domingo, 4 de octubre de 2020

Enfoque gestáltico: el darse cuenta.

La técnica del darse cuenta por sí sola produce valiosos resultados terapéuticos.

Las 5 preguntas esenciales que se le hacen al paciente son reformulaciones de la afirmación “Ahora me doy cuenta”. Las preguntas son:

  1. “¿Qué estas haciendo?”

  2. “¿Qué es lo que sientes?”

  3. “¿Qué es lo que quieres?”

  4. “¿Qué estas evitando?”

  5. “¿Qué es lo que esperas?”


Estas preguntas son sanamente apoyantes, estimulan al autoapoyo y al mismo tiempo le ayudan a darse cuenta de más cosas. Lo lanzan sobre sus propios recursos, lo traen a un reconocimiento de su propia responsabilidad, le piden que reúna sus fuerzas y sus medios de autoapoyo. Le dan un sentido de sí mismo porque están dirigidas a él mismo.


Responder estas preguntas hacen un clic en el darse cuenta del paciente y es el gran paso que se da en su terapia.


El terapeuta puede ayudar al paciente en el descubrimiento de sí mismo actuando como un espejo ampliador. El terapeuta no puede hacer descubrimientos para el paciente, sólo puede facilitar el proceso en el paciente, por medio de sus preguntas puede llevar al paciente a ver su comportamiento con más claridad y ayudarlo a determinar por sí mismo lo que su comportamiento representa.


Todo lo que el paciente hace, obvio o escondido es una expresión de sí mismo. Por lo tanto las preguntas del terapeuta estarán basadas en la observación y dirigidas a traer ciertos factores dentro del campo del darse cuenta del paciente. Utiliza la técnica de hacer preguntas en lugar de hacer afirmaciones de modo que el peso del reconocimiento y la acción sea colocado donde corresponde, en el paciente. Pero en realidad sus preguntas son traducciones de sus observaciones. Preguntas tales como: ¿Te das cuenta de tu lenguaje? Puede representar la siguiente observación que podría convertirse en la siguiente afirmación: “Me doy cuenta de que hablas muy rápidamente. También me percato de que estas continuamente sin aliento. Sería beneficioso para ti darte cuenta tú mismo de lo que estas haciendo, cosa que podamos encarar el excitamiento que estas disipando de esta manera.”


Hay una modalidad de hacer preguntas que Perls considera de muy poco valor terapéutico y es la pregunta del ¿Por qué?.


Las preguntas por qué producen únicamente respuestas oportunas, defensas, racionalizaciones, excusas, y la ilusión que un evento puede ser explicado por una causa única. El porque no discrimina propósito, origen o trasfondo. No ocurre lo mismo con el “cómo”. El cómo indaga en la estructura de un evento, una vez que la estructura se ha clarificado, todos los porque quedan automáticamente respondidos.


La gran mayoría de las preguntas que hace el paciente son productos del intelecto, relacionado con la noción de que las explicaciones verbales son un sustituto del entender, mientras a estos pacientes se los alimente con interpretaciones, se acurrucarán en el ovillo de su neurosis y se quedarán ahí.


La pregunta porqué es una herramienta muy inadecuada. Para reintegrar al neurótico hay que recurrir a cualquier cantidad de responsabilidad que esté dispuesto a aceptar, ya que en esencia tiende a evitarla. Para el neurótico la responsabilidad es culpa, y al igual que teme ser culpado, siempre está listo para culpar. Parece que estuviera diciendo: “yo no soy responsable de mis actitudes, es mi neurosis”. Pero responsabilidad en realidad es habilidad de responder, habilidad para elegir las reacciones propias. El neurótico se disocia a sí mismo, de sí mismo mediante la proyección, la confluencia, la introyección o la retroflexión, está en una posición donde habiendo abdicado de su responsabilidad también ha renunciado a su libertad de elección.


El terapeuta también tiene que tomar responsabilidad total de sus reacciones frente al paciente. No es responsable de la neurosis del paciente, ni de su miseria o falta de comprensión, pero es responsable de sus propias motivaciones, de su manera de tratar al paciente y de la situación terapéutica.


La primera responsabilidad del terapeuta es desafiar cualquier afirmación o conducta de parte del paciente que no es representativo del sí mismo y que es evidencia de su falta de autoresponsabilidad. Esto significa que tiene que vérselas con cada uno de los mecanismos neuróticos a medida que aparecen. ¿Qué podemos hacer con estos mecanismos? Ayudar al paciente a que deshaga su clic ayudándolo a descubrir, mediante el vivenciar su síntoma, cómo ha conectado ambos términos en forma artificial, sustituyendo la autoexpresión y la autovivencia por el síntoma.


¿Cómo se evidencia la retroflexión? Esto lo encontramos en el comportamiento físico del paciente como en el uso que hace del lenguaje “mi mismo” ej.: el paciente está sentado hablándonos de lago y al mismo tiempo golpea una palma con el puño de la otra mano, esto es un comportamiento retroflectivo. Si el terapeuta le pregunta ¿a quién le gustaría golpear? El paciente puede responder perplejo “es simplemente un hábito nerviosos”. En este punto no está dispuesto a tomar responsabilidad, a medida que avanza la terapia se amplía la responsabilidad y algún día responderá ante la misma pregunta “a mi madre, a mi padre o a usted”. En este punto el paciente se habrá dado cuenta de su comportamiento, su objetivo y de sí mismo.


Cuando el paciente hace una afirmación que al terapeuta le parece ser una proyección le pedimos hacer una de varias cosas. Si habló en términos ej. “eso molesta” tenemos que hacerlo asociar a sí mismo con su dolor, o con lo que molesta para que termine siendo una expresión de sí mismo “me molesta a mí”.


Podemos tratar las introyecciones del modo opuesto haciendo que el paciente se de cuenta de su actitud con respecto del material introyectado, pidiéndole que haga un experimento con su propio material, el objetivo es que descubra por sí mismo cómo se interrumpe a sí mismo y se impide tener éxito.


El terapeuta siempre puede trabajar con los eventos del presente ya sea en actualidad física o en fantasía, puede integrar inmediatamente lo que surge ene l curso de la sesión y también puede trabajar con vivencias no sólo con verbalizaciones y recuerdos.


El único problema de la terapia gestáltica es la misma dificultad de las demás terapias: es que el paciente se adapta a nuestra técnica, entonces puede que comience a manipular al terapeuta con experiencias fabricadas e irrelevantes para agradar y a la vez evitar el encontrarse con sus propias dificultades. El terapeuta tendrá entonces que encarar la actitud “finjamos”.


También se le pide a los pacientes que realicen tareas en sus casas, así muchos de ellos logran acelerar sus terapias. La tarea consiste en revisar cada sesión en términos de una aplicación sistemática de la técnica del darse cuenta. Sería un tipo de revisión. Algunos recordarán algunos puntos interesantes de la sesión, otros olvidarán todo. Le pedimos al paciente que se imagine que está devuelta en el consultorio: ¿qué es lo que experimenta? ¿Puede revisar la sesión entera? ¿Encuentra espacios en blanco? ¿le expresó al terapeuta todo lo que sintió ante él?, etc.

El objetivo de la terapia es darle al paciente una herramienta con la cual pueda resolver sus propias dificultades, podemos trabajar eficazmente con cada situación a medida que esta se presenta. Podemos abrir solamente una puerta a la vez. Podemos pelar la cebolla quitándole una capa a la vez, cada capa es parte de la neurosis y en la medida que es tratada, el problema se modifica y a medida que cambian los problemas, también cambian las necesidades específicas.


Fuente: Perls, F., ENFOQUE GESTALTICO Y TESTIMONIO DE TERAPIA - CAP. 5 “PELANDO LA CEBOLLA”


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