lunes, 5 de diciembre de 2022

Nuestra época: ''Querer, es poder''

Nuestra época se caracteriza por el auge del capitalismo, la globalización, el imperio de la mercancía, la lógica de la eficacia, la huida del dolor, el individualismo y la fragilidad del lazo social.

Hoy en día, se le otorga un gran valor al yo -robusto y fortalecido-, para el que nada es imposible (tal como lo refleja un famoso slogan publicitario: “Impossible is nothing").

En las subjetividades contemporáneas no hay lugar para el dolor: se instala una política de “superación personal”, un ideal inalcanzable de felicidad que aumenta las exigencias del Superyó, al que todo siempre le resulta poco e inadecuado.

¿Cómo se manifiesta el dolor en la clínica de nuestra época?

Se presentan pacientes que huyen del dolor y se precipitan a anestesiarlo mediante el hiperconsumo de bienes, sustancias, psicofármacos, redes sociales.

Otros se hallan apresados en mandatos sobre el cuerpo (anorexia, bulimia, vigorexia). También y con frecuencia (especialmente en adolescentes) nos encontramos con las autolesiones, como manera de “sentir el cuerpo” que se ha desubjetivizado.

Nos preguntamos ¿cómo es posible vivir una vida sin dolor ni angustia? ¿Cómo transitar por la existencia, sin sufrir pérdidas inevitables que impongan un trabajo de duelo?

En relación al dolor psíquico, nos interrogamos: ¿qué lugar tienen los síntomas en la estructura subjetiva?

Los síntomas, tal como Freud nos enseña, son una “solución transitoria” que el mismo sujeto elabora ante situaciones traumáticas (únicas y singulares), poseen un sentido, son descifrables a través de la escucha y, fundamentalmente, atesoran el deseo (inconsciente y reprimido) del sujeto.

¿Cómo interviene un analista frente a los síntomas?

El analista le otorga a los síntomas un gran valor para la subjetividad. Por este motivo se abstendrá, tal como Freud nos lo enseña, del “furor curandis”, en tanto ellos son un recurso -desde ya doloroso y provisorio- que produce el propio sujeto para reparar una problemática de su estructura psíquica.

El saber-hacer con los síntomas en un análisis

A contramano de los tiempos actuales, tentados siempre de extirpar rápidamente los síntomas, el psicoanálisis propone el descifrado (en transferencia) de los síntomas y la reelaboración de los mismos por parte del sujeto, lo cual le permitirá liberar su deseo que -por encontrarse reprimido- no puede encaminarlo en su vida.

¡Otro gran desafío de nuestro tiempo!

El psicoanálisis se enfrenta con la difícil tarea -contraria a los ideales sociales imperantes- de abordar lo real (lo traumático de cada historia) por vía de lo simbólico, es decir, por la palabra. Sostener el estatuto de la palabra por sobre la pulsión desanudada del inconsciente (compulsión).


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