En esta ocasión, seguiremos los aportes de Sautú, R. (1997) puntuando el capítulo "Acerca de qué es y no es investigación científica en ciencias sociales" para caracterizar a la investigación social.
La investigación social es una forma de conocimiento que se caracteriza por la construcción de evidencia empírica elaborada a partir de la teoría aplicando reglas de procedimiento explícitas. En su contenido la investigación es temporal-histórica, es acotada y acumulativa, está sujeta a inexactitudes y, por lo tanto, es parcial o totalmente refutable.
El sostén de una investigación, el andamiaje sobre el cual se construye, son las teorías, modelos de análisis y conceptos que estructuran un área de conocimiento aportándole ideas, planteándole dudas, sugiriendo hipótesis y preguntas que eventualmente constituirán el objetivo de investigación.
La construcción de la evidencia empírica tiene como propósito responder a esos objetivos. La producción sistematización y descripción de hechos, fenómenos o procesos y las inferencias acerca de sus relaciones y significados involucra el uso de la medición, observación y/o registro. El método utilizado para la construcción de esa evidencia empírica y los contenidos sustantivos de ésta dependerán ellos mismos del enfoque teórico elegido, porque no hay observación sin teoría y porque ésta a su vez es reinterpretada y reconstruida a partir de la evidencia empírica.
La investigación social es temporal-histórica porque los temas que trata y cómo los trata están profundamente afectados por las circunstancias históricas, mundiales y locales; por los intereses económicos y sociales y las ideas predominantes en las instituciones patrocinantes, en institutos de investigación y entre sus miembros.
El carácter temporal de la investigación científica abre las puertas a la renovación y acumulación de conocimiento. No existe verdad definitiva en la investigación social empírica. La búsqueda de una verdad definitiva o de resultados inmutables no es una meta para el investigador social.
La puesta a prueba y construcción de la evidencia empírica tiene también como finalidad la renovación de la teoría y de las estrategias metodológicas. Este proceso de renovación, adición, sustracción, redimensionamiento, es sólo posible si la investigación se plantea objetivos acotados, alcanzables en el corto plazo (dos o tres años).
El carácter acumulativo de la investigación empírica se construye a partir de la duda sobre lo ya conocido. Cuando planteamos una hipótesis o replicamos total o parcialmente estudios realizados por otros estamos cuestionando su validez, aunque eventualmente nuestros resultados los confirmen. Logros y errores forman parte del proceso de crecimiento de esta forma de producir conocimiento que llamamos investigación científica.
La articulación entre teoría, metodología y construcción de la evidencia empírica
Una investigación social es una combinación de construcciones teóricas y procedimientos lógicos y empíricos explícitos. Sus contenidos son variados pero no infinitos.
En investigación social nos manejamos con dos grandes paradigmas epistemológicos, teóricos y metodológicos: el cualitativo y el cuantitativo.
Teorías y métodos son evaluados por la comunidad científica por su adecuación a la investigación de diferentes tipos de problemas.
Teorías: son generalizaciones acerca de entidades abstractas, del cómo y del por qué de su ocurrencia; son ideas acerca de lo social (incluyendo qué se entiende por esto), de las relaciones sociales y de la sociedad y su cambio. Cuanto mayor es su nivel de abstracción y más abarcativos y universales son los procesos involucrados, más generales son las teorías.
A partir de teorías generales se han desarrollado conceptos articulados en proposiciones, algunos de los cuales constituyen supuestos (a veces axiomas) epistemológicos y metodológicos sobre los que se sostiene la investigación. Otro subconjunto de conceptos y proposiciones constituyen el nexo lógico con formas teóricas de mayor contenido empírico, como son las regularidades empíricas y los modelos causales empíricos que discutiremos a continuación.
Los textos de metodología ofrecen al respecto diversas opciones según los niveles de abstracción de las teorías.
Sistemas clasificatorios (nivel más bajo)
Taxonomías: son sistemas de categorías interrelacionadas que se ajustan al mundo empírico (por ejemplo, tipos de conductas desviadas).
Marcos conceptuales: conceptos organizados en proposiciones relacionadas más o menos entre sí. Incluyen, además de taxonomías, proposiciones sobre las que se apoyan explicaciones y predicciones.
teoría axiomática: difícilmente nos encontramos en la práctica de la investigación.
No existe acuerdo en la definición de qué es la teoría y su papel en la investigación. La clasificación de Nachmias y Nachmias (la de arriba) aún se debate.
En los enfoques cualitativos la explicitación de los supuestos epistemológicos generales juega un papel más importante que en la investigación denominada cuantitativa.
En la investigación cuantitativa la teoría sustantiva referida al tema de estudio está presente desde el inicio como sistema clasificatorio de conceptos, regularidades empíricas, modelos causales que postulan relaciones entre variables o sistemas de proposiciones más o menos articuladas.
En toda investigación, sus conclusiones se evalúan en el marco de su aporte a la teoría sustantiva sobre la cual se apoyó su realización, sea para clarificarla, expandirla o rechazarla. Los datos sin teoría, cualquiera sea la manera como fueron recogidos, no tienen interés académico.
La teoría es el hilo conductor, el andamiaje sobre el que se construye una investigación, desde los supuestos sobre los que se apoya, el encuadre hasta las conclusiones. Los objetivos de una investigación son ellos mismos una construcción teórica porque, como ya dijimos, la teoría define: 1) qué se habrá de investigar; 2) las perspectivas desde las cuales se lo hará; y 3) la metodología apropiada para esa teoría y esos objetivos.
Objetivo general: es denominado por Robson (1994) el "foco" de la investigación. La investigación debe plantear preguntas relevantes para comprender el mundo (empírico) real; y segundo, que represente una contribución al conocimiento acumulado en ese área. Existe diversidad de estilos de investigación para responder a los objetivos (metodologías con orientaciones cuantitativas y cualitativas, o combinaciones de ambas).
Los procedimientos para responder a los objetivos incluyen la elaboración del marco teórico, el planteo y selección de hipótesis y objetivos ya discutidos, así como el sistema de reglas y requisitos para la producción de la evidencia empírica y la inferencia de conclusiones.
No existen métodos o técnicas que en principio sean mejores que otros, sino más o menos apropiados al tema o problema que se desea investigar.
Todo método (ej. encuesta, experimento) es un procedimiento para implementar una metodología, pero por sí solo, sin los supuestos teóricos que lo sustenta, no transforma una investigación en cuantitativa o cualitativa.
Ambas metodologías tienen la meta de producir inferencias descriptivas o explicativas sobre la base de información empírica acerca del mundo.
Inferencia descriptiva: el investigador usa observaciones para aprender acerca de hechos no observable.
Inferencias causales: se describen o interpretan los determinantes o antecedentes de las observaciones.
Las diferencias metodológicas no pueden oscurecer el objetivo de la razón de ser de la investigación científica: producir conocimiento válido, generalizable a la clase de situaciones y procesos tratados.
Fuente: Sautú, R. (1997). Acerca de qué es y no es investigación científica en ciencias sociales. En C. Wainerman y R. Sautú. (Comp)., La trastienda de la investigación. Buenos Aires: Editorial de Belgrano. (Cap. 8).
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