jueves, 6 de octubre de 2022

Manejo de la transferencia en pacientes no neuróticos

En la práctica, nos encontramos con pacientes que sufren de alteraciones severas del “sentimiento yoico” (de vacío e insignificancia), que se despliegan en presentaciones clínicas tales como la Melancolía y la Manía.

Los mecanismos psíquicos predominantes de estas graves patologías del narcisismo son la forclusión, la desmentida, la negación, la escisión del Yo. Asimismo se desarrolla, hacia el Yo, una gran hostilidad.

En los pacientes cuya estructura está gravemente alterada, evidenciamos que, en los tiempos primarios de estructuración subjetiva sufrieron fallas significativas de los Otros de los primeros cuidados (tanto en la línea del amor, como en el corte).

Intervenciones en transferencia

El analista hará un manejo de la transferencia que incluya:

. Tener una actitud de manifiesto interés por el paciente (por aquello que nos relata, por sus preocupaciones y/o impedimentos)

. Estar presente más allá de la frecuencia de la sesión, cada vez que sea necesario

. Intervenciones activas sin ser invasivas, como: preguntar, ofrecer un contorno a los decires, de calma y serenidad

Y ¿cómo intervenir cuando el sujeto manifiesta un delirio?

El delirio, tal como lo define J. Lacan, es un intento de curación del sujeto como respuesta a lo que no puede ser simbolizado. El sujeto tiene de su realidad una completa certeza (se mantiene firme en sus convicciones). Trataremos de calmarlo, no lo interpretaremos, pediremos ayuda familiar e interconsulta con un psiquiatra.

¿Cómo proseguirá el tratamiento, cuando el delirio se estabilice?

. El analista oficiará como “secretario”, eso quiere decir que estaremos atentos a lo que el sujeto vive y se lo iremos comunicando. Esto le permite una orientación en los márgenes de la realidad.

. Operaremos como “terceridad”, para generar una separación de ese “Otro omnipotente” por el cual el sujeto se siente atacado.

. Funcionaremos como un “amigo” (un semejante), que le brindará apoyo y consejo. En oposición al “Otro” que lo goza.

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