jueves, 21 de mayo de 2020

Un ordenamiento posible para las perversiones. Posición del sujeto y el objeto en relación al velo.

Por Lucas Vazquez Topssian
En esta ocasión, haremos un seguimiento de la clasificación de distintas perversiones según una propuesta que hizo Héctor Rúpolo en su libro "Topología de la perversión". Esta clasificación está mencionada en su libro, aunque no desarrolla allí por qué ubica allí a cada perversión, por lo que intentaremos hacer un comentario que dé cuenta del porqué de su ubicación en cada agrupamiento.

En la perversión, el falo simbólico está siempre presente, sin embargo encontramos que hay algo que actúa como tapón de la falta del Otro. Ese algo es la imagen que aparece proyectada en el velo, es decir "lo que oculta al falo"

En el seminario IV, Lacan propone una topología donde sitúa al sujeto detrás o delante del velo, respecto al objeto fetiche. Este objeto está caracterizado aquí como falo imaginario, φ positivizado. En la perversión, φ positivizado aparece tapando imaginariamente la falta en el Otro. Más adelante en su enseñanza, dirá que es el objeto a lo que obtura la castración del Otro. Cuando el objeto a se coloca en el lugar del agujero, nada sale del inconsciente: no hay formaciones del inconsciente.

La función que tiene el objeto a es la misma que tiene el falo imaginario, φ positivizado. En la neurosis, encontramos que el agujero puede taponarse con el objeto a, sin embargo, en la perversión esto forma parte de la estructura.

Vayamos a los dos gráficos que hace Lacan en el seminario IV para situar las distintas perversiones:


El sujeto se encuentra frente al velo y el objeto se encuentra por detrás de este último. El modelo es el del fetichismo: el velo es el recubrimiento del objeto, sobre el cual se proyecta su imagen. O sea, el fetiche se proyecta sobre el velo, frente al sujeto, y esa imagen constituye en el taponamiento de la falta en el Otro.

Ahora, el objeto proyectado en velo permite que haya un más allá, en donde no hay nada. Ese más allá es el lugar de la castración simbólica, que en la perversión está conservada (y no en las psicosis).

Es aquí donde encontramos a las siguientes perversiones:
• Fetichismo: Como decíamos, fetiche como sustituto de lo que le falta al partenaire. Según Freud, "el fetiche es el sustituto del falo de la mujer (de la madre), en cuya existencia el niño pequeño creyó otrora y al cual -bien sabemos por qué- no quiere renunciar."
• Masoquismo. El masoquista se somete a su partenaire, volviéndose él mismo objeto, desecho, buscando la angustia y la división subjetiva en el Otro. En Las Confesiones de Wanda, ella cuenta qué cosas hacía él. Él le hacía firmar un contrato donde va a ser sometido como un perro: caminar en 4 patas, que le peguen patadas, etc.
• Voyeurismo. El voyeur tapa el agujero con su propia mirada, objeto perdido y re-encontrado en la la vergüenza del partneire. Dirá Lacan: “Lo que el voyeur busca y encuentra no es más que una sombra, una sombra detrás de la cortina. Fantasea cualquier magia de presencia, la más hermosa muchacha, aunque del otro lado sólo esté un atleta peludo.”
• Homosexualidad femenina. La homosexualidad a la que se refiere sería el caso de la Joven Homosexual, en tanto la identificación que hace es hacia un hombr. No obstante, debemos ser precavidos en este punto, pues la homosexualidad es un epifenómeno que puede aparecer en cualquier estructura clínica.

En el segundo gráfico...




El sujeto no está delante del velo, sino que se coloca por detrás. El modelo es el del travestismo: el sujeto se identifica con la madre poseedora del objeto fetiche. El sujeto, al aparecer por detrás del velo, logra su efecto dado por el falo del velo, que es el vestido. El sujeto aquí se posiciona poseyendo el objeto fálico. Además del travestismo, aquí también ubicamos:

• Sadismo: El sádico sirve al goce del Otro. El sádico busca el sufrimiento y la angustia en su víctima o partenaire, para hacer surgir en ella al sujeto, poniendo en manifiesto su falta. El verdugo no se angustia ni vascila (como lo hace el sujeto), por eso ocupa el lugar de objeto en el fantasma.
• Exhibicionismo: El exhibicionista hace surgir la mirada del Otro y vela por su goce. Lo esencial de la pulsión escoptofílica es “dar a ver”. En el exhibicionismo, el verdadero objetivo del deseo es el más allá del otro, no sólo como víctima, sino como referente de ese Otro.
• Homosexualidad masculina: Nuevamente, aquí debemos ser precavidos. La homosexualidad no es patognomónica de las perversiones, sino que es un epifenómeno que puede también ser ubicado en todas las estructuras clínicas.

Estas diferencias de "detrás del velo", o "por delante del velo" es un buen punto para situarse frente a la clínica de la perversión.

Finalmente, hay que aclarar que no hay correspondencia entre estas 2 posiciones, por ejemplo, un sádico con un masoquista. El partenaire que se presta a la perversión no debe ser perverso.

Bibliografía:
Héctor Rúpolo "Topología de la perversión"

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