miércoles, 29 de mayo de 2019

Pedofilia en las redes: el perfil del victimario en el grooming.

Por lic. Lucas Vazquez Topssian
Hacer consulta
Perfil general de los abusadores.
Los expedientes sobre pornografía infantil se caracterizan porque los imputados son en su mayoría hombres de mediana edad que trabajan con niños y adolescentes, entre ellos docentes, entrenadores, pediatras y choferes de transportes escolares, aunque también hay expertos en informática que aprovechan sus conocimientos con fines delictivos. También pueden ser aparentemente moralistas, religiosos o pudorosos. De todas maneras, no resulta fácil reconocerlos por su conducta, ni por su aspecto exterior. En apariencia, el acosador puede tener una vida social adecuada, incluso tener una vida matrimonial.
Hospital de pediatria Garrahan
Es de destacar que los abusadores tienen la capacidad de comprender que su conducta de abusador sexual está contra la ley y contra los derechos de los niños. En este sentido, los psicólogos de distintas ramas acuerdan que el abuso sexual es consciente y voluntario. No se debe olvidar que siempre es el abusador el culpable, sin no importa lo que el menor haga o diga. Los abusadores conocen la ley y tienden a defenderse. Pueden afirmar que fue el niño quien los sedujo, lo cual es falso, por tratarse de un vínculo asimétrico evidenciado en un dominio total sobre su víctima, como es el caso de las amenazas. Se trata de personas frías, calculadoras, sin capacidad de arrepentimiento.

Existen abusadores reservados, inofensivos y no intrusivos. Suelen, mediante un trato gentil y tierno, obtener la confianza de los familiares y del mismo niño. Este tipo de abusador hace coalición con el niño y, progresivamente lo separa de las redes sociales. También existen abusadores sádicos, cuyo goce está en el control, la agresión y la violencia hacia el niño. La violencia puede ser verbal o física y, por lo general, humillan a su víctima.

El victimario permanentemente medita nuevas estrategias para llegar a sus víctimas. Tiende a compartir información y material con otros abusadores, por lo que las TICs les ha permitido a muchos de ellos formar comunidades. No necesitan emplear la fuerza física; el dominio sobre el niño lo logra de manera emocional. Entre las estrategias más comunes está la seducción y una supuesta protección para la víctima. Simultáneamente, puede tener distintas relaciones de abuso paralelas.

En la historia de la mayoría de los victimarios se evidencia una carencia de afecto y de contacto físico y sano por parte de sus progenitores. Muchos de ellos han sido también abusados sexualmente durante su propia infancia. Los victimarios provienen, habitualmente, de familias disfuncionales, donde existió violencia intrafamiliar, abuso del alcohol o de las drogas.

Pautas para reconocer victimarios de grooming según su discurso.
En los abusadores que utilizan las TICs se observa una relación particular de avance y anodadamiento hacia sus víctimas, tendiente a la desubjetivación progresiva del menor. El niño o el adolescente, para ellos, pasa a funcionar como un objeto.

Cuando los abusadores se expresan en la red, se los puede reconocer mediante una tendencia hacia las oraciones adversativas que poseen en su discurso, al estilo “Yo sé que… pero a pesar de todo”, como lo indicó Mannoni (1969). Tomaremos como ejemplo un caso de grooming, investigado por la justicia argentina ante la denuncia de una menor hecha a la AALCC. Se trata del diálogo mantenido por Instagram entre un adulto, de 40 años de edad, con una menor de 14 años de edad.
Sospechoso: ¡Qué hermosa sos, [nombre de la menor en diminutivo]! ¿Sos de [Capital de una provincia argentina]?? ¿Cuántos años tenés? Soy grande, tengo 40 años, ¿vos?
Menor: Tengo 14
Sospechoso: Ahhh re chiqui!!!!

Menor: ¿Te conozco?
Sospechoso: No sé. Estas re buena!!!
Menor: Que asco. Me llevas 26 años.
Sospechoso: Si. ¿Y?
Menor: Tenes la edad de mi papá.
Sospechoso: Pero no soy tu papá
Menor: Me das asco. Tipos como vos después andan violando nenas.[...] Tenes 40 años. Búscate una de tu edad.
Sospechoso: Ok. Todo bien si a vos no te gusta, pero no me podes acusar si no sabes.
Menor: Te digo que tenes la edad de mi papá y me decis que no lo sos. ¿No tenés hijas o sobrinas de mi edad?
Sospechoso: Y claro que no lo soy, por eso te digo: Si a vos no te va, esta todo bien, pero hay otras de tu edad que sí.
Lo que vemos en este recorte es, aparte del mencionado intento de avance que el sujeto hace sobre la menor, el uso de oraciones adversativas, muy comunes en las estructuras perversas. En este tipo de oración, dos enunciados se oponen total o parcialmente, unidos por nexos adversativos. Recordemos que el abusador conoce la ley y a la vez reniega de ella. este rasgo estructural impacta en su discurso. 

¿Cuál es la diferencia entre las personas comunes y los abusadores? La persona común en algún punto duda: siempre se está preguntando si lo que piensa o lo que hace está bien o mal, porque siempre está determinada por la culpa, la vergüenza y la moral. El perverso, por el contrario, es capaz de llevar a cabo una acción ligada a la voluntad de su propia satisfacción. El abusador avanza sobre el otro y lo desarma de sus recursos hasta despedazarlo absolutamente.


Otro examen que puede hacerse es el de la culpa (como afecto, no como concepto jurídico). La conciencia de culpa y la vergüenza se dan simultáneamente con el proceso represivo, mecanismo estructurante de las neurosis. Es por esto que la culpa y la vergüenza tienen un importante valor diagnóstico. En las estructuras neuróticas, se espera que la culpa vacile entre el yo y el otro. En la histeria, se actúa como si nada se supiera de aquel sentimiento pero se observa que en definitiva se trata de  una fachada de “sin fe y sin ley”, siendo que la culpa está siempre presente de manera inconsciente y sigue actuando como límite interno. En la perversión nos encontramos con la negación de culpa propia, que es lo que podemos apreciar del caso expuesto, al igual que en sus justificaciones de su accionar como que fue el niño o el adolescente quien lo sedujo.

Diagnóstico del agresor en el Grooming.

La mayoría de los agresores sexuales no sufren trastornos tan graves como lo son cuadros psicóticos o retrasos mentales. Muchos de ellos aparentan una completa normalidad ante la gente que los rodea, aunque puedan sufrir distintos trastornos emocionales.
Clínicamente, al abusador se lo ha clasificado clínicamente como psicópatas. La noción de psicopatía se desarrolló en la década de los años 60 y el abusador entra en ella por su falta de escrúpulos. El problema es que psicopatía es una entidad mórbida, aplicada al no entender mucho qué era lo que pasaba con ciertos pacientes que traían ciertas problemáticas relacionadas con la insensibilidad frente al otro, de frialdad, de tomar al otro como objeto. Al criterio de psicopatía se le ha criticado estar influenciado por criterios morales.

En la clasificación, según DSMIV (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales), se podrían clasificar como trastornos de la personalidad dependiente, compulsivos, antisociales y limítrofes. Este tipo de patología pertenece más a los violadores de adultos. Tratándose de abusadores de menores las características de la personalidad resultan más suaves, con manifestaciones de ser dependientes, fóbicos y compulsivos.
Para el psicoanálisis, el pedófilo es un perverso.  El mecanismo fundante de esta estructura es la Renegación de la castración del Otro. El discurso materno es el que se privilegia dentro del aparato psíquico en cuanto a su constitución subjetiva. Se trata de sujetos que reconocen la ley, que pueden distinguir lo que está bien de lo que está mal, pero buscan burlar esta legalidad, es ahí donde se aloja su goce; el cual también tiende al sufrimiento del otro, la certeza está presente en cuanto a su modo de gozar.

En psicoanálisis, Ia temática de la perversión no fue elaborada de manera lineal; tanto Freud como Lacan fueron introduciendo sucesivas reformulaciones sobre esta estructura clínica. En la evaluación de la perversión que privilegia la vertiente imaginaria, el niño ocuparía el Iugar de objeto, mientras que el perverso asume el de sujeto. Posteriormente, esta relación es invertida: el objeto en el fantasma se presenta como un real inalterable que impone sus reglas al sujeto de modo tal que el sujeto surge del lado del partenaire. Hay una maniobra propia del fantasma perverso que es el tratar de hacer surgir el sujeto del lado del otro, poniendo así de manifiesto su falta. Este rasgo se ve también el fantasma perverso de los sádicos y masoquistas. El pedófilo, como otros perversos, está fijado a una escena con un modo específico de satisfacción, cuyas coordenadas suelen ser rígidas. El conocimiento de los frecuentes patrones de conducta del agresor nos permite comprender su pensamiento, sus emociones y, sobre todo, los motivos de su comportamiento sexual.

Casi todas las corrientes clínicas señalan la personalidad de los agresores sexuales es muy compleja, con patrones de conducta profundamente arraigados, que en parte son inconscientes y muy difíciles de cambiar. Se trata de sujetos que no demandan tratamiento psicológico, y cuando lo hacen se debe sospechar de algún motivo secundario, como la reducción de penas. Estos sujetos, básicamente no consultan porque no encuentran en ellos mismos un conflicto; en el caso de que este se presente -por algún momento puntual de angustia o de vacilación en la existencia-,puede entonces producirse la consulta.

Lucas Vazquez Topssian es psicólogo, director de la Asociación Argentina de Lucha contra el Cibercrimen, espacio de investigación, prevención y contención a las víctimas.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario