Jung planteó que cuando trabajamos objetivando contenidos inconscientes estando despiertos obtenemos un estado benéfico. Esta objetivación la podemos lograr a través de la pintura, la escultura, la danza, la escritura y con cualquier técnica que permita la expresión de la creatividad. A esta técnica de conversación con las figuras interiores es lo que Jung llamó imaginación activa.
A diferencia de los sueños, que expresan un mero producto del inconsciente, la imaginación activa contiene la expresión de la función trascendente, dicho en otras palabras la función que realiza la síntesis entre lo consciente y lo inconsciente.
Para empezar debemos diferenciar la imaginación activa de la imaginación pasiva que consiste en la mera producción de fantasías e imágenes pero sin darle forma concreta, en la imaginación activa en cambio, toda la persona participa del evento por lo que exige un esfuerzo lo que muchas veces genera resistencias, recordemos que la consciencia siempre está interfiriendo, ayudando, corrigiendo o negando los procesos inconscientes; estas resistencias a veces pueden llegar a producir síntomas somáticos lo cual tiene que ver con la búsqueda del equilibrio en el proceso psíquico de autorregulación, generalmente al liberar el canal creativo estos síntomas comiencen a disminuir, obviamente previa consulta al médico.
Dicho en otras palabras, la imaginación activa es una forma de influenciar sobre el inconsciente. Debido a esto, no es aconsejable forzarla ni utilizarla en psicosis latentes. Por el contrario, si es recomendable cuando se siente presión del inconsciente, o sea cuando la persona es invadida por imágenes en forma reiterada o, en el caso contrario, cuando se presenta material inconsciente.
Durante el trabajo de imaginación activa la persona siente el efecto numinoso del trabajo, o sea, que la imagen final tiene un efecto fuertemente significativo desde lo emocional.
Teniendo en cuenta que el psiquismo es un sistema que se autorregula, las imágenes generadas desde lo inconsciente siempre tienen como finalidad la intención de obtener el mejor equilibrio para esa persona en ese momento. Las figuras de lo inconsciente se expresan siempre mediante imágenes protectoras y curativas. De esta manera la persona queda al servicio de las tendencias inconscientes. Cada encuentro con las imágenes del inconsciente forma parte de lo que Jung llamo, proceso de individuación al cual haremos referencia mas adelante.
En la imaginación activa no hay metas ni modelos, imágenes o textos como guías del camino, tampoco se recomienda ninguna postura o forma de respiración. El terapeuta no sugiere imágenes ni símbolos como en el ensueño dirigido de Desoille. Simplemente se le pide a la persona que se fije que es lo que ve dentro de ella; si surge un obstáculo la solución la da la misma persona la cual se hace responsable de cada paso en este proceso integrando de esta manera lo consciente y lo inconsciente.
Podemos describir el proceso de imaginación activa principalmente en cuatro pasos que luego iremos detallando: El primero consistiría en vaciar el Yo de pensamientos, cosa que no es fácil y requiere de cierta práctica, simplemente genere una imagen y tómela así como viene. Logrando esto ya estamos entrando en le segundo paso dentro del cual hay que evitar dos situaciones bastante comunes, una tiene que ver con el congelamiento de la imagen, la imagen sola sin la carga emotiva no significa nada; la otro tiene que ver con que las imágenes pasen demasiado rápido como si fuera una película ante la cual la persona se sitúa sólo como espectador, esto es en realidad lo que llamamos imaginación pasiva. La manera de evitar cometer estos errores es a través del tercer paso que consistiría en darle forma a la imagen, ya sea a través de la pintura, el dibujo, la escritura o algún otro tipo de expresión creativa que este al alcance del individuo. Aquí también pueden ocurrir algunas trabas, una de ellas sería poner demasiado énfasis en la elaboración de la fantasía, es sólo un trabajo creativo lo que debe producir la persona y no una obra de arte, sin entrar a discutir en este punto acerca de que es y que no es arte; en lo otro en lo cual hay que evitar caer es en desvalorizar el producto, toda producción del inconsciente es válida, tiene una intención y cumple una función. La cuarta etapa sería la de confrontación moral con el material, o sea, evaluar el “para que” de los contenidos surgidos, enfrentarlos con el sistema de creencias propio de cada uno y encontrar un nuevo equilibrio dentro de este proceso.
Podríamos decir que la imaginación activa nos enseña que hacer con nuestras emociones. Un ejemplo sería el enamoramiento, cuando un hombre se enamora ¿porqué elije a esa mujer en particular y no a otra?. Una cosa es la mujer interna, el ánima y otra cosa es la mujer física y real del mundo concreto. Escuchar lo que dicta la mujer interna es diferente a imaginarse a una mujer idealizada (imago) dentro del proceso de enamoramiento. La fantasía se convierte en un conflicto y en el intento de aclararlo se combate con la figura interna a nivel psicológico. En un momento el conflicto trasciende lo verbal y se convierte en una vivencia intuitiva de unidad.
La imaginación activa promueve el proceso de búsqueda y toma de consciencia del deseo de superación, integración y trascendencia. El reconocimiento de nuestras propias contradicciones para lo cual se requiere del enfrentamiento con la sombra. Desde la psicología analítica podemos llamar a esta tarea proceso de individuación o camino hacia el Sí-mismo. Esta tarea se ve favorecida por la imaginación activa ya que aumenta la vincularidad con uno mismo, con los demás, con la naturaleza y con el mundo.
La actividad fantástica desenfrenada no tiene sentido, la ilusión podemos definirla como fantasías manipuladas con ausencia de motivos arquetípicos e imágenes numinosas.
La real imaginación esta inspirada por el inconsciente, el Yo se enfrenta a las imágenes no solo en forma pasiva sino también activamente. Se trata de captar aquello que conscientemente no podemos por estar ocupados en los procesos del mundo externo.
El objetivo de la imaginación activa es encontrar una posición intermedia entre consciente e inconsciente, ya que se trata de una combinación de opuestos.
La naturaleza originalmente psicoide del inconsciente se escinde manifestándose tanto en imágenes internas como en acontecimientos de la vida real. De esto se trata la individuación, de amalgamar las imágenes internas con la experiencia externa. En definitiva este seria para Jung el sentido de la vida, la realización del Sí-mismo, dicho de otra manera, hacerse cargo del destino de uno.
El arquetipo del Sí-mismo alcanza su sentido en cada vida individual de forma natural aunque no haya sido comprendida ninguna imagen del inconsciente. La meta de la INDIVIDUACION jamás se alcanza plenamente ya que el arquetipo del Sí-mismo nunca puede ser aprehendido en su totalidad. Esto es lo que tiene de inquietante ya que es una meta que se persigue en forma continua; por lo que no es tan importante la meta en si, sino la obra que se realiza para alcanzarla.
La imaginación activa consiste básicamente en (dejarse llevar psíquicamente) pero asumiendo tal situación en forma intelectual y ética. Seria expresar los contenidos inconscientes que irrumpen en el campo del Yo dándoles una forma estructural a través de alguna expresión creativa. Lo que surge es una fantasía activa la cual habrá que intentar comprender y ante la cual habrá que tomar una actitud ética. De esta manera los complejos y arquetipos se personifican y objetivan permitiendo así el análisis posterior para que el Yo pueda ir diferenciándolos y diferenciándose a si mismo respecto de los complejos y arquetipos. Recordemos que la psique no es una unidad sino una pluralidad de complejos contradictorios.
La imaginación activa trata de naturalizar imágenes del inconsciente con la colaboración consciente y una activa participación del Yo. Jung la toma como el segundo paso del proceso alquímico. El primero que correspondería a la coniuctio alquimia esta relacionado con el conocimiento de la sombra, o sea, recuperar lo Que tenemos proyectado fuera en forma dispersa, es un trabajo centrado mas en lo inconsciente personal. La tercer etapa es la del unus mundus y su inclusión consciente en el, en otras palabras seria la consciencia de totalidad.
La imaginación activa trata de concretizar las imágenes del inconsciente gracias a una colaboración consciente y activa de nuestro Yo. Se lo utiliza cuando el análisis de los contenidos psíquicos ha hecho conscientes los temas e imágenes complementarias del inconsciente de tal manera que el conflicto entre las partes conscientes e inconscientes de la personalidad es evidente y crítico; en este punto ya no se pueden utilizar máscaras para disimular la antítesis, la psiquis reclama un tercer término a través del cual los opuestos puedan unirse. Este proceso puede tener lugar en forma natural o puede ser inducido. Esencialmente se trata de elegir una imagen-fantasía y concentrarse sobre ella, si no hay imagen se puede proponer concentrarse en un estado de ánimo el cual producirá inevitablemente una imagen. Al fijar la atención en la imagen esta se alterará, estas alteraciones se van anotando ya que ellas nos van a ir mostrando los procesos psíquicos inconscientes; consciente e inconsciente se unen, el proceso pasivo se pone en acción. Al principio seguramente serán imágenes proyectadas y habrá una tendencia a no salir de ahí lo cual no produce ni variaciones ni progresos. El analista puede incitar a que se le pida ayuda a su “alter ego”, a su otra parte que siempre está, ya que no existe en nosotros nada que esté exento de contradicción y la consciencia no puede asumir posición alguna que no haga surgir un efecto compensatorio.
Leemos a Jung: “Tome el inconsciente en una de sus formas más a mano, diga una fantasía espontánea, un sueño, un estado de ánimo irracional, un afecto, o algo parecido, y opere con él. Ponga atención especial, concéntrese sobre ello y observe objetivamente sus modificaciones. No ahorre ningún esfuerzo para consagrarse a esta tarea, siga las transformaciones subsecuentes de las fantasías espontáneas atenta y cuidadosamente. Sobre todo, no deje que ningún elemento externo entre en la operación, ya que la imagen-fantasía tiene todo lo que necesita. De esta manera, uno se asegura de no interferir por capricho consciente y dejar las manos libres al inconsciente. En resumen, la operación alquímica nos parece el equivalente del proceso psicológico de imaginación activa”.[1]
El hombre moderno no puede lograr la unio mentalis que le permitiría el paso siguiente a la coniuctio si no comprende las afirmaciones provenientes de su inconsciente. La fantasía es un proceso psíquico real, cada fantasía forma parte de un proceso vital que es el proceso de individuación y su meta es la experiencia y la producción de símbolos de totalidad, que por lo general están expresados a través de mandalas.
Que el paciente comprenda su inconsciente es una oportunidad para obtener independencia del analista y esto es justamente lo que muchas veces no se quiere lograr, si el terapeuta no ha tenido su propia experiencia analítica de encuentros con su inconsciente no podrá ayudar a superar este obstáculo; en otras palabras, nadie puede guiar adecuadamente a otro por un camino que no conoce.
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