lunes, 12 de diciembre de 2022

Seminario 20: El goce fálico y el goce del no-todo-

El tema del goce fálico y el goce del no-todo se desarrolla en el seminario 20 (Ancore) de Lacan.

La propuesta de lacan respecto al goce fálico es que este implica la posibilidad que supone el neurótico de encontrarse con el falo como objeto de deseo. Es decir, el goce fálico lleva a la idea de la completud, que estará completo si obtiene eso que desea. El neurótico sostiene que será feliz cuando encuentre eso que tanta falta le hace y que funciona como una x, en el sentido que puede ser cualquier cosa. El falo, en ese sentido, es una representación de lo que alguien pudiera desear. 

El goce fálico tiene que ver con el "lado hombre", no en el varón, sino hombre en sentido de seres humanos. este goce implica la idea de encontrar la completud encontrando el falo que le falta. Ej: "El día que tenga tal auto, un hijo, tal trabajo, voy a ser feliz". 

Por el otro lado, encontramos el goce del no-todo. Se trata de un goce que no le corresponde al hombre y que Lacan coloca del "lado hembra", del lado de La mujer. La mujer, en Lacan, no significan las mujeres, sino que La mujer en tanto que no existe. La mujer en tanto que no existe es otro nombre de Dios, del Otro. De tal manera, que el goce del no-todo sería el goce del Otro. 

Lacan menciona el goce del no todo como eso que pudiera existir, pero que no existe. La idea es que no hay tal cosa como el goce del no-todo, el goce de La mujer. 

Ambas, goce fálico y goce del no-todo, son formar de "pifiar" que no hay relación sexual. El neurótico pifia que no hay relación sexual suponiendo que puede encontrar algo que lo complete: el falo. La otra manera es con el goce del no-todo, que no existe porque La mujer no existe y el Otro tampoco.

En la clase 5 del martes 13 de febrero del 73, Lacan dice:

Todas las necesidades del ser que habla están contaminadas por el hecho de estar implicadas en otra satisfacción —subráyese estas palabras— a la cual pueden faltar.

La idea de Lacan es que, a diferencia de otros seres, las necesidades están contaminadas por otra satisfacción. Continúa:

(...) esta primera frase implica la oposición de otra satisfacción y de las necesidades —si es que este término, cuyo recurso es común, puede captarse así no más, ya que, después de todo, sólo se capta al faltar en esa otra satisfacción. 

La otra satisfacción, entiéndase, es lo que se satisface a nivel del inconsciente, y en tanto ahí algo se dice y no se dice, si es verdad que está estructurado como un lenguaje.

Retomo aquí aquello a lo que me he estado refiriendo desde hace rato, a saber, el goce del que depende esa otra satisfacción cuyo soporte es el lenguaje.

Ese goce que se soporta ahí es el goce del no-todo. En cambio, el goce fálico no tiene necesidad de utilización del lenguaje, sino que está fundamentado en encontrar algo que uno necesita. Lo interesante es que en los seres parlantes hay otra satisfacción, además de lo que uno supone que quiere. esta otra satisfacción es la del inconsciente, la del Otro.

Lacan trabaja la oposición del todo (cuestión fálica) con el no-todo (goce de La mujer):

El universo —y ahora después de todo podrán darse cuenta debido al modo cómo acentué el uso de ciertas palabras, el todo y el no—todo, y su distinta aplicación en los dos sexos—, el universo está allí donde, por el decir, todo se logra bien.

El universo queda del lado del todo, la idea de lo universal, donde se puede hacer uno, es donde todo se logra. Lacan se pregunta:

¿Qué es lo que se logra? (...): se logra hacer fallar la relación sexual, a lo macho.

Es decir, del lado del universo se logra hacer fallar la relación sexual a la manera macho. 

Esta hilaridad querría decir: Ajá, ya está atrapado, conque dos maneras de hacer fallar el asunto, la relación sexual

De esta manera, tenemos las dos formas de hacer fallar la relación sexual: por el lado macho; por el otro, la manera hembra.

El epitalamio, el dúo —hay que distinguirlos—, la alternancia, la carta de amor, no son la relación sexual. Le dan vueltas al hecho de que no hay relación sexual. 

Hay la manera a lo macho de darle vueltas, y luego la otra, que no designo de otra manera porque la estoy elaborando este año: cómo se elabora eso a lo hembra. Se elabora con el no-todo. Empero, como hasta ahora es algo que no ha sido muy explorado, el no-todo, evidentemente me ha resultado un poco cuesta arriba.

De esta manera, tenemos la manera macho y la manera hembra, que es la que Lacan intenta trabajar en este seminario. Continúa Lacan:

Este asunto de la relación sexual, si desde algún punto puede aclararse es justamente por el lado de las damas, en cuanto se trata precisamente de desbrozar el camino de la elaboración del no-todo. Es mi verdadero tema, este año, tras el Aún, y es uno de los sentidos de mi título. Quizá logre así sacar algo nuevo sobre la sexualidad femenina.

Detrás del título del seminario, de esta forma, es el "no todo", la forma hembra de fallar que no hay relación sexual.

Regreso a las objeciones que hace un rato me hacía a mí mismo, yo solito, a saber, que había una manera de fallar la relación sexual macha, y luego, que había otra. Esta falla es la única forma de realización de esta relación, si, como lo postulo, no hay relación sexual.

Tanto el goce fálico como el goce no-todo son las dos formas de relación sexual, dado que no hay relación sexual. Es decir, como no hay relación sexual, las dos formas de relación sexual son dos formas de pifiar la relación sexual, de esquivarla.

(...) No se trata de analizar cómo se logra, sino de repetir hasta la saciedad por qué falla. Falla. Es algo objetivo. 

Ya he insistido en ello. Tan salta a la vista que es objetivo que hay que centrar en torno a eso, en el discurso analítico, lo que atañe al objeto. El fallar es el objeto.

La esencia del objeto no es el hecho de que no haya relación sexual, sino la pifia del la relación sexual, cómo se hace para pifiarla. Que no hay relación sexual es un supuesto que nosotros sabemos por lacan, lo interesante del objeto del psicoanálisis no es que no haya relación sexual, sino su consecuencia: los modos neuróticos de pifiar la relación sexual: el modo macho, modo neurótico fundamental que pertenece a todos los humanos, y el modo hembra, que pertenece a La mujer, al Otro, a Dios, que no existe. De esta manera, la pifia de la relación sexual se vuelve objeto del psicoanálisis.

Sí, con esto enseño algo positivo, aunque se expresa con una negación. ¿Y por qué no habría de ser tan positivo como cualquiera otra cosa?. 

Lo necesario— lo que les propongo acentuar con ese modo —es lo que no cesa, ¿de qué?— de escribirse.

Lacan propone unas categorías modales: lo necesario, lo contingente, lo imposible, siempre en relación a lo que cesa y no cesa. Lo necesario, como lo que no cesa de inscribirse. Lo imposible es lo que no cesa de no escribirse.

Lo de no cesa de no escribirse es una categoría modal que no es lo que hubieran esperado oponer a lo necesario, que hubiera sido más bien lo contingente. Imaginen que lo necesario está conjugado con lo imposible, y que ese no cesa de no escribirse es su articulación.

Entonces, mientras lo necesario es lo que no cesa de inscribirse, lo que se escribe todo el tiempo. Lo imposible es lo que todo el tiempo no se está escribiendo, lo que no para de no ser escrito. Y ahora viene el punto fundamental:

Se produce el goce que haría falta que no fuese. Es el correlato de que no haya relación sexual, y es lo sustancial de la función fálica.

Retomo ahora a nivel de texto. Es el goce que haría falta que no, condicional. Lo que nos sugiere para su empleo la prótasis, la apódosis.

En este punto Lacan se complejiza, porque menciona ideas como la prótasis y la apódosis, elementos en la sintaxis de la frase condicional. En cualquier oración condicional vamos a encontrar la prótasis, que introduce el supuesto, la hipótesis, unidas por una conjunción (frecuentemente "si") y la apódosis, es decir, la consecuencia o el resultado de lo expresado por la condición.

Ejemplo: Si vienes mañana, hablaremos de eso.

Lacan, entonces, va a hablar del goce de manera condicional. Dice Lacan:

Si no hubiese eso, la cosa andaría mejor: condicional en la segunda parte. Es una implicación material, de la que los estoicos se dieron cuenta que era tal vez lo más sólido que había en la lógica. 

Del goce, entonces, cómo expresar lo que haría falta que no respecto a él si no por lo siguiente: si hubiese otro goce que el fálico, haría falta que no fuese ese.

El problema es que si hubiera otro, el goce fálico no haría falta. Dice más adelante:

Si hubiese otro, haría falta que no fuese ese. 

¿Qué designa el ese?, ¿Designa lo que, en la frase, es el otro, o aquel del cual partimos para designar a ese otro como otro?. Lo que aquí digo se sustenta a nivel de la implicación material porque la primera parte designa algo falso —si hubiese otro, pero no hay sino el goce fálico(...)

La idea del condicional es que "Si hubiera otro, no haría falta" y lo que está implicado ahí es que no hay otro. Pero si lo hubiera, el goce fálico no haría falta. El tema es que hace falta porque no hay otro, solamente hay goce fálico. Lo que trata de decir es que no hay goce del Otro, no hay goce del no-todo, ni goce de La mujer. Continúa Lacan:

Es falso que haya otro, lo cual no impide que sea verdad lo que sigue, a saber, que haría falta que no fuese ese. 

Más adelante, Lacan dice:

Supongan que haya otro, pero justamente no hay. Y por lo mismo, porque no hay, y que de ello depende el que haría falta que no, la cuchilla, pese a todo, cae sobre el goce del que partimos. Tiene que ser ese, por falta— entiéndase como culpabilidad— por falta del otro, que no es.

Es decir, hace falta que el otro goce falte. El punto fundamental es que hace falta porque no hay tal cosa como otro goce que no sea el fálico. sigamos:

En suma, ese goce, si le sobreviene al que habla, y no por nada, es porque es un pequeño prematuro. Tiene algo que ver con esa famosa relación sexual respecto a la cual le sobrarán ocasiones de percatarse de que no existe.

Ese otro goce es una forma de responder al problema de que no hay relación sexual. La idea del goce del Otro es una forma de responder al problema, además de la forma del goce fálico de buscar algo que se desea. El problema también de anuda en creer que hay un goce en el Otro que requiere de un sacrificio para poder existir. 

Lo interesante es que al final pareciera que hubiera otro que el goce fálico, pero en realidad no lo hay. Aún cuando la idea que nops da es que hay dos tipos de goce, el goce fálico y el goce del no-todo, después Lacan termina diciendo que la clave es que en realidad no hay goce del no-todo. La mujer no existe, no hay goce de la mujer y esto no quiere decir que no se genere una neurosis también.

Redondeando, Lacan dice:

(...) lo que la experiencia analítica nos permite discernir, al menos de un lado de la identificación sexual, del lado macho, como el objeto, objeto que se pone en el lugar de lo que del Otro, no es posible percibir.

Hay un objeto en el lugar de lo que no podemos saber del Otro. Ese objeto es el objeto a. 

En la medida en que el objeto a desempeña en alguna parte —y desde una partida, de una sola, la del macho— el papel de lo que ocupa el lugar de la pareja que falta, se constituye lo que solemos ver surgir también en lugar de lo real, a saber, el fantasma.

La respuesta fálica al problema es suponer un objeto allí donde falta el partenaire. Lo que no puede ser percibido en el Otro, se sustituye por el objeto a y que es lo que forma un elemento fundamental del fantasma, recordemos su fórmula:

$◊a

Del lado de La mujer, que Lacan tacha, dice:

del lado de la mujer— pero marquen ese la con la barra oblicua con que designo lo que debe tacharse— del lado de La/ mujer, está en juego otra cosa, y no el objeto a, en lo que viene a suplir esa relación sexual que no es.

Del lado macho, la forma de pifiar la relación sexual será encontrar un objeto y ponerlo en el lugar del partenaire, en el lugar que no puede saberse del Otro y creer que uno puede conseguir eso para sentirse completo. Del lado de la mujer, es otra forma que se resuelve el problema de que no hay relación sexual, que tiene que ver con esta demanda que se mencionó anteriormente, esta otra necesidad y que tiene que ver con el goce del Otro.

El tema es que no hay tal cosa como goce del Otro. Si pensamos en el grafo del deseo, por el hecho de preguntarle al Otro qué desea, el sujeto tiene que suponer que el Otro desea algo. Ahí es donde se arma el constructo. Cuando alguien plantea esa pregunta, recibe de forma invertida la respuesta, la propia respuesta en forma invertida. Ahí es donde se origina el problema del no-todo para resolver la no relación sexual: la suposición de la existencia de La mujer, la suposición del deseo de La mujer, y la suposición del goce de La mujer. Eso lleva directamente a la neurosis. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario