Es una realidad, que no todos eligen un análisis a la hora de resolver sus cuestiones. Es verdad, que hay condiciones/circunstancias que alguien debe poder atravesar y estar dispuesto. Sin ello, por mejor analista que halla, no hay análisis. Dice Gabriel Rolón:
"El paciente del psicoanálisis es diferente al de otras terapias. Tiene que cumplir algunos requisitos para beneficiarse de nuestra práctica. Es alguien que está angustiado, que tiene una pregunta, un enigma que lo interpela. Debe tener, además, una hipótesis de por qué le pasa lo que le pasa, aunque sea equivocada. Es decir, debe tener la capacidad de pensarse. Tiene que asumir que algo tiene que ver con lo que le ocurre. Y además debe estar dispuesto a cuestionar todo lo que creía verdadero en su vida. Si no es así, creo que debería optar por otra alternativa terapéutica".
Si bien el analista deberá propiciar surja ese sujeto con el cual luego es posible el trabajo análitico, no todos los sujetos son analizables. Que haya un analista, que alguien se posicione como tal en la escucha y las intervenciones, no garantiza que el otro entre en análisis.
Sin embargo, no es un problema que no todos entren en análisis. La escucha de un analista tiene buenos efectos, incluso cuando el otro no entra en análisis estrictamente. Hoy, además de los obstáculos que hallaba Freud, hay otros, que pueden determinar, muchas veces, que no haya análisis, pero sí una terapia con escucha analítica.
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