miércoles, 4 de agosto de 2021

Las escuelas helenísticas: aportes para la clínica

Las escuelas seguidoras de los griegos son muy importantes. Tiene cuatro escuelas importantes: los epicúreos, los Estoicos, los Cirenaicos y los Cínicos.

Los Cínicos

La escuela cínica tiene su nombre por juntarse en un lugar donde corrían perros y porque hacían "vida de perros", viviendo de forma natural. Fue fundada en la Antigua Grecia durante la segunda mitad del siglo IV a. C. por Antístenes. Diógenes de Sinope fue uno de sus filósofos más reconocidos y representativos de su época. 


Los Cirenaicos

La escuela cirenaica fue una escuela filosófica fundada por Arístipo fe Cirene, discípulo de Sócrates, en el siglo V a. C. Está emparentada con la escuela cínica, su doctrina fue bautizada generalmente como Hedonismo.


Los cirenaicos se ocuparon, principalmente, de cuestiones de ética. En su opinión, el bien se identifica con el placer espiritual, aunque éste debe entenderse también como placer espiritual. La felicidad humana, según Atistarco, consiste en liberarse de toda inquietud, siendo la vía para lograrlo la autarquía.


Epicúreos

Los epicúreos mantenían una relación con la pasión muy interesante. No eran típicamente hedonistas, pero estaban muy cercanos a eso. De alguna forma había una búsqueda del placer, o por lo menos le escapaban al dolor. 


La forma que tenían que ver con las pasiones, era a través del manejo de lo que llamaban la ataraxia, un equilibrio para que las pasiones no contaminen el razonamiento. Era un equilibrio perfecto entre la mente y el cuerpo que proporcionaba la serenidad. La Ataraxia se buscaba con la búsqueda del placer y el rechazo del dolor.


Los epicúreos postularon el tetrapharmakon para lograr el placer que consistía en cuatro remedios con respecto a los principales males que ellos consideraban:  los dioses, la muerte, el placer y el dolor. 


Para el epicureísmo, los dioses promovían una falsa noción acerca de los bienes, los males y los castigos. Al no conocer la naturaleza de los dioses, no sabemos si los dioses son o no son. No tenemos porqué tenerle miedo entonces.


No había que temerle a los dioses porque no se conocía su naturaleza, no había que temerle a la muerte porque ella solamente era un cambio de estado en las sensaciones (un tránsito); el placer era fácil de conseguir y el dolor era fácil de evitar. 


Con respecto a la muerte, está la Epístola a Meneceo, que dice "Acostúmbrate a pensar que la muerte para nosotros es nada…" puesto que la muerte es la privación de sensación, una vez muertos no hay nada.  


Para los epicúreos, la afrodisia (relaciones sexuales) era buena y el Eros era malo, pues encadenaba. 


En el jardín de la casa de Epicuro, se reunían personas de negocios y de la política a filosofar, junto a obreros, soldados y prostitutas. Todos tenían derecho a filosofar. 


Estoicismo

El Estoicismo fue la filosofía helénica que permaneció más tiempo. Tanto es así, que se extendió hasta Justiniano. Hay un estoicismo griego y un estoicismo latino. Los representantes de este último son Marco Aurelio, Epíteto, Séneca y Ciceron. 


El estoicismo sostiene que hay que gozar de una radical libertad interior, para lo cual hay que evitar las pasiones. Los ignorantes son esclavos de sus placeres, afectos, pasiones. El sabio se preocupa por su alma, por desterrar de ella las pasiones o afectos. El concepto es el de "apathia", donde hay que renunciar a todo tipo de pasión. La apatía es un concepto que perduró en toda la filosofía y en la religión. El Problema es que más que renuncia, la apatía es una  lucha contra las pasiones. Hay una pasión aceptable, aunque no del todo buena, que es el dolor, que para el estoicismo es aceptable.


En el seno mismo del dolor se da lugar a una profunda complejidad valorativa que condensa y revela el tenor absolutamente oscuro que envuelve a la misma. La valoración del dolor psíquico como afección es oscura. En primer lugar, resulta legítimo observar que se trata de un afecto. Pero también el dolor es un estado de ánimo, al mismo tiempo que resulta un humor particular y a su vez un sentimiento.


El dolor por autoflagelación tuvo mucha incidencia en el cristianismo, en tanto el dolor representaba la pena del penitente frente al pecado.


El tratamiento del dolor psíquico como pasión introdujo, desde un inicio, en su interposicion con la moral, una dimensión paradójica que repercutió intensamente en toda su historia. Esta temática ya estaba presente en las tragedias y en la filosofía griega, en la filosofía medieval y en la modernidad. En la actualidad, adquiere profunda vigencia cuando se trata el tema de la depresión. Kant hace una relación entre la ética y el dolor.


El término pathos, de donde se desprende la palabra padecimiento. Si se afirma que el dolor psíquico es una pasión es preciso caracterizar qué se entiende por ella. El término pathos es de muy difícil traducción, posiblemente su origen esté en el vocablo "pathé" (que también es acción). En cambio, en el término latino "passio" queda reservado para la experiencia pasiva.


Los griegos veían a la pasión como algo extraño y ajeno. Según Dodds, el griego habría sentido la experiencia de la pasión como algo extraño y ajeno, como la vivencia de una fuerza que penetraba en él.  Según relata este autor, en los tiempos homéricos, las pasiones —en tanto promotoras de actos irracionales— estaban relacionadas con el oscuro concepto de hybris, el peor de los "pecados" de acuerdo a la religiosidad griega.


Mientras el estoicismo griego no consideraba al dolor psíquico una "eupathia", el latino comenzò un extraño derrotero en el cual la misma, si bien queda situadas en términos de lo nocivo, adquiere cariz más indulgente. El carácter que adopta la moralidad estoica latina será sintónica con el malestar del dolor psíquico, aunque en una forma atenuada. Lo toman como una brújula que nos lleva a pensar las acciones que son buenas. Padecer se vuelve algo bueno.


Aparece, de esta forma, el sufrir como deber. El deber sufrir para compensar lo que nos ocurre es una opinión que surge solamente de las manifestaciones exteriores y que no guarda relación con el verdadero sentido de las acciones prácticas. El luto, que se consideraba una verdadera obligación, solamente es una ficción que no conlleva en sí ninguna posición verdadera en correspondencia con el concepto puro de aflicción (agrietudo). 


Los estoicos construyen una verdadera escuela acerca del suicidio como acción virtuosa. Los estoicos, paradójicamente, le dieron importancia a la muerte por mano propia... ¡Tema para la próxima entrada!

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