miércoles, 25 de mayo de 2022

Angustia, miedo, ataque de pánico

El ataque de pánico es bien conocido por su extensa presencia y el impactante cortejo de signos psicosomáticos muchas veces descriptos: Palpitaciones, temblores o sacudidas, sudoración, ahogo, opresión precordial, atragantamiento, desrealización o despersonalización, escalofríos o sofocaciones, miedo a volverse loco o a morir, perentoriedad de escape o inmovilidad rígida etc.
Pero este miedo extremísimo es, sin embargo, el viejo gran ataque de angustia, conocido ya desde hace mucho tiempo.

El Afecto Angustia, a su vez, es un viejo conocido del psicoanálisis, el que afinó a través de él la teoría de los afectos por Freud quien lo colocó como epicentro afectivo de toda patología discernible.

La Angustia es el afecto que nos informa con precisión e inmediatez nuestro estado de inermidad, de impotencia frente a una situación de peligro. Dicha situación puede ser definida de una manera muy general, como lo hizo Freud: “invasión intolerable de estímulos”.

La conceptualización de este afecto displaciente la emparenta firmemente con la vivencia de peligro, aunque “Inhibición, Síntoma y Angustia” se preocupe adecuadamente en diferenciar entre otros: angustia, dolor, miedo. Es improbable que esto sea una contradicción, pues esos afectos displacenteros seguramente tienen un cauce común por el que pueden ser idénticos y, a su vez, ramales porpios y diferenciados, por los que se los debe distinguir.

Para rememorar tenemos que rememorar aspectos generales de la teoría básicamente freudiana de los afectos.

Numeraremos a continuación algunos rasgos esenciales de la misma:


Los afectos son parte de la dinámica o energética psíquica e hitos definitorios de los destinos económicos de la HM Huellas Mnémicas, pero no debe identificárselos sin más con las Investiduras o capacidad dinámica (Eros-Muerte) de las representaciones. Capacidad dinámica quiere decir que la representaciones como investiduras tienen la capacidad de producir trabajo.


Los afectos son procesos de descarga, lo que en Freud muchas veces quiere decir “particulares tramitaciones” o desligaduras, desligazones y no meras expulsiones al exterior de enrgías supuestamente sobrantes y desechadas como aguas servidas. Por esto mismo son descargas centrífugas: del cerebro al cuerpo primero, y del psiquismo al cuerpo después luego de la constitución psíquica, cuando ésta asume a su sustrato neural. En términos freudianos son “descargas secretorio-motoras” es decir. Endócrino-musculares, las que cuentan por lo tanto con una Llave o Clave de inervación. A veces yo la llamo “arpegio de inervación”.


Los afectos primarísimos u originarios (verbigracia: la angustia originaria o de nacimiento o de desvalimiento hillflogsichkeit) son descargas filogenéticas que como dotación biológica informan de manera sucinta e inmediata de un estado del organismo al sistema Percepción-Conciencia, mucho antes de que este pueda depender del Sistema preconciente-Conciente o del Yo de Realidad Definitivo, fenómenos que en la interacción con el asistente del infans configuran los pilares básicos del circuito comunicativo.


Las descargas afectivas mencionadas dejan de ser originarias cuando su disparo se va subordinando o adscribiendo a Representaciones, las que tetimonian una historia vivencial y de estructuración paulatina del Aparato Psíquico, el que significa en varias diversidades la vivencia de peligro original, la que fue invasión intolerable de estímulos que rompieron la homeostasis somatopsíquica.


La subordinación del disparo a las Representaciones Generadoras que se van instalando, es una de las dos tramitaciones psíquicas fundamentales de la descarga- afecto. Inicialmente mas somática que psíquica, la segunda tramitación psíquica implica dos operaciones:

1ª) Circunscripción de la Clave (somática) de afecto acotando en gran parte la invasividad de la emoción. El Afecto es pues psicosomático, las representaciones modulan la clave corporal..

2ª) Psiquisización del dominio de disparo con la preponderancia de las Representaciones Generadoras de la Clave de Afecto y de la propia clave de Afecto.


El Desarrollo de Afecto que se inició con el Disparo debe culminar normalmente en Conciencia con la percepción-Afecto a lo que se le suele llamar Sentimiento..Así se cierra el circuito centrífugo-centrípeto. Los procesos anteriormente sintetizados elaborn un mismo afecto en diferentes versiones, correspondientes a diferentes estratos de elaboración psíquica o estratos de investiduras y sobreinvestiduras, los que disparan afectos cuanti-cualitativamente distintos. Partimos de la Angustia Originaria, de desvalimiento o hilflogsichkeit y según lo antedicho se producirán por ejemplo: Angustia de destete, Angustia frente a la pérdida de las heces, Angustia de Castración, Angustia frente a la perdida de amor y Angustia frente al SuperYo. Son todas variantes de la angustia con descenso de la intensidad traumática y matización de la calidad de la angustia..

La complejidad de las instancias produce mas variantes sobre un mismo cauce afectivo por ejemplo: angustia Real y Angustia neurótica, Angustia Señal (es la circunscripción óptima de la clave de afecto y Angustia traumática ( desencadenamiento irrestricto, a toda potencia de la clave de afecto o del Desarrollo de Afecto)

A partir del mismo cauce o clave de afecto primaria, la tramitación psíquica produce también ramales diferenciados sobre lo que debe haber sido una única y poderosa reacción displacentera: miedo-culpa-dolor-pánico etc.

Si excluimos el concepto de Pulsión o el de Investidura creo que pocas categorías del psicoanálisis son mas “psicosomáticas” que la de Afectos y, dentro de ellos, la del Desarrollo de afecto Angustia, al que Freud siempre tomó como paradigma de los afectos y sobre cuyo cauce otras disciplinas (neurociencia) parecen haber precisado claves mejor que en otros afectos.-

La angustia que Freud llamó Neurótica es simplemente de origen interior, cuando no es Angustia Señal y se diferencia de la Angustia Real por indicar ésta su fuente objetiva discernida por la Representación de Realidad del Yo y su Examen de realidad. Obvia decir que la de fuente interior es real de realidad psíquica pero se entiende por qué hay que mantener la nomenclatura freudiana. Agrupándolas con el otro par Angustia señal y Angustia traumática obtenemos las siguiente combinaciones: la Angustia Real puede ser: Real y Señal o Real y Traumática. La Angustia de fuente interior puede ser a su vez Interior y Señal o Interior y Traumática. Con esta última nos estamos acercando al Ataque de Pánico o el viejo conocido Gran Ataque de Angustia, impresionante ya, a primera vista, por la invasividad de la Clave de Afecto, en la que podríamos reconocer una claudicación de la tramitación psíquica, en la medida en que se aleje de la infancia, una claudicación repito, a favor de la masividad de la descarga corporal de la Clave de Afecto, con la reinstalación del modo infantil del vivenciar afectivo, en estado de desvalimiento.

Efectivamente, la Angustia Originaria es tan traumática como orgiástica es la vivencia neonatal de plenitud satisfacción-amor o Amor-Complacencia. Queda para otro trabajo preguntarse si lo orgiástico puede ser traumático, o sea, seguir interrogando la cuestión de las medidas operables para el Aparato Psíquico..

Angustia originaria, Hilflogsichkeit, Indefensión originaria, Desvalimiento cuando aún no hay un Aparato Psíquico como tramitador de estímulos, Melanie Klein dijo que su primera transformación era la Angustia Paranoide o Persecutoria .Si esto es así sería un primer procedimiento tramitador psíquico en base a fantasías que transforma a la indefensión en la Persecución, a la Angustia en el Miedo.

Una paciente, gerente eficaz en su empleo, divorciada, con dos hijos jóvenes, está pasando sus vacaciones nada menos que en el Caribe, aunque teme de manera permanente perder su trabajo, lo que en Argentina de 1996 no es descabellado. De todos modos su capacidad de gozar no es muy alta, a pesar de lo cual está pasando bien sus vacaciones. En medio del mar turquesa, de pronto, el catamarán en el que van enfila su proa derecho hacia el centro de un enorme crucero interisleño.

Una mano gélida le estruja el corazón, siente que le chocan las rodillas y ni siquiera se siente con fuerzas para gritar: acaba de adquirir la súbita convicción de que su barco se dirige hacia el crucero para estrellarse contra él. Todo el mundo se desploma sobre ella, atina mentalmente a despedirse de mí, pero llega a preguntarle a la azafata, con un hilo de voz, si van a chocar. A pesar de cualquier entrenamiento sobre locuras que la chica pueda tener, se asusta de sólo escucharla y con la mirada desorbitada le dice que no, qué cómo se le ocurre: van a recoger pasajeros del otro barco. Súbitamente avergonzada pero infinitamente tranquila, mi paciente huye del estupefacto semblante de la azafata, buscando un agujero en el cual meterse.

Todavía le persiste la taquicardia: “Yo era un pollito mojado, o un cachorrito enfermo o más bien: un perrito mojado, recién nacido” me cuenta a la vuelta.

Otro paciente (gentileza de la dra. Silvia Perez) siente que el corazón palpita pero desfallece, está seguro de que el sudor frío de la muerte ha llegado para quedarse; la parálisis lo invade, a veces con serio peligro de muerte efectiva porque le ha sucedido en ruta, mientras manejaba, dándose el tiempo mínimo para llegar a la banquina y vivir la tortura hasta que finaliza. Vive aterrorizado por estas agonías repetitivas. Ataques de pánico o Gran Ataque de Angustia.

Este paciente podría ser la delicia de un Freud finisecular del siglo XIX porque efectivamente no tiene relaciones sexuales muy satisfactorias, y esto, cuando puede tenerlas. Pero la sexualidad no es más que un aspecto en una vida donde absolutamente todos los que lo rodean tienen la extraña capacidad, según él, de hacerle la vida dificilísima al extremo, en todas las cosas, lo que sumado a la Argentina de 1996, lo hace vivir siempre al borde del “no poder”, no poder tener nunca el dinero necesario para vivir y que, según él, le permitiría incluso una sexualidad desestresada.

Con meses de psicoterapia psicoanalítica, más 4 Rivotril por día, afortunadamente, los Ataques de pánico mas oprobiosos se suspendieron. Afortunadamente sí, pero la cura psicoanalítica recién quizás comience.

“¡Sáqueme el Rivotril! ¡Sáqueme el Rivotril! ¿no ve como me deja? El sábado intenté acostarme con B y no pude nada! Lo que pasa es que yo estoy muy estresado! Muy estresado, todos colaboran en estresarme y yo no doy más! ¡No doy más!

Su analista con paciencia, aún intenta mostrarle que él es el protagonista de su estrés...o presión. El nombre en castellano es una categorización proveniente de la medicina que, así como iluminó fenómenos, también contribuye a la defensa, hoy famosa de la alexitimia: incapacidad para leer o reconocer o decodificar nuestros propios sentimientos. Ella también merece un trabajo aparte, pero por ahora veamos cómo le hace, a la alexitimia, una contribución lingüistica la palabra stress o presión..

Dice la gente cosas como estas: “Tengo stress” “Tengo que hacer gimnasia porque el médico me dijo que tengo stress”. Aún en castellano la expresión es proyectiva y excesivamente pasivizante para el sujeto que sólo siente que “soporta” algo: Tengo presión, me presionan. La causa está afuera solamente o preferentemente.

Creo que es muy diferente decirse a sí mismo: “Tengo miedo, angustia, estoy alarmado, tremendamente alarmado”

Fuente: Lucioni, Isabel "ANGUSTIA, MIEDO, ATAQUE DE PÁNICO"

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