sábado, 18 de abril de 2020

Sigmund Freud y la gripe española de 1918.


Sophie Freud, hija dilecta de Sigmund Freud, falleció el 20 de enero de 1920 a los 26 años, victima de la pandemia conocida como gripe española que asoló Europa desde 1918.

Su hijo mayor, Ernest tenía 6 años y fue conocido como el niño que "inventó" el juego del Fort-da , descrito en el Cap.2 de "Mas allá del principio del placer" (publicado en 1920).



Su hijo menor, Heinele que tenía trece meses al fallecer su madre, moriría de tuberculosis, poco tiempo después, en el año 1923, a los cuatro años y medio.

Fueron dos de las pérdidas más dolorosas sufridas por Freud en su vida.

Esta es la carta que Sigmund Freud le escribió a Max Halberstadt (1882-1940- Fotógrafo ). – Esposo de Sophie , fechada el 25 de enero de 1920, apenas fallecida su hija :
Sabes cuan grande es nuestro dolor y no ignoramos tu sufrimiento. No intentaré consolarte, tampoco tu puedes hacer nada por nosotros… ¿por qué te escribo pues? Creo que lo hago porque no estamos juntos, ni puedo decirte las cosas que repito frente a su madre y sus hermanos: que habernos arrebatado a Sophie, ha sido un acto brutal y absurdo del destino, algo acerca de lo cual no podemos protestar ni cavilar, sino sólo bajar la cabeza, como pobres desvalidos seres humanos con los que juegan los poderes superiores.



La muerte de “Heinele” en 1923 fue una de las pérdidas más dolorosas que sufrió Freud, luego del fallecimiento de su hija Sophie ocurrida en 1920.


Así lo expresó en una carta dirigida a Kata y Lajos Levy el 11 de junio de 1923:

Trajimos de Hamburgo a Heinele, el hijo menor de Sophie…un chiquillo encantador, y yo mismo me daba cuenta de que jamás había querido tanto a un ser humano, y desde luego , nunca a un niño. Por desgracia era muy débil, nunca dejó de tener fiebre. Era uno de esos niños cuyo desarrollo mental avanza a costa de su fortaleza física. Nuestro Heinele volvió a enfermar hace 14 días y tuvimos la certeza cada vez mayor de que estábamos ante un caso de tuberculosis miliar y por lo tanto no cabían esperanzas. Esta pérdida me resulta difícil de sobrellevar. Creo que jamás he experimentado una tristeza tan grande. Quizás mi propia enfermedad influya en mi desazón. Hago mi trabajo por obligación, pues en el fondo ya nada tiene significado para mi.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario