jueves, 19 de mayo de 2022

Tenemos que hablar de técnica analítica antes de que sea demasiado tarde

La pregunta por las intervenciones del analista suelen aparecer bastante luego de la formación de grado, en el mejor de los casos. Muchos analistas comenzaron a levantar la bandera roja con el tema de la técnica, asunto inexistente en varios espacios académicos. Un psicólogo puede obtener su título sabiendo diagnosticar perfectamente un cuadro psicopatológico, pero muy probablemente no sepa qué hacer con él.

El tema de las intervenciones es tan opaco que en algunos casos, que se ha llegado a creer que no decir palabra alguna es una modalidad de intervención. Lo mismo ocurre con los abusos simbólicos mediante los retruécanos de palabras que nada tienen que ver con la lógica del caso (Ah, ¿Así que usted tiene un tumor? Claro, tu-humor), cuando no se trata de consejos generales sumamente cuestionables, al estilo "En la psicosis no se interpreta", "Los perversos no consultan", "En el ataque de pánico hay que historizar". A veces, la falta de criterio hace que hasta los mismos psicólogos se apoyen en lo absurdo:

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¿Por qué no se les enseña a los estudiantes de psicología a intervenir? Es imposible saberlo. Mi hipótesis -no comprobada- es que saber sobre técnica es tener la gallina de los huevos de oro de la profesión y la facultad no desea -o peor, no puede- compartir ese conocimiento. El psicólogo que sabe de técnica trabaja bien, porque interviene mediante lógicas que guían su práctica. Los profesores -siempre hipotetizando- muchas veces están atados a programas vetustos. Además, ¿Por qué deberían enseñar los secretos del tratamiento de determinado cuadro si puede hacerlo mediante un curso privado

Sea cual fuere la causa o la razón por la cual no se enseña técnica, el peligro está en que los profesionales ni siquiera se pregunten si intervienen bien. Voy a tomar un ejemplo: 

Este tipo de intervenciones son las que se conocen como de "yo a yo", que a veces pueden ser necesarias, como en el caso de una angustia masiva. Pero en este caso, la paciente dice que necesita dejar de ser intensa y en lugar de intervenir el psicólogo para constituir un síntoma, le devuelve una frase casi de autoayuda. No solo está poniendo la responsabilidad del sufrimiento de la paciente sobre los demás, sino que el analista supone que los demás se asustan de ella y peor, cree saber qué es ser "intensa". 

Una intervención calculada sería empezar a trabajar con el significante "intensa". ¿Por qué? Porque es un adjetivo calificativo. Esto los rorscharchistas lo conocen como "palabra clave", al interrogar todo adjetivo calificativo para ver qué de la mancha del test hace a tal cualidad. En la sesión lo mismo, no tenemos la menor idea de qué es para esa paciente ser intensa, por lo que tenemos que traducir esa cualidad a pulsión. ¿De qué manera? Preguntando.
¿Qué es para vos ser intensa? -podría preguntarle el analista.
Esperamos que la paciente nos responda algo de la acción: hablo mucho, jodo a los demás, siento que no me escuchan, etc... Solo así se puede trabajar mediante el fantasma.

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