El término perfilación criminal se utiliza en diversos contextos y resulta interesante aplicarlo en Latinoamérica. Muchos psicólogos integran los equipos de perfilación, aunque los perfiladores pueden tener otros orígenes en su formación, como el trabajo social, sociólogos, antropólogos y no sólo psicólogos. La perfilación criminal se asocia más a la criminología forense que a la psicología forense.
Por otro lado, una persona que estudia psicología y no tiene estudios forenses en general y análisis de evidencia conductual en particular, puede terminar tomándole pruebas a los sospechosos y llamar a esto perfilación criminal. Lo que vamos a ver hoy es que el perfil criminal es más bien el resultado de un análisis de un proceso muy largo de investigación de la evidencia, que lo puede hacer un científico forense que tenga el entrenamiento adecuado.
Cuando hablamos de perfilación criminal en la idea de feminicidio, hay que entender que el análisis de la evidencia conductual que realmente se ha aplicado en latinoamérica es a partir de un protocolo que creó la ONU: se trata del Modelo de protocolo latinoamericano de investigación de las muertes violentas de mujeres por razones de género. A partir de este documento, se empezó a discutir el análisis de la evidencia conductual. En este documento, se hace mención del análisis de la escena del crimen, victimología, reconstrucción y otros puntos que son fundamentales para poder dar con una perfilación. El científico es independiente y toma una decisión metodológica para poder llevar a cabo su investigación. Cuando vemos el análisis de la evidencia conductual, de inmediato surge este documento. En México, se obliga a investigar las muertes con perspectiva de género con el modelo de la ONU.
Una de las objeciones clásicas es que feminicidio y femicidio son términos legales y que los investigadores no tenemos nada que ver con ellos y deberían limitarse a las cuestiones de peritaje. Esto es cierto para un técnico como un dactiloscopista. Lo cierto es que para el científico, estos conceptos ayudan a crear pruebas periciales distintas.
¿Feminicidio o femicidio?
En algunos países se habla de un término o de otro. La diferencia es más bien política.
Como vemos, las definiciones visibilizan cuestiones importantes para una investigación. En México, Colombia es feminicidio, en cambio en Argentina, Guatemala y Panamá se habla de femicidio. Nos importa saber las relaciones comunitarias que pudieron posibilitar que se diera el crimen. Por ejemplo:
- Falta de atención de los sistemas de emergencia.
- Que los peritos no cuenten con perspectiva de género y cometan errores que generen impunidad.
No conocer los protocolos genera impunidad, generando en la cultura que este tipo de crímenes no se consideren importantes. El machismo es un contínuo con varias manifestaciones, como el acoso o el feminicidio, con conductas que sostienen esta desigualdad. El perito debe hacer su trabajo visibilizando estos términos y estas dimensiones del feminicidio para no agrandar el problema.
En conclusión, feminicidio y femicidio no son lo mismo. Además de las diferencias políticas, se trata de diferencias que afectan al peritaje en sí y cuya no sanción produce un impacto social. Por no investigar de manera adecuada, se vulnera el acceso a la justicia y a los derechos humanos. Si no se comprende el tema de los derechos humanos, el investigador hará mal su trabajo.
El contexto de la investigación es importante, incluso para el médico forense. No se pueden hacer interpretaciones sin el contexto de la escena del crimen y los resultados del laboratorio que se puedan recuperar. Ver el cuerpo en la escena del crimen le permite al médico legista comprender la dinámica de las lesiones y otro tipo de cosas.
Muchas investigaciones forenses se han hecho de manera estereotipada y sin integración de la misma, sin perspectiva de género.
Para trabajar un caso, se utilizan dos herramientas.
El análisis conductual proviene de la criminología forense e investiga datos, hechos y evidencia física.
La otra proviene de la psicología forense con perspectiva de derechos humanos, a partir de una psicología que reflexione sobre un enfoque psicosocial, que aporta el contexto que hace falta para la interpretación de lo anterior.
Ninguna de estas herramientas tiene mucho sentido sin la otra. Investigación sin psicología genera inferencias que faltan a la lógica del método científico que amerita este tipo de casos en particular. La psicología sin investigación lleva a la especulación.
Investigación y procesamiento de la escena del crimen
Debemos distinguir la investigación de la escena del crimen y el procesamiento de la escena del crimen. En la televisión suelen confundirse estos términos.
El procesamiento de la escena del crimen la hace el criminalista de campo, que es el investigador que va y toma fotografías, recolecta evidencia, las embala, las lleva, etc. En Estados Unidos, este trabajo lo hacen policías con entrenamiento, los técnicos en la escena del crimen. No hacen ninguna interpretación científica de la escena del crimen, cosa que vemos en la televisión.
Hay que desterrar la idea del perfilador como cazador de criminales con la adrenalina de atrapar a alguien. En las series, el perfilador es una especie de adivino que busca entre los sospechosos y ellos mismos hacen el arresto. Esto es para que la serie sea más entretenida, pero en general, el perfilador criminal no va a cazar a nadie ni tampoco lo entrevista. El perfilador busca conductas que hayan sucedido en la escena del crimen, que puedan ser comprobables mediante la evidencia física y la psicología forense, para que se resuelvan preguntas de las autoridades, que luego resuelven.
Por ejemplo, muchas veces el perfil tiene que ver con la capacidad. Supongamos que el perfilador encontró un auto chocado y unas huellas que marcan que el agresor puede correr. Esto, que suena simple, puede determinar la inocencia de alguien arrestado que tiene una fractura en tratamiento, lo que no corresponde al perfil. En este ejemplo, algo básico es sumamente importante. La perfilación trata sobre comprender el crimen, no sobre adivinar quién fue.
El perfilador no necesita entrevistar a los criminales para hacer su investigación, como lo hacía el FBI desde hace 120 años; lo que intenta probar el perfilador es que la motivación estaba dada por un comportamiento específico. Por ejemplo, el overkill (parte del protocolo de feminicidio de la ONU) tiene que ver con la interpretación que pueda hacer alguien que sepa de lesiones sobre el cadáver y pueda determinar que se utilizó más de la fuerza necesaria para asesinar a alguien, como vemos en los casos donde se acuchilló a alguien decenas de veces o se le disparó a alguien. Esto se refiere al carácter de la motivación emocional y no administrativa del crimen de género, en este caso.
El proceso de investigación del perfil criminal y sus fases
1) Procesamiento de la escena del crimen.
Aquí se explora y se documenta de manera fiel.
Ya hablamos algo sobre comprender el procesamiento de la escena del crimen y sus indicadores técnicos. En latinoamérica, esta fase se ha vuelto muy teatral y el ícono de lo que hacen los científicos forenses. Por lo tanto, se ha vuelto un fetiche estar en la escena del crimen (donde están las cámaras de televisión) y no de documentar correctamente. Nuestro trabajo es interesante, pero no emocionante. A decir verdad, es bastante triste.
2) Análisis de la evidencia.
En base a lo que se consigue en el punto anterior, los protocolos ayudan mucho a analizar la evidencia. Por ejemplo, en casos de feminicidios hay que embalar las manos para conservar el tejido que pueda haber debajo de las uñas en los casos donde hubo lucha. Las mismas fotos que se le sacan al cuerpo deben ser también sacadas a quienes accedieron al cuerpo: el esposo, el novio, el padre, etc. para constituir la evidencia positiva, es decir, lesiones; o documentación negativa, la ausencia de lesiones.
Ni en esta fase ni en la anterior se está interpretando, sino haciendo hipótesis. En esta fase se organiza la información, para que esta sea basta y pueda ser utilizada posteriormente.
En temas de género, importa cómo se toman las decisiones. Los abogados tienen una relación muy particular con los peritos, en el punto que a veces dicen que no se menciona la temática de género. La investigación forense habla de temas de género y estas inferencias le corresponden al investigador. En un caso de investigación forense, supongamos un médico que investiga la muerte de una mujer en condiciones de violencia, el médico debería hacer un protocolo de violencia de género. No debería esperar a que alguien le diga que el caso va a investigarse con esa perspectiva, porque él es un científico y los documentos y los protocolos científicos se lo indican. El médico no se guía por lo que le dice el Ministerio Público, sino por la ciencia. Esta es la diferencia entre un científico y un técnico.
El feminicidio no solo es un término legal, sino sociológico, psicológico y criminológico del cual el investigador puede dar cuenta. Las disciplinas no pueden ser dueñas de las palabras y el Ministerio Público hará el proceso de litigio en base a los reprtes que los investigadores realizaron. Los investigadores deben resguardarse en los protocolos, justamente, para no preocuparse cómo ven los litigantes estas cuestiones relacionadas a la perspectiva de género.
3) Interpretación de la evidencia.
Las "ciencias forenses" tienen alcances y limitaciones. Dactiloscopía y balística, por ejemplo, tiene muchas limitaciones. Hay que determinar los alcances y las limitaciones de la evidencia. hay que ver si la prueba fue tomada de manera correcta, si es presuntiva, es confirmatoria, si hay que investigar más. Hay que ver si se puede interpretar la evidencia a la luz de la información que va llegando.
La hipótesis de feminicidio implica una serie de procedimientos, como saber sobre la víctima, investigar el contexto, revisar los antecedentes de lesiones, de embarazos no deseados, enfermedades de transmisión sexual, etc.
La autopsia médico legal debería tener, como mínimo, el historial clínico de la persona a la que se le hace la autopsia. De caso contrario, esas interpretaciones no pueden ser consideradas como científicas, porque el contexto da el resultado. Sino, las interpretaciones son falibles. Por eso, es importante conocer los alcances de los profesionales que trabajan en una investigación.
4) La victimología forense.
Se trata de otra de las fases del proceso y es muy importante. Básicamente, es la recolección de la información sobre la víctima, lo que nos da un contexto para hacer interpretaciones al respecto. La victimología puede consistir en aspectos psicológicos, médicos forense, datos financieros, problemas de violencia anteriores, registros, deudas, etc.
Cualquier tipo de investigación requiere de victimología, Sin ella, es muy difícil investigar. Además del perfil de los agresores, es importante conocer los procesos de victimización.
5) Análisis de la escena del crimen.
Recogimos las pruebas, nos dimos cuenta de que estamos investigando de manera adecuada, llegaron los laboratorios y tenemos la información de la víctima. Aún no llegamos a quién es el sospechoso, que es un tema que le corresponde a la policía. Los forenses buscan comprender lo sucedido para poder ayudar a la policía.
El análisis de la escena del crimen implica también laboratorio y victimología, más toda la información que nos permita entender esa escena. Se investiga a la víctima y a la escena del crimen para ver cómo ambos están relacionados.
La investigación de las condiciones de la víctima implica la victimología forense, el análisis retrospectivo de condiciones psicológicas (autopsia psicológica, con perspectiva de género), la autopsia médico forense con perspectiva de género (que incluye el contexto de la víctima y el análisis de la escena).
La evaluación de los niños o niñas supervivientes a este acto de violencia es importante. La investigación del crimen implica el procesamiento, la criminalística de laboratorio, la autopsia médico legal, la revisión de la evidencia física, reconstrucción criminal, perfilación criminal, vinculación, etc.
Se suele decir, de los perfiles de los feminicidas, que son las características que estos tienen. El mismo protocolo habla de que el perfil criminal del feminicida debería tener ciertos precedentes psicológicos. Lo que hay que hacer, en realidad, no es enfocarse en el agresor o en el sospechoso. El resultado del feminicida será el resultado de la investigación de la víctima, de la escena del crimen y allí se podrá hablar de competencias o razones de género. Todo esto el sospechoso no lo da; las conductas se infieren de la escena del crimen: cómo entró, cuánto tiempo pasó generando lesiones, si manipuló la escena, etc.
Si un sospechoso es esquizofrénico, puede ser que la escena del crimen no concuerde en nada con ese perfil si se descubre que se sustrajeron objetos de la casa que una persona sin relación con la casa difícilmente sabrían dónde están, más si no hubo evidencia de búsqueda. Este tipo de inferencias se hacen ante un crimen. No necesariamente son inferencias psicodinámicas sobre las motivaciones ocultas de su historia. Para hacer un perfil lo que hay que hacer es:
- Una autopsia con perspectiva de género.
- Una investigación de la escena del crimen que tenga la paciencia de recolectar la evidencia física.
- Revisar las circunstancias y el contexto: peritajes antropológicos, psicosociales, entrevista a vecinos, comprender dónde vive la víctima, utilizar el sistema ecológico de Naciones Unidas, investigar a la víctima para ver qué antecedentes se encuentran.
- Investigación al sospechoso, que es diferente al perfil. La investigación al victimario no es el perfil del criminal. El perfil del criminal son la serie de inferencias que se pueden hacer a través de la inferencia mediante esta tecnología sobre las conductas que llevó a cabo el agresor. Esto no quiere decir que sepamos quién fue.
Después de hacer todo esto, vamos a poder decir si hubo violencia sexual, si hubo lesiones degradantes, antecedentes de acoso. Nadie puede saber a priori si hubo violencia de género: se necesita todo el proceso que hoy vimos, partiendo de la hipótesis del feminicidio, que son las que no llevan a aplicar este tipo de procedimientos.
En la investigación criminológica podemos encontrar la relación de confianza-subordinación si existiere, o que la víctima haya sido incomunicada a partir de la reconstrucción del crimen, que se hace después de todo esto. Si no se tiene la comprensión de la escena, la reconstrucción del crimen es teatro.
Algunos puntos importantes:
Las hipótesis se hacen después del todo el proceso y no al principio. Las series de televisión lo muestran como parte esencial de la emoción de hacer este trabajo. El profesional experimentado está ocupado en ver qué información hace falta; el novato está enfocado en quién fue. El profesional experimentado pregunta si se hizo el raspado de uñas, si se investigaron los celulares, si se le tomaron las huellas a tal persona, si hablaron con los vecinos... El que no es profesional se pone a adivinar.
El trabajo del forense y la ciencia es independiente del derecho y de las fuerzas policiales, pero colaboramos con ellos para poder generar información que les sea de utilidad. Las instituciones regulan nuestro quehacer; aún así, tenemos que ser independientes.
Se cree que la psicología tiene que aportar conocimientos de patologías en estos casos, por ejemplo, hablar de fetichismos, etc. Además de eso, sabemos de las implicaciones socioculturales del machismo contra las mujeres, cómo funciona la violencia simbólica, la dinámica de desigualdad de poder entre hombres y mujeres y cómo funciona el espiral de la violencia. Esto es lo que se ve todos los días en Latinoamérica. La psicología debe encauzarse hacia cuestiones psicosociales.
A veces, los perfiladores hacen comparaciones entre lo que ven y la literatura. Por ejemplo, que un violador piensa de determinada forma. Eso tiene valor porque hay muchas investigaciones realizadas con personas en prisión y eso nos da una luz sobre qué esperar y cómo es la forma que se dan este tipo de crímenes. Ahora, no se puede determinar con criterios estadísticos lo que sucedió en un caso particular. No hay “tipo de asesinos”, por ejemplo, sino clasificaciones de motivaciones.
La metodología ideográfica tiene que ver con el análisis de la evidencia puntual y la psicología forense con perspectiva de derechos humanos es aquella que trata de comprender el fenómeno por sí mismo y que utiliza esta información para dar contexto y no interpretar directamente. La ideografía implica que no todos los casos son iguales y que cada caso requiere el mismo trabajo de recoger, analizar, comparar y hacer interṕretaciones que se pongan a prueba constantemente.
Todos los que forman parte de una investigación forense quieren saber lo que pasó, no hacer su parte del trabajo para cumplir. Todos deberían tener la misma lógica científica de trabajo para que entre todos podamos construir una versión que después pueda convertirse o no en una teoría del caso.
Un buen reporte forense también da elementos para generar reparación integral de daño. En los casos del feminicidio, la negligencia institucional, la falta de seguridad, o la negligencia a la hora de hacer periciales. En general, el discurso forense suele ser triunfalista, siempre se habla de avances en distintas técnicas y áreas, pero no debemos olvidarnos que vivimos en Latinoamérica: los fallos estructurales, las deficiencias en la contratación de personal, la corrupción y los sesgos machistas institucionales están más que probados.
Cuando se habla de reparación de un daño, como dar cuenta de los errores de otros investigadores en su área, es honestidad científica, se llama ética. Los egos de los forenses suelen ser altos y hay una especie de código de "no hablar mal de los otros peritos". Este es un punto importante para poder avanzar.
Fuente: Entrada confeccionada con las notas de la conferecia dictada por Aurelio Coronado, el 12/5/2020, titulada "Perfilación criminal de feminicidas en Latinoamérica".
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