En entradas anteriores vimos diferentes autores que nos permitían ubicar el concepto de personalidad y también los puntos freudianos que nos arriman a la cuestión de los trastornos de la personalidad. Por fin, llegamos entonces a la definción de personalidad que hace el DSM IV:
“Pautas duraderas de percibir, pensar y relacionarse con uno mismo y con el ambiente que se hacen evidentes en distintos contextos personales y sociales.”
Se espera que este modo de percibirse y relacionarse con uno mismo y con los otros sea flexible, adaptativo para que sea considerado normal.
El DSM IV dice que “Cuando los rasgos se vuelven inflexibles, desadaptativos y causan significativa incapacidad a nivel social, disfunción ocupacional o malestar subjetivo, nos encontramos frente a un trastorno o desorden de la personalidad.” Se pueden llamar de las 2 formas. Kolobsky, que es un psicoanalista argentino, habla de desórdenes de la personalidad. Esta manera, el modo habitual que el sujeto tiene de percibirse, pensarse y relacionarse con uno mismo y los otros se espera que sea adaptativo. Cuando estos rasgos se vuelven rígidos y por largo tiempo, hablamos de trastornos de la personalidad.
Estos desórdenes son a largo plazo, no se presentan en un momento acotado de la vida de un sujeto. Tiene que ser un patrón que aparezca en varios contextos personales y sociales. Esto aparece en todos los contextos y por largo tiempo, generando rigidez. No es flexible, no puede tener en cuenta otras miradas, la persona está convencida de eso, es un patrón rígido. Es desadaptativo y aparece en todos los contextos. Sería durante más de un año. Muchos de los desórdenes se presentan como conductas sociales extravagantes, irracionales e incluso delictivas.
Para Kolobsky, los trastornos de la personalidad presentan un gran desafío. Los pacientes no suelen reconocer su síntoma (egosintónicos), que en general le provoca malestar a los otros. A los desórdenes de la personalidad se los reconoce ya desde la adolescencia y la escuela inglesa los ubica estructuralmente entre las neurosis y las psicosis. Son más graves que las neurosis pero menos que las psicosis.
Las relaciones interpersonales elementales, son superficiales y muchas veces inestables. No tienen un claro reconocimiento de lo que es de uno y lo que es de otros. Aquellos que tienen trastornos de la personalidad tienen dificultades para relacionarse con flexibilidad y adaptación al medio, a los cambios de la vida, no resisten al estrés y la mayoría no tiene conciencia de los problemas y los atribuyen a las personas que los rodean. Esto se trata de la egosintonía. Son costosos para la sociedad porque provocan accidentes, problemas familiares, problemas legales en la tenencia de sus hijos, drogas, abuso infantil, consultas por violencia, por emergencias, por homicidios, por intentos de suicidio. Son cuadros en donde están en situación de riesgos. Muchas veces no pueden manejar sus impulsos, que pueden generar desadaptación.
Rasgos de la personalidad normal.
Todos tenemos distintos rasgos y tienen que ver con las distintas etapas de evolución libidinal del psicoanálisis. Veamos ejemplos:
Fijación oral: son personas con avidez, voracidad, dependientes, egoístas, centrados en sí mismos. Actividades en los adultos: comer, beber, fumar. Son equivalentes simbólicos a la satisfacción originaria oral: la succión y el morder.
Fijación en la etapa anal: Tacañería, imposibilidad de dar, retenerse, la duda, la rigidez, el control externo de los impulsos. Puede ser retentivo o expulsivo.
Fijación en la etapa fálica: Agresividad y seducción. La salida de esta etapa incorporación de las normas.
Fijación genital: Incluir los afectos en lo sexual, la ternura, el compañerismo.
Caracteres de los rasgos de la personalidad aparecen temprano en la vida y permanecen estables a lo largo del tiempo. Sin embargo, los rasgos como la impulsividad y la inestabilidad afectiva se reducen a partir de la mediana edad de la vida.
Kernberg va a decir que en la adolescencia hay determinados rasgos que nos pueden hacer pensar en un trastorno, pero que en realidad es algo transitorio de la época, de esa etapa de la vida.
A los trastornos de la personalidad se los reconoce ya en la adolescencia y este autor los ubica estructuralmente entre las neurosis y las psicosis. Asociados al desorden de personalidad, se pueden encontrar estados de ansiedad y depresión. En los trastornos hay dificultad para integrar lo bueno y lo malo, tanto propio como de los demás.
Etiología de los trastornos de la personalidad:
No hay claridad de cuánto se debe a lo genético y cuánto se debe a lo ambiental. Está bastante discutido, pero vamos a ver que en cada uno hay componentes hereditarios, pero tenemos en cuenta los vínculos tempranos, teniendo en cuenta en qué pasó en la historia infantil. En la génesis de las cualidades interactúa tanto lo dado como lo adquirido. Hay una combinación de factores que no se pueden separar. Las relaciones tempranas juegan un factor importante en los trastornos de la personalidad. Los objetos internalizados parecen estar divididos en buenos y malos y se combinan con otras representaciones que el niño tiene del medio. Melanie Klein habla de integrar los 2 aspectos en la infancia. Ella describe como el niño, durante el primer año de vida, transita desde las posición esquizoparanoide (dividir el mundo en bueno y malo) y la posición [¿] en que puede unir lo bueno y lo malo para que sea parte del mismo objeto. Dentro de las causas, también están los traumas, causas reales, por ejemplo violencia, abandono o abuso.
Los desórdenes de la personalidad según el DSM IV.
Extraños, raros, excéntricos:
Desorden paranoide de la personalidad.
Desorden esquizoide de la personalidad.
Desorden esquizotípico de la personalidad.
Grupos dramáticos, emotivos o erráticos:
Desorden histriónico de la personalidad.
Desorden narcisista de la personalidad.
Desorden límite o borderline de la personalidad.
Ansiosos o temerosos:
Desorden por evitación.
Desorden dependiente de la personalidad
Desorden obsesivo compulsivo de la personalidad.
Veamos las generalidades de cada uno de ellos...
Trastorno esquizoide de la personalidad:
Muestran abandono personal y en las relaciones. No les interesa relacionarse. Prefieren las actividades solitarias. Están disconformes con las normas sociales. ¿Para qué festejar un cumpleaños o un casamiento o que se recibió? Son introvertidos y les cuesta mucho la expresión de lo afectivo. Se aíslan y se abandonan. Comienza al principio de la edad adulta y se tiene que dar en distintos contextos.
Trastorno esquizotípico de la personalidad:
Son extraños y extravagantes en sus conductas. El pensamiento es de tipo mágico, creen en fuerzas, planetas, ideas autorreferentes (las cosas son tomadas desde lo que ellos viven y sienten), percepciones inusuales. No llegan al episodio psicótico pero medio como que están al límite. Tiene que ver con todo lo esotérico, la clarividencia, etc. Pueden sentir presencias, pero si se les pregunta es más ilusorio, no a la manera de un delirio. No llega a la psicosis pero está ahí.
Desorden paranoide de la personalidad:
Caracteriza al mismo: Desconfianza excesiva e injustificada.
Son individuos: reservados, con tendencia al secreto; distantes e intrigantes. Se revela al inicio de la edad adulta.
Desorden histriónico de la personalidad.
Tiene exagerado interés por la atención que le prestan los demás. La apariencia es exagerada para lograr que todos le presten atención. La conducta suele ser exuberante, dramática, extrovertida. La presentación es llamativa, tiene excesiva emotividad, nunca pasan desapercibidos, llaman la atención. Recuerden que esto se debe dar en todos los contextos, no solo en un ámbito.
Desorden Narcisista de la personalidad.
Sentimiento exagerado de la importancia de la persona. Sentimiento de grandiosidad, están convencidos de tener características peculiares que lo diferencian de los demás, pero no hay nada que la justifique. Tiene fantasías de éxito limitado, tiene necesidades permanentes de que le presten atención, rasgo que comparte con el histriónico, pero se cree grandioso. Estos pacientes consultan por depresión o ansiedad, por ejemplo si alguien los deja, pero son muy difíciles de tratar. Responden con rabia si ven amenazada su autoestima, si ven que otros pueden ser rivales.
Desorden antisocial.
Este es un trastorno grave. Tiene un patrón de funcionamiento irresponsable. Se desconsidera al otro y a sus derechos. Son egoístas, insensibles, impulsivos, incapaces de sentir culpa y no registran el daño. Siempre deposita su responsabilidad en otros, la proyección es un mecanismo de defensa predominante en este tipo de trastorno. Se puede empezar a ver desde chiquito que hay un entorno familiar e instituciones en decadencia. Éste sería el que tradicionalmente llamamos psicópata.
Trastorno borderline o límite de la personalidad:
Estable inestabilidad en los afectos, este es el patrón básico de funcionamiento. Son inestables en sus impulsos, en sus afectos, sentimientos crónicos de vacío y de abandono. Hay temor al abandono. Es un trastorno muy grave, porque como hay descontrol en los impulsos, las pulsiones tanáticas pueden aparecer en forma de suicidio, automutilación. Viven el cierre de la sesión como un abandono.
Trastorno por evitación:
Presentan extrema sensibilidad al rechazo. Evitan el vínculo con los otros por temor al rechazo. Son tímidos y tienen gran deseo de compañía, pero temer la crítica. Sin hipersensibles al rechazo y creen que no los van a querer. Necesitan una gran comprobación no crítica. Evita los vínculos pero no porque no le interese, sino porque está seguro de que no lo van a aceptar, y necesita un entorno que le genere confianza.
Trastorno de personalidad dependiente:
Tiene marcada necesidad de aprobación social y de afecto. Viven de acuerdo a los deseos de los otros. Priorizan lo que los otros esperan de ellos a lo que ellos esperan. Falta de confianza en sí mismo. Marcada necesidad de ser cuidados, que los lleva a la sumisión. Son dependientes en cuestiones básicas.
Desorden obsesivo compulsivo:
Son sumamente escrupulosos, responsables, con conciencia crítica exagerada de sí mismo y de los demás. Les cuesta la expresión de sus afectos. Son ordenados, tercos, sumamente perseverantes, obstinados, indecisos, la cuestión de la duda. Acá vemos la fijación en la etapa anal, son perfeccionistas. Sus conductas son estereotipadas. Esto es parte de la estructura de la personalidad del sujeto, no se da cuenta que lo tiene (egosintonía). Este trastorno nos sirve para pasar al siguiente tema:
En las próximas entradas, ampliaremos el desarrollo que hace Otto Kernberg.
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