"No hay que cargar al bebé en brazos porque lo malcría", "Lo hace más mamero", "...menos independiente", "Lo vuelve maricón", es lo que escuchamos en los consultorios.
Si tu bebé llora y detectás que necesita brazos, hacele upa, ya tenga un mes o más edad. En los brazo de quien lo cuida -padre, madre, etc- el bebé se siente seguro, contenido, abrigado y en calma. Los brazos no malcrían a un hijo (¡Qué fácil sería para los psicólogos de niños si esa fuera la causa!); en cambio, lo sostienen, favorecen el vínculo, el sueño, la regulación y la lactancia. No patologicemos la infancia ni pretendamos que los niños tengan más autonomía que la que tienen, que al principio y por mucho tiempo es muy poca. Los bebés no se vuelven "mameros": el bebé desea estar con quien lo cuida, que no siempre tiene que ser la madre.
Los brazos de los padres son el primer límite que el bebé encuentra al nacer y son su hábitat natural. Y cuando los brazos se cansan, existe el porteo.
Lo que sí, se debe evitar pasar de brazo en brazo al bebé. El bebé no es una cosa, un juguete ni un premio y debemos recordar que se estresa fácilmente.
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