miércoles, 4 de septiembre de 2019

La fobia en el límite.

Por Sergio Bracchitta
Si un hombre está solo no puede más que delirar, si no está en relación al semejante no se enfrenta a la falta. Pero estos otros con los que necesita relacionarse, tienen que ser un número finito, determinado, porque si no, uno se perdería en el infinito. Se puede soportar determinado número finito, pero si se excede cierto límite uno se diluye.

La fobia es una manera de poner barrera a ese infinito, es una forma de delimitar un campo, de poner un límite. Si no, hay continuidad entre adentro y afuera, es más, si no hay un límite, no hay adentro y afuera, no termina de haber cuerpo. La falta del límite es la intrusión del otro, es la psicosis. A esto la fobia viene a poner un límite, viene a poner un freno.

¿Qué es la fobia? Fobos es el dios griego que representa el temor, de ahí viene el nombre fobia. Es la personificación del miedo y acompaña a Ares (su padre) en el campo de batalla. Su madre es Afrodita. A Fobos no se le atribuye ninguna leyenda en particular. Es cierto, el fóbico no hace grandes hazañas, el obsesivo es el que está siempre queriendo hacer grandes hazañas. El fóbico no quiere salir a la batalla, se retrae, sin embargo siempre está en el campo de batalla, está atrincherado y si sale, sale a la guerra.

La fobia es el miedo, el susto. Pero cualquier niño tiene miedo a algo y no necesita armar una fobia. Y si no, alguien se encarga de que esos miedos aparezcan, por ejemplo con esos pequeños antihéroes ya caídos en desuso como el Cuco o el Hombre de la bolsa.
El Cuco da miedo, pero no permite armar una fobia. Porque el Cuco es un temor que introduce la madre. Introduce algo tercero, algo más allá de ella a quien recurrir: “si no tomas la sopa va a venir el Cuco”. Si la madre introduce un lugar tercero al cual temerle, es lo mismo que si dijera: “¡vas a ver cuando venga tu papá!”. No es necesario armar una fobia de eso, porque la metáfora paterna está funcionando, la madre esta instaurando una terceridad, más allá de ella, a la cual, ella también responde.

En la fobia, esta terceridad no se instaura de esta manera, es más lábil. La fobia se arma de otro modo. Se arma con cualquier cosa, a condición de que pertenezca a su entorno. Alguien que vive en el campo no hace una fobia a los ascensores, hace una fobia a las gallinas, por ejemplo. Recordemos que la casa del pequeño Hans estaba rodeada de caballos.

¿La fobia es un síntoma? ¿Es la fobia una entidad clínica más dentro de las neurosis? ¿Entra en la serie: neurosis obsesiva, fobia, histeria? Freud, en el historial del pequeño Hans la llama histeria de angustia. 
Efectivamente hay síntoma fóbicos. Cualquiera puede tenerle miedo a algo.

Recuerdo un paciente obsesivo que tenía un miedo atroz a las arañas. Era un síntoma fóbico que le producía quedar paralizado y mudo frente a la presencia de una araña. Por ejemplo: en una oportunidad este paciente ya adulto sale al patio de su casa y ve una gran araña. La araña estaba inmóvil y él queda paralizado. Quería matarla o salir corriendo, pero no podía hacer absolutamente nada. Esta escena duró alrededor de dos horas hasta que enfrentó a la araña (un detalle: la araña estaba muerta, ¿qué hubiese hecho ella ahí tanto tiempo?). En su análisis tuvo un sueño: estaba en el baño mirándose al espejo, gira la mirada y ve que una gran araña camina por la pared dejando su hilo. De golpe, a la altura de él la araña gira yendo en su dirección y empieza a envolverlo con su tela. Él gira la mirada y ve que es la madre, ve que la araña es la madre. Con este sueño resolvió el miedo a las arañas. 
En este caso es una formación del inconsciente, un síntoma que se resuelve como tal, con el desciframiento. Pero, ¿podemos reducir la fobia a un síntoma?

Lacan: “Presten atención: todo lo que pasa de neurótico, pasa esencialmente en el baño. Son muy importantes estas concordancias de ambientes, del baño, del vestíbulo; para el hombre del placer del siglo dieciocho, todo pasaba en el tocador, cada uno tiene su lugar. Si quieren precisiones la fobia pasa en el ropero, en el corredor, en la cocina, la histeria pasa en la recepción de los conventos de la moda, las neurosis obsesivas en los cagaderos; préstenles atención a estas cosas muy importantes".

Esto nos deja al alcance de lo que intentaré franquear el año próximo, a saber, una alcoba donde no pasa nada más que el acto sexual que se presenta como preclusión (Verwerfung), es lo que se llama comúnmente el consultorio del analista. Es el título que daré a mi lección del año próximo que se llama: el acto analítico”. (Seminario 14)

En “Función y Campo...” Lacan dice: “…Freud encontró la lengua primera de los símbolos, viva todavía en el sufrimiento del hombre de la civilización. Jeroglíficos de la histeria, blasones de la fobia, laberintos de la Zwangsneurose…”
Lacan le está dando un lugar a la fobia entre la neurosis y la histeria, es decir, en la serie de las neurosis.

Hablando del deseo: Para la histeria es insatisfecho, para el obsesivo es imposible y para el fóbico es prevenido. Una manera de ubicar las estructuras en relación al deseo.
En el armado de la metáfora paterna, que es una manera de escribir los tiempos del Edipo, en el comienzo, el niño queda alienado al deseo de la madre. El significante del nombre del padre viene a sustituir el deseo de la madre. Cuando la madre dice: “si no tomas la sopa viene el Cuco”, está apuntando a algo más allá de la relación de ella con el hijo. Le está transmitiendo que no alcanza con ellos dos, que ellos dos no se bastan, que el niño no le basta a la madre. Esto viene a poner orden, aunque sea a través del temor. Pero es la madre la que habilita, la que inaugura la terceridad, mostrando su punto de impotencia.

Cuando esto no ocurre es problemático. Cuando la madre no habilita este lugar, cuando el padre no se hace temer lo suficiente. El padre de Juanito era muy amable, explicaba las cosas, pero no gritaba lo suficiente.

La alternativa es intentar ubicar allí otra cosa. Para Juanito el caballo es la solución. Es lo que le permite el armado de la metáfora. Pero se trata de la estructura mínima. Necesitó del caballo para poder armar un límite, para armar la escena. El caballo le permitió delimitar un lugar. La fobia siempre está armando escenas, al delimitar el armado de un campo. Pero es desde la cocina, como dice Lacan.

En su adolescencia, Juanito, Herbert Graf, decidió a qué iba a dedicar su vida: Director de escenas. Lo interesante es que esta profesión no existía, él la estaba inventando. Se ocupó de crear escenas quedando detrás de la escena, en la cocina de la ópera. Creó un significante que el Tesoro de los significantes no poseía. Este es un punto de máxima creación. Es el significante que indica que el Otro no posee todos los significantes, señala que el Otro está barrado. Es el significante de la falta en el Otro.

El armado de la fobia le permitió al pequeño Hans no quedar atrapado en el primer tiempo del Edipo, no quedar identificado, por ejemplo, al falo de la madre (que lo hubiese convertido en perverso). La fobia le permitió el armado de una neurosis, de una neurosis fóbica, con los mínimos elementos, pero suficientes.

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