación que lo promete a los cuidados del otro. ¿Y quién es el Otro? El Otro del niño va a ser aquel que va a hacer el gigantesco trabajo de cuidar un chico, porque el niño reporta goce. Esa función de la madre inductora de un goce de la madre sobre el chico, que en principio es incestuoso, es una función absolutamente necesaria. Yo siempre hablo de la paradoja del cocodrilo, que es Lacan plantea a la madre como la boca de un cocodrilo. Y yo digo, si nadie nos apeteciera, si nadie tuviera ganas de nosotros, ¿qué sería de nosotros si no fuéramos apetecibles para nadie? En el apetito de la madre está la posibilidad de que el niño se libidinice. Ahora, yo también hablé de que la madre debiera apetecer, pero no tragar y una madre que pasa el nombre del padre, no traga aunque apetece.

Lacan habló que el primer momento de la estructura es alienarse al Otro. Hay 2 veces que Lacan habla de alienación – separación. Una es en S. XI, en los 4 conceptos del psicoanálisis, en donde dice que el ser que viene al mundo tiene que dejarse tomar en el sentido del Otro. El sentido, él después lo va a llamar goce­sentido. Para acentuar que uno entra en el campo del Otro, con el goce­sentido que le dé el Otro. Por ejemplo, “gallina de lujo”. Para lo cual, en el Otro debe haber un agujero, un lugar para que uno entre.



La segunda vez que hable de alienación – separación va a ser en los seminarios XIV y XV. “La lógica del fantasma” y “el acto analítico”, que son años fabulosos. El esquema que va a dar como alienación, la caída en el campo del Otro, él va a llamar “Ello” o pasaje al acto. Pero no es una pasaje al acto patológico, sino un pasaje al acto fundante. Así como en el pasaje al acto del sujeto uno se tira por la ventana, el niño se tira al campo de otro que le hace un agujero para que el niño caiga como objeto de goce.


Lacan pone “No pienso, soy el objeto del Otro”. El tema de este niño, es que él hace el pasaje al acto alienatorio, es decir, cae bien en el campo del Otro. No es un autista, no está fuera del campo... Y cae dentro de otro que lo espera, que tiene ganas de gozarlo, pero en el sentido normal. Lo que yo diría de esta madre es que cierra un poco la boca (de cocodrilo) con este chiquito, un poco de más. Pero el chico no está mal, el pibe hasta que hace la fobia está inmerso en esta relación de gallina de lujo. Él ha detectado de hecho, pero no de derecho (ver nota1) , el goce de la madre, que tienen que ver con el ano y el huevo, ya que los niños no tienen una cloaca, sino un ano, pero no lo sabe de derecho, no sabe que es una gallina de lujo. No lo sabe, pero ¿cómo puede pasar esto?

Helen Deutsch dice que hasta los 6­7 años que sucedió la fobia, el niño se percibía como un varón y que no tenía ningún problema con su percepción varonil. Fíjense que en este chico su goce lo obligaba a ser una gallina, porque el que pone huevos es la gallina y no el gallo ni el macho, pero su imago es la de un varón. Es decir que había una disyunción entre su goce y su imaginario. Con lo cual, su formación yoica era de una fragilidad extrema, porque no estaba avalada en nada real. Les voy a dar un ejemplo [Saca y muestra su guante]. Este es el guante de mi mano derecha, voy a decir que esto es una mano si mi mano puede estar adentro, si mi mano está adentro, aunque es una imagen vacía. El guante se transforma en una cobertura imaginaria de mi mano. Por eso la imagen del yo se escribe i (a), adentro tiene que estar el objeto de goce cubierto por la imagen, porque si no está es un yo falso, lo que Winnicott llamaba “falso self”. Hasta los 6 años, es muy notoria la diferencia entre niña y niño. Él era un varón e iba a la escuela, lo trataban como un varón, se vestía y tenía actitudes de varón, etc. Mientras su goce era el goce de la gallina preferida de la madre. Entonces, hasta ese momento, conviven en el chico una imagen opaca o vacía de un varón con un brillo fulgurante de goce con la madre, que lo obligaría a entender, pero que no lo entiende, que es una gallina. O sea, no es un macho.

La alienación tiene que estar seguida, para pasar del ello​, donde está el chico perverso polimorfo y la pulsión, al inconsciente donde Lacan pone acting out. Este acting out no es patológico. El acting out es la transferencia salvaje, que es la pregunta del millón de todo sujeto si quiere salir de la pura pulsión y entrar en el deseo, que es “¿Qué objeto soy para vos?”,​para escriturar de derecho lo que se era de hecho. El acting out es una pregunta infinita al Otro. Lo vemos en cuando los chicos molestan y preguntan de todo, que en realidad busca saber qué tipo de objeto es para el Otro. Este niñito, esta rama en la que el chico se contesta... La transferencia salvaje siempre es preguntarle al Otro que soy para vos. Se repite en el adulto también, pero fundacionalmente es todo los por qué de los chicos, y todo lo que molestan y todos los líos que hacen. ¿Y cómo se responde el chico a qué objeto es para el Otro? Se lo representa en el inconsciente con el fantasma inconsciente donde sale del rien, que es donde está al principio. Ahora puede diferenciarse del Otro, y aquí el objeto es uno de los 4 objetos pulsionales: oral, anal, escópico e invocante. El chico de la gallina no había entrado en esta zona (el eje vertical), en el inconsciente donde Lacan dice “Pienso (es decir, hablo, pregunto), no soy el objeto”. Porque me lo represento en el fantasma, no lo soy. Igualmente, todos tenemos un resto de pulsión en el ello a la que no supimos contestar con una fantasma y hacia ese ello se dirigen alguna de las 2 interpretaciones que marca Lacan en el seminario del acto analítico.

Entonces, recién se va a dar cuenta de derecho de este tema de la gallina con una escena traumática. Helen Deutsch dice que en los primeros 6 años del niño, era un niño normal. Y yo contesto a Helen Deutsch, a la que respeto mucho, que no era un niño normal. Porque un niño normal, ya a esa edad contestaba fantasmáticamente qué objeto de hecho no escriturado, porque no había escritura, y que un niño normal no tiene un falso self: no se cree varón mientras se cree una gallina. Lo que pasa es que no tenía síntomas ni angustia. Esto es muy importante, porque síntoma y angustia son nombres del padre​. Les pido que lo comprueben, que todos los términos de Lacan tienen un uso patológico y un uso estructural. Acabo de decir que alienación, pasaje al acto y acting out tienen un uso patológico, pero también tienen un uso estructural. Inhibición, síntoma y angustia también tienen un uso patológico pero también tienen un uso estructural: son nombres del padre. Que un chico nunca se angustie, que nunca haga síntomas o que nunca se inhiba, o tiene una familia perfecta, lo cual me parece difícil de creer, o bien es un sobre adaptado.​Y si es un sobre adaptado, es mucho más problemático que un chico que hace inhibición, síntoma o angustia, porque tiene otro a quien puede dirigirle éstas y que va a poder soportar. En el historial donde es interrogado y en los recuerdos del niño, el padre no se sabía dónde andaba.

Hay otro esquema de Lacan que se ha dado en llamar “Estadío del Espejo generalizado”, donde Lacan va a plantear la constitución de todo aparato del cuerpo y del yo. El cuerpo es la imagen, es la proyección de la superficie del cuerpo, es decir, del yo. Lacan va a decir que de todos los objetos hay, primero, “botella”, objeto real​.

De la botella puedo obtener una imagen virtual​: la imagen virtual la obtengo de un espejoplano. Es lo que se ve al fondo del espejo. Cuando uno se mira en el espejo ve la imagen virtual de uno mismo. Con espejos esféricos, cóncavos o convexos, se pueden obtener imágenes reales​. Imágenes reales son imágenes que aparecen en el espacio, pero la toco y no hay nada. Ejemplo: el arcoíris. El arcoíris es una imagen real, es la imagen de la difracción del rayo de luz por la gota de agua, que es un espejo convexo. Van a tocar el arcoíris y obviamente no tocan nada. O sea, hay objetos reales, imágenes virtuales, imágenes reales e imágenes virtuales de imágenes reales​. Si yo pongo un espejo, el arcoíris se refleja en el espejo. Eso es una imagen virtual de una imagen real.

Usando todo este esquema, Lacan va a dar este esquema del jarrón invertido. Va a decir que el soma, el cuerpo biológico, está fuera de percepción para el sujeto. Va a decir que este espejo cóncavo es el córtex. El córtex humano es el único que está preparado para el lenguaje, pero necesita del estímulo del Otro que lo libidiniza, sino de ese córtex solo no sale nada: ni la palabra ni el cuerpo. Basta el autismo vero, el autismo psicógeno, para demostrarlo.

Se va a formar una imagen real que se va a acomodar al primer cuerpo, o cuerpo pulsional, que se va a acomodar a los objetos que le ofrece la madre. Llamo “madre” al otro que se ocupa del goce del niño. Estos objetos son vividos por este cuerpo real como parte propia y ahí tienen lo que Lacan va a llamar nien, el dedo de la madre hurgando el ano del niño del caso. El pecho de la madre, la caricia, la mirada. Pero en este caso es el niño el que privilegia el huevo y el ano, pidiéndole a la madre eso porque ha detectado, de hecho y no de derecho, que a la madre le gusta eso. El niño, pegado a su realidad cortical, esta imagen no la ve. En el espejo plano se refleja una imagen que entra en el agujero del Otro donde una vez que se establezca para el chico una percepción de qué era, por ejemplo “gallina de lujo”, va a poder recién aparecer el yo ideal o cuerpo narcisista y ya en este cuerpo definitivo, el narcisista, las flores no aparecen, aparece un agujero. Entonces, cuando el chico se percibía como varón no estaba aquí, tenía una falsa imagen de varón porque le decía que era varón pero no había hecho la operación de proyectarse en un espejo donde accediera a la forma de su cuerpo con el objeto como perdido. En el espejo plano, el objeto se negativiza (­φ), aparece como perdido. Recién en el estadío del espejo plano el niño vive la separación con la madre. Por eso la angustia del octavo mes, que es la época del espejo plano para el chico que puede llegar a ella, porque hay chicos que no llegan a eso.

Estamos en los 6 – 7 años, el pibe se vive como varón y goza como una gallina. Eso iba a hacer agua, no podía seguir así. El chico puede coordinar su imago vacía con su goce en esta escena, que el chico recordaba: una tarde estaba en la granja en cuclillas y su hermano, 10 años mayor, lo toma de atrás y haciéndole movimientos de coito, le dice “yo soy el gallo, vos sos la gallina”. El hermano le dice “la verdad” del otro esquema, la verdad de lo que él es y bruscamente al chico, un prójimo le hace saber lo que él era de hecho y ahora lo sabe de derecho. Gracias a un prójimo a uno le vuelve lo que verdaderamente es, por eso el prójimo Lacan lo llama en el seminario de “De otro a Otro”, la inminencia intolerable de un goce, porque es el que a uno le hace saber. Por eso la gente que se aísla mucho, porque en general el otro a uno le dice cómo se está portando y uno no se daba cuenta: que es insoportable, o es un pomposo, etc. En este caso fue el hermano quien le dice “yo soy el gallo, vos sos la gallina” y el chico por primera vez dice “No, no quiero ser una gallina”. Por primera vez dice no y le viene la fobia a las gallinas. Lo cual, viviendo en una granja es sumamente incómodo porque las gallinas andan sueltas. Entonces, en ese momento, él llega a poder, con la fobia, decir que quiere ser un varón. No importa que después sea homosexual, porque es un varón. Un varón homosexual. Es tarde que él entra a cesar, a través de la gallina y por supuesto a cesar su juego con la madre: no quiere más nada de eso, dice que no. El decir que no como función paterna, la gallina empieza a hacer lo que él no debe tocar, mirar y está prohibido. Toma el movimiento de castración que no estaba terminado, precipita una letra que lo hace entrar en la ley y en un yo verdadero, en un yo de verdad, no una especie de guante vacío. Empieza a tener una configuración yoica donde el objeto, en este caso anal, se lo arrancan teniendo fobia a la gallina. Entonces, hasta la fobia, el chico venía en su perversión polimorfa y yo lo escribí en mi libro de fracasos del fantasma porque a los 6 – 7 años un chico ya tiene el primer fantasma infantil. Por eso yo lo llamé fracasos ocasionales del fantasma, lo puse en ese subcapítulo de los tiempos de conformación. Recién con la fobia, él llega a poder entrar, con y de la mano de la fobia, a la latencia. Ahí cesa el juego perverso con la madre.

Pregunta: ¿Por qué el síntoma es un nombre del padre?
S.A.: Ustedes se acuerdan que Freud decía que el síntoma es una transacción entre una moción incestuosa y su límite, o sea que dentro del síntoma está el límite a la misma moción. Cuando alguien es capaz de hacer un síntoma, es ese síntoma el que a la vez está satisfaciendo la moción y el corte de esa satisfacción. Freud da un ejemplo: una chica que estaba demasiado apegada a su papá y quería reemplazar a su mamá. Como la madre tosía, la chica tose. En el síntoma, ella es la madre sufriendo. Da la 2 caras. En el seminario RSI, Lacan va a decir que inhibición, síntoma y angustia son los nombres del padre normalmente puestos allí para suplir las fallas inevitables del padre real. No hay forma de que alguien esté tan a la altura de la función inmaculada de ser padre. Por eso, a la colega le digo que esa es la diferencia entre cualquier terapia y el psicoanálisis: la psicoterapia de cualquier índole (sistémica, gestáltica, cognitivo­conductual) intenta rápidamente, en un lapso breve, abolir el síntoma. El psicoanálisis quiere hacer del síntoma, que largue y extraiga su nombre del padre. Y con el goce incestuoso que allí había, que sepa hacer algo el sujeto. Lo que va a proponer el psicoanálisis es una operación de verdad sobre el síntoma: primero que diga su verdad y luego que con el goce remanente, el sujeto sepa hacer algo. Con el síntoma, no hay que tratar de exterminarlo ni acallarlo, lo cual no quiere decir que si uno tiene un síntoma el psicoanálisis le va a decir “siga así, ¿eh?, siga nomás”. El síntoma trae muchos problemas, vamos a hacer la vía más fácil, pero no sin antes saber para qué sirvió ese síntoma, porque para algo necesitaba tener ese síntoma el sujeto. No lo forjó de la nada.


Pregunta: Vos dijiste que ibas a hacer una articulación entre el animal fobígeno y el tótem...

S.A.: ¡Gracias por recordármelo! Recuerden que el tótem es, para una tribu determinada, la imagen de su padre. La tribu del jaguar es que son hijos del jaguar. El animal fobígeno es el padre del goce, se acuerdan que es el orangután primitivo del padre de la horda, el que goza de las mujeres, etc. En principio, es un animal de goce que denuncia el goce, que va a cesar con la fobia. Es paradojal, porque como el caballo de Juanito, es la madre que muerde y traga y luego el padre, que es el que prohíbe que trague y muerda porque es apartarse. Es decir que el animal fobígeno demarca un territorio: esto sí, esto no. Hasta aquí voy, hasta aquí no voy. Y en general es un animal que para el sujeto toma su carácter totémico, el carácter de su goce. Incluso los historiales, aunque no sean de fobias, el hombre de las ratas, el hombre de los lobos... En el hombre de las ratas, es el hombre del objeto anal. En general, el animal nombra el tipo de goce al que el sujeto estaba adherido y tendrá que “saber hacer algo con”.



Pregunta: ​En el historial, ¿Aparece el padre?
S.A.: No, está la pregunta por el padre pero él no aparece. El chico no recuerda ni puede incluir al padre. El chico no es psicótico, pero en su realidad cotidiana no aparece, por más que Helen Deutch le pregunta. Creo que por esto la fobia llegó tan tarde, 4 años después de lo que se ve.

Pregunta​: Usted planteó una disyunción entre el cuerpo del varón a gozar como una gallina. ¿Cómo es que un niño con cuerpo de varón goza como un varón?
S.A.: Un niño varón que se vive como varón no puede ser una gallina, incluso si fuera homosexual, lo cual a la altura de la infancia es imposible definir, sino hasta el 2º despertar sexual. No voy a entrar en los casos controvertidos del periodismo. Analíticamente, no hay diagnóstico de estructura ni de posición sexual hasta pasada la crisis púbero­-adolescente. Ahora, un niño que se vive como varón, de cualquier tendencia y de partenaire... Una cosa es el partenaire, otra es la posición. No puede ser una gallina porque una gallina es penetrada por la semilla del gallo y puede poner huevos. Huevos pueden ser hijitos también. Una gallina es una madre ponedora, o sea que no hay forma de coordinar eso. No hay posibilidad de conjugar esas imágenes. Pero para el chico no había tensión, que puede haberla para el sujeto. Ustedes habrán analizado seguramente a adultos que quisieron adaptar su forma corporal a su forma de gozar, por eso hay mujeres que piden ser vampiresas y no están bien físicamente, entonces sufren. Siempre que hay disyunción entre goce e imago, hay un problema. Por eso hay nudo de borromeo, donde imaginario está anudado a lo real del goce. Acá hay un desanudamiento momentáneo. O sea que un varón de 6 – 7 años tiene una forma de gozar que no puede ser compatible con la gallina. De hecho, la homosexualidad suya, él es exclusivamente penetrador. Es importante, porque de la escena traumática retuvo la posición del hermano. Lo que no quería es ser penetrado como el gallo a la gallina. Eso quedó en “no” para poder armar su imagen yoica propia. Los chicos desde muy chicos van haciendo el nudo, uniendo su imaginario a su modo de goce.

Notas:
1- La diferencia de “de hecho” y “de derecho” es que las primeras suceden, mientras que las segundas se anotan, se escriben. Las situaciones de hecho no están escrituradas. Ej: no es lo mismo salir con alguien que hacerla su mujer.

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