miércoles, 5 de diciembre de 2018

Investigaciones de abuso sexual de menores en cámara Gesell.

Lic. Patricia Martínez Llenas 
De todas las técnicas de evaluación psicológica la entrevista representa el eje alrededor de la cual giran todas las demás técnicas e instrumentos, ya que no solo sirve para establecer el clima de confianza en el que van a tener lugar el resto de los actos de evaluación, sino que también la información que obtengamos durante la misma nos ayudará a decidir qué aspectos deben ser evaluados y a interpretar los resultados con más exactitud y fiabilidad. 

El concepto de trauma psíquico es relevante en toda intervención psico­clínica, y lo es especialmente en los casos donde haya que investigar la posible concurrencia de maltrato infantil debido a abuso sexual. Recordemos que la técnica por excelencia para evaluar a niños pequeños es la entrevista semi­pautada inspirada en la hora de juego, donde se expresan lúdicamente los conflictos y síntomas psíquicos que el menor no puede verbalizar como lo haría un adulto. La mediación simbólica del juego expone el mundo interno del niño, a través de los objetos transicionales que servirán como mediadores de su realidad intrapsíquica. Asimismo la utilización de técnicas gráficas y test temáticos del tipo C.A.T. o PATA NEGRA, son de gran utilidad. 

No obstante, nuestra función como auxiliares de la justicia ante la tarea de tomar declaración testimonial al niño en casos de supuesto abuso sexual, se encuadra como entrevista bajo Cámara Gesell. La misma no deberá presentar hipótesis interpretativa alguna, ni inducciones, ni sesgos que puedan influenciar el relato del niño. Se debe comenzar la entrevista partiendo de preguntas de orden general y poco a poco se irán cerrando las preguntas hacia el tema central de la investigación. (ver protocolo NICHD


Al finalizar la entrevista bajo cámara Gesell, se realizará un informe donde conste lo más exactamente posible, lo más relevante de los dichos del menor, y una descripción del estado psíquico del mismo, sin agregados de corte psico­interpretativo, ya que esa no es la función a cumplir, ni tampoco la de hacer un psicodiagnóstico, es meramente investigativa. Es menester saber que esta declaración testimonial será video­grabada para luego ser vista y oída por los distintos actores judiciales ­jueces, fiscales, defensores, asesores de menores­, tantas veces como sea necesario, sin necesidad de tener contacto con el menor declarante ­generalmente la supuesta víctima­, evitando toda posible revictimización posterior. 

PREPARACIÓN DE LA ENTREVISTA 
Es útil obtener mediante una observación clínica del menor las características psico­evolutivas y su posible grado de adaptación a las condiciones de entrevista del tipo de audiencia testimonial bajo cámara Gesell. 

El ambiente que creemos para la realización de la entrevista debe reunir las características necesarias para ayudar al niño a sentirse cómodo y eliminar o mitigar las vivencias de ansiedad o de temor, como por ejemplo disponer de un mobiliario ajustado para edades infantiles. Los juguetes pueden ayudar a dar un ambiente amistoso pero también distraen al niño durante la realización de la entrevista. Esto último es importante tenerlo en cuenta ya que desde mi experiencia he tenido casos de niños que a través de un excesivo uso de juegos y juguetes se fugan defensivamente del evento psicotraumático, y se pierden maníacamente en actividades "lúdicas" actuando como verdaderas resistencias, lo cual malogra la tarea de investigación psicológica encomendada.

Recordemos que no estamos en hora de juego diagnóstica, sino al servicio de la justicia. Somos conscientes de que gran parte de la exploración y valoración de los niños tienen lugar en ámbitos judiciales o sanitarios, no diseñados para el trabajo exclusivo con niños. En cualquier caso, procuraremos que la entrevista se desarrolle en un despacho en el que estén presentes el niño y el entrevistador especializado, aunque pueda contemplarse la presencia de un familiar muy cercano del niño, sea porque éste sea muy pequeño y por lo tanto se angustie frente a la presencia de un extraño, familiar que se colocará preferentemente fuera de la visión del niño, no permitiéndole que contamine la entrevista del menor con sugestiones, inducciones ni sesgos, y en ambiente libre de molestias o interrupciones y que nos permitan asegurar la confidencialidad.

En lo que se refiere a la presencia de los padres es positivo explicar a los niños que estos se encuentran cerca y que, cuando pase un tiempo, se les permitirá reunirse con ellos. Mientras más colaborador se muestren los padres y preparen al niño positivamente para la realización de la evaluación, menos temores presentará. Lógicamente la presencia de los padres en la entrevista cuando existe la sospecha de malos tratos o abusos dentro del ámbito familiar está contraindicada y habrá que utilizar otros métodos (se puede permitir la entrada de alguna persona de confianza para el niño, que no pertenezca al núcleo familiar de pertenencia) para mitigar sus vivencias de ansiedad o sus temores. 

El establecimiento del rapport se puede favorecer si se comienza hablando de temas periféricos, centrados en las actividades del niño (qué cosas le gustan, si acude a colegio o guardería, sobre sus profesores o sus amigos y compañeros) para paulatinamente ir aproximándonos a temas relacionados con la dinámica familiar. En este momento y para poder determinar el nivel de desarrollo lingüístico del niño así como la cantidad de detalles que puede elaborar se le puede solicitar que nos cuente todo lo que recuerde de algún acontecimiento reciente (una fiesta de cumpleaños propia o ajena, la visita a algún lugar especial, una mañana en la guardería o en el colegio, cómo se desarrolla algún juego o interacción con amigos...), resaltando la importancia de que nos cuente todo lo que recuerde y ayudándolo con nuestras preguntas a hacerlo.

En este momento, se recomienda indagar también sobre la comprensión y el desarrollo de los conceptos de verdad y mentira que tiene el niño (algunas de las técnicas más utilizadas suelen consistir en solicitarle que explique la diferencia entre ambos, que nos defina cada uno de los dos términos, pedirle que identifique una determinada afirmación como verdad o mentira o que nos ponga un ejemplo). Debemos enfatizar la importancia de que todo lo que diga debe ser verdad, que no tiene porque inventarse nada, que nadie espera que diga algo que no sabe o que no ha visto (indicarle que puede contestar con "no lo sé" o "no lo recuerdo"), que si le hacemos preguntas es porque no nos ha quedado claro y no porque dudemos de lo que nos cuenta o porque nos parezca incorrecta su respuesta, y que si no ha entendido la pregunta puede indicárnoslo y procuraremos formulársela de otra manera. Es conveniente que les expliquemos que no sabemos nada de lo que ha pasado y ese es el motivo, y no otro, de que le hagamos preguntas las cuales no tienen otro objetivo que comprendamos bien y sin cometer errores qué ha ocurrido y qué personas estaban allí; que si en este momento no le apetece hablar de un determinado tema nos lo manifieste abiertamente ("ahora no quiero hablar de ello") en lugar de mentir o de callarse y que si afirmamos algo que no es enteramente correcto nos corrija y nos explique cuál es la verdad. Todas estas instrucciones deben ir acompañada de un tiempo de entrenamiento y verificación de que el niño las ha entendido. Así podemos "jugar" a hacer afirmaciones sobre cosas que pasan en su vida cotidiana y que no son exactas y en las que nos debe corregir, preguntar sobre cosas que han ocurrido pero en las que el niño no estaba presente y ante las que debe o puede afirmar "no lo se" y reforzarlo cada vez que lo haga.

FASE DE INTERROGATORIO 
Es esencial explicar al niño el objeto de la entrevista para que este sepa qué esperamos de él, y a partir de ahí recabar su opinión o información sobre lo ocurrido procurando empezar estimulando el recuerdo libre (preguntas del tipo ¿hay algo que quieres decirme sobre ello?) incitándole para que nos ofrezca la mayor cantidad de detalles posibles. Cuando el niño ha comenzado su declaración debemos dejarle que la explique sin interrupciones (aunque se centre en detalles irrelevantes o inconexos). En este momento no debemos pedirle aclaraciones ni matizaciones, sino estimular la continuación de su relato con preguntas neutras del tipo "¿y entonces qué paso?". Una vez ha finalizado esta etapa le solicitamos que nos cuente algún episodio concreto procurando una vez más, que nos lo cuente con la mayor cantidad de detalles posible.
Posteriormente procederemos a preguntarle todas aquellas cuestiones que no han quedado claras o sobre aquella información que no nos ha ofrecido (¿quiénes estaban allí?, ¿qué le dijo?, ¿qué hizo él/ella?...) siendo consciente de que las preguntas deben acomodarse a su nivel evolutivo, evitando que sean sugestivas. 

Para ello procuraremos: ­ 
-No utilizar frases o preguntas excesivamente largas ­ 
-Utilizar formas simples del verbo (¿qué paso?) en lugar de subjuntivos o condicionales y la voz activa en lugar de la pasiva (¿lo agarró? en lugar de ¿fue agarrado por...?) ­
-No utilizar términos "cambiantes" o inestables como por ejemplo ayer, o mañana (que pueden confundir al niño cuando está ubicado en el pasado) ­ 
-Utilizar o solicitar los nombres propios (¿quién entró?) ­ 
-No incluir varios hechos en una única pregunta (el domingo, mientras tus hermanos estaban viendo la tele y antes de que tu madre llegara ¿tu padrastro te pidió que lo acompañaras a la habitación?) ­ 
-Se pueden utilizar preguntas abiertas del tipo qué, quién y donde en niños de preescolar. Sin embargo las preguntas cuándo y por qué no deben utilizarse hasta que el niño no cumpla al menos, siete años. ­ 
-Si se utilizan preguntas si­no solicitar después al niño que explique o desarrolle más extensamente la respuesta con sus propias palabras. Por ejemplo si tras la pregunta "¿dónde estabas?" el niño responde "en el cuarto de papá" se le dice "cuéntame todo lo que recuerdes que pasó mientras estabas en el cuarto de papá".
-No realizar preguntas que impliquen inferir cómo se siente o piensan otras personas, por las dificultades que algunos niños tienen para ponerse en el lugar del otro o que impliquen una causalidad o intencionalidad ("¿por qué crees que cerró la puerta con las llaves?") 

Las declaraciones de los niños deben ser grabadas para evitar así que tengan que repetir a distintos agentes la misma información (Joa y Goldberg, 2004), para poder examinar si los evaluadores o el evaluador ha utilizado preguntas excesivamente sugestivas, para analizar con mayor detalle la comunicación no verbal durante la realización de la entrevista o para contrastar el contenido de las primeras entrevistas con entrevistas o informaciones posteriores aportadas por el niño conforme transcurre el tiempo o avanza el proceso jurídico. 

TERMINACIÓN DE LA ENTREVISTA 
Es conveniente antes de despedir al niño, que comprobemos la información que hemos obtenido y nos aseguremos de que no tendremos que volver a citarlo si no es estrictamente necesario. Para ello, mientras repasamos nuestras notas podemos realizar una breve pausa (y, por ejemplo, permitir al niño que juegue) y posteriormente explicarle que hay algunas cosas que no hemos comprendido y efectuarle las preguntas oportunas. Tras las mismas y antes de despedirnos, debemos planificar alguna tarea de transición, durante la cual jugamos con el niño o volvemos a hablar de temas neutros y gratificantes para él. De esta manera procuramos que el niño abandone nuestra consulta o despacho lo más relajado posible eliminando pensamientos o emociones negativas. Asimismo debe crearse el clima que propicie que el niño nos pregunte sobre aquellos aspectos que no ha comprendido y que comparta con nosotros lo que puede preocuparle.

La entrevista no solo constituye una inestimable técnica de obtención de información sino que a través de la misma podemos valorar la credibilidad de los testimonios. Para ello se utiliza el Análisis de la Validez de la Declaración y el núcleo central del mismo, el Análisis del Contenido Basado en Criterios (Raskin y Esplín, 1991). Se puede utilizar el protocolo de entrevista para casos de abuso sexual infantil denominado NICHD, que es orientativo y ha sido aceptado por el Superior Tribunal de Justicia de Río Negro para las audiencias testimoniales de menores.

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