sábado, 29 de octubre de 2022

Educación, Deseo y Rol del Psicopedagogo Educacional

 Educación quiere decir tanto alimentar, criar (educare) como sacar afuera (exducere). En esta doble referencia epistemológica aparecen implícitos 2 objetivos a los que responde aquella: uno es intrínseco (el ser humano), otro es extrínseco (el mundo).

En el escenario del proceso enseñanza-aprendizaje se desplazan educando y educador, y su interrelación es mediada por el contenido de lo enseñado.

Ese contenido no solo se encuentra sistematizado en las aulas, hay contenido en la interrelación espontánea que se produce en el ámbito familiar, en los grupos de amigos, etc.


Educadores: no son solo los maestros y profesores, los son los padre, los gobernantes.

Educandos: no son solo los alumnos, lo son los hijos, los gobernados.


El hombre vive inmerso en una situación educativa.


La educación es un procesos que supone principio, desarrollo y fin, y al atravesarlo, el sujeto experimenta cambios y deviene en alguien que no era. 


Cambios que no son exteriores (cambio de ropa) y que gozan de la característica de ser irreversibles. Son cambios que producen transformaciones. Estas sufren a veces, interferencias serias que alienan al sujeto en el deseo de los otros y perturban su capacidad cognoscitiva.


En la educación interactúan, estrechamente vinculados, 3 ordenes de cuestiones:


  1. El hecho pedagógico.


Se refiere al proceso por el cual las generaciones jóvenes van adquiriendo la forma de vida de las generaciones adultas (costumbres, hábitos, ideas, creencias). Esta adquisición se opera mediada por las influencias cc. e icc. de los personajes del acto pedagógico.

Así el hombre se apropia de la cultura de la sociedad en la que se desenvuelve.


  1. La teoría pedagógica.


Alude a la observación y reflexión que se realiza sobre el hecho educativo, posterior a el. 

En ese cambio de la praxis a la reflexión se va gestando un concepto sobre la esencia y método de la educación, que en el curso de la historia se convierte en una Ciencia de la Educación. Cuando se construye, entonces, una teoría Pedagógica se la pone en practica porque ella deviene de dar respuestas a los problemas que la suscitaron. En esta implementación (Arte Educativo) se obtiene experiencias que pueden ampliar, modificar o cambiar la teoría.


La Teoría Pedagógica describe el hecho educativo, busca sus relaciones con otros fenómenos, lo ordena y clasifica, indaga sobre los factores que lo determinan y las leyes a que se encuentra sometido, y también sobre los fines que persigue.


Arte educativo: determina las técnicas mas apropiadas para obtener el mejor rendimiento pedagógico.


  1. La política Educativa.


Nos remite a la llamada Política Educativa, entendiendo por tal al conjunto de preceptos obligatorios que establecen una base jurídica, de derecho, para llevar a cabo las tareas de la educación.


En la vida contemporánea, la política educativa se extiende mas allá de la vida escolar (política escolar) e incluye todos los dominios de la cultura en que se propaga: prensa, radio, tv. Teatro. 

La política es tarea de hombre de estado y no de teóricos profesionales de la educación (teoría Pedagógica).


Psicopedagógos


  • Profesionales autónomos. 

  • Habilitados para ocuparse de la investigación, prevención y terapéutica de los problemas del aprendizaje.

  • Capacitados para el diagnostico de los problemas del aprendizaje, y desde allí, plantearse la estrategia clínica mas conveniente para quien lo consulta, dentro o fuera de la escuela.

  • En su operar clínico (prestar ayuda) y experimental (verificar hipótesis) aportara ideas para la revisión de la teoría, e incluso de la política educativa.



Psicopedagogía


  • Ciencia joven, aun en periodo de formación, pero que dispone de teorías pedagógicas y psicológicas para enfrentar los problemas emergentes del proceso de ens-apr, de un método (hipotético-deductivo), de estrategias de abordaje (clínica y experimental) y de técnicas (entrevistas, tests, hora de juego)

  • Si su objeto es el proceso de aprendizaje, su lugar de operación especifico es el hecho pedagógico (situación donde se produce el encuentro entre educando y educador).


Deseo:


  • No puede no estar presente en el educando y en el educador, y en el vínculo que se da entre ellos.

  • Deseo icc. orientado desde la conflictiva edipica.


En todo aprender está en juego el deseo, que siempre es deseo del Otro. Esto tiene que ver con no considerar el aprendizaje exclusivamente como un proceso cc. y producto de la inteligencia. Las teorías acerca de la inteligencia no pueden desconocer el papel del deseo, ni las que se ocupan de este pueden desconocer a aquella. 


La dimensión del deseo no responde a una estructura lógica (como la inteligencia) sino a lo simbólico, significante y alogico. 

El movimiento del deseo es significante, tiende a la individuación, a las diferencias, se maneja con símbolos, y por ende da nacimiento a lo original.


El nivel simbólico, organizador de la vida afectiva y de las significaciones, incluye las emociones, la afectividad, el icc.


Dos diferentes personas calificaron, desde la inteligencia, de la misma manera un objeto (perro), pero tendrán diferentes respuestas por los movimientos de su deseo: una huirá, la otra se quedará.

La conducta resultante será efecto de la interrelación entre inteligencia y deseo.


La inteligencia tienen como propuesta el conocimiento; el deseo se apropiara del objeto significándolo, es decir que una lapicera será objeto de deseo por lo que significa y no solo por lo que es.


El deseo seguirá siempre circulando en la necesidad de la búsqueda de otro objeto, es decir, esta vinculado con la satisfacción y el displacer. La inteligencia se vincula con la ignorancia y la búsqueda de nuevos conocimientos.


¿Qué tienen de común ambos circuitos (el deseo y el de la inteligencia)? Que se enfrentan con la falta, con la carencia.


Al entrar en el periodo de Latencia la curiosidad sexual infantil se reprimirá y sublimara. Así emergerá el interés por la investigación, producto de una represión exitosa y una derivación de la energía sexual (libido).


En la escuela se reactivará la singularidad del deseo del sujeto en relación con el deseo del Otro, tanto en el educador como en el educando. El proceso de ens-apr sistemático (y también el espontáneo) estará ineludiblemente teñido por este colorante.


En las perturbaciones del aprendizaje se puede verificar como el deseo puede trabar a la inteligencia, o como la forma en que se imparte el conocimiento puede promover en el sujeto defensas, sometimientos y temores.


Deseo de ser el objeto de deseo de la madre, a saber, el Falo. Posición que niega las diferencias. Lugar pleno de narcisismo, donde 2 deseos se colmaran ilusoriamente. Lugar desde el cual el sujeto emergerá dando su propio significado al objeto que conoce o sometiéndose al significado que el Otro le asigna, limitándose así en su originalidad, en su posibilidad creativa.


El pedagogo, desde los lugares descritos en el 1° y 2° tiempo del Edipo, no posibilitara que el otro realice un aprendizaje creativo, cercenando así su desarrollo afectivo e intelectual.



Todo aprendizaje esta fundado sobre un deseo. Al aprender el sujeto conquista progresivamente su propia relación con los otros y con el medio. Tal conquista puede ser inhibida por mec. patógenos. El acto de aprender esta entonces cargado de angustia.


Si se coacciona al educando a aprender mediante una modalidad autoritaria, se le impedirá asumir su deseo de saber como fuente de autonomía, y al mismo tiempo se le satisfacerá su necesidad de dependencia del adulto.


Si no se lo somete, el educando tendrá que asumir la culpabilidad de saber más o la angustia del deseo de saber demasiado. Este es el precio que el niño debe pagar para acceder a su independencia, a su proyecto personal.


¿Por qué decimos esto? Porque el Psicoanálisis nos enseña dónde se origina el deseo de saber: en la curiosidad sexual. La pregunta hecha a la madre sobre el enigma del nacimiento representa el punto de partida de la necesidad de conocer. 

El niño descree de las explicaciones de los adultos y forma sus propias teorías, se rebela y ahí está también el origen de la actitud de investigar.


La angustia está en toda dificultad del desarrollo cognoscitivo.


En el niño, el deseo de saber aparece en el acmé del Complejo de Edipo (3 a 5) momento crucial para la estructuración de la personalidad. En consecuencia, el desarrollo cognoscitivo, el acceso a la actividad de pensar, dependerá de las modalidades de su problemática edipica. Acceso teñido de angustia por la separación de la madre y el funcionamiento de la función paterna. Por estas razones, entre otras, el saber y el acceso al mismo es altamente problemático para cada individuo, y dependerá no solo de los estímulos pedagógicos externos, sino y fundamentalmente, de su propia historia.


A la salida de este periodo, con la resolución y la represión del conflicto edípico y el desprendimiento de los objetos parentales, el niño se implica en el sistema escolar.


No basta las hipótesis del aprendizaje significativo para explicar el proceso de aprendizaje, los aspectos afectivos no pueden dejarse de lado o solo contemplarlos como una simple tensión que rompe el equilibrio (motiva).


Los riesgos de oficio son la confrontación con las propias represiones y motivaciones infantiles enraizadas en el icc., procesos que han quedado activos sin que se tenga cc. de los mismos: impulsos, sentimientos, posiciones que condicionaron el conflicto con los padres de la propia infancia. 

Entonces, identificado al niño que hay dentro del pedagogo, este esperara del educando que su comportamiento frente a el sea conforme (u opuesto en todo) a la conducta que tuvo en la infancia frente a sus propios padres.


Así la tarea pedagógica corre el riesgo de perderse en maniobras autoritarias frente a los que en cierto modo cuestionan al pedagogo: los niños.


El psicoanálisis también permite interpretar el modo de funcionamiento de la institución escolar: limites, barreras, prohibiciones ante los efectos del icc. que puedan acceder en el marco de la relación pedagógica. La “racionalización” inscripta en los objetivos, reglamentaciones, planificación, etc. tiende a organizar para evitar los peligros de una excesiva implicación emocional en el vínculo pedagógico. El fantasma es que el ppio. de realidad cediera el paso al ppio. de placer y que la escuela se convierta en un espacio de demanda de ser amado, reconocido, castigado. Deseo de afirmarse versus deseo de quedar bajo la dependencia y protección de los subrogados parentales.

Cuando los pedagogos no prestan atención en el vínculo pedagógico se corre el riesgo de excluir el deseo mismo de aprender y de transmitir conocimiento. Se aliena al sujeto de su propia actividad de pensar por estar preocupados por excluir los procesos icc. que de cualquier manera estarán presentes.


La enseñanza es necesaria, pero puede convertirse en negativa si reprime tanto que se convierte en condición de neurosis, y específicamente de trastornos del aprendizaje. Es así que una de las tareas más desafiantes para la educación es encontrar el término medio entre el laissez-faire y la exagerada prohibición.


Es importante no expropiarle al pedagogo su función de filiación simbólica. Para ello no basta con revisar la manera de impartir conocimientos, es necesario trabajar sobre las raíces, por ejemplo, de la hostilidad y rivalidad narcisista tantas veces vista entre los padres y docente y  entre estos y el sistema educativo.

En esas vicisitudes, el niño suele quedar relegado en el lugar del objeto de posesión y no de educación.


Por eso muchas veces no se tolera al “mal alumno”. El éxito del alumno será el propio éxito del educador y el fracaso será sentido como el propio.


Es en este sentido que se habla de que el fracaso escolar es un síntoma que puede estar respondiendo al síntoma del malestar docente, el cual se generaliza depresivamente en todo el cuerpo docente, de alumnos y familia. Los alumnos dirán “¿para que sirve estudiar? no me enseñan nada”. La escuela se convierte no en una estación del deseo de saber, sino en puente de los suspiros por el cual es inevitable transitar.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario