martes, 28 de septiembre de 2021

Los procesos de duelo infantil: su evaluación con el Test de Familia

Dentro de la batería Psicodiagnóstica Infantil, el test de la familia es el que específicamente nos permite tener una visión y comprensión de cómo se siente el niño dentro de su familia, su seguridad, la relación de afinidad o conflicto con sus padres o hermanos o algún otro miembro importante si fue incluido en la graficación, Por ejemplo abuelos, tíos, así como su sentimiento de seguridad y confort psicológico- emocional respecto a ella.

Es por ello que suele ser muy esclarecedor cuando hemos construido algunas hipótesis de la dinámica familiar como resultado de la entrevista con los padres y también con el mismo niño, ver que ha quedado plasmado de esta cuando el niño tiene que graficarla. Allí se entrecruzan deseos, necesidades, sentimientos y emociones del niño hacia su familia. Pero también ante sucesos vitales significativos por lo estresantes o por lo repentino de su presencia (enfermedades, perdida de un ser querido) también será el Dibujo de su familia lo que permita al evaluador ver si estos acontecimientos han afectado significativamente o no al niño.

En este material a través de un caso en particular nos gustaría reflexionar sobre los procesos de duelo en los niños particularmente en este caso desde indicadores en el Test de la Familia.
El material gráfico corresponde al test de la Familia realizado por una niña de 11 años que perdió a su mamá en un accidente.

Previo comentaremos algunos conceptos esenciales asociados a un proceso de duelo.

Etimológicamente la palabra duelo plantea dos perspectivas una la vinculada al duelo con el dolor, la tristeza, el penar en su vertiente latina de “dolus” y por otro duelo como contienda, combate, enfrentamiento, en el vocablo “duelhum” .

En verdad ambas están implícitas en un proceso de duelo, por un lado el sujeto debe enfrentar dos realidades la interna ligada al principio de placer que busca evadir, negar el dolor o el sufrimiento que esa pérdida implica o en otros términos cualquier displacer versus el principio o criterio de realidad que es el que trae una información real y dolorosa, en este caso la perdida de algo, o alguien amado por el sujeto y por otro el sentimiento penoso emergente.

Ante la pérdida de un ser querido, en un principio prosigue el duelo que es un estado natural que surge ante la pérdida de un ser querido u objeto valorado. Constituye una reacción normal, es un fenómeno natural e incluso necesario, que facilita la adaptación a los cambios que se producen en la vida, como consecuencia de la ausencia de una persona querida en este caso. Normalmente mas allá del tiempo que insume su aceptación normalmente entre 1 a 3 años aproximadamente es habitual que evolucione hacia la superación, aunque inevitablemente toda pérdida nos modifica, cambia algunas cosas ya que el objeto perdido no puede suplantarse, y probablemente implique cambios en el posicionamiento, seguridad del que atraviesa esta etapa vital.

Toda pérdida principalmente tiene que ser reconocida, poco a poco aceptada (cada uno en sus tiempos) y seguida de cambios que permitan nuevas perspectivas (aceptación madura).
En el caso que hoy compartimos se trataba de una niña de 11 años que había perdido hacía 6 meses a su madre en un accidente.

Podemos decir que es algo menos esperable la muerte de unos de los progenitores a una edad en la que el niño necesita aún de sus padres como sostén. Se suma aquí la transición hacia la adolescencia con todos los cambios que ella implica y lo importante que es el sostenimiento y acompañamiento de los padres en esta etapa.

Mas allá de que toda perdida conlleva un sufrimiento y dolor particular el vínculo con la madre tiene un gran peso ya que es la primer y principal vinculo afectivo que el niño establece con el entorno, la madre como garante de la supervivencia del niño, como contendora de sus ansiedades y temores, como aquella que decodifica (función de reverie, maternaje) las necesidades del niño, además de ser la primer figura de apego con lo cual es aún mas fuerte el lazo que une ambos niño/ madre.

Cuando se consulta por un niño y esta está dentro de un proceso de duelo es importante tener presente que los duelos no requieren ser curados, porque como mencionamos son procesos naturales que surgen ante la pérdida de un objeto amado. Pero sin embargo no implica que puedan acompañarse, requerir alguna contención especial sobre todo cuando el que los está atravesando es un niño y existen indicadores conductuales y vinculares que sean significativos en el niño que antes no estaban.

Freud en su texto Duelo y Melancolía decía: 
Cosa muy digna de notarse, además, es que a pesar de que el duelo trae consigo graves desviaciones de la conducta normal en la vida, nunca se nos ocurre considerarlo un estado patológico ni remitirlo al médico para su tratamiento. Confiamos en que pasado cierto tiempo se lo superará, y juzgamos inoportuno y aun dañino perturbarlo”.

El dolor es la energía que moviliza el proceso de duelo; por ello, no debe obturarse sino permitir que se exprese.

Podemos decir entonces que el duelo y sus características emocionales, cognitivas, volitivas no debe ser considerado al menos dentro de un tiempo lógico como síntomas y por ende no necesariamente requieran ser tratados terapéuticamente salvo cuando su evolución se bloquea o detiene o no avanza con lo cual se convierten en duelos patológicos o encapsulados que pueden llevar al sujeto a instalarse en un cuadro depresivo.

Cuando se evalúa a un sujeto (niño o adulto) mas allá del motivo de consulta (que puede no ser directamente respecto al duelo) y este ha atravesado no hace tanto tiempo por una situación de pérdida será importante considerar.

• La edad del sujeto
• Ver si en su historia personal han existido pérdidas anteriores (a veces se producen varias en un lapso pequeño de tiempo).
• El tipo de acontecimiento que provoco la pérdida (accidente, muerte natural ej. en una persona de edad, acción delictiva, enfermedades, suicidio…) y sobre todo si esta ha sido repentina y poco esperada.
• El nivel de cohesión y soportes familiares (familia nuclear y extensa).
• La capacidad del sujeto para conectarse con sus emociones y expresarlas.

Como comportamientos y estados psicológicos normales y naturales en un proceso de pérdida de un objeto amado podemos destacar: sentimientos de impotencia, tristeza, soledad, hipersensibilidad a estresores ambientales (ruidos, música, tono de voz), falta de energía, abulia, sentimientos de opresión, angustia, pensamientos alucinatorios como por ejemplo creer que vio a la persona fallecida, menor capacidad atencional, soñar con la misma y sentirlo como real, visitar lugares que compartía con esa persona, o realizar actividades que hacia la misma. Muchas veces los hijos sobre todo los mayores cubren en cierta manera los roles que ejercía la persona fallecida sobre todo respecto a la figura parental presente.

Toda pérdida implica la reorganización de la cotidianeidad, el cambio de roles, y progresivamente rearmar la vida vincular, laboral, escolar. En términos psicoanalíticos volver a poner la libido en otros objetos de amor e interés para el sujeto, recatectizar el objeto amado y recatectizar nuevos objetos.

Un caso
En el caso de la niña que hoy compartimos se inicia la consulta por problemas importantes de comportamiento en el colegio y en la casa tales como conductas agresivas y oposicionistas, que llegaban a la pelea física con compañeros, mal rendimiento escolar con posibilidades de repetir de grado. La niña estaba muy hiperactiva todo el tiempo, se peleaba con sus hermanos.

Estos inconvenientes si bien siempre fue una niña con carácter difícil se acentuaron desde la pérdida de su mamá. La niña era cuidada por su abuela materna, el padre no estaba muy presente ni ahora (pese a la situación) ni antes (los padres estaban al momento del accidente separados).



Al observar el dibujo de la familia que se le administró tomando en cuenta la consigna original que es “te pido que dibujes a tu familia”. 

Lo primero que llama la atención es la graficación de la madre, pese a que habían pasado 6 meses. Esto como hipótesis principal nos hace pensar que este proceso de duelo aún no ha iniciado desde el hecho de la aceptación de la pérdida, sin embargo podemos decir que toda esa sintomatología que la niña presentaba seguramente estaba muy relacionada con el proceso de duelo. Por supuesto no era un buen signo que la niña haya dibujado a su madre.

Integrando ahora con los indicadores formales y de contenido del test de la familia, podemos observar los siguientes indicadores gráficos:
• El tamaño general utilizado para graficar a toda la familia es muy grande esto denota la gran preocupación y peso que la niña siente respecto a su familia.
• El tamaño de cada figura sin embargo es pequeño, mas disminuido el tamaño del hermano mayor a quien grafica entre medio de los padres y más chiquito.
• La niña se dibuja en la zona superior central, la figura de la derecha superior es su hermanita menor, la de la izquierda superior es una hermana tres años mayor.
• La figura de la mama esta como cayendo hacia el lado opuesto en que cae el resto de las figuras que es hacia la izquierda a excepción de su hermano mayor que esta mas vertical.
• Todas las figuras carecen de manos, los brazos son cortos, los pies están ausentes salvo en la figura de la madre. En esto podemos por un lado ver una recurrencia, que se liga a sentimientos de bloqueo y aislamiento interpersonal sin embargo es significativo que la figura materna sea solamente la que tiene pies y esta inclinada hacia la derecha. Esto último podríamos pensarlo como una convergencia el agregado de pies denota la necesidad de recibir soporte materno, de volver a tener seguridad, arraigo y estabilidad (pies).
• El estilo de dibujo es esquemático, estereotipado el tratamiento grafico pese a ser una niña de once años. Todas las figuras se trazan de la misma forma, no hay indicadores de diferenciación sexual, salvo en la mama que la única con polleras.
• El tipo de trazo se visualiza intenso, de fuerte presión, repasado, entero como ennegrecido particularmente en el cuerpo, brazos y piernas. La forma es predominantemente recta y angular. Excepto el cabello que es en todas las figuras curvo y espiralado (emocionalidad, encierro en si misma).
• Estos indicadores nos dan cuenta de rasgos de carácter en los que las emociones no pueden expresarse fluidamente, hay una reducción de la espontaneidad, fuertes impulsos, pasiones y estados de hostilidad interna (violencia interna: disgusto, temor, dolor, contradicción). Los trazos rectos denotan también rasgos de carácter obsesivo. El estilo de dibujo es racional.
• La inclinación de las figuras da cuenta aquí de falta de estabilidad interior y predominio de regresión como mecanismo defensivo a lo cual también sumamos la negación como defensa primaria.
• Sabemos que es importante cotejar la familia real con la grafica y la coincidencia o no entre ambas. Aquí la madre es una adición (psicológicamente necesaria). De todos modos significativamente al escribir mamá la palabra se direcciona en forma descendente y hay una prolongación del tronco que separa muchísimo la distancia entre la cabeza (percepción de la realidad) y los componentes afectivos (tronco) así como los relativos a la femineidad (zona pélvica que además esta remarcada y también el tallo de las flores).
• La percepción en cambio de la pareja parental era de distancia, están en oposición y lugares opuestos. En el medio la figura del hermano mayor con el que había importantes rivalidades.
• Como accesorios de fondo el sol, las flores con todo su tallo ennegrecido (también relacionado con la femineidad), el suelo en ángulos dan cuenta de tensiones conflictos con el ambiente, las flores que sin embargo implican simbólicamente deseos de conciliar, de agradar, están cayendo por lo cual podemos inferir sentimientos depresivos y posibles dificultades respecto a su identidad psicosexual (relación con su cuerpo, con sus aspectos femeninos) que pueden aparecer en un tiempo no tan lejano ya que está entrando a la adolescencia.
• La distancia entre todos los miembros de la familia que están dispersos en la hoja además de sin manos dan cuenta de dificultades y alejamiento emocional al menos así lo percibe la niña. También es significativa la omisión de los abuelos que en realidad es su realidad actual. A partir de la muerte de la madre los abuelos se hicieron cargo de todos los niños, dos de los cuales eran hijos de un papa distinto y también ausente.

En conclusión a partir de este dibujo podemos pensar que la niña está transitando con importantes dificultades el proceso de duelo por la pérdida repentina de su madre, que además acrecentaron la sintomatología que la niña ya tenía antes de este suceso.

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