domingo, 24 de abril de 2022

Puntualizaciones sobre la inhibición, el síntoma y la angustia

 Inhibición: significa la restricción de una función y no necesariamente es algo patológico. Una inhibición puede pasar a ser síntoma cuando la restricción funcional es grande, o cuando aparece una función nueva. La inhibición es una perturbación funcional del yo que aparece en afecciones neuróticas. Esta limitación se puede dar en cuatro funciones: 

  • La sexual: aparece inhibida en la impotencia psíquica (falta de placer, no erección, no eyaculación, etc)

  • La nutrición: la perturbación más frecuente es la repugnancia a comer, por desviación de la libido. También puede haber aumento del apetito derivada al miedo a morir de hambre.

  • La locomoción: puede aparecer inhibida como por ejemplo en la histeria o en la fobia.

  • En el trabajo profesional: hay una inhibición en la función laboral (ej; obsesivo puntilloso)

La inhibición es la expresión de una restricción funcional del yo, lo cual puede obedecer a causas diversas. En síntesis, nos plantea Freud que la inhibición es una renuncia del yo a estas funciones que le competen, a fin de evitar un conflicto con el ello y tener que emprender entonces una nueva represión. O con el superyó, cuando su ejecución proporciona placer punido por este último. La inhibición es a nivel del yo.  

Síntoma: en la formación del síntoma, interviene una satisfacción pulsional, interceptada o disfrazada por el proceso represivo. (la represión ocurre como un mecanismo de defensa para evitar que los mecanismos inconscientes que resultan insoportables y contrarios al ideal aparezcan en la consciencia, es por eso que se produce un cifrado o un distanciamiento suficiente que permita la expresión del síntoma. La represión es como un intento de huida que consiste en quitar investidura. Desalojarla de la agencia representante de la pulsión que se quiere reprimir.

El síntoma surge del impulso instintivo obstruido por la represión, la lucha no termina con la formación del síntoma, suele seguir como una lucha contra el síntoma mismo, en efecto el yo busca suprimir el síntoma por ser algo extraño y aislado en la vida anímica y busca además integrarlo a ella. La ventaja secundaria de la enfermedad apoya la tendencia del yo a incorporar el síntoma y fortalecer su fijación. Por esto es tan difícil comprender el síntoma en la terapia.

Angustia: se nos presenta como algo que sentimos y que es displacentero. Implica un acto de descarga y la percepción de dicha descarga. Descarga y percepción diferencias ya la angustia del dolor y la tristeza. La angustia se basa en un incremento de la excitación (que produce displacer) y su descarga (que decrece el displacer) esto es una explicación psicológica, pero una explicación más psicológica, muestra que la angustia proviene de actualizar una situación prototípica: el trauma de nacimiento. La función de la angustia, a primera vista nació de una reacción a un estado de peligro y se reproduce cuando surge nuevamente dicho estado peligroso. Esta nueva angustia nos parece por un lado inadecuada (no guarda relación con la nueva situación), pero por el otro lado, adecuada (porque señala y previene el peligro).

Se puede comprobar que el niño siente angustia en tres casos: cuando está solo, cuando está en la oscuridad y cuando está en presencia se extraños. Estos tres casos se remiten a una sola conclusión “la ausencia de la persona amada”. El peligro es ahora la ausencia de la madre, y el niño reacciona con angustia antes que se produzca la temida situación económica. En la fase fálica, la angustia aparece ante la separación posible de los genitales. El ser despojado de los mismos, equivale a una nueva separación de la madre, (pues su posición es garantía de una unión sexual con ella) lo que retrotrae al niño a una tensión de necesidad similar a la experimentada en el nacimiento.

En síntesis, la angustia tiene distinta connotación según el período considerado: surge al principio ante el peligro de la impotencia psíquica en la época de la carencia de madurez del yo, el peligro de la pérdida del objeto en la falta de independencia de los primeros años infantiles, el peligro de castración en la fase fálica y el miedo al superyó en el período de latencia. Sin embargo, todas estas situaciones siempre subsisten y se puede volver a ellas.

Relación entre formación de síntoma y la angustia.

El síntoma está para eludir la angustia. Por ejemplo, si impedimos al obsesivo lavarse las manos, siente angustia, lo que prueba que el síntoma tapaba la angustia. El síntoma protege de la angustia y de la situación de peligro que la había generado. La situación de peligro es interna, ya que está en el mismo impulso instintivo. El yo, para hacer a este inofensivo, lo desvía de su fin. La angustia se caracteriza por su imprecisión y su carencia de objeto definido, esto lo diferencia del miedo donde hay un objeto identificable. La angustia real, es ante un peligro conocido, la angustia neurótica, se da ante un peligro desconocido, emanado de un instinto.

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