"¿Que estás deprimido? ¡Pero si yo siempre te veo con amigos!"
Hay una creencia generalizada de que las personas deprimidas son seres constantemente miserables y solos.
A pesar de lo que vemos en el cine, la depresión no es un desfile constante de fatalidad y desesperación. Esta es una de las razones por las que las personas tienen tantos problemas para darse cuenta de alguien está deprimido: ¿cómo podría alguien estar deprimido si se la pasa de fiesta en fiesta?
Sacando las salidas maníacas que suelen verse en las depresiones bipolares (antes psicosis maníaco-depresivas), es cierto que los pacientes se sienten mejor cuando socializan. Como todo el mundo, los problemas de la vida pueden desvanecerse temporalmente con la distracción social. Pero cuando el deprimido vuelve a estar solo, su estado de ánimo se derrumba nuevamente. Los amigos no están allí para verlo. También habrá momentos en los que el paciente se siente bien solo y rechaza en contacto con otras personas.
"¿Cómo que deprimido? ¡Si yo te veo muy alegre!"
La depresión solo significa estar triste y en la clínica lo vemos: nunca vi llorar a alguien deprimido; más bien, esa es la salida normal a la tristeza.
Hay una asociación entre depresión y tristeza, porque el título del cuadro justamente es "depresión (del estado del ánimo)". No solo no se llama felicidad, sino que además el cuadro excluye los otros fenómenos de la depresión: falta de deseo y falta de voluntad.
Los síntomas contradictorios son parte de lo que hace que la depresión sea difícil de detectar. Es posible que que un paciente tenga problemas para conciliar el sueño o que duerma en exceso, y de cualquier manera es posible que no se dé cuenta de que es parte de un problema mayor. En las depresiones también se observa ganancia o pérdida de peso, con la consecuente dificultad de volver al peso normal.
También se juega el deseo sexual reducido, lo cual afecta no solo al paciente, sino también a su pareja. Los antidepresivos no suelen mejorar el rendimiento sexual, sobre todo en los hombres, y las quejas por impotencia pueden hacer que su pareja quedeinsatisfecha o preocupada de que los encuentras sean poco satisfactorios. La infelicidad de la pareja suele ser uno de los temas que se trabaja en los consultorios. Aún así, hay casos que la depresión puede llegar a una hipersexualización, generalmente vista en las mujeres.
"¿Todavía estás deprimido? ¿No estás tomando tus medicamentos?"
Es bastante fácil creer que una vez que se consigue la medicina, se curará una enfermedad. Eso es lo que sostiene el discurso científico de esta época, nuestro mito actual, el Dios Ciencia de los milagros, que casi todo lo puede y todo lo sabe. Sin embargo, la depresión no se combate tan fácilmente. Los psicofármacos están llenos de efectos secundarios, con síntomas que van desde sentirse aún más deprimido hasta perder el deseo sexual, lo que trae problemas a nivel de la pareja, como decíamos anteriormente. Además, no todos los pacientes deprimidos ven beneficios, incluso después de varios intentos de tratamiento, y cada cambio puede tener efectos secundarios extraños, como sensaciones espontáneas de "descarga eléctrica" en el cerebro. Las píldoras a menudo son solo el comienzo de un tratamiento particular y único en cada caso.
La pastilla de la felicidad no existe. Deberemos seguir rezándole a la ciencia para que algún día exista. Mientras tanto, si estás tratando de ayudar, resistí la urgencia de asumir que tu ser querido está descuidando sus medicamentos o no se está tratando solo porque las píldoras no curaron su depresión como si fuera un simple dolor de cabeza. Si querés ayudar, está atento a cualquier efecto secundario. Es difícil que un paciente se autodiagnostique los cambios en el estado de ánimo o el comportamiento; es muy probable que lo note alguien más antes de que él lo haga.
"Los antidepresivos no funcionan... ¿Probaste medicina alternativa?"
Todos hemos escuchado alguna vez que los antidepresivos son una estafa. Y no solo de los vendedores de terapias alternativas, sino también de los principales medios de comunicación. Esta postura, a menudo va acompañada de una estadística aterradora que dice que hay más personas en los Estados Unidos que toman antidepresivos que agua, o un comentario sobre cómo en los viejos tiempos la gente no necesitaba la medicación que hoy disponemos. Incluso lo vemos en el cine, como en la película Garden State, que trata de un hombre cuya vida mejora después de que deja de tomar sus medicamentos recetados.
En primer lugar, el aumento de las tasas de depresión aumentan porque se ha mejorado el diagnóstico... Y porque esos datos se dan a conocer. Incluso en el ámbito psi hay toda una postura paranoica acerca de los diagnósticos hechos en función de los laboratorios.
Es cierto que el terreno de los antidepresivos, como el de los psicofármacos, no es tan exacto como a los médicos les gustaría. Algunos funcionan para un tipo de pacientes, otros no. Esto se debe a que el cuerpo humano es inmensamente complicado y aún siguen descubriéndose cosas. Con los antidepresivos, el mismo tratamiento no funciona para todos y hay algo caso artesanal en la manera de medicar. Para algunas personas, los antidepresivos son absolutamente útiles y es irresponsable afirmar lo contrario, porque puede perjudicar la adherencia a un tratamiento, que no solo depende de la medicación.
La ciencia detrás de los antidepresivos es complicada, muy debatida y poco entendida. Los efectos secundarios tampoco ayudan a su reputación. Pero el verdadero problema es que las personas no entienden lo que se supone que deben lograr los antidepresivos. No son drogas mágicas para sentirse bien, como la fantaseada "pastilla de la felicidad", que elimina todos tus problemas justo a tiempo para realizarte en la vida; son una parte de un proceso de tratamiento multifacético. Una parte larga y tediosa: puede llevar meses de experimentación determinar qué psicofármaco (o fármacos) y en qué dosis son apropiadas para cada persona, porque cada paciente es un mundo.
Las personas con antidepresivas también se quejan por no obtener resultados rápidos. Lo cierto es que al psiquiatra le puede llevar seis semanas determinar si están funcionando correctamente. Y los antidepresivos tampoco actúan inmediatamente.
El objetivo de los antidepresivos no es resolver todos los problemas del paciente; son para evitar que se sienta menos abrumado y que pueda resolverlos él mismo.
"Solo necesitás tener un poco de voluntad para salir de la depresión"
Las personas que argumentan que los antidepresivos no funcionan también están ansiosas por decirle al paciente que la enfermedad mental es una etiqueta inventada por los malvados laboratorios y el capitalismo. Dicen que es se trata de una cuestión de actitud frente a la vida y que si uno realmente quiere, puede salir. Que eso se llama autoempoderamiento y que cambiar de actitud no cuesta absolutamente nada. También afirman que las personas deprimidas solo necesitan superarse y seguir adelante. Soltar y mirar hacia adelante.
Así que si el paciente no quiere estar deprimido, ¿solo necesita dejar de estar deprimido? ¿Por qué nadie pensó en eso antes?
Sostener que las personas deprimidas deben luchar contra sus problemas con una actitud estoica, pintando una mandala o mediante una buena oración a la antigua, en lugar de gastar valioso dinero en tratamientos, es sumamente cruel. El mensaje de "La depresión es falsa, así que si la tenés, es tu culpa" agrega además un factor culpabilizante, como si el cuadro fuera algo imaginario y autoinfligido. Decirle eso no solamente no lo hará sentirse peor, sinó que además lo aislará. Las enfermedades mentales están muy estigmatizadas, y no hace falta mucho para poner a alguien que ya se siente irracionalmente avergonzado de sí mismo en un mal lugar.
"Lo que necesitas es salir de la casa, ¡salgamos a tomar una cerveza!"
El alcohol puede ser algo maravilloso, por supuesto, pero también es un depresivo y empeorará los síntomas a largo plazo. Si estás tratando de animar a un amigo que está luchando contra la depresión, este es un truco cruel disfrazado de un magnífico martini.
Una mejor opción es preguntarles si quieren salir a caminar. No es tan emocionante como el bar (bueno, dependiendo del bar), pero la emoción no es el objetivo aquí. Caminar junto a alguien es una oportunidad para hablar sin tener que hacer contacto visual, lo que a su vez puede ayudar a alguien a hablar sobre lo que podría estar molestándolo. Es de bajo estrés, es ejercicio y, a diferencia de la barra, es gratis.
"¡Voy a explicarte por qué deberías ser feliz, como yo!"
La etiología de la depresión no es algo que pueda resolverse desde la razón y nada del terreno del sentido cambia esta posición. Por otra parte, el depresivo melancólico es hiperrealista: no se deja engañar por la ilusión de que todo pasado fue mejor, o que ya vendrán tiempos mejores. Esos son engaños propios de la llamada salud.
Lo que uno hace, cuando da cátedra sobre la felicidad y el sentido de la vida, es minimizar la gravedad de la situación de la persona deprimida. La persona deprimida siente que su situación no es importante y que es tonta o está incorrecta por la forma en que se conectan con lo que les sucede.
Lo que sí suele servir en la depresión, es el humor. El humor suele bajar la opresión del pedestal y le pone un freno al padecimiento, aunque sea temporal.
"¡Yo tuve depresión, deberías hacer lo mismo que yo!"
Aunque el diagnóstico sea el mismo, cada paciente con depresión es diferente y único. Todos cuanto se encuentran aplastados por ella mantienen su propia lucha, que es especial. Aún habiendo estado tomando medicamentos, hecho terapia o incluso habiendo sido hospitalizado, nadie puede asumir que su experiencia ha sido como la de otra persona. Es muy fácil que un consejo se desvíe un apología de si mismo "Mi éxito es la prueba de que simplemente no estás esforzándote lo suficiente".
Por supuesto, el apoyo es agradable. Resulta útil compartir experiencias y los buenos mensajes se reducen a "He sentido algo similar, por favor, no te avergüences, estoy aquí si quieres hablar de cosas" y no "Ooh sí, te tengo totalmente, he estado allí y estarás bien en un mes, cálmate".
En definitiva, para quien vive con alguien con depresión, la clave es no ignorarlo ni juzgarlo.
"¿Cómo ando yo? Está todo bien"
A veces los allegados a la persona que cursa con una depresión suponen que tienen que filtrar cualquier aspecto negativo de su relato, como si contar algo malo pudiera empeorar el cuadro. De esta forma, se terminan transformando en una caricatura de la positividad y de las buenas vibras poco auténtica... Que por supuesto, la persona con depresión nota.
A la persona deprimida poco le perjudica los hechos terribles del mundo, por más terrible que sean, así. Es más, resulta todo lo contrario. Hay una cierta liberación para cualquiera en saber que el sufrimiento es algo universal, que también le ocurre a los demás y que no es algo que le toca a él sólo.
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