sábado, 19 de septiembre de 2020

Perversión y obediencia

El trabajo con sujetos perversos es una gran deuda del psicoanálisis hacia la gente. La estructura perversa es bifronte: funciona con el mecanismo de la represión y con el mecanismo de la renegación. Eso implica que por momentos, el sujeto perverso puede parecer un neurótico. Mientras que en la neurosis se logra construir al otro como semejante, en la perversión no.

Desde las universidades, se transmite la idea de que los perversos son casos raros de ver, cuando en realidad los encuentros son cotidianos. Freud, en un pie de página, dice que enviamos a nuestros hijos a la guerra con un mapa de los lagos italianos, con conceptos que no sirven para nada en relación a la perversión.

El primero en trabajar sobre las perversiones fue Krafft-Ebing, quien publicó el libro Psichopathia Sexualis, donde describe diferentes casos. entre los que está el caso Verzeni. Se trata de un asesino de mujeres, que las degollaba y chupaba su sangre. Una de las cosas más interesantes es la cuestión que él dijo: "Yo quería saber lo que era una mujer". Esta cuestión está en el corazón de lo que vemos en los distintos perversos, ya sean asesionos o quien maltrata al semejante, poniéndolo en un lugar de objeto a resto.

En 1905, Freud toma a las perversiones en Tres ensayos. Ahí dice que la descripción de las perversiones que se han hecho es de índole médica, que al psicoanálisis le sirve para ampliar el concepto de sexualidad. Esto quiere decir que la pulsión no tiene que ver con la perversión. Freud sostiene que la perversión muestra desplegadamente lo que en la neurosis aparece acotadamente por la represión. En sujetos neuróticos podemos encontrar rasgos perversos. ¿Cómo distinguir a un perverso de neurótico con rasgos perversos? 

En 1925 Freud escribe El fetichismo, que es el primer acercamiento donde Freud dirá que el sujeto perverso ha atravesado el complejo de Edipo, pero la solución que ha encontrado a ese atravesamiento es el psiquismo bifronte, que tiene dos operaciones: una parte que funciona en términos neuróticos; la otra que funciona con la renegación.

¿Qué es la renegación? Freud explica que el sujeto ve a su madre, pero al ver la castración materna vuelve para abajo y fija su mirada en un objeto que ha visto previamente. Por ejemplo, los zapatos. Esto es muy importante en términos de la pulsión escópica. El salto del complejo de Edipo es a un objeto pensado en términos escópicos. Tiene que ver con la preminencia del goce escópico.

En 1938, un año antes de morir, Freud escribe La escisión del yo en el proceso de defensa. Es un texto capital que suele pasarse de largo y donde suele pasarse de largo y donde él retoma la cuestión fetichista. Él abre a esta cuestión bifronte de la estructura perversa. En ese texto, él diferencia al sujeto perverso del sujeto psicótico. Esto es porque el avance del nazismo ponía en manifiesto permanentemente la pregunta por dónde estaba la ley. ¿Se trata de gente loca o hay un goce en juego? Este es un guante que hay que recoger y no escatimar la cuestión de la perversión. Es cierto que un perverso no consulta en las mismas circunstancias que un neurótico. Depende si funcionan al modo de la renegación o de la represión. Incluso, puede suceder que en un análisis de un supuesto neurótico aparece algo del orden y la vergüenza (como dique anímico, característico de la neurosis). El perverso es seductor, se identifica rápidamente al objeto a del partenaire y capta enseguida lo que el otro quiere escuchar. Luego, aparece un sujeto distinto.

Freud advirtió, con el avance del nazismo, advirtió en El yo y el ello que el superyó tenía mucho que ver con el mandamiento categórico kantiano. Por ejemplo, Eichmann se escudó, durante los juicios de Nurenmberg en la obediencia. En Argentina, tenemos una versión parecida con la obediencia debida. Hanna Arendt había dicho, sobre Eichmann, que cualquier persona podía identificarse con las reglas de su institución y convertirse en esto. Esto fue terrible, siendo ella judía, En la Universidad de Yale, un psicólogo llevó adelante un experimento de Milgram. 

Invitó solo a hombres a participar de su famoso experimento. Se les dijo a los participantes que el experimento se trataba sobre la memoria y tras un falso sorteo que determinaría el lugar de maestro o alumno, todos los participantes resultaron ser maestros. Les diern a "los maestros" un dispositivo por el cual podían dar descargas eléctricas al alumno, que estaba en una habitación aparte. Cada vez que el alumno se equivocaba, se le daba una descarga que aumentaba en 15 vts. Les explicaban la intensidad de los voltios y lo que estos podían hacerle al alumno. 

Lo que los participantes no sabían, era que en realidad el dispositivo no emitía descargas eléctricas reales y que el alumno era un actor. ¿Qué sucedió?  En el 66% de los casos, los sujetos llegaron al máximo voltaje, pese a los pedidos del alumno. Algunos se detenían, pero otros actores del experimento los animaban a continuar diciendo que se harían responsables por lo que sucediera. Este mismo experimento se valió en distintas culturas, con resultados similares. 

La conclusión de Milgram fue que la obediencia producía un borramiento del sentido de la responsabilidad. Es interesante para los psicoanalistas ver a qué obedecemos. Por ejemplo, esto de que la perversión no hay que estudiarla porque no llega a la clínica.

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