Freud tuvo 4 perros: un ovejero alemán llamado Wolf y 3 chow-chow: Lun I, Lun II y Jofi. Jofi ("lindo" en hebreo) era para él una especie de asistente durante las sesiones de psicoanálisis que tenía con sus pacientes.
Freud con Jofi, su chow chow. |
En una carta que escribe Freud a su ex paciente Marie Bonaparte expresa:
"Los motivos por los que se puede querer tanto a un animal con tanta intensidad; es porque se trata de un afecto sin ambivalencia, de la simplicidad de una vida liberada de los insoportables conflictos de la cultura. Los perros son más simples, no tienen la personalidad dividida, la maldad del hombre civilizado ni la venganza del hombre contra la sociedad por las restricciones que ella impone. Un perro tiene la belleza de una existencia completa en sí misma, y sin embargo a pesar de todas las divergencias en cuanto a desarrollo orgánico, existe el sentimiento de una afinidad íntima, de una solidaridad indiscutible. A menudo cuando acaricio a Topsy me he sorprendido tarareando una melodía, que pese a mi mal oído, reconocí como el Aria de Don Juan. Mucho más agradables son las emociones simples y directas de un perro, al mover la cola de placer o ladrar expresando displacer. Nos recuerda a los héroes de la Historia, y será por eso que a muchos se los bautiza con el nombre de alguno de esos héroes“.
¿Quién era Topsy? Por internet suele leerse que el perro de Freud se llamaba Topsy. En realidad, ese fue el perro de Marie Bonaparte.
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