La madre es fálica implica que el niño va al lugar de la falta y la conservación de esta madre fálica dependerá de que el niño “se imagine” cubriendo ese lugar. El niño se da cuenta que la madre necesita algo que no tiene y tiende a colocarse en ese lugar como si fuera el falo de la madre. Estas son las cosas que se encuentran en la clínica a cualquier edad. Por ejemplo, un sujeto puede ser adulto y conservar la posición de falo respecto de su madre. Esto se ve en los análisis, por ejemplo en un caso reciente, en inhibiciones en el accionar de la vida cotidiana, esperando a que alguien resuelva las cosas. Ese alguien ha sido históricamente su madre. Él lo adjudica a su esposa actual, pero esto hace a una complicación enorme, se neurotiza todo su accionar en la vida porque no podía nunca soltarse ni hacer lo que él necesitara, porque aún está agarrado ahí, a ese completamiento de la madre.
¿Pero cuál es la lógica de la inhibición? ¿Cómo intervenir?
La inmicción del registro imaginario sobre lo simbólico produce inhibición. Cuando predomina lo imaginario, se traba la función de sustitución significante del registro simbólico. El sentido queda, así, coagulado.
En la intersección de Imaginario y Simbólico Lacan pone sentido, sentido que también implica un goce; por eso Lacan escribe jouissance, joui-sens, juega con eso. Hay un goce del sentido.
En Le sinthome Lacan dice que el campo de lo Simbólico no es más que un agujero, es su agujero principal. Principal porque es el que determina la falta en los otros registros; si no funciona este agujero de lo Simbólico, no habrá falta ni en lo Real ni en lo Imaginario.
Lo simbólicamente imaginario es aquello que de lo imaginario se desplaza sobre lo simbólico imponiéndole su "geometría angélica", borradora de la diferencia sexual.
Características de la inhibición:
- Una inhibición lo es siempre de una función corporal: digestiva, locomotora, reproductora, etc
- En el seminario 10, Lacan enfatiza su relación con la detención del movimiento. A nivel del síntoma queda situada como impedimento; estar impedido implica haber quedado entrampado, y la trampa no es otra que la captura narcisística. El impedimento resulta de haberse dejado tomar por la propia imagen, por la imagen especular.
- La inhibición es una de las posibles respuestas ante la angustia.
- La inhibición se sostiene de la inmortalidad del Yo y del Otro, de la renegación de la muerte, de la no admisión de la pérdida en un pacto con lo entero del Otro, cuya consecuencia afecta, espacial y temporalmente al Yo en la inmovilidad de su cuerpo, pero también en cuanto al pequeño otro, en el límite, al modo de una neurosis actual.
En estos casos subsidiarios de la demanda de goce del Otro, se trata de la maniobra el borde de los cruces entre I y R. En esta zona, deberá restablecerse el hueco letrado de -φ, restablecimiento subsidiario de la apertura al infinito de la cuerda de lo imaginario. Esta apertura hará aparecer, de esa cuerda, el agujero real, es decir, lo real de lo imaginario. Pero para ello es precondición que el sujeto cuente en la estructura con la letra -φ , muesca de tope real sobre lo Imaginario.
En giro levógiro sobre el nudo -es decir dirigiéndose hacia lo real- se puede intentar escribir analíticamente el hueco de -φ, permitiendo la literalización, la escritura de cuerda imaginaria de la imposibilidad de respuesta al goce del Otro.
-φ (menos fi minúscula) es la falta imaginaria que representa una falta simbólica. Se escribe en minúscula porque Φ (fi mayúscula) es el falo, el que presentifica al Otro que algo le falta. Si lo negativizo, negativizo lo que marca la falta. La letra -φ demarca aquello en lo cual somos preciosos, aquello de lo que el Otro no se apropió, porque justamente ahí es donde no somos objeto de goce. A esa falta escrita en la imagen Lacan la llama agalma. El agalma es el punto de irradicación de eso tan misterioso que se llama belleza o encanto de la gente y que no pasa por las medidas corporales ni la musculatura adquirida en los gimnasios.
La reescritura de -φ es un antídoto a la melancolización, porque -φ es lo que le asegura al sujeto que su yo no es objeto, que es algo digno que merece amor. Gracias al trazado de –φ, en el caso de que las cosas anden bien, se va a dibujar el borde imaginario del objeto a, agujereando lo imaginario.
Desde esta perspectiva, el acto analítico sería hacer que este a deje de sostener la ilusión de la completud del Otro. ¿De qué castración se trata? No de la castración del pene, sino de la castración del Otro. Dejar de comer como lo hace una bulímica o una anoréxica es decirle al Otro "no sostengo el lugar fálico imaginario de tu pecho, no sigo obedeciendo a tu mandato de goce `comeme'". ¿Qué son la anorexia y la bulimia? Son los rechazos sintomáticos a una demanda sin límite del Otro.
En la transferencia, también intentamos sintomatizar la inhibición: intentamos que mediante la irrupción de la angustia y la pregunta, se haga un síntoma. Intentamos pasar de ese imaginario absolutamente pleno, sin agujeros, hacia una legalidad de lo simbólico que agujeree ese imaginario. Por lo cual se puede también salir de la zona de inhibición (la inhibición era el síntoma puesto en el museo) para hacer un síntoma, que está entre lo simbólico y lo real y es lo que permite de alguna manera una pregunta.
Ejemplo: Una paciente se aparece diciendo que duerme mucho. La paciente no se queja de esto ni se hace preguntas, entonces hay que empezar a preguntarle en qué le afecta, qué pierde por esto que le pasa. Una vez que esto se mueve, pasa al impedimento, que sería “No puedo dejar de dormir”.
Zona de inoperancia: I v (R ∩ S) Tratar de intervenir restableciendo el goce fálico (J(φ)) ante el surgimiento de la inhibición es inoperante.
Bibliografía: Silvia Amigo (2001), "Clínica de los fracasos del fantasma" Letra Viva.
Bibliografía: Silvia Amigo (2001), "Clínica de los fracasos del fantasma" Letra Viva.
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