Se advierte acerca de una creciente modalidad de difusión de imágenes sin consentimiento, cuyas víctimas son hombres. A través de la Asociación Argentina de Lucha contra Cibercrimen, llegó una denuncia acerca de una cuenta de Twitter "Hombres engañados Oeste", dedicada a obtener fotos y videos de hombres masturbándose o desnudos para posteriormente publicarlos en la red. En la siguiente imagen, se muestra una foto (censurada por mi) de una víctima con el posterior video de ella, donde se lo ve masturbándose.
En este caso, se trata de una cuenta creada el 16 de abril de 2016. Por otra parte, se han detectado otras cuentas de Twitter dedicadas a lo mismo. Por ejemplo, el usuario @Heteroxxxargent ofrece "Mándame el perfil de tu hétero a engañar", que retwittea los videos que los usuarios hacen bajo esta modalidad.
La manera de obtención de las fotos es mediante el engaño: el actor es un hombre se hace pasar por una mujer mediante una red social (ej. Instagram) y entabla una relación con la víctima, incitándola a la producción y al envío de material audiovisual de índole sexual.
El actor intenta ganarse la confianza su víctima y para incentivar el envío del material, puede prometer un futuro encuentro sexual o mandar videos de alguna mujer, haciéndolos pasar por propios. Una vez que obtiene el material, el actor lo publica en Twitter, donde sus seguidores pueden verlo, comentar y viralizarlo.
Consideraciones clínicas:
Al contrario de los casos de extorsión, esta difusión sin consentimiento no tiene un móvil económico, como podría ser la obtención de una suma de dinero.
La repetición del término "engaño" y "heterosexuales argentinos", nos hace suponer en una escena perversa, que no tiene nada que ver con el hecho de que los actores sean hombres homosexuales. Lo que nos importa aquí es que el actor presenta aquí un modo específico de satisfacción, con coordenadas rídidas: un hombre engañado y expuesto a la mirada pública. El deseo de ver aquí está puesto hasta el límite, pero lo que el actor busca aquí no es tanto la vergüenza de la víctima a la manera del voyeur (que aparece anónima), sino algo que es característico del exhibicionista: dar a ver. De esta manera, entrega a la víctima a la mirada de los demás, un público incierto, haciendo surgir así la mirada del Otro.
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