lunes, 11 de julio de 2022

El existencialismo es un humanismo - Jean Paul Sartre

 Críticas hechas al existencialismo

Se le ha reprochado el invitar a permanecer en un quietismo de desesperación, porque si todas las soluciones están cerradas, desemboca finalmente en una filosofía contemplativa.

Se nos ha reprochado que mostramos en todas las cosas lo sórdido, lo turbio, lo viscoso y que desatendemos cierto número de bellezas risueñas.

Nos reprochan que hemos faltado a la solidaridad humana, que consideramos que el hombre está aislado porque partimos de la subjetividad pura, por lo tanto del Yo pienso cartesiano, lo que nos haría incapaces, en consecuencia de volver a la solidaridad humana con los hombres que están fuera del yo.

Se nos reprocha que negamos la realidad, si suprimimos los mandamientos de Dios y los valores inscritos en la eternidad, no queda más que la estricta gratuidas

A estos reproches trata de responder por eso a titulado su obra el existencialismo es un humanismo. Muchos podrán extrañarse de que se hable aquí de humanismo. Trataremos de ver en qué sentido lo entendemos:

Existencialismo es una doctrina que hace posible la vida humana y que, por otra parte, declara que toda verdad y toda acción implican un medio y una subjetividad humana.

El reproche esencial es que ponemos el acento en el lado malo de la vida humana. Se asimila fealdad a existencialismo, por eso se declara que somos naturalistas.

En el fondo, lo que asusta en la doctrina que voy a tratar de exponer ¿No es el hecho de que deja una posibilidad de elección al hombre?


La moda existencialista ¿A QUÉ SE LLAMA EXISTENCIALISMO? En el fondo la palabra ha tomado hoy tal amplitud y tal extensión que ya no significa absolutamente nada.

Esta filosofía en realidad es la doctrina menos escandalosa, la más austera; está destinada estrictamente a los técnicos y filósofos.

Hay dos especies de existencialista:

Que son cristianos Jaspers, Marcel

Que son ateos Heidegger y yo.

Lo que tienen en común es simplemente que consideran que la existencia precede a la esencia, o si se prefiere, que hay que partir de la subjetividad.

Consideremos un objeto fabricado, Ej. un cortapapel. Éste ha sido fabricado por un artesano que se ha inspirado en un concepto. Así el cortapapel es a la vez un objeto que se produce de cierta manera y que tiene una utilidad definida. Diríamos entonces que en el caso del cortapapel la esencia- es decir, el conjunto de recetas y de cualidades que permiten definirlo-precede a la existencia, y así está determinada la presencia frente a mí. 

Tenemos aquí una visión técnica del mundo, en la cual se puede decir que la producción precede a la existencia.

Al concebir a un Dios creador, este Dios se asimila a un artesano superior y cuando crea sabe con precisión lo que crea. Así el concepto de hombre en el espíritu de Dios es asimilable al concepto del cortapapel en el espíritu del industrial.

En el siglo XVIII, en el ateísmo de los filósofos, la noción de Dios es suprimida, pero no la idea de que esencia precede a la existencia.

El hombre es poseedor de una naturaleza humana. Esta naturaleza humana, que es el concepto humano, se encuentra en todos los hombres, lo que significa que cada hombre es un ejemplo particular de un concepto universal, el hombre.

Así aquí también la esencia del hombre precede a esa existencia histórica que encontramos en la naturaleza.

El existencialismo ateo. Es más coherente. Si Dios no existe, hay por lo menos un ser en el que la existencia precede a la esencia, un ser que existe antes de poder ser definido por ningún concepto y que este ser es el Hombre. Significa que el hombre empieza por existir, surge en el mundo y que después se define. El hombre si no es definible, es porque empieza por no ser nada. Sólo será después y será tal como se haya hecho. No hay naturaleza humana, porque no hay Dios para concebirla. El hombre el tal como él se concibe, como él se quiere y como se concibe después de la existencia

Este es el primer principio del existencialismo se llama subjetividad

Porque queremos decir que el hombre empieza por existir, es decir, que empieza por ser algo que se lanza hacia un porvenir y que es consciente de proyectarse hacia un porvenir. Es ante todo un proyecto que se vive subjetivamente. El hombre será ante todo lo que habrá proyectado ser. No lo que querrá ser.

Si verdaderamente la existencia precede a la esencia, el hombre es responsable de lo que es.

El primer paso del existencialismo es poner  a todo hombre en posesión de lo que es y asentar sobre él la responsabilidad total de su existencia. El hombre es responsable se sí mismo, no queremos decir que el hombre es responsable de su estricta individualidad, sino que es responsable de todos los hombres. Hay dos sentidos de la palabra subjetivismo:

  1. elección del sujeto individual por sí mismo

  2. imposibilidad del hombre de sobre pasar la subjetividad humana.

El hombre se elige, entendemos que cada uno de nosotros elige, pero también queremos decir con esto que al elegirse elige a todos los hombres. Nuestros actos al crear al hombre que queremos ser crea al mismo tiempo una imagen del hombre tal como consideramos que debe ser. Elegir ser esto o aquello, es afirmar al mismo el valor de lo que elegimos.

Nuestra responsabilidad compromete a la humanidad entera.


El existencialista suele declarar que el hombre es angustia. Esto significa que el hombre que se compromete y que se da cuenta de que es no sólo él que elige ser, sino también un legislador, que elige al mismo tiempo que a sí mismo a la humanidad entera, no puede escapar al sentimiento de su total y profunda responsabilidad.

Hay muchos que no están angustiados pero se enmascaran su propia angustia. Se escapan de este pensamiento inquietante sino por una especie de mala fe.

Si considero que tal o cual acto es bueno, soy yo el que elegiré decir que este acto es bueno y no malo. Estoy obligado a cada instante a hacer actos ejemplares. Todo ocurre como si, para todo hombre, toda  la humanidad tuviera los ojos fijos en lo que hace y se ajustara a lo que hace.

No se trata aquí de una angustia que conduzca al quietismo, a la inacción. Se trata de una simple angustia, que conocen todos los que han tenido responsabilidades.

No se puede dejar de tener, en la decisión que toma, cierta angustia. Todos los jefes conocen esta angustia. Esto no les impide obrar: al contrario, es la condición misma de su acción; porque esto supone que enfrentan una pluralidad de posibilidades y cuando eligen una, se dan cuenta que sólo tiene valor porque ha sido elegida. Y esta especie de angustia que es la que describe el existencialismo, veremos que se explica además por una responsabilidad directa frente a los otros hombres.

La moral laica

El existencialismo se opone decididamente a cierto tipo de moral laica que quisiera suprimir a Dios con el menor gasto posible.

El existencialista, piensa que es muy incómodo que Dios no exista, porque con él desaparece toda posibilidad de encontrar valores en un cielo inteligible; ya no se puede tener el bien a priori, porque no hay más conciencia infinita y perfecta para pensarlo.

Dostoievsky escribe: “Si Dios no existiera, todo estaría permitido”. Este es el punto de partida del existencialismo. En efecto, todo está abandonado, porque no encuentra ni en si ni fuera de sí una posibilidad de aferrarse. Si en efecto la existencia precede a la esencia, no se podrá jamás explicar por referencia a una naturaleza humana dada y fija; dicho de otro modo, no hay determinismo, el hombre es libre, el hombre es libertad. El hombre  está condenado a ser libre. Condenado, porque no se ha creado a sí mismo y sin embargo, por otro lado, libre, porque una vez arrojado al mundo es responsable de todo lo que hace.

El existencialista piensa que el hombre sin ningún apoyo ni socorro, está condenado a cada instante a inventar al hombre.

El sentimiento se construye con actos

El sentimiento se construye con actos que se realizan; no puedo pues consultarlos para guiarme por él. Lo cual quiere decir que no puedo ni buscar en mí el estado auténtico que me empujará a actuar, ni pedir a una moral los conceptos que me permitirán actuar

No hay moral general.

Usted es libre, elija. Ninguna moral general puede indicar lo que hay que hacer; no hay signos en el mundo.

El desamparo implica que elijamos nosotros mismos nuestro ser. El desamparo va junto con la angustia. En cuento a la desesperación, quiere decir que nos limitaremos a contar con lo que depende de nuestra voluntad o con el conjunto de probabilidades que hacen posible nuestra acción.

No se trata de contar con los posibles sino en la medida estricta en que nuestra.

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